Verdades mortales
Alma:
Había pasado tres días desde el mágico, lo que sea que había pasado con Donnovan que fue como unos hermosos anuncios publicitarios para luego volver a una nueva temporada de mi vida.
Con un nuevo integrante dentro de mi cabe hacer el reencuentro.
Situación por la cual me había tomado este lapso de resurrección para informarme lo básico sobre esta etapa de mi vida, que apesar de que hubiera cambiado solo hace semana y media atrás la cambiaría para siempre.
Por ello estaba ansiosa de un nuevo cambio positivo en mi vida, pero a la vez aterrada por el ambiente en el que crecería.
Había investigado demasiado acerca del tema que hasta podría conseguir una licenciatura en ginecología en este instante.
Pero dejemos de desvariar para contarles la verdadera razón de mi terror, por así decirlo en una simple palabra.
Paternidad.
Al principio no lo vi un factor importante, pero luego comencé a darme cuenta que fuera quien sea amaría a la criatura dentro de mi como nunca había amado a cualquiera.
Por el momento..
Pero la idea que fuera de Luigi me inquietaba un poco.
No porque me irritara la idea de que era de él.
Porque ya era tarde para enojarse o lamentarse por ello.
Sino porque la idea de que sacará su misma mala semilla en su ADN, me disgustaba un poco.
No quería que mi hijo fuera imagen viva de uno de los candidatos para ser su padre biológico.
Así que rogaba a alguien de arriba que me escuchase de que si fuera el caso que se pareciera lo más posible a mi.
No era un ejemplar mi vida pero entre ambos era la menos peor.
Pero luego de que había dado por muerto mi celular al ver la cantidad desorbitante de mensajes y llamadas pérdidas de Elodie, me di cuenta que debía volver.
Aún sin saber si le confiaría el hecho de mi embarazo o no.
Por lo que las noticias y los mensajes sin abrir me indicaban, Donnovan ya había vuelto al trabajo y había de estar un poco de malas, porque no le quería dar cuentas de mi paradero.
El cual era otra gran cuestión.
Contarle a mi mejor amiga sobre mi embarazo era una cosa, pero sincerarme con él era algo que quería afrontar lo más distancialmente posible, de momento.
Talvez un 31 de febrero lo haría, o cuando ya fuera inevitable incubrirlo.
Pero estaba un tanto abrumada por eso así que debía enfrentar las situaciones una por una.
Comenzando por reintegrarme de nuevo a mi puesto para ver qué destrozos había comentado Luigi en mi ausencia.
Llame a Khalid de nuevo y el vino pronto a recogerme.
De seguro me estaba echando una bronca con Donnovan, pero de seguro luego la resolvería.
En fin entre y al parecer el moreno se notaba un poco incómodo, hecho que era necesario resaltar por siempre se mostraba un tanto confiado en especial al brindar sus servicios a mi persona.
- Buenos días mi signora- soltó antes de cerrar la puerta y tomar su posición al volante.
- ¿Que ha pasado en mi ausencia?- pregunté sin afán mirando los árboles mientras el auto estaba en movimiento.
- Muchas cosas a decir verdad- soltó algo nervioso.
Aquello soltó una alarma en mi cabeza, pero sabía que debía mantenerme serena por el bien de ambos.
Según había leído, porque todas mis emociones afectaban a la vida en mis entrañas.
Así que ahora había que contrar la bilis en su mayoría.
- Buenas o malas-
- Ambas - sonó un poco apenado.
Dándole paso a mi primera sensación de incertidumbre.
- No sé si sea de su incumbencia, pero como es su jefa, al querido escolta personal al parecer a pillado una novia- anuncio un tanto animado Khalid sonriendo a la vez que me hizo tragar saliva al instante por haber tocado ese tema.
- ¿Asi?- carraspee la garganta mirándome despreocupada.
- Si era algo como rusa, era muy sexy, con el debido respeto que su signora merece, y era algo rubia.
- Mmm que bien por él- sisee mientras le escribía un mensaje a Elodie que nos viéramos en la mansión.
Que miró a los pocos minutos con un audio de un minuto seguramente regañandome por no haberle contestado, pero pase de eso.
- ¿Y que noticias malas hay?-
- Pues..- dijo algo temeroso- Su marido me cito un par de días en su despacho para saber su paradero-
Aquello debería haberme estremecido pero me mantuve serena.
-¿Y?-
- Pues debido al gran respeto a su privacidad, le dije que no tenía el derecho de decírselo-
- Fue muy buena acción de tu parte- felicité.
- Otra de las malas noticias es que...- trago un poco de saliva- La signorina Smeraldo fue revocada de su cargo como Caporegimen-
Soltó rascándose la nuca algo apenado.
- ¿Desde cuándo ?- solté algo tensa erguiendome un poco en el asiento.
- Un día después de que llegamos de Francia-
Ese maldito.
- ¿Y la despacho o ...-
- No, solo la rebajo a uno de los lobos más sin derecho a honores-
- ¿Quién está es su lugar?-
- Un tipo llamado Maurizio creo se nota que es un amigo cercano a Luigi-
Maldición, lo que me faltaba.
En pleno inicio de gestación al igual que el inicio de los problemas a flor de piel.
¡Por favor una reservación de por vida al otro lado del mundo por favor!
-¿Esta bien mi signora? Se le nota algo pálida-
- Si estoy bien solo podrías estacionar un momento el auto- indique y lo hizo rápidamente.
Lo suficiente para que lograra salir del auto a vomitar en un par de arbustos.
Y con esto inauguraba la primera demostración y síntoma de mi embarazo.
Por muy ilógico que pareciera no había tenido alguno de los síntomas que había leído en internet de no ser por el que me encontraba en este momento.
Y créame que no fue para nada placentero.
Fue como un pequeño recordatorio de mi ante boda y solo con eso me hacía querer vomitar más.
Pero en eso llegó un francés de tes morena al rescate y debía hacer pasar ese síntoma por una intoxicación.
- ¿Mi signora está bien ?-
Me apoye en una de las ramas para levantarme porque había caído de rodillas para no ensuciar mi vestido.
- Si solo al parecer los mariscos que comí tenían algo- excuse y me ayudó a terminar de levantarme.
- ¿Necesita algo?- nos dijo en cuanto me dejó en el asiento trasero- ¿Agua, suero, mentas?
- Descuida- trate de calmarlo porque se le parecía muy angustiado- solo aceptaré el ofrecimiento de las mentas-
- Enseguida mi signora-
________
Llegamos a la dichosa mansión y como verifique en el retrovisor del auto el color había vuelto a mi rostro oportunamente.
Agradecí la gentileza de Khalid y luego de dar un vistazo rápido a ver si Donnovan se hallaba ahí, supe que Elodie lo había llamado para que la ayudara con alguna de las cosas de sus chicas.
Suspiré momentáneamente aliviada.
Entre en la amplia mansión recibiendo las muestras de respeto de los sirvientes algo más atentos a mis necesidades que antes.
- Su excelencia la está esperando en la biblioteca - anuncio una de las sirvientas y asentí mientras fruncía el ceño.
Porque Luigi ya se había ganado la lotería infernal en ese momento, pero debía haber algo detrás del porqué quería verme.
Dude un poco pensando en el bienestar del bebé, pero tenía que afrontarlo antes que empeorará la situación.
Además lo peor que podía llegarle a hacerle en mi estado sería, vomitarle encima, lo cual no sería para nada vergonzoso.
Llegué a la biblioteca y lo mire de espaldas mirando a la ventana.
Solo para verse interesante.
- Esposa mía- saludo con un semblante alegre volteandome a ver
¿Y este qué? Ya está drogado hasta el talón a las 10 de la mañana.
No era de extrañar.
- Cierra la puerta- ordenó mientras metía una de sus manos en su bolsillo.
- No, está es mi casa y tengo derecho de tener privacidad, aún sin cerrar la puerta- anuncie.
Lo que si fue de extrañar su que no se empeñó en que no atendí a su petición.
- Me alegra que llegaras-
Ok, definitivamente si, que lo está completamente intoxicado.
- Claro que a mí también me alegra llegado- comencé poniendo con dureza mi cartera en el sofá de piel de la habitación- De lo contrario todo lo que mi familia a construido quedaría en la ruina¿Porque destituiste a Smeraldo de su cargo?.
- No toquemos ese tema por ahora- hablo en un tono tan calmado que no me anunciaba nada bueno- Tenemos otras más importantes que hablar.
- ¿Cómo qué? ¿Que otras decisiones tomaste a mis espaldas?- lo enfrente caminando hasta el centro de la habitación mientras el estaba en la mesa del bar sirviéndose un trago.
- ¿Hasta cuando me ibas a decir de tu estado?- soltó volteandome a ver y las palabras coherentes dictaron retirada de mi boca en ese momento
¿Cómo carajo él...?
- ¿Acaso es que estás muy avergonzada de lo que logramos?- soltó animado.
- No-
La realidad no me importaba que fuera de él porque lo que valía era que sería completamente mío.
- ¿Entonces por qué no me habías dicho de tu embarazo cuando te diste cuenta?- recriminó.
Y la idea de mantener la calma para cuidar a mi bebé se esfumó, si quería que naciera en un ambiente sano y tranquilo primero tenía que defenderlo de este idiota.
- Para que decírtelo si no es tuyo- di un énfasis marcado en la palabra tuyo.
Sabía que no tenía la certeza que no lo fuera pero quería borrar esa cara de confianza toxica que tenía.
Y lo hizo pero por una sonrisa incrédula.
- Dije que cerraras la puerta- susurro entre dientes mientras la cerraba y se quedó apoyada en ella.
- ¿Al parecer el embarazo te está mejorando el humor? Ya haces chistes-
- No es un chiste, de lo contrario me estaría riendo en tu cara- solté completamente sería y mire como rápidamente su semblante se oscureció.
*Insertar cara de payaso versión Luigi*
- ¿Por qué entonces dices eso?-
- ¿Por qué? Porque los hombres siempre hacen lo que quieren, mientras las mujeres solo pueden hacer lo que deben¿No?- enarquee una ceja a la vez que me paseaba por el recinto- Pues déjame decirte que no soy ese tipo de mujer que se queda sentada mientras su marido puede divertirse con quien quiera yo también tengo derecho de hacerlo y más que él tuyo, yo tomo lo que quiero y a quien quiero cuando se me plazca-
- ¿Así que es un maldito bastardo al que tienes en tu vientre?- soltó tratando de retener su ira al tener el ego lastimado de la peor manera.
- No tiene que ser un bastardo solo porque no es tuyo- proseguí - No es como los millones de hijos que has de tener, que son bastardos solo por el hecho de tener un progenitor idiota que no tiene la suficiente masculinidad de ser responsable de sus actos-
-¿Entonces dime quien es el dichoso padre?- solicito lentamente ignorando mis acusaciones.
- No es de tu absoluta incumbencia ¿Acaso yo te pregunto el nombre de las madres de tus hijos?-
Tenso su mandíbula mientras tomaba un trago grueso de su bebida.
Seguramente porque le estaba costando trabajo tragarse su petulante orgullo.
- Eres una maldita zorra- soltó lanzando su trago al suelo acortando la distancia entre ambos propinandome un puñetazo limpio mientras me tomaba del cabello con fuerza- ¡Puta!-
Me empujó con fuerza contra la pared provocándome un dolor en la mejilla que tanto conocía pero yo tomé rápidamente un adorno lanzándose lo a la cabeza para herirlo.
Luego de recuperse de mi reacción inesperada me empujó hacia la mesa del bar mientras se pasaba las manos por la cara con frustración, yo aproveche la ocasión y tome una botella de whisky empuñandola por el cuello del mismo y sin más me abalancé sobre Luigi quebrándose en su cabeza.
No iba a dejar que me volviera a hacer daño ni a mi bebé.
Pero al parecer el golpe de la botella no fue suficiente para tumbarlo, solo para hacerle una herida a un lado de su cara.
- ¡No vas a tener a ese jodido bastardo de mierda!- rugió mientras me empujó al suelo y comenzó a patearme yo junte las piernas a mi vientre para proteger a la criatura dentro mí.
Mientras a gatas trataba de huir de él mirando el atizador en la chimenea, dispuesta a acabar con él por el bien de mi bebé.
Luigi seguía diciendo insultos a todo pulmón mientras me lastimaba con patadas, yo seguía empeñada en alcanzar mi objetivo, hasta que él me jalo de los pies haciéndome arrastrada en el piso.
Y justo cuando levantó su puño en lo alto para golpear.
Abrieron la puerta de golpe.
-¡Sueltala!-
-------------
Nota de autora:
Bueno como que el capítulo estuvo intenso ¿No? Al igual que se comienza a desatar el infierno.
Capitulito dedicado a PerlaBMuoz por haber comentado en uno de los caps.
¿Quién creen que fue él que inoportuno o Salvador que irrumpió tan destrepitosamente?
¿Y qué creen que pasara ahora?
Porque está shit (perdonen el francés) ya se prendió y ahora solo queda echarle más carbón.
Gracias por seguir leyendo!!!
Besos y balazos mis mafiosillas!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro