37
Pasé las puertas de la entrada de mi hogar, directamente corrí a mi cuarto, no me detuve al oír a mi madre llamarme, ya tenía suficiente.
Cerré la puerta con seguro y me lancé a la cama, lloré desconsoladamente con mi rostro pegado en la almohada, tal como en la noche.
En un ataque de rabia, arrojé la almohada al suelo y comencé a destrozar distintos objetos de mi cuarto, igual que Christopher.
Me senté en el suelo cansado, con enojo, desesperación y tristeza, ¿Qué carajos haria ahora?, sin Christopher yo no era nada.
.
El Lunes entré a la empresa, podia asegurar que a kilómetros se notaba mi expresión seria y cansada a la ves.
- Oh, yo iba a preguntarte por qué Christopher vino con ojeras y los ojos rojos, pero tú estás igual - Habló sincera Keiliany, que por alguna razón estaba en preceptoria ocupando el lugar de Cabello nuevamente.
- Solo anota que llegué, porfavor - caminé a el ascensor.
Subí a la oficina de Joel, sin golpear abrí la puerta.
- Erick, quiero preguntarte por qué mierda Christ... - al inicio habló con su mirada en los papeles sobre su escritorio, una vez que levantó la mirada fué bajando el volúmen de su voz hasta que se quedó en silencio - ¿Qué paso? - preguntó con un tono de tristeza, muy raro en él.
- Terminamos.
- Oh, lo sien..
- Solo dame los papeles, ¿quiéres? - asintió y me extendió mi folio, lo tomé e hice una mueca antes de salir.
Llegué a mi oficina y cerré la puerta, me acerqué lo suficiente a mi escritorio para dejar mis papeles sobre este, solté un suspiro y me relajé en el pequeño sillón beige que había a en un rincón de el cuarto, relajando mi cuerpo en este.
Llevé mis manos a mi rostro, pasando mis manos por este hasta llegar a mi cabello y estirar mis mechones desacomodándolo.
- Quiero tomar un arma y dispararme en la sien - bromeé de sierto modo retirando mis manos de mi pelo, dejándolas apoyadas en los costados del pequeño sillón.
- Permiso - reconocí esa voz al instante. No hice acción alguna por levantarme, mi cuerpo pesaba horrible - Vengo a dejarte otro de los tantos trabajos que te entrega el jefe - habló rápido dejando las hojas sobre las otras que coloqué antes de sentarme - Debes dormír más - dijo posando su mirada en mí, en ese momento en que ví su rostro de frente noté que estaba igual que yo, ambos completamente destrozados.
- Tú tampoco lo has hec...
- Eso no importa - miró al frente apoyandose en mi escritorio - Voy a hablar con mi papá, le pediré permiso para que vayas a tu casa y descanses tranquilo, no es bueno trabajar de esta manera, será mucho más agotador y estresante de lo normal.
- Yo no quiero irme.
- ¿Crees que me interesa lo que quieras?, me preocupa tú salud, yo también me iré si eso es lo que ivas a preguntar luego.
- Ya veo.. - miré mis zapatos.
- Eso es todo - suspiró - Vé preparando tus cosas para irte, deja los papeles en recepción cuando bajes, el trabajo también puedes dejarlo abajo en el hipotético caso de que no quieras llevártelo.
- Está bien.
Nos quedamos en silencio, seguramente él también queria abrazarme y sanar sus heridas en mi amor y cariño hacia él, aveces los silencios hablan más de lo debido.
- ¿Es agotador, no? - lo miré confundido, notando la lágrima salada que bajó de su ojo derecho, dando un recorrido por su mejilla hasta caer al suelo.
- Christopher..
- No estoy enojado - aclaró dando un sollozo y bajando la mirada - Entiendo perfectamente nuestra situación - me miró. Mis ojos comenzaron a nublarse por las lágrimas - No quiero que sientas toda la culpa sobre tí, porque ninguno la tiene - caminó hasta mí, colocandose de rodillas a un costado de mi asiento, llevando una mano a mi mejilla acariciándola - Entiendo si piensas que es mejor haber terminado en vez de tener dos parejas, de algún modo sería raro, ¿no es así? - dió una ligera risa en medio de otra lágrima mientras secaba las mías con sus suaves manos - Sé que quieres que esté con alguien que no se vea atado a una relación, alguien libre con quien pueda mantener una relación sin preocupaciones.
- Christopher - dí un sollozo.
- Eres hermoso, no dejes que esas lágrimas y tristeza arruinen tú bella sonrisa. Vamos a encontrarnos en nuestras otras vidas y vamos a vivír a plena locura, amor y pasión la relación que no pudimos tener en esta, tenlo por asegurado que no quiero estar con alguien más que no seas tú - depositó un casto beso en mis labios. Se paró y se acercó a la entrada de mi oficina - Baja rápido para llegar más temprano a tú casa y así tengas más tiempo para descansar - sonrió - Te amo - susurró lo último, salió y cerró la puerta de manera suave, no fue algo brusco.
- Maldición - negué llorando más fuerte, ¿por qué no podemos ser felices en paz?
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