No podía creerlo, mañana cumpliría 4 meses de relación con Chris. Era increíble como pasaba el tiempo cuando estaba a su lado, era como si en un pestañeo ya habían transcurrido 4 horas, algo completamente loco a mi parecer.

Lueg de la empresa llegué a casa, sin detenerme a saludar a mi familia, corrí con velocidad a mi cuarto, pero me detuve en la puerta al oír a mi madre llamarme. Giré mi cuerpo observandola en el inicio de las escaleras.

- Estoy ocupado - avisé e intenté pasar a mi habitación, pero ella subió las escaleras, llamando mi atención nuevamente.

- Vamos a darte una noticia, junto con Katy y tú suegra - comentó con una sonrisa mientas retiraba mi mano de la manija de la puerta con la suya - No hay tiempo que perder.

Me guió hasta el living, mientras yo solo me encontraba en mis pensamientos, confundido. El hecho de que me sonría y pronuncie esas palabras no eran una buena señal, lo sabia perfectamente.

Me senté al lado de Katy, ella se notaba emocionada, bastante.

- Bueno, ¿Qué sucede? - pregunté esperando que vayan directo al grano, solo queria subír y preparar la sorpresa que le daria a mi novio mañana, una sonrisa se formó en mis labios al recordarlo, pero se borró al instante al oír a mi madre pronunciar las palabras que destrozaron mi corazón en mil pedazos, logrando que solo quiera correr de allí y a aferrarme al cuerpo de Christopher.

- La semana que viene van a casarce, decidido.

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Probablemente estuve toda la noche llorando con mi rostro pegado a la almohada, deseando que todo esto sea una pesadilla y que pronto despertaría, notando que nada habia cambiado y que aún podia estar con Christopher, que no me veria obligado a alejarlo de mis brazos, mejor dicho, a alejarme de los suyos.

Sabía que este día llegaría, y por eso, un martes mientras me encontraba en el cuarto de mi futuro ex novio, observando los detalles de las paredes decidí que cuando esa noticia retumbara en mis oídos, lo primero que haria era terminar la relación, incluso sabiendo que mi mundo se caería a pedazos.

Mis ojos rojos eran notables a una gran distancia. Intenté cubrir las ojeras debajo de estos con maquillaje, un completo fracaso. Me observé en el espejo, y al instante comencé a llorar nuevamente, desearia que la tierra me trague en estos momentos.

Tomé voluntad y respiré profundo, no iva a acobardarme y no ír a la casa de Christopher,  necesitaba ír.

- ¿Bebé, qué te paso? - preguntó una ves que abrió la puerta. Me acercó a sus brazos, pero lo alejé al instante.

- Necesitamos hablar - pasé a la casa y me paré delante de él.

- ¿D-De qué? - el nerviosismo se adoñó de su voz, demostrando el miedo que tenía que de que sea lo que él pensaba, pero sus miedos fueron acertados una ves que hablé.

- Quiero terminar contigo - me observó con intensidad, tratando de entender lo que estaba pidiendo. Yo solo me mantenía en silencio, más que nada porque sabia que si decia palabra alguna rompería en llanto. Sus ojos se dilataro y segundos después, ya estaba llorando con una mano tapando su boca, esforzandose para no sollozar.

- ¿P-Por qué? - preguntó - S-Simpre e estado pa-para tí y... - su mirada perdida estaba el piso, moviendo sus ojos de un lado a otro con confusión - N-No puedes Erick...yo te necesito - levantó la mirada - No sabes cuánto te necesito - susurró.

- N-No hay nada más que pueda hacer - una lágrima resbaló por mi mejilla.

- ¿Qué es lo que sucede? - se acercó a mi - D-Dímelo.

- Voy a casarme.

- Y-Ya hablamos, yo no tengo pr..

- Christopher yo no puedo - comencé a llorar - No puedo.

- ...