LA PRINCESA SI VIO UN PRINCIPE AZUL ESCALANDO SU TORRE, PERO NO LA LIBERO, SE QUEDO JUNTO A ELLA Y NO HIZO NADA MAS... O AL MENOS ESO CREIA.

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El nombre del mayordomo era Averon, un tipo más alto que Francesco y más serio, las amas de llaves se llaman Greta y Esther, dos chicas castañas muy amables pero lo justo.

Ambas en este momento servían mi desayuno mientras entraban y salían por más y más cosas.

— Con un jugo de naranja estaría bien, Esther —sonreí mirando a la chica.

— El señor Peerce desayunara con nosotros. El prefiere un desayuno completo, si usted gusta podría retirar su plato —hablo quedándose de pie a mi lado.

— No, así está bien. —tomé un poco de fruta y me serví.

Había dormido en nuestra habitación, el decidió quedarse a dormir en su oficina. Fue una noche larga, aburrida, hundida en mis pensamientos pensando en que estaba pasando. Había ciertos momentos donde mi mente creía que esto solamente era un mal sueño, que despertaría en mi habitación con Amber tocando mi puerta porque no puede peinarse y con Blaise a su lado pidiéndome ayuda con su corbata, pero no. Desperté sola, sin ruido, saliendo a un pasillo desconocido y bajando unas escaleras diferentes a las habituales.

Hablando de las escaleras, comencé a escuchar paso en ellas haciéndome girar. Era el, portaba un traje azul, sin corbata.

— Buen día —toma asiento justo frente a mí.

— Buenos días a ti —di un sorbo a mi jugo.

Estaba incomoda, no sabía que decir.

Cuando estaba por preguntar por el clima mi móvil empezó a sonar.

"Kassia" mostraba en él.

— Hasta que respondes, estuve todo el día mandándote mensajes. Estaba por ir a tu casa, ya que no sabía que... qué diablos pasos —suspira al final. — ¿Dónde estás, Tianna?

— Cerca de San Agus —mencione el barrio privado que esta alrededor de la playa.

— Fancy —dijo sin más. — ¿Brunch hoy?

— ¿Brunch? —respondí.

— Si, iremos hoy al club. Habrá un desayuno que mi hermana organizará por nosotros —me habla Ryland bebiendo de su café.

— Invitare a Kassia y Dash —dije mirándolo.

Nuestras miradas se encontraron por unos segundos.

— Bien.

— Brunch hoy en el club, por mi... —suspire, me costaba decirlo. — compromiso, dile a Dashi.

— Bien Titi, pero debemos hablar.

— Si, Kass.

Colgué.

— Creo que deberías comenzar a avisarme con anticipación nuestros planes en el día y contarme todo si no quieres que arruine esto, Ryland —dije dejando mi vaso en la mesa, poniéndome de pie y dejando la mesa.

Estaba caminando rumbo a las escaleras cuando hablo.

— Sabrás de todos mis planes con anticipación y todo de mí, porque tú eres el centro de ellos.

No sabía a lo que se refería, solo subí.

(...)

Íbamos en su auto, ambos en la parte trasera mientras el chofer nos llevaba al club. El silencio era incomodo, nadie decía nada, él estaba leyendo papeles mientras anotaba cosas en su libro mientras yo pretendía mirar a la ventana.

— ¿Te gustaría planear la boda o contrato a algún organizador? —me pregunto bajando los papeles.

La boda. Lo dice sin más.

— Yo.

Al menos tendría algo que hacer, pero con el leve recordatorio que esta boda seria mía.

— Bien.

Llegamos al club, el auto se detuvo en la gran entrada y cuando estaba por abrir la puerta por mí misma él me detuvo, salió rápido y abrió mi puerta.

— Recuerda, debemos pretender bien —me tendió su mano.

¿debía de tomarla?

Lo miré por unos segundos hasta que en la puerta vi a Axton y Fiorella de pie cerca de la puerta.

Tome la mano de mi prometido.

Ahora somos la feliz pareja.

— Hola mama y papa —sonríe Ryland.

— Míralos, Fi. —sonríe Axton. — son tan hermosos.

— Mira como Ryland combino su corbata con el vestido de Tianna —sonríe Fiorella.

Gire a verlo, portaba una corbata rosa a juego de mi vestido, ni siquiera me había percatado de ello.

— ¿Está todo listo? —pregunto sonriendo Ryland.

Sus padres asintieron y caminaron a nuestro lado.

— Mi hermana organizo todo el brunch, invito a tus hermanos y a tus amigos, están los socios de tu padre y los míos. —me susurro en el oído. — esta vendría siendo la fiesta de nuestro compromiso.

Asentí, aun aseguramos tomados de la mano cuando ingresamos al salón privado del club. Muchos aplausos nos recibieron, ambos comenzamos a saludar a todos mientras caminábamos juntos, atravesamos el lugar y llegamos a la que supuse que será nuestra mesa.

Blaise y Amber me recibieron con un abrazo. Solté la mano de Ryland en ese momento.

— ¿Cómo están? Siento que no los he visto en tanto tiempo —abrace a ambos.

— Solo fue un día, Tianna. —me dice Amber.

— Yo también te extrañe —esta vez fue Blaise.

Dash y Kassia llegan a mi lado para abrazarme.

— Feliz compromiso, supongo —dice Dashi, a lo que Kassia le pega con el codo.

— Estamos felices si tú lo estas. —Kassia me mira un poco dudosa.

— Yo estoy-

— ¿Puedes venir un segundo? Vamos a saludar a unos amigos —me interrumpe Ryland.

Miré a Kassia y Dash, ellos miraron un poco tristes, pero les di mi mejor sonrisa. Asentí y caminé junto a él, dándome su mano para tomarla. Lo hice.

— Son mis mejores amigos, Arthur, Leandre y Mikel. Los conocí en la universidad —me susurra nuevamente al oído.

— ¿Por qué me dices todo eso? —murmure para él.

— Porque me pediste que te dijera todo.

Caminamos juntos hasta un grupo de chicos que bebían cerca de una mesa, uno chico bronceado dejo su vaso y camino rápido a abrazar fuerte a Ryland haciendo que soltara su mano.

— André, déjale un poco a Tianna —ríe un chico rubio. — Arthur Musso, un gusto.

— Tianna Hobber —estreche su mano.

— Estos dos siempre son así, los hubieras visto en Lacrosse amaban taclearse uno al otro, parecían chimpancés —llego un castaño justo alado de Arthur. — Mikel Cacciotare.

— Perdon, tenía casi un año que no veía a este malnacido —ríe Leandre acercándose a nosotros junto a Ryland. Ryland se posiciona a mi lado tomándome de la cintura. — Leandre Hawthorne.

— Ey, no cuenten mis aventuras de universitario a mi prometida —ríe Ryland. — Cariño ellos son mis amigos de los que te hable, el desastroso, el aventurero y relajado.

Señala a cada uno. Sus amigos ríen y yo también.

— ¿Y tú cual eras? —me giro a verlo.

— El divertido. —me sonríe.

Si alguien nos viera, podría asegurar que somos una feliz pareja de comprometidos.

— No creíamos que existías —bromea Leandre.

— No creíamos que en verdad se fuera a casar —esta vez fue Mikel.

Note la mirada entre Arthur y Ryland, pero me centre en solamente sonreír para ellos.

— ¿La boda será en invierno, no es así? —pregunto Mikel.

— Si, como siempre lo ha querido Tianna —me sonríe Ryland. A lo que lo miro un poco sorprendía.

Era cierto, siempre había querido una boda en invierno. Me encanta la navidad, la nieve y todo lo referente a invierno es algo que siempre he querido y algo que solo había hablado con Tiky.

— Fabuloso, debo combinar mi traje con un hermoso abrigo. Tengo tiempo para buscar —exclama Leandre.

Me disculpé con ellos para alejarme cerca de mis hermanos, pensaba que iba sola hasta que sentí la presencia de Ryland a mi lado.

— Somos prometidos —me susurro nuevamente. — actuemos como tal.

Asentí, llegue hasta donde Blaise estaba y lo abrace sonriendo. A su lado se encontraban Colin y Tyler.

— Tara —me hablo Tyler. — ¿Qué tal?

— ¿Fuiste a la escuela hoy, Blaise? —gire a ver a mi hermano.

— Si, pero llegue tarde. Franklin no encontraba mi saco y estuvimos toda la mañana buscándolo. —me miro un poco preocupado.

— Tianna, por favor —esta vez fue Colin.

— ¿Podrías hablar con ellos? No quiero seguir escuchando sus lamentos todo el día —me pidió con esos ojos que solo él puede hacer para que haga todo lo que quiera. — ¿por favor?

Asentí.

— Estoy bien, Tyler. Viviendo en mi casa de playa, con una genial vista. Te invitara, pero apuesto que estas lo suficientemente ocupado administrando Hobber Company todo el día, pero me alegra verte aquí, al menos sé que tuviste tiempo para venir a mi fiesta de compromiso —le sonreí mirándolo. — igual a ti, Bartolomé, espero y tu ensayo para la universidad esté listo, debes entregarlo pronto. Si me disculpan, debo ir con mi prometido.

Me gire para chocar en el pecho de Ryland, quien estaba justo detrás mío.

Esta vez fui yo quien tomo su mano caminando lejos de ellos.

— No debes ser tan duros con ellos, no fue su culpa. —me hablo en el centro de todo el lugar.

— Sé que no es su culpa. —suspire. — solo que... no me gustan los secretos, mucho menos entre mis hermanos.

— Te prometo que yo nunca te guardare un secreto —beso mi mano.

En ese preciso momento note que la mayoría de las personas nos observaban, si parecíamos una feliz y enamorada pareja de comprometidos.