❊11❊
Ya habíamos acabado de comer, yo estaba lavando los cubiertos mientras Él estaba sentado con su celular en el sillón.
- Ya terminé - dije y sequé mis manos.
- No era necesario que laves los trastes.
- No importa - caminé hasta Él y me senté a su lado, guardó su celular al instante - Tranquilo, no veré con quién hablas ni me interesa tu conversación.
- Esta bién - llevó su mirada a mí - Ven - palmeó su regazo dos veces, me levanté y me senté en donde Él me indicó.
- ¿De verdad me ves como un niño? - pregunté y sentí como pasó su mano izquierda por detrás de mi espalda y la dejó en mi cintura.
- No, pero sí eres muy tierno.
- Aja, aunque tú tambien lo eres, al menos un 40%
- Si tú lo dices - me estiré un poco para tomar el control de la televisión, la encendí y comencé a buscar alguna película.
- No hay nada bueno - volví a apagarla.
- ¿Entonces?
- No lo sé - reí. Llevé mi mirada a Chris, Él hizo lo mismo al notarlo.
Admito que comencé a sentir una clase de tención sexual al estar sentado sobre su regazo. Sentí como los nervios hicieron presencia, y Christopher parecía sentír lo mismo.
Acerqué lentamente mi rostro al suyo mirando sus labios, los cuales se separaron un poco, dándome a entender que si yo quería, Él no se molestaría. Sentía su respiración chocar con la mía, eran solo diminutos centímetros los que nos separaban.
El sonido que dejaba oír mi celular al resivir una llamada comenzó a escucharse, maldecí internamente y me levanté para caminar hasta el aparato y tomarlo.
- ¿Hola? - se escuchó del otro lado de la línea.
- Hola, ¿Quién eres?
- Soy Katy - justo ella debía ser - Te hablo desde el celular de mi Madre - de la bruja, pensé internamente - Mira, lo que sucede esque, olvíde comprarme un zapato.
- Si, si, mañana te alcanzo la tarjeta de crédito, ¿Listo?
- Hay que bruto, pero esta bién, nos vemos Amor.
- Si, adiós - finalicé la llamada y volví a donde estaba Christopher - ¿Ahora? - pregunté.
- Creo que es momento de acomodarnos para descansar - asentí - Vamos - se levantó y nos dirigimos a su habitación.
Ya llevaba más de 1 hora intentando conciliar el sueño, pero solo era en vano.
Me preguntaba si Chris ya estana durmiendo, pero temía que no y que al preguntar quizás lo despierte.
- Erick - oí un susurro, que identifiqué de inmediante quién fue el que lo hizo.
- ¿Estás despierto? - pregunté.
- No, aún duermo, idiota - sonreí y me volteé para estar frente a Él.
- Pensé que ya te habías dormido.
- Yo también - confesó.
- Bién, ahora, ¿Qué hacemos?
- Tratar de dormír.
- Llevo intentándolo desde hace 1 hora, Avellanita.
- Esta bién, Ojitos - pensé un momento lo que diría, mordí mi labio inferior unos segundos tratando de pensar que me daría un sí como respuesta y que no quede como un tonto.
- ¿Puedes abrazarme? - sonrió y levantó sus sábanas, dándome permiso de acostarme a su lado. Me levanté de mi colchón con una sonrisa y me ubiqué a su lado, me tapó y luego me rodeó con sus brazos.
- Por estas cosas te veo tierno.
- Gracias - me acurruqué.
- ¿Quién te había llamado? - preguntó.
- Ah, mi novia - respondí con algo de tristeza por recordar la situación en la que estábamos, y como yo quería tener ese beso que no se dió.
- ¿Está preocupada por tí?
- No, olvidó comprarse unos zapatos.
- Que mal educada.
- ¿Ves?, tú si piensas como yo.
- ¿Ella está enterada de la relación que llevas con tus padres?
- Ni siquiera sabe mi cumpleaños, y menos mi segundo nombre.
- ¿Me los dices?
- ¿Te interesan?
- Claro.
- Cumplo el 3 de enero y mi segundo nombre es Brian, ¿Tú?
- Yo cumplo años el 23 de noviembre y mi segundo nombre es Bryant.
- Lindo.
- Opino lo mismo.
- No, me refiero a que tú eres lindo - me arrepentí al instante haber dicho eso.
- Oh, gracias - rió - Tú tambien lo eres, pero hay que dormír.
- Si, es verdad, buenas noches.
- Igualmente - sentí como dejó un beso mi cabello.
- Te quiero - susurré, y al parecer, no llegó a escucharme.
Al día siguiente, nos levantamos y tomamos nuestro tiempo para arreglarnos, luego desayunamos algo simple y rápido.
Cada quién fué en su vehículo, luego de la empresa debía ír a casa y hablar seriamente con mi familía, estoy seguro que eso querrán ellos desde que me fuí ayer.
Entré y me dirigí a Camila, pero al llegar a su lugar, ella no estaba, sino otra mujer de cabello rojo hasta los hombros, vestía una remera blanca con rayas verticales de color negras, del mismo color eran sus jeans, chaqueta y zapatos.
- Disculpa, ¿Camila? - pregunté educadamente, dirigió su mirada a mí, ella tenía unos hermosos ojos de color azul.
- ¿Cabello? - asentí - No pudo venír hoy, yo la reemplazare el día de la fecha, y hasta cuando esté en condición de asistír, ¿Tú nombre?
- Erick Colón.
- Perfecto, ¿Tú eres el nuevo, verdad?
- Sí, esta es mi primera semana - sonreí.
- Felicidades - sonrió.
- ¿Tu nombre? - pregunté, parecía simpática.
- Keiliany, puedes llamarme Keily.
- Un gusto, Keily - me extendió su mano y la tomé con mucho gusto - ¿Tú que lugar ocupas?
- Yo trabajo en el 2° piso, y entro 1 hora antes que tú, es por eso que nunca me has visto, quizás.
- ¿Y que hay de la cafetería?
- Solamente salgo a comprar un café y ya, y cuando hay que comer un poco más, suelo comprar una ensalada.
- Hola Keily - oí la voz de Christopher apróximarse - ¿Cabello no pudo asistír?
- No, está enferma, al parecer tomó un fuerte resfriado ayer luego del trabajo.
- Ya veo, anotas mi llegada y la del joven - tomó mi mano llevándome al ascensor antes de que pudiera decír algo.
- ¿Llegaste bien? - pregunté.
- Sí, yo me quedo en nuestro piso, mi Padre quiere hablar contigo.
- ¿De verdad?
- Me mandó un mensaje, para que no tardes y a mí no se me olvide - reí y Él sonrió.
- Eres idiota, Christopher.
- Ya lo sé.
Christopher se bajó del ascensor en su piso y yo baje una vez que estuve en el último piso, caminé hasta la entrada de la oficina del jefe y golpeé la puerta.
- Adelante - entré y cerré la puerta - Justo a quién quería ver - sonrió, yo me acerqué a Él algo nervioso, como todos estos días llevaba viéndolo.
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