La llegada
Donnovan
Ella se había ido sin decir nada.
Sin dejar rastro y sin siquiera despertarme por su ausencia.
No estoy devastado ni nada por el estilo como suponen.
Solo que gracias a su repentina huida me había hecho un caos mi cabeza en cuestión de segundos.
Lo cual me molesta, ya que la que supone ser mi enemiga mortal tenga tal dominio sobre mi, no es muy conveniente.
Y todo es desorden comenzó en cuanto desperté el día después del tiroteo.
El lugar a mi lado estaba vacío sin algún rastro de Alma por más de muchas horas lo que me llevo a pensar.
¿Cuántas malditas horas había dormido?
Revise mi reloj de pulsera y marcaban más allá del medio día, lo que me hizo levantarme instantáneamente de la cama en busca de Alma, comencé a llamarla por todos los cuartos de la cabaña sin algún rastro de ella y temí lo peor.
Que mi familia la había secuestrado y de ser así ya llevaba un buen tiempo de retraso de poder salvarla de lo que ellos tuvieran en mente hacerle.
Pero a mí que me importaba que le hicieran si era mi misión.
Me replique a mi mismo que eso estropearia mi plan individual que sería más contundente que ir raptando a cada uno de los miembros y hacerlo de una manera más general y letal.
Por eso me deduje marcar a Evan para decirle que esperaba mi llegada pero me quedé mirando la pantalla del móvil con el dedo sobre la tecla de llamar.
Algo aún no me cuadraba y un jalón en mi brazo herido me hizo contraer el rostro en una mueca de dolor, fue suficiente para darme cuenta que el efecto del analgésico había pasado.
Caminé rápidamente en busca del botiquín, que para mí sorpresa cuando encontré un frasco de las pastillas que suponía eran para el dolor, aclaro todo el asunto en instantáneamente.
Las pastillas que sostenía en mi mano no era alguna clase de analgésicos sino era una pastillas para dormir de gran calibre.
Ahora entendía porque había tenido un sueño tan pesado, si con la cantidad que mi supuesta amante me dio bastaba para dormir a un alce.
Por lo que rápidamente deseché la idea de que mi familia estuviera implicada en la repentina aparición de Alma y mi maldibula se tensó.
Ella misma lo había planeado todo para dejarme plantado aquí.
Pero la satisfacción le iba a durar poco o eso creía yo.
Rápidamente tome una ducha y me vestí sorprendiéndome porque aún el auto estaba ahí, lo que me llevo a preguntarme en que medio de transporte se había ido la mujer de la mafia y la teoría de mi familia volvió a aparecer.
Pero de todas maneras debía descartar teorías y a toda velocidad me dirigí a la mansión.
Dándome cuenta que la mujer de la mafia se había ido abruptamente sin decir media palabra de su propósito por irse ni cual era su lugar de destino.
Pero era la autoridad aquí así que nadie así preguntas innecesarias, pero lo que en realidad me tenso era que consigo se había llevado a Khalid en mi lugar.
Y había dado como justificación de mi ausencia que había estado en una especie de hospital para miembros de organización y por ello no pude acompañarla además que me había dado una licencia de incapacidad por unos días.
Esa mujer me iba escuchar en cuando la encontrará.
Así que así pasaron varios días en los que debía estar de licencia y portar un incómodo cabestrillo en el hombro para mejorar la recuperación de mi brazo.
Que cuando un médico REAL igual de la organización me vio, dijo que la persona que me había atendido había hecho un gran trabajan en la suturacion de la herida.
Claro, la misma que también me habia noqueado con pastillas para dormir con las que pude haber muerto, si hubiera aumentado mínimamente la dosis.
La cual ahora se hallaba en algún lado del maldito mundo sin mi compañía, lo cual me ponía tan tenso que habían roto varias veces los puntos de la sutura que me habían hecho debido a la alta tensión de mis músculos al pensar en que el maldito francés había sido su persona escogida para liberar frustración.
Dado que yo ya no le era muy confiable por haberla visto en sus momentos de máxima vulnerabilidad y cada vez que me miraba se avergonzaba.
Por esa razón me atrevo a justificar la falta de interacción sexual en este tiempo, pero no por ello quería que nadie que no fuera yo le pusiera las manos encima a la pequeña italiana.
En especial Khalid, quién no dejaba de confirmar mi teoría al no atender al móvil cuando lo llamaba.
Ya no podía aguantar el encierro y la incertidumbre de no saber dónde está , por lo que me dirigí firmemente a la única persona de confianza que Alma le informaría de su ubicación, sabiendo que lo iba a mantener en secreto.
La castaña de contoneantes y peligrosas curvas, de vestido rojo frente a mi, que no había notado si quiera mi presencia por estar frente a un gran monitor de últimas tecnologías.
Me aclare la garganta para hacer notar mi presencia y ella solo se limitó a ojear arriba de sus lentes para ver de donde provenía el sonido.
- ¿Que haces aquí no necesitamos seguridad aquí pinguino ?- exclamó despectivamente mirándome de pies a cabeza y asiendo burla de mi vestimenta de escolta.
- Necesito saber la ubicación actual de la signorina D' Angelo.
- Puff y tú para que quisieras saber eso - bufo arrecostandose en su silla cómodamente- Si tu jefa te dejo aquí es porque estás de licencia por lo que puedo ver- ojeo mi cabestrillo y me dio una mirada indiferente.
Maldita licencia.
- Solo quiero saber dónde está ella me necesita - exclamé y me arrepentí de mis palabras tan descaradas y llenar de rabia.
- Pues ella se llevó consigo un escolta y tú no puedes salvarla con un solo brazo útil, así que yo creo que estás fuera de servicio y ahora solo sirves para hacer uno más de los pingüinos estatua de la entrada- señaló con la cabeza la salida dando la clara señal de que ya no iba a responder más de mis preguntas.
Apreté fuertemente los nudillos porque dada mi posición no podía argumentar nada contra sus palabras porque me delataria.
Aguarde un par de instantes al ver la llegada del pedante de Luigi entrar al recinto seguido de un gran multitud tras el que parecía ser sus asistentes o algo así, que tenían que ingeniárselas para hablar con el mientras caminaba y él se daba el lujo de ignorarlos para verse superior
Este tipo no me podría caer más mal de lo que ya lo hace, pero aún lo intenta.
Porque alguna entidad superior no permitió que se muriera ayer, eso hubiera equilibrado las cosas a un nivel celestial y el mundo sería liberado de una peste más.
- Donde se supone que está mi esposa no tengo información de su paradero desde hace días - plantó las palmas en el escritorio de Smeraldo quien le dio una mirada más fría que la que me dedico a mi cuando fui a buscarla.
- Como si te importara- soltó sarcásticamente levantándose la castaña de su asiento para ir a buscar un par de documentos en un escritorio lejano.
- ¿Pues por algo pregunto no lo crees?- exclamó obvio Luigi mientras le echaba una mirada lujuriosa a las curvas de la castaña lamiéndose los labios.
Era un maldito cerdo, lo mejor sería que le diera cáncer de pene y se lo amputaran, aunque yo podria hacerlo de gratis, sin necesidad de una razón.
- ¿Porque hoy todo el planeta pregunta por ella acaso es de nuevo noticia nacional?- soltó cansada sentándose en su asiento mirando indiferente al escoria frente a él.
- ¿Quién más a preguntado por su paradero?- soltó Luigi interesado mirando a su alrededor por suerte yo estaba detrás de una de las pared de mármol y no podía verme.
Maldita Smeraldo espero que no seas tan cabrona y me exhibas.
- No lo sé - soltó indiferente alzando los hombros y pude volver a respirar- Podrías quitar tus manos de mi pulcro escritorio no quiero que una enfermedad venéreas de la que conforma tu ser se transfiera y tenga que quemar el mueble es nuevo-
- Siempre tan apetecible Smeraldo- soltó el burdo de Luigi con una carjada ácida para luego dar un sordo golpe a la superficie que sobresalto a todos en el lugar menos a mí y a la castaña frente a él- Dije que me digas dónde está mi maldita esposa soy tu superior y debes obedecerme-
- Vaya haciendo noción de tu poder, que novedad- parpadeo indiferente Smeraldo cómodamente en su silla mientras cruzaba las piernas lentamente.
- No estoy para juegos Smeraldo- soltó entre dientes Luigi - Si no me dices dónde está, libremente puedo tirarte a la calle y hacer que seas una de esas zorras de los callejones tirando tu medallas y tú conocimientos a la cloaca-
- Algo más no me suena tan temible ese amenaza tienes lo tiránico que no eres muy inteligente-
Eso me hizo embozar una leve sonrisa al ver la valentía de esta chica al no dejarse denigrar por una basura con patas.
- Bien - soltó el sonriendo cínicamente y se volvió a las personas que estaban delante de ella en sus computadoras galácticas haciendo códigos y hackeando información incripta- Alguno de ustedes que quiera ocupar el puesto de esta simplona, sabe dónde puede estar mi esposa.
Hubo un silencio abismal porque la mirada de amenaza de parte de Luigi era casi de parodia mientras que la de Smeraldo estaba más que tranquila mirando a sus colaboradores.
- No sé si pueda estar ahí pero escuche que su primo iba a dar una portentosa fiesta en Francia - soltó una chica rubia de complexión delgada haciendo que todos girarán sus cabezas en su dirección como un resorte.
- Esa es la actitud que quiero, devoradora de oportunidades- dijo aplaudiendo Luigi- pues te ganaste el lugar de la castaña irrepetuosa a mis espaldas bue...-
No logro terminar la oración ya que Smeraldo disparo a la soplona que se desplomó en su silla y un gran manchón rojo comenzó a espandirse en su camisa.
- Matas a la competencia, te sentías intimidada- soltó sorprendido Luigi volteandose hacia la castaña que limpiaba su arma para guardarla de nuevo.
- No, solo que no le haría bien al negocio que soplonas como esa ocuparán mi puesto, tu supuesto imperio se iría abajo en cuestión de semanas- declaró Smeraldo mirándolo cruzándose de brazo- Bien quién es el que sigue para que limpieza solo tenga que venir una vez a recoger los cuerpos-
Toda la sala se calló y pude ver cómo Luigi sonrió ampliamente lo que fastidio a Smeraldo al instante.
- Bueno por lo menos la llegada a esta pocilga tecnológica no fue en vano- soltó saliendo por la puerta y yo solo fingí que estaba haciendo guardia en cuanto el salió y solo me miró con desprecio.
Así que está en Francia.
No suena muy lógico que vaya a visitar a su familia paterna cuando recién acaba ser víctima de un tiroteo de los rusos, pero nada en Alma es ciertamente razonable desde mi perspectiva, pero es efectivo y es eso lo que cuenta así que no creo que sea tan falsa esa teoría de su paradero.
Ahora solo tengo que ingenearmelas para llegar hasta haya y el único medio razonable es convertirme en parte de la escolta del pedante de Luigi.
Que emoción..
Lo bueno de que esa escoria sea más que ridículo y supersticioso en cuanto a los números es una ventaja que debo aprovechar ya que debido a su reciente ataque de ayer su supersticiones y sus bobadas han tomado un nivel enfermizo, que usaré a mi favor.
Una de su superticiones que ya he notado es que tiene una exacta y perpetua cantidad de escoltas los cuales siempre son 6 y de no tener siempre 6 de sus escoltas escogidos para hacer un viaje no se siente realmente protegido y por eso cancela cualquier viaje o acuerdo hasta que resuelvan la situación.
Es un dolor de cabeza infernal a más no poder.
Pero cómodo dije me volveré uno de esos 6 escoltas y por ello debo eliminar a uno de esos escolta en un lapso de hoy y mañana porque mañana a medio día parten rumbo a Francia, así que tengo tiempo de sobra para desequilibrado su balance de protección y hacer que no le quede otra opción que llevarme.
Llegada la hora de la cena en la casa de servidumbre todos los escoltas que ahí laboraban tenía por obligación que compartir esa hora de comida de lo contrario la jefa de la cocina le daría un buen par de cucharazos porque lo tomaría como una falta terrible de respeto.
Solo por el hecho de que su hija es quien se encarga de esa hora de la comida, así que eso lo iba a aprovechar y en cuando llegó mi turno de tomar mi plato rocíe un poco de laxante líquido que encontré en el área de medicina donde me cocieron los puntos esta tarde porque los abrí apropósito.
Caminé inocente por la fila y me senté en lugar habitual esta vez sin la compañía del parlanchín de Khalid que esperaba que por su bien, no se atreviera a ceder a las proposiciones de Alma, de lo contrario de Francia no saldría con vida.
Di un tiempo mientras comía la crema de guisantes que estaba un tanto insípida y comencé a ver cómo los efectos de el laxacte luego de que la mayoría había terminado sus platos comenzaban a surtir efecto.
El baño iba a estar saturado esta noche.
Luego de haber creado el caos tanto en la cocina como en el pasillo del baño con un montón de trajeados contando hasta mil para no cagarse en los pantalones pase tranquilamente hacia el pasillo donde uno de los escoltas personales de Luigi se encontraba nada más y nada menos que haciendo sus cochinadas mirando una revista Playboy edición Italia.
Obviamente no puede ver todo eso entrando por la puerta principal y sorprendiendo lo en el acto sino que me cole por la ventana que siempre dejaba abierta al anochecer.
Estaba tan sumergido en su asunto que ni siquiera sintió cuando le inyecta la anestesia con una doble dosis que no lo mataría lamentablemente solo lo dejaría lo suficientemente sedado quizás hasta que volviéramos, si antes no lo declaraba muerto por ataque al corazón.
Salí tranquilamente y descanse un par de horas porque mañana tenía un vuelo asegurado hacia Francia.
Razón que fue más que obvia ya que al siguiente día ninguno de los escoltas se hayan disponible por una "intoxicación general en el cuartel" a excepción de mi y el tipo que dormía en su cama por mucho tiempo así que mientras Luigi se irritó por el hecho no tuvo más remedio que elegirme para que lo acompañase.
Aunque estaba más que claro que le fastidiaba mi presencia porque sabía que era el escolta personal de su esposa y que también la había salvado días atrás de morir en el tiroteo.
Pero ella era mi misión y mi trabajo y nada más, me repetía por una extraña razón todo el trayecto del viaje.
Aunque talvez era para distraer mi mente de no matar a Luigi en el vuelo por su insoportable presencia.
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Llegamos a la cálidap pero fría brisa francesa, la torre Eiffel se veía a lo lejos y luego de empacar todas las valijas que Luigi trajo consigo que podría ser hasta el triple que una mujer promedio suele cargar.
Nos dirigimos hacia la dirección que había logrado conseguir de fuentes anónimas donde se llevaría acabo una lujosa fiesta de cumpleaños del primo de Alma.
Entramos al lugar y fui uno de los que acompañó a Luigi a entrar mientras un par se quedó en la ardua tarea de desempacar las maletas de su alteza.
El edificio estaba abarrotado de gente por todas partes en las que pude sentirme casi violado ante tanta gente apretujadose a mi alrededor mientras yo procuraba que la persona que más detestaba no le pasará nada aunque el muy oportunista no desperdició la oportunidad para ir tocando a cuánto trasero o busto se le atravesó en el camino.
Llegamos a lo que parecía ser el corazón de la fiesta y era un salón de baile donde al fin podía respirar con un poco más de espacio aunque no era mucho.
Las personas bailaban al ritmo de la música clásica y me centre en buscar algún indicio de la astuta castaña de ojos verdes que se había fugado hace un par de días de la cama.
Pero lo único que pude ver fue a la fastidiosa rubia que ya se encontraba en su tierra natal, hablando si no me equivoco con el cumpleañero de la fiesta hice una señal al escolta que me acompañaba para que se encargará de la basura con extremidades y me sumergí entre la gente para ir a preguntar a la francesa donde estaba Alma.
Pero antes de llegar a ella tropecé con cierto moreno que me miró sorprendido y inmediatamente lo tome por la camisa para verificar si mis dudas eran ciertas.
- ¿Que estás haciendo aquí?- pregunto incrédulo.
Me apresuraba a contestar cuando la vi pasar y todo se ralentizó en cuestión de segundos al ver como la italiana susurraba algo seductoramente al oído de un tipo que casi le doblegan la altura y que solo podía ver de espaldas.
Pero en ese instante todo se volvió rojo a mi alrededor y senti como mi cuerpo comenzaba a arder al ver como al mujer de la mafia tomaba de la mano al tipo y lo conducía al lugar donde se suponía estaban los dormitorios.
Solté de un tiro a Khalid que me preguntaba cosas que ya yo no veía, escuchaba o notaba otra cosa que no fuera Alma y el tipo sin rostro que parecía darle lo que yo no había tenido hace tiempo.
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