
Onism
Mi mano no dejaba de temblar, sentía como todo daba vueltas a mi alrededor, incluso podía oír los sonidos más profundos de cada rincón, personas quejándose, llorando, riendo; el ambiente estaba cargado de emociones, emociones que no podía describir.
Podía ver mi silueta, parada justo frente a un espejo viejo con rajaduras en sus bordes, tenía el rostro pálido, las pupilas dilatadas, el cabello despeinado, era como si un rayo de electricidad hubiera atravesado cada célula, ¿Era yo realmente? ¿Qué era lo había sucedido? Habían sido solo cuestión de segundos para que todo se mude a un escenario diferente.
Cuando el doctor llegó, traté de hablar pero no pude decir nada.
No podía mover la boca, era como si una fuerza inhumana me hubiera impedido hablar.
Todo lo que pude hacer fue simplemente mirar y tratar de entender lo que estaba pasando mientras el doctor me examinaba.
- Sigue la luz de la linterna por favor - Replica el doctor - Derecha a izquierda, izquierda a derecha y así sucesivamente, la luz nublaba mi visión nuevamente, recuerdo que la última vez que mi vista chocó con un destello de luz tan grande fue cuando el camión de remolque estuvo a punto de matarme.
- Listo, creo que ya podrás irte a casa, después de todo, solo ha sido un gran susto, felizmente todo está bien - Asiento con la mirada y una vaga sonrisa se dibuja en mi rostro en modo de agradecimiento.
Ya sola en la habitación, daba vueltas sobre aquella cama fría una y otra vez, esperando la orden de alta hasta que caí en un sueño profundo.
Un lugar desolado, un camino sin fin, niebla y oscuridad; un rostro que nunca logré descifrar.
Me encontraba de pie, descalza, en medio de la nada, cada vez que comenzaba a correr mis pasos se volvían más pesados, como si estuvieran atados a una cadena larga y pesada, gritaba pero mi voz se ahogaba en cada palabra que lograba emitir, y ese rostro, sí, su rostro se desvanecía justo en el momento en que estaba a punto de desenmascararlo, él estaba perdido, y yo también lo estaba.
¿Acaso alguien trataba detenerme?
Abro los ojos con un rostro confuso mientras una visión borrosa se volvía cada vez más clara. Veo a Clark sentado a mi lado sosteniendo mi mano.
Me vio despertar, me abrazó y preguntó en voz baja - ¿Cómo te sientes?- Sus ojos brillaban... nunca lo había visto tan preocupado... me quedé mirándolo por un largo tiempo, me volvió a abrazar... tan cálido.
- Estoy mejor, yo... - Trago fuerte mi saliva, sintiéndome culpable por no hacerle caso - Lo siento - Siento un nudo formarse en mi garganta, me sentía mal conmigo misma, mal por él, no se lo merecía.
- Descuida, todo estará bien - Noto sus ojos tornarse aguados, de alguna manera trata de hacerse el duro y retiene sus lágrimas.
Sólo quería irme a casa.
- Ya falta poco para irnos de aquí, trata de descansar por el momento - Me hace piojillos en la cabeza y trata de mantenerme relajada por un largo tiempo.
Intenté moverme, pero el dolor aumentaba con cada movimiento que daba. Clark cumplió con todos los trámites médicos y volvió para llevarme a casa.
Cosa extraña que noté, ni siquiera me preguntó una vez, ¿Cómo me encontré con ese accidente? o ¿A dónde había ido?, nos mantuvimos en silencio durante todo el camino.
Se encargó de todo y dijo que me tomara todo con calma. Después de lavar los platos, vino, me llevó a la habitación, me arropó, me dio un beso en la frente - Duerme bien.
Pasaron los días, pero no iba tan bien de noche como de día. Todos esos pensamientos sobre ese día solía inundar mi mente.
Podía escuchar las paredes haciendo eco, mi cabeza solía ponerse pesada y después de mucho tiempo, solía quedarme dormida, Y todas las noches se repetía la misma historia, era como un disco rayado imposible de reparar.
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