The secret plan
Todos se encontraban señalándome y murmurando sobre mi, diciendo cosas como: "Esta perra se volvió loca" "Le atacó la rabieta" "Es una drogadicta" "¿Qué se ha fumando?" "Debería de estar en el manicomio", sus murmullos formaban ecos en mi cabeza, y yo solo los miraba confundida, mientras volvía a pisar tierra alguien se paró frente a mi y comenzó a decir cosas sin sentido...
- Medícate enferma - Dijo Rebecca, la más perra del salón.
- ¿Cuál es tu problema? - Bufé molesta.
- Estás jodiendo a todos con tu actitud de mierda, mírate, te ves ridícula gritando a la nada - Rió mientras se sujetaba el cabello.
- No voy a perder el tiempo hablando con alguien que no tiene neuronas - Respondí en mi intento de salir victoriosa.
- Obviamente sabes que vas a perder, darás la vuelta como lo cobarde que eres, enferma - Bacilaba mientras lo decía.
No aguanté la ira y fui sobre ella, la tomé por los cabellos y comencé a colgarme sobre su larga melena, mientras ella hacía el intento por zafarse de mi.
- Eres una maldita psicópata - Gritaba.
- Yo que tú me quedaría callada - Le dije mientras le soltaba por el cabello lentamente.
- ¡¿De qué estás hablando maldita imbécil?! - Respondió acomodándose su casi perfecta y anticuada figura.
- ¿Acaso no es evidente que te acuestas con todo lo que se mueva a tu alrededor?, ¿O miento? - Digo mirando a todos esperando una respuesta.
Todos comenzaron a reír a carcajadas mofándose en ella, sabían que no mentía, y es que habían miles de maneras para defenderme con tan solo abrir la boca, ella no era una santa de mi devoción.
Rebecca era la persona más desagradable que había conocido en mi corta vida, siempre hacía alarde sobre todo lo que tenía, se creía la mejor porque muy aparte de que llevaba una gran vida, también obtenía todo lo que quería con tan solo pensarlo, incluyendo al chico más codiciado de la preparatoria, a excepción que meses atrás esa fantasía de niña santa terminó por ser desenmascarada.
Robert, su gran logro al que ella llamaba, había optado por terminar con su relación por una infidelidad, todo delante de una gran multitud la misma noche cuando conocí a Soffie, era obvio que era un patán, llevaba meses tratando de hacerme caer en su juego, pero nunca le hice caso, meses después Rebecca se enteró que en quien estaba interesado desde el principio era en mi, y no en ella, solo la utilizaba para disfrutar de toda su fortuna, y eso fue lo que hirió su ego aún más, desde ese entonces no dejaba de agobiarme; todos pensarían que él hubiera terminado por engañarle primero pero resultó ser lo contrario lo cuál hizo que Rebecca se sintiera aún más avergonzada.
Mientras tomaba mis cosas del suelo, interrumpió la directora.
- ¿Qué es lo que está pasando aquí? - Dijo mientras se dirigía hacia nosotras.
Todos estaban en silencio hasta que Rebecca abrió la boca.
- Ella me atacó primero, yo solo traté de defenderme - Manipuló.
Yo solo me quedé en silencio observando qué tan venenosa podría llegar a ser.
- ¿Es eso cierto Honey? - Preguntó con una fría mirada.
- No directora, no es verdad - Dije intentando volver a probar suerte para ganar esta pelea.
- ¡Mientes! - Reclamó Rebecca - ¡Aparte de psicópata eres una maldita mentirosa! - Siguió chillando.
- Ya estuvo bueno, ambas a mi oficina, ¡Ahora!
De camino a la dirección, veo que dentro de toda la multitud se encontraban esos ojos misteriosos mirándome, él estaba apoyado sobre uno de los casilleros, con una casaca de cuero negra y unos pantalones oscuros que acomodaban perfectamente su figura, me lanzó una sonrisa maliciosa y dio media vuelta.
Genial, ahora tenía mala reputación solo por defenderme.
- No quisiera llamar a sus padres y suspenderlas, así que por favor háblenme con sinceridad, ¿Quién comenzó la pelea?
- Pero ya le dije Srta. Monrrow, fue ella quien inició todo - Rebbeca respondió airosa señalándome con la punta de sus uñas postizas todas destrozadas.
- ¿Eso es cierto Honey? ¿Es verdad que tú comenzaste con la pelea? - Preguntó la directora dirigiendo sus ojos hacia mí.
- No es cierto, ella fue quien comenzó primero, créame por favor - Respondí frustrada.
- ¡No, no y no! Ella comenzó a insultarme y luego me pegó, mire, mire como se encuentra mi cabello, está todo despeinado, mire estos cabellos por toda mi ropa - Decía tomando unos cuantos - ella me los arrancó, ¡Me quería dejar pelona! - Rebecca se exaltó.
No pude aguantar la risa y comencé a reírme con fuerza.
- Lo siento, pero lo que dice es ridículo, es más ¿Sabe qué? Acepto mi castigo, no vale la seguir hablando con personas sin cerebro, estoy gastando mi saliva - Me paro de mi asiento y cuando estoy por abrir la puerta la directora me detiene.
- Bueno, no quieren colaborar, veo que les gusta el castigo, entonces eso tendrán - Dice poniéndose sus viejos lentes - Ambas se irán a la biblioteca después de clases y limpiarán todo, absolutamente todo, quiero que esa sala quede complemente limpia, lo harán durante toda esta semana, y espero no se vuelva a repetir o la próxima será peor, pueden retirarse- Finalizó la Srta. Monrrow.
Terminé de abrir la puerta por completo y salí con dirección a la biblioteca, Rebecca iba tras mío, molestando como era de costumbre.
- Oye tú, enferma, harás todo el trabajo mientras que yo me encontraré sentada mirando cómo lo haces y dirás que te ayudé - Dijo riéndose a mis espaldas.
- Vete a la mierda Rebecca - Respondo furiosa.
- Es tu culpa, así que tú harás todo esto sola, yo no pienso mover ningún solo dedo estúpida - Grita energéticamente.
Estuve a punto de tomarla por los cabellos nuevamente cuando Clark se cruzó en mi camino.
- Te estuve esperando en la salida, ¿Qué pasó? - Preguntó intrigado.
- No es nada, anda avanzado sin mí, yo iré más tarde a casa.
- ¿Qué hiciste? - Insiste abriendo aún más los ojos.
- Estoy castigada, luego te cuento - Digo fastidiada lanzándole una mirada fulminante a Rebecca.
- Ya entiendo, te veo luego, termina rápido, la calle es peligrosa de noche - Dijo alejándose.
- Hasta luego guapo - Grita la jodida de Rebecca mandándole besos volados a Clark.
Había pasado aproximadamente una hora desde que comencé a limpiar, mientras Rebecca se pintaba las uñas, todo se había encontrado extremadamente asqueroso, papeles tirados por todo el piso, comida escondida entre los bloques de libros, chicles pegados bajo los pupitres, incluso un condón usado yacía al final del pasillo en una oscura entrada, y todo lo había hecho yo sola como era de predecirlo.
- Genial, pero me hubiera gustado ver que limpiaras el piso con tu lengua, y no con la pobre escoba, pero en fin, hasta luego maldita perdedora - Dijo retirándose haciendo rechinar el piso con sus horribles tacos de imitación.
Ya eran casi las ocho de la noche, hora de retirarme por fin, así que tomé mis cosas y comencé a apagar foco por foco, hasta dar con el último que parpadeaba a cada segundo, puse mi mano sobre el interruptor y lo presioné para por fin apagarlo por completo, cuando estuve a punto de abrir la puerta, alguien me tomó de la mano y jaló con fuerza, comencé a gritar pero este puso su mano sobre mi boca para silenciarme por completo, me arrastró hacia el final del pasillo, traté de defenderme pero mis intentos fueron todos fallido, había batallado durante casi dos minutos, era tanta la presión que emanaba su mano sobre mi nariz y boca que terminé por desvanecerme en esa oscura habitación esa misma noche.
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