Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIX - Atrapada

2/2 maratón


C a p i t u l o - 1 9

Me acerqué a la ropa con cierta intriga. Estaba sobre ese asiento perfectamente doblada y sin ninguna arruga. Toda la ropa era blanca. Cogí una blusa de mangas largas y tela fina, era bonita, pero no era mi estilo. En el otro bolso había ropa interior blanca también. Me pregunté cómo habrán sabido mi talla de ropa interior. Me la puse y me quedaba un poco ajustada. Pase a coger la blusa y me la puse abotonandola. Cogí el conjunto de abajo y era una falda que me llegaba hasta las rodillas con un cinto de cuero de color blanco. En la caja que había al lado habían unas botas de tacón alto blancas. Eran botas de mujer, se notaba, tenían una cadenita dorada que tenía una mariposa.

Me deje el pelo suelto ya que estaba casi seco. Además era corto y no molestaba. Aunque me ha crecido un poco durante este tiempo.

Salí de la habitación y había un guardia afuera esperando con unas esposas en las manos.
Me puso las esposas y sentí el peso de ellas. Empecé a caminar y el guardia me siguió, fui para donde estábamos antes. Me pare frente a la puerta y dude un momento.

—Entra —dijo el guardia.

Entre y no había nadie. Estaba completamente vacía la habitación.

Cerraron la puerta detrás mía y no me quedo más remedio que sentarme en una de las sillas que había, era un cuarto de interrogatorios. De esos que tienes una mesas con un lugar donde amarrar las esposas para que el prisionero no te haga daño y dos sillas en sus costados.

Las paredes blancas eran sofocante, me daban le sensación de que estaba atrapada en algún lugar sin salida.

No habían pasado ni cinco segundos cuando entro un hombre con un bigote en la sala. Se sentó en la silla que había delante de mi. Era calvo y tenía las expresiones envejecidas, parecía amable. Demás está decir que tenía el bigote blanco y los ojos azules claros.

—Empezarás  diciéndome tu nombre y de dónde vienes.

—Yo... —tartamudeé y me aclaré la garganta, ese tipo lograba ponerme nerviosa— mi nombre es Kaia Russell y vengo de Artem.

El hombre pareció sorprendido, pero no sabía porque.

—¿Ha que has venido?

—Al principio me dirigía a Teluria para traer a una amiga, pero por mi culpa ocurrió un accidente y no logro sobrevivir... —me voz fue interrumpida por la de aquel señor.

—Cuéntamelo todo desde el principio.

—Un día una por la calle y ví que unos chicos estaban golpeando a una chica así que decidí defenderla pero terminaron golpeándome a mi y en eso intervino Kem mi amigo y nos salvó de esos chicos. La chica tenía el cabello blanco y los ojos claros y me pidió que le diera un lugar donde dormir así que me la lleve para mi casa, no la podía dejar en la calle pero mi hermana me corrió de mi casa así que Kem nos brindo aún lugar donde vivir. La chica nos reveló que era una celestial y que extrañaba a su familia así que decidimos traerla y así...

Le conté todo a aquel hombre con lujo de detalles para que hubiera malentendidos. Al acabar salió de la sala como si nada con cara de preocupación lo que me preocupo aún más a mí. Esperé hasta que entró el soldado, pensé que me iban a aniquilar por el accidente pero no fue así. Me quitó las esposas y me encaminó a una sala donde estaba Kem. Después nos acompaño hasta una... ¿casa?

Si era una casa, no como las que hay en Artem pero si era una casa. Tenía muchos lujos y las cosas parecían tan limpias, no habían ramas de árboles al rededor de ellas.

—Esta será vuestra nueva casa. Mañana tendréis que ir al registro para registrarse. Bienvenidos a Teluria.

Con la misma el chico salió de la casa dejándonos impactados. Nos habían interrogado para saber si podíamos vivir en Teluria sin crear conflictos.

Me acerqué a un enorme cristal que dejaba ver la ciudad desde donde estamos. Se veía todo hermoso.

Sentí que sonaba algo, era algo que jamás había escuchado. Kem y yo nos pusimos en alerta y empezamos a buscar lo que estaba sonando hasta que dimos con ello. Había una cajita sobre el brazo del sofá que emitía ese sonido.

—¿Eso es lo que emite el sonido? —preguntó Kem acercándoce.

—Eso parece.

—Cógelo —me dijo decidido.

—No, cógelo tu —contraataque.

—¿Y porque yo? —interrogó.

—¿Entonces porque tengo que ser yo?

—Vale lo cogeré yo —dijo el chico cogiendo precavidamente la cajita.

De pronto dejo de sonar y una persona empezó a hablar:

—Buenos días, soy el coronel, me gustaría que pasaran por mi despacho para conocerlos a ambos —dijo una voz que me pareció ciertamente familiar.

—¿Empezó a hablar la cajita? —dijo Kem.

—¿Acaso es un celular? —inquirí pensativa.

Habían unas cajitas por donde la gente se comunicaba antes de que cambiara el mundo por completo.

—¿Un celular?

—Si, cómo los que se usaban antes. Dame acá. —le quité el celular de las manos a Kem.

—Si claro coronel, solo díganos dónde tenemos que ir.

—Mañana temprano en la mañana uno de mis soldados los recogerá en la puerta de su casa.

—Vale.

El celular soltó un pitido y lo deje sobre el brazo del sofá.

No había salido mal después de todo ahora solo faltaba encontrar a la familia de Sacha y darles nuestras condolencias.

Sentí que tocaron el timbre y fui a abrir la puerta. Detrás de ella había una mujer bajita de cabello blanco y ojos claros con el pelo corto. Traía unos espejuelos.

—Buenos días, yo seré su guía en la cuidad de Teluria.

—Mucho gusto, mi nombre es Kaia Russell.

—¿Vamos?

Salimos por la puerta con aquella señora. Nos dirigimos por un pasillo a un elevador . Cuando bajamos salimos a una de las calles. Había tantas personas que era difícil contarlas o distinguirlas. Las personas nos miraban raro, como si fuéramos bichos extraños y los entiendo, yo no tenía el pelo blanco como ellos ni los ojos claros. Era totalmente normal si reacción. Caminamos por una calle donde se podía ver que era de cemento con ladrillos. Encima de nosotros habían tantas naves que faltaban que era increíble. Habían hermosos rascacielos completamente blancos con los cristales que a plena vista se veían azules. Se podía ver un rio de aguas claras donde la gente se acercaba aa mirar.

—¡Es hermoso! —exclamé.

—Si, lo sé. No eres la primera inmigrante que ha venido aquí y ha dicho eso.

—¿Han venido más personas?

—Si.

Entonces... ¿donde están?

***

Hola. He decidido hacer varios maratones para agilizar el fin del libro así que si ven una publicación muan entre semana no se asusté 💝

Que tengan una buena semana 🥰

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro