Tocar fondo
Alma
Llegamos a la imponente fortaleza D'Angelo que está vez la miraba como si fuera la entrada al mismísimo infierno, el trayecto había sido largo más que mi conductor y yo no intercambiamos palabra.
Lo cual obviamente agradecía debido a el caos generado actualmente en mi cabeza, que ni siquiera había reparado en voltear a ver si quiera una vez a mi escolta, pero no era algo que me importara en lo absoluto por el momento.
Apenas detuvo el auto por completo sentí que mi corazón se paralizaba de nuevo, trague saliva sin apartar la vista de la fría infraestructura y espere a que el escolta a cargo abriera la puerta.
No me despedí siquiera de Donnovan, solo me limité a entrar rápidamente en interior de la mansión, viendo las caras largas de todos ahí que anunciaba que las noticias eran las que yo presentía.
Cada paso que daba en el pasillo, sentía como mi interior se iba desintegrando de dolor destruyendo todo a su paso y quedando solo cenizas de dolor.
Mientras me convencía ilusamente que mi instinto era muy pesimista y talvez no era grave, lo cual solo era una puta mentira que ni yo misma tenía ánimos de seguir teniendo en mi cabeza.
Todos me saludaban con un saludo bajo, el cual yo ignoraba no me importaba nada más que llegar a esa habitación y hacer lo único que mi mente pensaba en ese momento, mirar con mis propios ojos que la vida como la última persona que en realidad me importaba en este mundo ya se había ido y que jamás lo volvería a ver, pero debía de verlo apesar de que todo estuviera claro, debía ver su rostro para ver en el la impresión de su último pensamiento antes de irse.
Respire hondo en cuando estuve en el último pasillo que llevaba a la habitación del abuelo, todos estaban ahí desde mi madre, hasta las mis detestables nueras y suegra.
Todos voltearon a verme esperando mi reacción, sabiendo lo obvio de la situación, estaban a la espera de que hiciera un drama estallando en lágrimas y lamentándose como un zorro herido por la partida del último ser humano que sentía estima.
Pero no lo hice porque sabía que eso era lo que querían, Elodie fue la única en romper esa parálisis momentánea para salir al encuentro, talvez a darme apoyo para que no defalleciera o no lo sé no importó, ignore cada uno de sus gestos rodeándola y ni siquiera me moleste a esperar lo que tenía que decir, porque no logramos escuchar nada estaba inmersa en el ambiente de atmósfera pesada a la vez que me sentía ajena a todo ello.
Todos dieron el debido espacio que necesitaba saliendo de la habitación y esperando afuera.
Dejándome sola en aquella fría habitación con el cuerpo ya frío y inerte de mi abuelo, Piero D'Angelo.
No hice más que quedarme ahí estática, sin mover siquiera un músculo, el dolor que sentía en ese momento me lo impedía y solo me limité a mirar su rostro.
Lo cual me causo más pena y dolor al ver reflejado sufrimiento en el rostro de alguien que apesar de sus altas y bajas siempre se mantenía alegre y ver esa ausencia de pasividad en él en ese momento.
Acabo por destruirme al caer en cuenta de que la muerte había sido causada y no acausa de un fallo en su corazón, ya que podía identificarlo muy bien.
El se fue de este mundo sufriendo hasta el último minuto de su vida y yo había podido hacer algo, pero no lo hice era inútil, el dolor que sentía se convirtió en enojo y cada célula de mi cuerpo se encendió en una llamarada infernal que provocará que tensara todo mi cuerpo.
Todo esto había sido mi culpa, porque él era mi única evidente debilidad y que por mi causa lo habían hecho sufrir para acabar conmigo y bien sabía quién había sido el responsable de todo aquello.
Ya que en ese mismo instante el susodicho apoyo una de sus manos en mi hombro como un gesto completamente falso de reconfortarme.
- al parecer llegó su hora - dijo con un tono melancólico sobre actuado
Haciéndome querer morir en ese mismo momento, todo mi cuerpo se tenso pero no quise siquiera mirarlo, solo me quede ahí imperturbable, reteniendo toda la ira que me consumía en el interior.
Sabía que quería verme doblegada llorando como una magdalena, pero no le iba a dar tal satisfacción sabiendo que si mi abuelo murió por mi culpa, el no iba de ver cuánto me afectaba, porque si por algo lo había hecho era para destruirme.
Y si que lo había conseguido pero él no iba a poder jactarse de ello.
Estaba decidida en lo que iba a proceder tratando de hacer un control de mi misma y salir de ahí, sin mostrar emoción alguna que era mejor que mostrar todas las que tenía en mi interior.
Pero justo cuando me gire levemente para marcharme, la enfermera de mi abuelo se presentó, con las maletas ya hechas y lista para irse.
- siento mucho lo que pasó con el señor D'Angelo mi señora y espero que esté un mejor lugar pero creo que ya mi trabajo aquí a terminado- dijo la enfermera con la vista clavada al suelo ,dándome a entender que ella también había tenido mucho que ver en aquello.
Y simplemente explote.
- oh claro que lo ha hecho - reclame con un tono de voz sereno causando la desconcertacion de todos los presentes ante mi semblante tranquilo- al parecer ya ansiaba librarse de mi abuelo - agregué.
- por supu...esto que no - dijo la enfermera titubeando ante mi leve acusación- yo no tuve nada que ver - exclamó convencida mirando al suelo.
- es una lastima que eso no vaya a ser posible- exclamé con fingida aflicción haciendo un ligero mohín.
Mientras en un movimiento rápido saque mi arma, sin dar tiempo a que alguien reaccionará antes de que ensestara varios tiros con la maldita sirvienta, descargando un poco de toda la ira que sentía y hasta que el cartucho estuvo vacío, me detuve de descargar proyectiles en el inerte cuerpo de la sirvienta.
- ya que acompañaras a mi abuelo en su muerte- finalice para pasar sin más sobre el cuerpo en suelo sin importar la mirada de nadie ya que si no podía acabar con el mayor culpable del crimen debía hacer pagar a todos los implicados.
- yo me encargaré de todo lo del funeral del abuelo - sentencie antes de salir de la visita de todos.
****
Dos días después de ver a mi abuelo inerte a causa de una débil jugada de mi gran enemigo al cual llamaba esposo, estaba en su actual funeral mirando como ya hacia su cuerpo en una vasija de oro, que contra de mi voluntad fue incinerado.
Claro debían eliminar todas las pruebas de intoxicación para que no tuviera pudiera para afrontar a el detestable de Luigi por lo que en cuando deje por un momento la supervisión de los detalles de la preparación de su cuerpo, el robo el cuerpo y solicito que lo quemaran.
Provocando solo que mi odio hacia el creciera de una casi inexistente a lo que alguien podía odiar, pero siempre contra los pronósticos no me deje ver rota aún apesar de que el dolor quemará como un carajo.
Vi como introducían la urna que contenía los restos de mi abuelo al cementerio familiar y luego me quedé mirando a la nada.
No había hablado con nadie en estos días, ni siquiera a Elodie, se había mantenido a raya y ni que hablar de a Donnovan, quizás esperando a que me calmara antes de acribillar a alguien que me llevará la contraria.
Pero bien sabía que no iba a ser la misma después de esto, no por mucho tiempo.
El dolor que sentía sabía que la única forma de salir iba a ser muy mala convirtiéndome en un monstruo porque ya no tenía nada de mí familia que me importara, para mi todos los que estimaba se habían ido dejándome desamparada y solo con un dolor latente.
Estaba sumida en mis pensamientos mientras asentía y recibía las manos a estrechar, dándome las condolencias, mientras mi madre y mi suegra hipócritas en la misma medida lloraban como si les hubiera importado mi abuelo en vida y no desearan la muerte para quitarse un peso de encima.
Estaba sumida en mis pensamientos sin ver con atención a quien daba la mano y asentía hasta que una voz femenina cargada de arrogancia hablo.
-Al parecer ya tienes el funeral que ansiaba asistir- dijo la menor de los Rousseau mirandome con esos ojos azules cargados de diversión mientras disimulaba su sonrisa triunfar.
Yo solo me limité a sonreír como si esas palabras no me afectarán en lo absoluto y lo que hubiera escuchado de su parte fuera un inusual gesto de humanidad de parte de esa familia bestial.
Luego de terminar la fachada me fui directo a mi habitación sin importarle nada, ya que no había nada por que luchar, mi único motivo ya estaba en compañía de mis hermanos y mi padre.
Y yo estaba sola, sin nadie más que yo y un millón de enemigos en mi contra cargada de rabia y culpa por ser la única culpable de estar en esa posición.
Si hubiera estado con el abuelo, esto no hubiera pasado y no estaría volviendo vestida de negro a mi solitaria habitación, lamentandome en vez de hacer planes contra mis enemigos.
Pero que causa tenía, parecía ser inútil en esta vida, y lo único que creía que era útil lo deje pasar sus últimos momentos sufriendo a manos de un ser despreciable.
Mire mi reflejo por un instante mi vestido negro comenzaba a fastidiarme al igual que todo a mi alrededor, ya que había llegado a mi límite, ya no soportaba más está fachada de no aparentar nada.
De todas maneras estaba ya sola y nada me importaba, así que había de interesante en seguir luchando y tratar de levantarme luego de ser empujada hasta el fondo, solo para volver a tratar de no caer, estaba fastidiada de todo aquello no tenía objeto coherente, solo en ser masoquista de aparentar no ser miserable cuando no cabía duda de que lo era, dejar que los demás intentarán darme golpe tras golpe sin aparentar romperme agrietarse y ser completamente inservible, con el fin de qué.
Seguir a una causa de un legado ya perdido con la reciente muerte, ya no valía la pena, todos los que habían dado su vida por esa causa me habían abandonado porque seguir luchando por los muertos..
Estaba harta de toda esa farsa, si querían verme rota ya no era lo importante, ya habían ganado antes de que me hubiera dado cuenta, ya era tarde, tanta preparación para que dejara morir a la única persona que aún me veía como un ser humano.
Mire el juego de ajedrez aún a media jugada y sentí como mi estómago dio un vuelco, ya no valía la pena luchar.
En ese momento sentí como cada una de mis grietas se unieron provocando que cada una de las paredes de mi fortaleza se rompieran dejando salir todo el dolor.
Con el único propisito de dejar que este dolor, que me consumía interiormente, acabará conmigo y me consumiera hasta la última gota.
Mire mi reflejo con rabia y di un puñetazo al espejo tirando todo lo que estaba a mi alcance al suelo, rompiendo y dejando salir todo el dolor que llevaba años acumulando sin motivo, haciendo añicos mi habitación mientras bebía sin medida las botellas de vinos y alcohol costoso que me habían dado en mi cumpleaños, para luego romper las botellas contra las paredes.
En un lapso de cansancio mire a la nada con cierta melancolía, recordando como hace unos días celebraba un año más de vida, sintiéndome por unos instantes una ilusión de estar completamente viva, solo para que al siguiente dia muriera aún estando encerrada en este cuerpo inútil.
Deje de romper todo a mi alrededor y me deje caer en lo que quedaba del colchón, queriendo morir de verdad, mientras miraba todos los daños que había hecho a mi habitación sin importarme las consecuencias ya que todos este desorden que había creado en pocos minutos era la representación exacta de como estaba por dentro todos estos años.
Y que ya no tenía fuerzas para volver a alzar otros muros para seguir fingiendo.
Solo quería estar encerrada en mi representación de dolor hasta que por fin muriera realmente.
Porque ya había muerto completamente, pero aún seguía respirando.
Pero de algo estaba segura ya había tocado fondo y no tenía ninguna intención de levantarme de nuevo solo me quedaría en el fondo hasta convertirme parte de él.
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