❊2❊
Me desperté, eran las 5:35 de la mañana, hoy sería mi primer día de trabajo.
Me levante y entre al baño para darme una ducha, cuando salí procedí a cambiarme y arreglarme adecuadamente para mi primer día de trabajo.
Me coloqué mi colonia y tomé mi celular junto con un bolso que me pidieron, el cuál tenía una carpeta, lapicera, y algunos datos míos para anotarme correctamente.
Bajé las escaleras y camine hacia la cocina.
- Que galán - me alagó mi Madre al verme - Aunque aún no creo que sea buena idea que trabajes.
- Mama, tengo 19 años, necesito trabajar y mantenerme yo solo.
- Esta bién - dejó un cafe sobre la mesa y me indicó que me sentara al frente de ella - E pensado que en algún momento deberás mantener a tu familia.
- ¿Mi familia?
- Sí, Katy y tus hijos.
- Yo no voy a mantenerla, para eso tiene a su familia llena de dinero, y no voy a tener hijos.
- ¿De que hablas?, Yo quiero nietos.
- No tendré hijos para obligarlos a casarse con quién no quieren.
- Ay hijo - me alcanzó una media luna - Cuando crescas los querrás.
- Cuando cresca me escaparé.
- ¿Qué dices?
- Sí, me voy a ír.
- Sabes que tu padre podría matarte, es una tradición Erick, tu vida está en juego.
- Y que me importa mi vida.
- ¡Erick!
- Bueno, perdón- suspiró.
- Ya, desayuna y vé para la empresa, yo iré a dormir un rato más.
- Ok - la ví subir las escaleras.
Terminé de desayunar y salí de la casa, caminé a uno de los autos e intenté abrir la puerta, pero estaba trabada.
- ¿Lo llevo a algún lado, Señor? - preguntó mi chofer mientras abría la puerta.
- Quiero ír yo solo, es mi primer día de trabajo.
- Oh, ya veo - me entregó las llaves - Los papeles del vehículo están allí - me indicó - Buena suerte Colón.
- Gracias Esteban - me subí y arranqué el vehículo, esperé a que abrieran el portón y salí directo hacia mi trabajo, estaba muy emocionado y nervioso a la vez.
Llegué y era un lugar grande, estacioné el carro y bajé caminando a la gran y bella entrada.
Apenas me acerqué las puertas Se abrieron, eran automáticas, genial.
Caminé firme hacia una joven de cabello castaño que estaba en la recepción.
- Buenos días - levantó la mirada.
- ¿Diga?
- Soy nuevo, Erick Brian Colón.
- Oh, espere un momento- se levanto y caminó hacia un cuarto, entró y después de unos segundos salió con un muchacho - Él se encargara de tí - se ubicó nuevamente en su lugar - feliz primer día, niño bonito - me giñó un ojo y llevó la vista a su portatil.
- Ven - habló por primera vez el muchacho, lo seguí hacia un ascensor - Sé que quizás estes algo nervioso, yo también lo estaba.
- Estoy algo tranquilo dentro de todo, confío en mí - sonrió.
- Yo te deseo suerte de todos modos.
- Gracias, ¿Cómo te llamas?
- Yo soy Christopher, tengo el mismo puesto que tú, secretario, nos veremos a diario jovencito Colón.
- De acuerdo - sonreí - ¿Tú por qué trabajas aquí? -Pregunté, quizás él tambien venia de una familia rica.
- ¿Qué por qué trabajo aquí?, no lo sé, solo que mi padre es el jefe y me obligó a que siguiera la tradición de mantener la empresa.
- Mi familía me impide trabajar.
- ¿Cómo?
- Sí, mi familía es millonaria, no querían que trabajara, pero yo insistí.
- ¿Por qué?, si lo tienes todo-Negué.
- Nos quitan derechos.
- ¿Cómo cual?
- El de casarnos.
- ¿Tú familia es de esas que los obligan a casarse? - asentí - Lo lamento.
- No importa - quité mi vista del suelo para llevarla a él- De todos modos, nadie querría estar conmigo - sonreí, él hizo una mueca, iva a hablar pero las puertas del ascensor se abrieron.
- Sígueme - y así lo hice, llegamos hacia un cuarto, abrió y había un escritorio, y arriba de este, un portatil - Esta es tú oficina, aquí trabajaras, yo me encargaré de traerte lo que debes hacer, sí hay algo que no entiendas con respecto a los trabajos puedes consultarme, al principio es confuso - asentí -Ten- me dió las llaves - Te dejaré que te acomodes mientras traigo tu trabajo - sonrió y salió desapareciendo de mi campo de visión.
Había un pequeño sofá, una mini libreria con un par de libros, relacionados con el trabajo, supongo.
Me senté y la silla era realmente cómoda, abrí el portatil, tome mi pequeño bolso y saqué la carpeta dejándola sobre el escritorio.
- ¿Y?, ¿Te gusta? - preguntó Christopher entrando por la puerta.
- Es cómodo.
- Bién, aquí tienes - me entregó una pequeña carpeta - Ya sabes, sí no entiendes - rodeó el escritorio hasta llegar a mi lado, me señaló un pequeño botón debajo del escritorio - presionalo, conecta con mí oficina - corrió su mirada a mí - En realidad se utiliza en casos de emergencia, pero por esos ojitos haré una excepción - sentí mis mejillas enrojecerse, nunca una persona de poder había dicho algún comentario de ese tipo sobre mis ojos - Pareces tierno, Ojitos - caminó hacia la puerta - Suerte - lo escuché reír luego de cerrar la puerta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro