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❊6❊

Llegué a casa y subí a mi habitación. No me tome la molestia de saludar a mi familía, sabía que me regañarian por eso después, pero ahora, me preocupaba más Christopher.

Marqué a su numero, pero este estaba apagado.

Aunque sabía que no los respondería al instante, le haría saber mi preocupación.

Avellanita

Chris, por favor
Contestame cuando
Enciendas tú celular.

Espero que estés bien.
Ese chico parecía violento,
No me parecío buena idea
Que se queden solos.
Se que nos conocemos hace
Menos de una semana, pero
Me preocupas, ok?

Te quiero.

Me quedé unos minutos observando la pantalla, con la esperanza de que contestara en unos segundos.

Suspiré y dejé el aparato sobre la cama, con el chat abierto, por si llegaba algún mensaje.

Abrí las puertas de mi closet, tomé una remera negra y unos jeans blancos, junto a unos calcetines grises. Entré al baño y preparé el agua para ducharme, me desvestí y entré a la ducha.

Sequé mi cuerpo y me coloqué cada prenda que tomé antes de entrar, dejé la ropa que use durante el día en un cesto y salí a mi habitación mientras secaba mi cabello.

Miré la pantalla del celular, había resivido un mensaje. No dude en tomarlo entre mis manos y sentarme sobre el comodo acolchado arriba de mi cama.

Avellanita

Ojitos, es muy lindo
De tu parte que digas eso.

Tranquilo, estoy bien, aunque
Mi casa quedo algo desordenada.

¿Se fue?

Sip,
No sabes cuánto grito.

Supongo que mañana le
Costara hasta pronunciar
Un hola, o le saldra algo
Muy poco audible.

Yo también supongo eso.
Pero sabes, me molesto algo.

Qué.

No me llamaste Avellanita,
Solo Chris
(>︿<。)

Pensé que era un tema
Algo serio como para
Llamarte por un apodo,
Que a mi parecer es tierno.

¿Me crees tierno?

Un poco.

Mmmm, esta bién.

¿Donde estás ahora?

En mi casa,
Por sierto, ya debo dejar
De hablarte un momento,
Debo ordenar mi hogar.
;)

Jajaja,
Como soy muy bueno,
Iré a ayudarte.

Esta bién niño bueno,
Te espero.

Apagué la pantalla y guardé el celular en el bolsillo trasero de mi jean, me coloqué unas zapatillas negras con cordones blancos. Salí de mi cuarto y cerré la puerta de este.

Bajé las escaleras y cuando llegué a la puerta principal, mi Madre me detuvo.

- ¿A dónde iras?

- A la casa de un amigo.

- ¿Qué amigo?, tú no tienes amigos.

- ¿Dije amigo?, quise decír compañero de trabajo.

- ¿Para qué?

- Me pidió ayuda para un trabajo.

- ¿Irás así? - señalo a mi cabello - Arreglate un poco al menos.

Corrí el mechón sobre mi frente y lo tiré hacia atrás.

- Me gusta estar con el cabello así.

- Dame la dirección.

- No.

- Erick.

- No tengo 15 años, ya soy un adulto, y ya se me hace tarde - salí y caminé hasta mi vehículo, me subí y lo arranqué saliendo definitivamente de mi casa al pasar entre las rejas.

Christopher me abrió su portón y estacioné el auto dentro de su propiedad, baje y entramos a su casa.

- Sí que debes ordenar bastante - hablé sorprendido al ver todo el desorden.

- La verdad que sí - se paró a mi lado y lleve mi mirada a Él.

- ¿Qué te paso? - pregunté llevando mi dedo índice al pequeño pero visible moreton que tenía arriba de su mejilla derecha.

- Nada - contestó y tomó mi mano antes de tocarlo.

- ¿Fue Él?

- Vamos a ordenar entonces - caminó unos pasos, yo no me moví, solo crucé mis brazos, no bastaron ni cinco segundos para que volteara al no sentir mis pasos acercarse.

- Hablo enserio - dije firme.

- Erick, no quiero hablar de eso.

- ¿Tienes hielo? - consulté llendo hacia la cocina.

- Debo ordenar.

- Tranquilo que nada se movera de su lugar.

- Lo sé, es por eso que.. - tomé la cubetera y la dejé sobre la mesada.

- Siéntate - señale a un asiento alto, el cual no tenía respaldo. Bufeó y se sentó, tomé tres hielos y los cubrí con una mantita pequeña, me coloqué delante de Christopher y lo puse sobre el golpe.

- Auch - se quejó y corrió su rostro - Esta frío.

- Y como quieres que esté, es hielo idiota - lo coloqué nuevamente sobre el moreton - Es un hijo de puta.

- No es violento.

- Se nota - hice uso del sarcasmo.

- Lo hizo y se disculpó al instante, solo se deja llevar por sus impulsos, no sabe controlarse.

- Pues debería - nos quedamos unos segundos en silencio, sus ojos se dirigieron a los míos, mientras yo solo lo observaba de reojo al tener toda mi atención en el golpe.

Sentí como llevó su mano a mi mejilla, y la acarició suavemente.

- ¿Sabes?, eres lindo.

- Si lo dices solamente para que te quite el hielo estás muy equivocado.

- Al menos lo intenté - dijo y retiró su mano de mi rostro a lo que reí.

- Eres un idiota - quité el hielo y lo coloqué en sus manos - Mantenlo en el moreton.

- ¿A dónde vas? - preguntó mientras me acercaba al living.

- A ordenar.

- Espera, te ayud..

- Tú te quedas ahí - lo apunté - te mueves y te golpeo yo.

- ¿Con tus manitos adorables?

- Tengo mano pesada, no te conviene.

- Esta bién - llevó el hielo a la zona golpeada.

Termine de ordenar y volví a la cocina para lavarme las manos.

- Esta mal que hayas ordenado todo tú solito.

- Y esta mal que Él te golpee.

- No fue su intención, Zabdiel es bueno, solo que le cuesta manejar sus impulsos, por esa razón es tan violento y fue a la empresa hoy.

- Zabdiel no me agrada en lo absoluto - comenté mientras secaba mis manos.

- No tiene porque agradarte.

- Si, si, déjame ver - caminé hasta Él y tomé el hielo - la poca imflamación que tenías ya no esta - lo miré a los ojos conectando con los de Él.

- ¿Qué? - preguntó, sonreí y dejé el hielo a un costado para abrazarlo.

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