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• CAPÍTULO 16

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THE BLACK SISTERS
IMPERIO
XVI. Amigas que traicionan.
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. .  . Los tacones resonaban en el suelo de mármol del castillo de Hogwarts.

Ese repiqueteo denotaba la ira que Cissy sentía en ese momento.

Entró al sanitario de chicas y se lavó la cara para tratar de relajarse, se sentía usada, no entendía cómo era posible que él no la quisiera; si tenía todo lo que un hombre quiere de una chica.

Se observó al espejo con rabia y su mirada se agudizó debido a todos los pensamientos insanos que cruzaban en su mente.

Necesitaba sacárselo de la cabeza, necesitaba desquitar sus celos y su despecho en alguien más. Y sabía quién podía ayudarla aunque tuviera que traicionar a otros si eso era necesario; aquello no le interesaba en lo más mínimo.

Sacó su varita y con ella arreglo su cabello, rizandolo para verse adorable y también su apariencia para que no se viera que había estado llorando.

Salió del sanitario directo a las mazmorras, sabía que allí encontraría a quien buscaba en el laboratorio de pociones que había en el subterráneo, caminó tratando de tranquilizarse y cuando sus pies se detuvieron sus ojos observaron dentro de la sala.

—¿Regulus? —susurró con la voz más dulce e incitante que pudo provocar.

El chico se volvió hacia ella y cuando pudo darse cuenta ya tenía los labios de Narcissa sobre los de él, moviéndolos de manera provocativa.

—Cissy, espera. . . no puedo —se resistió el chico.

—Reggie, quiero que seas tú —murmuró sentándose en su regazo —Por favor —dijo en tono suplicante.

En ese momento el autocontrol del chico no se hizo esperar y desapareció.

Y Narcissa pensó en las grandes cosas que podía conseguir sólo luciendo dulce e inocente. . .

Claramente todos los miembros de la familia Black eran codiciados solamente por el hecho de haber nacido. Eso todas las chicas lo sabían y se daban cuenta con el pasar del tiempo.

Andrómeda ya estaba comprometida.

Bellatrix aún no tenía interés en hacerlo, no era algo que le preocupara.

A Narcissa le sobraban pretendientes por montón.

Incluyendo su primo Regulus, con quién hace bastante tiempo mantenía un amorío clandestino, pues si bien no estaba mal que se comprometiera con él, no podía tener ningún tipo de contacto con él si no había un anillo de por medio.

Narcissa tenía la claridad de que la virginidad era algo sumamente importante y que tenía que guardarse de aquella manera para quien sería su amor definitivo. O eso era lo que siempre le había dicho su madre, una mujer que no se casaba siendo vírgen era una mujer sin honor.

Por eso comprometerse era una de las mejores cosas que a los ojos de Narcissa le podían suceder, de cierta forma al hacerlo se podía comenzar a vivir. Una cosa eran las restricciones de una familia de nacimiento y otras eran las de tu marido, ella esperaba que pudiera tener un compañero en el que apoyarse y vivir de una historia llena de magia y ensueño.

—¡Mis padres me han comprometido! —chilló Saoirse llena de felicidad, su rostro se iluminó al contarles a Narcissa y a Rosalie —No saben lo bien que me siento, hasta me hace sentir más mayor y más mujer.

Narcissa sonrió a su amiga, si bien estaba contenta por ella no pudo evitar sentir una punzada de celos. Sus padres le habían dicho que la prometerían a un buen chico y a un buen partido, no obstante aún no lo hacían y eso le provocaba ansiedad; como si fuese a ser la última en lograrlo y si aquello sucedía probablemente no tendría a un hombre tan deseable como esperaba.

—¿En enserio? No nos habías contado nada —preguntó incrédula —Lo tenías muy bien guardado.

Saoirse se sonrojó ante tal mención, pero sonrió de forma coqueta como solía hacerlo cuando se veía envuelta en un conflicto.

—No quería que nada fuera a arruinarlo y no lo contaría hasta que fuera un hecho— murmuró con decisión —Pero vean el bello anillo que me ha dado, creo que es la sortija más bella que pueda existir.

Era un zafiro reluciente y elegante, combinaba a la perfección con los ojos de la Slytherin que llevaba una sonrisa de triunfo que le era imposible borrar de su rostro.

—¿Nos dirás quién es el afortunado? —acotó Rosalie—¿A qué se debe tanto misterio?

—Pensé que tal vez Cissy ya lo sabría.

La aludida la observó sin comprender, frunciendo un poco el ceño.

—Pronto vamos a ser familia, Cissy —El rostro volvió a iluminarsele ante aquel hecho —Me he comprometido con Regulus Black, no puedo con tanta felicidad, siento el corazón hinchado porque creo que tendré al esposo que toda mujer sueña con tener.

Narcissa sintió una ambivalencia que no había experimentado antes. Se sentía feliz por su amiga ya que claramente había logrado un enlace soñado, pero también era consciente de que debía mantener completo silencio sobre lo que últimamente acontecía con su primo.

¿Por qué Reggie no le había mencionado que se comprometería?

¿Era por lo que tenían, porque sentía algo por ella?

¿Pero qué era lo que realmente sucedía entre ellos?

Nada serio en particular, sólo unos cuantos besos y algunas caricias experimentales que provocaban chispas entre ellos. Cissy jamás se había puesto a pensar en lo que eso podría haber generado entre ellos; no obstante al parecer ninguno había desarrollado o involucrado sentimientos por el otro, por lo que no había ningún problema.

Además Narcissa tenía que ser honesta, ella estaba enamorada de Rodolphus y aunque tuviera algo con Regulus, lo que sentía por el Slytherin era mayor o la había pillado desprevenida, provocando que ahora estuviera encrustado dentro de su corazón.

Quiso hablar con Regulus porque no quería que entre ellos hubieran incomodidades, no quería que algo cambiara o que se alejaran. Entendía que ahora lo que existía debía terminar, así que sería ella quien actuaría de manera madura, jamás le sería desleal a una de sus mejores amigas.

—Estoy feliz de que estés comprometido con Saoirse— le dijo una vez mientras estaban a solas en la sala común —Aunque creo que ahora ya no podremos. . .

—¿No estás molesta por eso? —le preguntó él —Pensé que tal vez podrías molestarte, la verdad es que no tenía idea de que mis padres iban a hacerlo, de haberlo sabido les habría pedido que intentaran hacerlo con nosotros —sonrió, logrando que Cissy se sonrojara un poco.

—Oh, tranquilo; mis padres no quieren comprometerme aún —señaló —Al parecer quieren ir por orden, Andy ya lo está, supongo que la siguiente será Bella.

—Sabes, Saoirse es hermosa; no sé si tan inteligente o atractiva, pero no me quejo— dijo encogiendose de hombros—Asumo que tendré que aprender a conocerla, pues ya es un hecho y siento que no puedo cambiarlo.

—Ella es encantadora, verás que todo saldrá bien para ustedes dos.

—Quiero pedirte un favor —se acercó el chico— Me gustaría que ella no se enterara de lo que sucedió entre nosotros, podría no comprenderlo.

Narcissa había estado a punto de decirlo antes, pues sabía que estar involucrada con él de una u otra forma podría provocar que alguien dudara de su reputación. Además deseaba de corazón  que su primo fuese feliz junto a su amiga.

—No te preocupes, nuestro secreto está a salvo con nosotros.

—Aunque tengo que admitir— susurro muy cerca de su rostro—Que siempre serás mi favorita Cissy y si me permites decir lo siguiente, podría confesarte algo de mis sentimientos.

Ella se sintió sonrojar de la emoción. Narcissa adoraba que la halagaran de cualquier manera, fuera un mago desconocido o algún profesor, ya fuera por su habilidad mágica o por su belleza.

Asintió y Regulus se acercó a su oído.

—Me hubiera encantado de que tú y yo avanzaramos al siguiente nivel, de sólo imaginarte en esa situación mi cuerpo se siente descontrolar—admitió, alejándose y yendo al pasillo de los dormitorios de varones.

¿Había alguna edad determinada para sentir deseo por una persona?

Pues sí, la edad en la que te casabas porque de lo contrario de inmediato te convertías en una fácil. La pequeña Black jamás se había puesto a pensar realmente en ese tipo de emociones que corrían por su cuerpo. Sin duda para su egocéntrica personalidad ese comentario no era ningún atrevimiento, le hacía notar lo atractiva y deseable que era ante los ojos de los magos.

El compromiso de Regulus pasó a segundo plano en la mente de la rubia, sabía que tarde o temprano llegaría su momento y no quería estropearlo con ansias ridículas o por apresurarse ante la situación. Siguió concentrada en sus materias mientras deseaba ser Andrómeda y soñar con la elección de un futuro vestido o de un pastel enorme, deseó ser Saoirse y pasear de la mano con un hombre atractivo que la protegiera de todos los males del mundo.

De cierta forma su amistad con la chica se distanció, entendía que ahora era una mujer que debía pasar tiempo con su prometido; no obstante se sentía desplazada, quería decir que extrañaba a su amiga.

Todos quienes observaran o conocieran bien a la rubia sabrían que en su interior lo que realmente le incomodaba era que Regulus ya no tenía sus ojos colocados en ella, no era el centro de sus miradas y su deseo ya no era totalmente para ella.

Todo empeoró cuando sus pensamientos volvieron a ella misma y se percató que alguien más había arrebatado la atención por completo de quien más quería. Cissy vivía de sus admiradores, de sus pretendientes, se valía sabiendo que era el centro del mundo en todo sentido.

Pero sobretodo se alimentaban de la esperanza.

De aquella que tenía a Rodolphus Lestrange como protagonista.

Ella siempre escuchó a su padre que la esperanza era el opio de los más pobres, de los que no podían conseguir lo que querían mediante el poder. Para Narcissa soñar era parte importante de la vida.

¿Si tenías magia para qué guardarla para cosas banales o poco fantásticas su podías construir un cuento de hadas?

Narcissa quería estar en la torre más alta del castillo y deseaba con fervor que fuera el misterioso Rodolphus quien la rescatara para llevarla hacia un castillo de porcelana rosa y flores fragantes.

Sin embargo esa nube suave se desintegró cuando saliendo de pociones le vió con su hermana.

Con Bellatrix.

Cissy siempre quiso ser como Bella.

Ella era su modelo a seguir.

Ahora Bella tenía lo que ella deseaba.

Rodolphus siempre le había dicho que le gustaba Bella.

Cissy nunca quiso escucharlo porque estaba encaprichada en hacerlo cambiar de opinión.

De hacerle ver que ella era la mejor opción de las hermanas Black.

Pudo sentir su corazón romperse al ver cómo él y su hermana se besaban detrás de una columna de mármol en las mazmorras, no era un beso suave como el que le dió a ella; era un beso apasionado, se notaba que él estaba deseándola totalmente y que Bella estaba haciéndolo sólo por experimentar, no porque de verdad le quisiera.

Bella no le quería como ella a él.

Ella no se lo merecía.

Por eso apenas pudo cobrarle sentimientos lo hizo. Los jardines de Hogwarts estaban desiertos a eso de las ocho de la noche; la mayoría estaba cenando en el Gran Comedor y otros ya en sus respectivas salas comunes, por lo que cuando le divisó en el Lago Negro no dudó en acercarse.

—¿Así que ahora vas por mi hermana? —dijo sin poder ocultar sus celos.

Él le observó de manera distraída, estaba fumando y lanzó de inmediato la colilla al lago pues pensó que le habían descubierto.

—Ah, eras tú —murmuró risueño —¿De qué hablas?

—De lo que hay entre Bella y tú.

— Pues estamos comenzando algo al parecer.

—¿Si quiera sabes si es que le gustas?

—Creo que no me besaría si no le gustara.

—Ella siempre usa a las personas —dijo sin pensar en que ella pudiera enterarse —Lo más probable es que algo quiera conseguir de tí.

—Pues no me importa, si eso me hace conseguir comprometerme con ella ¿Por qué te noto molesta?

Los ojos se le cristalizaron, tuvo que hacer acopio de toda su dignidad para no llorar delante de él.

—Eres un idiota, Lestrange —terció— No te das cuenta de cómo es Bella.

—Espera ¿Todo esto es por el beso que nos dimos? Porque si es así siempre te dije que lo hice porque quería ver cómo besabas, sabes perfectamente que siempre gusté de Bellatrix; nunca te engañé y si te besé fue porque —hizo una pausa que para Cissy fue lo peor que pudieran hacerle —Pues no lo sé, los chicos solemos hacer esas cosas, eres bonita; no voy a negarlo —comentó —Pero no eres Bellatrix.

—Pues espero que seas feliz.

—Recuerda que esto lo conversamos, no pensé que creyeras algo diferente y espero que si lo haces lo olvides, no va a cambiar nada.

Claramente lo deseaba.

Deseaba que alguien le lanzara una maldición dolorosa en ese momento pero ella no tenía el coraje para hacerlo.

Después de todo su joven corazón creía que le amaba.

Sólo tuvo el coraje de ir hacia Regulus y permitir que la poseyera para poder quitarse todo el sentimiento de despecho que sentía en ese momento.

No le importó traicionar a Saoirse.

Sólo le importaba su corazón herido.

Ese era un punto común en la familia Black.

Todos velaban por sus intereses y Narcissa no era la excepción.

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