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❊12❊

- Joven Colón, seré directo - comentó una vez que terminé de ubicarme en un asiento frente a Él.

- Dígame.

- E pensado en ascenderte, como ya te e comentado - asentí - Pero creo que sería un cambio muy notable para tí, y no me gustaría que sientas demasiada presión ni nada de eso. Por lo que a partír de el Lunes, ya no resivirás más trabajos de Christopher, te los dará mi mano más confiable, Joel Pimentel.

- ¿Y Él donde se encuentra?, por si..

- Tranquilo, Joel no se olvidará de darte el trabajo cada día.

- Oh, esta bién.

- Avísale a Christopher lo que te acabo de comentar. Puedes retirarte - me levanté y salí de su oficina.

Una vez que Chris me dió permiso de avanzar, entré a su oficina.

- Que hermoso chico el que acaba de entrar a mí oficina - sonreí tímido - No te me sonrojes.

- ¿Me sonrojé?

- Un poco.

- Genial - hablé en tono sarcástico.

- ¿A qué viniste?

- Tú Padre me mandó a hablar contigo.

- ¿No quieres sentarte?

- Bueno - caminé hasta Él y me senté sobre su regazo.

- No me refería a eso, pero esta bién - rió.

- ¿Te molesta?

- Para nada.

- Bién, hoy será la última vez que me des los trabajos.

- Ok - llevé mi mirada a la pantalla de su computadora, y comencé a leer lo que estaba haciendo.

- Ya es momento de irme - intenté levantarme pero sus brazos rodearon mi cintura - Dame el trabajo de hoy y me iré.

- Tú trabajo es continuar lo que estuviste por hacer ayer.

- ¿De verdad lo quieres?

- Sí, quiero probar - sus brazos me soltaron, me giré un poco para mirarlo, remoje mis labios y coloqué mi mano en su mejilla, comencé a acercarme, ambos separamos un poco nuestros labios para el beso.

"Toc Toc" se escuchó como golpearon la puerta, apreté mis párpados.

- La puta madre - susurré y me levanté para ír a abrir - ¿Keiliany?

- Hola, Erick - sonrió - Christopher, necesito hablar contigo.

- Claro, Erick toma - me extendió unos papeles, los tomé y salí.

Ya había terminado de trabajar, salí de la empresa y fuí a casa, estacioné el vehículo, lo abandoné y entré a casa con algunos nervios.

- Miren quién llego, por fin te adignas a venír - dijo mi Madre con sus manos en la cintura.

- Fuí a la casa de un amigo.

- ¿Ese compañero de trabajo?

- SÍ.

- ¿Qué clase de relación tienes con ese muchacho?

- No te interesa.

- ¿Estás saliendo con Él?

- No.

- ¡Erick, dí la verdad!

- NO, NO SALGO CON NADIE MÁS ALLA DE LA MAL CRIADA CON LA QUE ESTOY ATADO A VIVÍR EL RESTO DE MI PUTA VIDA.

- A MÍ NO ME LEVANTAS LA VOZ JOVENCITO - dió un golpe a mano abierta en mi mejilla - Y NADA DE MAL CRIADA, ES TÚ NOVIA Y LA RESPETAS.

- ELLA NI SIQUIERA SE PREOCUPA POR MÍ, NO LE INTERESA NADA DE MÍ QUE NO SEA EL DINERO QUE TENGO. INSULTA Y DEGRADA A PERSONAS SOLAMENTE POR SUS GUSTOS, PREFERENCIAS, NIVEL DE ECONOMÍA Y NO LA VOY A RESPETAR UNA MIERDA - terminé por decír y subí a mi cuarto verdaderamente molesto.

Caminé de un lado a otro, no pensaba volver a molestar a Christopher e ír a su casa.

En un arranque de ira, tomé la laptop sobre mi escritorio y la arrojé, los libros que tenía en los estantes de mi mueble fueron al suelo, al igual que el cuadro que tenía en mi habitación.

Volví a la realidad, y observé todo el desastre que había hecho mientras las lágrimas comenzaban a caer.

Me agaché lentamente al suelo y abracé mis rodillas en busca de consuelo.

Me dí una ducha, me vestí, y luego procedí a ordenar mi cuarto, la laptop al igual que el cuadro tuve que tirarlos.

Me acosté en mi cama mirando al techo, sin pensar en nada, mi mente se encontraba en blanco.

Reaccioné al tercer tono del celular, los primeros dos no logré captarlos.

Estiré mi brazo y contesté la llamada sin ver quién la realizo.

- ¿Erick? - se escuchó del otro lado.

- ¿Quién eres?

- Christopher.

- Ah, disculpa, no estoy prestando atención.

- Si estás ocupado puedo llamarte luego.

- No, no, para nada, ¿Qué necesitas?

- Bueno, ¿Cómo estas?

- Acabo de ordenar mi cuarto porque lo destrozé.

- ¿Peliaste con tu Madre otra vez?

- ...

- Erick.

- S-Sí, discutimos, otra vez.

- Eso no esta bien.

- Lo sé.

- No te digo que vengas a casa porque no estoy en ella.

- ¿Dónde estas?

- En la empresa, haré horas extras.

- Ok, suerte.

- Si vuelves a sentirte mal, me avisas y voy a buscarte, ¿Oíste?

- Si, si, adiós, te quiero.

- Yo también.

Cortó y dejé el celular en mi mesita de luz, decidí bajar para comer algo, empezaba a tener hambre.

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