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XXXVI - La luna de sangre.

C a p i t u l o - 3 6

Miramos todos expectantes hacia el interior de el departamento. ¿Era normal que uno de los más grandes dirigentes de el clan dejará la puerta abierta? No. Eso no era normal. Mire a los chicos. Morgan tenía una clara expresión de preocupación en su rostro pero en definitiva fui yo la primera en dar un paso dentro de la habitación. Mi alrededor era un completo desastre, las cosas estaban tiradas por el suelo, jarrones rotos y los muebles destrozados como si un animal salvaje lo hubiera secuestrado. ¿Que era esto? Seguí caminando y me detuve en seco al ver una nota muy notable en la pared. Estaba escrita con sangre o pintura roja y por el bien del comandante James espero que haya sido pintura roja.

Búscale en el libro de la vida.

Genial y ahora que James no estaba como íbamos a saber dónde estaban nuestros amigos y el hijo de Kem. Mire en las habitaciones con una misera esperanza de que estuviera ahí, pero no lo estaba. Morgan tenía la mandíbula apretada.

—¿Que pasó aquí?

El primero que se dispuso a hablar fue Kem.

—¿Ahora que hacemos? ¿Ahora que carajos hacemos? —lleve mis manos a la cabeza y empecé a negar.

«Joder»

¿En qué momento paso todo ésto? ¿Ahora que vamos a hacer? Mire a Kem que estaba igual de desorientado que yo. Morgan...

—Morgan.

—¡No!

Me miró.

Lo miré.

—¿Sabes quien pudo habérselo llevado?

—Joder. ¿Cómo carajos se lo llevan y ningún estúpido guardia de este lugar se da cuenta? —dictó furioso.

—Morgan... ¿Quienes se lo llevaron?

En estos momentos estaba un poco asustada por la expresión de Morgan. ¿Acaso le temía a algo? De ser así que es. Nunca había vistos que le tuviera miedo a algo. Empezó a caminar directo a una de las habitaciones con agilidad entre las cosas que estaban tiradas en el suelo. Al llegar a esta abrió una gaveta y reviso debajo de la ropa. ¿Que estaba buscando? Sentí los pasos apurados de Kem llegar hasta la habitación.

Miró hacia donde estábamos con una expresión un poco relajada.

—¿Que paso?

—Tiene un arma. De seguro lo están sacando del muro.

Empezó a correr y yo salí detrás de el disparada. Kem parecía una liebre corriendo como loco detrás de nosotros. Solo lo seguíamos sin saber a dónde iba.

—Morgan...

No me respondió.

—¿A dónde vamos? —preguntó Kem.

—Tenemos que salvar a mi papá.

Nunca lo había escuchado llamarlo así. ¿Que planeaba hacer caerles atrás hasta que demos con ellos? ¿Está loco?

—¡Morgan!

—¿Que?

—¿No te das cuenta de lo que haces?

—¡No! Aclárame. ¿Que hago?

—¿Quienes se llevaron a tu padre? —inquirí.

—Los elfos oscuros.

—Ahora te voy a ser clara. Ellos esperan está reacción de ti, ellos esperan está reacción de todos nosotros.

—¿Pero... Porque? —inquirió Kem.

—Por tí... —susurró —joder es por ti Kaia. Ellos te quieren a tí.

—¿A mí?

—Tu eres la elegida.

—No estoy para tus bromas ahora mismo, Kem.

—No es broma —susurró —en la laguna, tus ojos se oscurecieron. Al principio no lo recordaba pero empecé a tener dolores de cabeza y recordé...

Entonces ahí mismo llegó como un flashback a mi memoria. Unas cosas negras nos envolvieron haciendo que la sirena huyera del lugar y nos dejó en la orilla.

—¿Yo? Eso es literalmente imposible. Soy la última persona en este mundo...

Los sueños llegaron a mi cabeza.

—Si eres tu —esta vez fue Morgan quien habló.

—¿Cómo...? ¿Lo sabías?

—Si —fijo la vista en un punto en la pared —nosotros enviamos un espía a buscarte en Artem. Pasamos suficiente tiempo sin saber dónde estabas hasta el te encontramos, hasta que Sacha te encontró.

—¿Que? —dijimos Kem y yo al unisono.

—Ella debía traerte aquí.

—Oh genial y has intentado ligar todo este tiempo conmigo pero olvidaste contarme un detalle. Que la persona que yo consideraba casi mi hermana me traicionó.

—¿Ella está viva?

—Kem te dije que la había visto pero no me creíste.

—¿Cómo querías que te creyera con algo tan irreal? —contraatacó.

—No tenemos que alterarnos.

—¡Cállate! —le dijimos al unisono a Morgan.

—¿Cómo pudiste pensará que era algo irreal? No es tan irreal como pensar que tu abandonaste a la que iba a ser tu futura esposa y su hijo.

Hubo un silencio y me arrepentí de lo que dije. Su mirada se volvió oscura y su rostro se endureció. Estaba molesto. Cualquiera lo estaría con lo que le acabo de decir. Es mi culpa. Sabía que el no había hecho a propósito y aún así tuve que sacarle ese tema.

—Que golpe más bajo —nego y su voz se rompió.

—Lo siento... Yo...

Apenas esas palabras abandonaron mi boca comenzó a correr y yo no pude detenerlo. Corrí detrás de el pero no me dió tiempo meterme en el ascensor. Cambié mi expresión de dolor a una de furia. Morgan me abrazó por detrás y no dude en rechazar su abrazo. No soy ninguna debilucha para que me tengan que estar consolando. Empecé a caminar hasta el ascensor y le di en el botón.

—¡Kaia!

—¿Dónde están los calabozos?

—En el palacio.

Me metí dentro del ascensor y el también. Bajamos y apenas pegamos un pies güera del ascensor nos dimos cuenta que era de día. ¿Tan rápido se había hecho de día? ¿Que hora era? Habían varias personas caminando por las calles. Morgan se detuvo en seco.

—¿Que pasa?

—El eclipse. Es ahora en estos momentos.

—¿Es solo un simple eclipse o tengo que saber algo más?

—Es un eclipse de sangre, los elfos obtienen más poder en ellos y...

—¿Y que, Morgan?

—Planean atacar Teluria. Las tropas están listas para atacar si nos atacan.

Empecé a caminar más y sentía que me quedaba algo la piel. Mi vista viajó había mi brazo y no como me quedaba con las irradiaciones.

—Mierda.

—El eclipse empezó —susurró Morgan comenzando a caminar a otro lado.

Di un paso atrás y volví mi vista a la mujer que había en recepción que empezaba a dejar caer las cortinas del edificio.

Mire al cielo y ví como todo se oscureció aún más en solo segundos. A pasear de que era de noche no podía ver nada, nos habían privado de la luz de luna. Algo la había tapado. La luna roja ya no era visible. La luna de sangre había sido tapada por un eclipse lunar. Las personas estaban corriendo de un lugar a otro mientras se le hacían llagas en la piel. Muchos se caían al suelo y no se podían levantar. Eran pisoteados por millones de personas que intentaban que la radiación no les diera. Se sentían los gritos de desesperación de cada persona, niños, adultos, ancianos... todos estaban corriendo por sus vidas.

—¡Corran, corran! —gritó una persona desde dentro del edificio de al lado.

No pude ver su cara pero si reconocer su voz. Era Morgan.

—¡Vengan por aquí! —grité.

En ese preciso instante mi vista se oscureció y solo veía sombras moviéndose de un lado a otro. Apreté los ojos con fuerza para poder ver bien pero no funcionó. Me empecé a sentir con más fuerza de lo normal, invencible es la palabra, me sentía así. Empecé a caminar pero no sabía a dónde, cerré los ojos para no ver más a las sombras. Ahora era diferente, lo veía todo con claridad, ellos eran el enemigo...

Aunque me estuviera quemando no me importaba necesitaba salir, sentía la necesidad de salir de ahí. Empecé a caminar hacia el medio de la calle. Sentí que mis pies se movían pero no sentí el suelo bajo mis zapatos. Mire hacia arriba que la luna roja iba tapando cada parte. El ambiente estaba completamente rojo.

—¡Kaia! —senti que Morgan pronunció mi nombre.

No le respondí y seguí caminando. Sentía el me tomaron de brazo y mire. Era el que me había agarrado y ahora se estaba quemando bajo la luz de la luna roja. La luna de sangre.

Nota de la autora:  Creo que tengo que buscar otro saludo. ¿Saben? Estamos llegando al final y se siente jodidamente bien.

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Debo admitir que he disfrutado mucho de la historia.

Adoro el apoyo que me están dando y al final voy a hacer un maratón de preguntas y se las respondo.

Lox amo <3

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