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De vuelta al juego

Advertencia de contenido sensible 

Alma

Habían pasado 2 días desde que Donnovan había irrumpido en mi dormitorio y me había hecho entrar en razón, no estaba aún muy convencida  de ello, ni siquiera del hecho de él fuera el que me hizo replantearme mis planes, pero por alguna extraña razón había accedido más de lo que hubiera accedido a los ideales y frases de apoyo que no le permití a Elodie darme.

Tal vez fue debido a su gran insistencia que tuve que aceptar, pero sabía que había una razón oculta que aun no lograba conjetar del todo;  además del hecho que sus ideas tenían fundamentos solidos, del porqué  seguir defendiendo lo que quedaba del legado de mi abuelo y vaya que tenía razón, ya que en cuanto salí de mi habitación, la mayoría se asombro de que aun estuviera con vida; ya que los:

"Señorita D'Angelo se encuentra bien"

"Necesita algo señorita D'Angelo"

"Qué bueno que ya este mejor señorita D'Angelo" 

No faltaron de parte de toda la servidumbre que se interpuso en mi camino.

Hipócritas

Era lo único que podía decir, ya que ninguno quiso arriesgarse lo suficiente para ir a ver como me sentía mientras me pudría en mi propia habitación y de no ser maldito y terco escolta a estas alturas me hubiera unido con el resto de mi difunta familia.

 Por lo que tuve que mantener dos días más de recuperación para irme a enfrentar a las grandes ligas de hipócritas, que ahora vivían como los legítimos herederos, cuando todo lo que consiguieron fue gracias a mí.

Mi vuelta a el juego se debía totalmente a ese maldito de ojos avellana, que ahora se había convertido en mi niñera personal, como si fuera una completa cría, cuidaba de mi alimentación y de mis rituales matutinos, yo accedía a todo ello, con la condición de que jugáramos una partida de ajedrez aunque no se por qué motivo, ya que  siempre perdía, pero pedía la revancha, al parecer era más astuto de lo que escondía en esa fachada de hombre indiferente.

Pero ese lapso de recuperación había terminado hoy ya que debía afrontar a Luigi para saber todo lo que había estado haciendo a mis espaldas, que por visto solo estragos había pasado en mi ausencia, estaba claro que su ego, no iba a dar para que lo confesara abiertamente, por lo que debía hacerlo por mis propios medios y había ideado un plan ingenioso para llevarlo a cabo.

Repare mi reflejo frente al espejo  y arregle mi atuendo negro que se apegaba a mis figuras de una manera perfecta, tome mi bolso y mis gafas de sol, salí de mi habitación(otra diferente a la que había echo trizas) mi galante escolta me esperaba en las afueras del auto y sonrió con cortesía deseándome los buenos días y verificando que el realidad hubiera desayunado.

-Si, niñera atractiva y terriblemente fastidiosa- afirme con sarcasmo en cuanto ingresó al interior del auto.

-Te creo lo atractivo pero lo fastidioso es por tu bien- aclaró mientras ponía en marcha el auto hacia la mansión D'Angelo.

La cual en cuanto llegue pude palpar que era un completo desastre y no me refería a la decoración terrorífica, sino a que todos los presentes andaban como hormigas en de un hormiguero destruido, si más camine rápidamente al Centro de Inteligencia que era parte de la mansión, para tener una clara razón del porqué de tanta agitación.

Al entrar al lugar lo primero que pude palpar fue a una gran cantidad de cerebritos fundidos en sus computadoras buscando algo con afán, donde claramente podía resaltar el vestido  llamativo de Smeraldo y la cabellera rubia de Elodie sumergidas frente a la pantalla de un ordenador ambas con el ceño fruncido e indicios de que estaban algo irritada.

-¿Qué sucede?- pregunté caminando hacia el par de mujeres que dieron un respingo al reconocer mi voz y ver que no era parte de su imaginación.

-Alma pero que...-

-Luego las pondré al corriente pero ahora díganme ¿Cuál es la razón de tanto lío?- inquirí interrumpiendo a Elodie en media frase, quien corrió a mi encuentro con rapidez, pero en cuando pronuncie esas palabras paralizo su caminata, lo que no me dejo más dudas de que sucedía algo importante.

-No tengo tiempo para el suspenso- declaré algo irritada ante la mirada curiosa de todos los cerebritos en el recinto.

-Los Valkov han vuelto- anunció Dania, provocando que mis tacones se clavaran en el suelo, pero sin dejar que se notara mi sorpresa mantuve la compostura.

-¿Y que a hecho el presunto jefe de la mafia?- dije con desinterés.

-Pues no cree que sean realmente ellos- bufó Elodie con desagrado retomando el camino hacia mi dándome un corto abrazo que me limite a recibir ligeramente- Así que prohibió que alguno de nuestros hombres viajaran hacia la ubicación.

-Que pide que hagamos- inquirió Smeraldo devolviéndome de mis pensamientos y asombro de haber sobrevalorado la capacidad de idiotez de mi supuesto esposo cerebro de mosca.

-¿Tienen las coordenadas del suceso?-aquella pregunta pareció silenciar a Smeraldo ya que bajo la mirada y una de la chica rubia del grupo de los cerebritos fue la que respondió por ella, sorprendiendo a todos por permitirse hablarme.

-El Sr. D'Angelo pidió que solo el tuviera dichas coordenadas y lo único que sabemos es que fue en Grecia- exclamo la chica.

Las palabras Sr. D'Angelo me causaron cierta indigestión, pero pase de largo porque sabía que eso arruinaría de buenas a primeras mi plan.

-¿Donde se encuentra actualmente?-

-Tiene una reunión con el banco Centrale- informo esta vez Smeraldo segura de la información.

-Bien - concluí satisfecha de la información- Mantenme informada de todo lo que respecte a Grecia, me importa un comino lo que diga mi marido- afirme mientras me colocaba las gafas de sol y en un movimiento conjunto todos asintieron.

Salí del lugar con el cerebro al mil, conjetando todas las posibilidades del siguiente movimiento de los renacidos Valkov, que no me di cuenta que tropecé por accidente con mi "radiante" suegra.

-¡Alma!- exclamo completamente asombrada- Has vuelto, que alegría- dijo la muy hipócrita.

-Si a mi también me alegra- exclame embozando una sonrisa carente de alegría mirando a su agradable cara, donde pude notar que se veía devastada, agregando una interrogante más a mi cabeza, ya que ella estaba más que agradecida de la muerte de mi abuelo entonces por qué tendría esa cara de muerta viviente.

-¡madre!- llamó una voz alarmada a nuestras espaldas haciéndonos girar a ambas para ver a quien se debía dicho llamado encontrándome con la menor de mis cuñadas, Ximena Rousseau-¿Qué haces afuera de tu habitación? te dije que no debías salir estando en este estado- recrimino a su madre sin siquiera tomar la molestia de saludarme.

-Bueno dejo que sigan en sus asuntos- me disculpe saliendo de la mansión, subiéndome en el auto con Donnovan de conductor.

Él había estado todo el tiempo conmigo como mi chaperón pero a diferencia de cuando salimos del auto de su semblante había desaparecido cualquier rasgo de amabilidad y se notaba igual de inaccesible que cuando lo conocí.

A pesar de sentirme a gusto en su compañía, me sentía un poco incomoda sabiendo que era la persona que me había visto en la faceta más vulnerable , a veces me daba la impresión de que no hablaba de ello para no hacerme sentir incomoda, pero siempre me daba un poco de inquietud que sabía ocultar muy bien, por supuesto.

-¿Tú desayunaste?-pregunté de la nada para ver si su cara cambiaba pero no fue efectivo ya que solo asintió.

-¿Y ahora que te pasa? contesta cuando te hablo- 

-Si respondo de la misma manera que tu lo haces, puede que termine con una bala en el cráneo- respondió y entendí que no tenía ánimos de entablar conversación, me resigne a repasar el plan reparando en detalles.

Llegado al lugar, la recepcionista me indico donde se llevaba a cabo la esperada reunión  y indique a mi escolta que esperara afuera, si quería hacer drama que lo hiciera por algo que tuviera sentido, así que lo deje en la recepción ignorando su mirada de advertencia por el hecho.

Camine sola por el sofisticado pasillo dando con la sala de juntas la cual solo se escuchaba murmullos de la parte interior arregle mi vestido levemente y hice una señal a los escoltas que custodiaban la puerta para que me dejaran pasar y entre a tan dichosa reunión, creando un ambiente de silencio en cuanto entre.

-Siento la demora caballeros, había un poco de embotellamiento matutino- me excuse caminando hacia la mesa donde se encontraban.

-Signora D'Angelo no la esperábamos el día de hoy- justifico el gerente del banco algo temeroso y asombras- Mis mas sinceras condolencias por la pérdida de su abuelo y su consejero.

Ignore la parte de mi abuelo que me causaba cierta molestia que lo dijera solo por cortesía y me centre en el hecho de que el tío de Luigi ahora estaba también muerto, resolviendo así el hecho de la cara de velorio de Lorenza.

Alma  2 Luigi  0- anoté en mi marcador mental dando por iniciado el juego.

-Ya me siento un poco mejor, no hay espacio para lamentarse en este negocio- puntualicé.

Me senté al lado de mi fastidioso esposo ya que era tradición, sintiendo su intensa mirada en mi dirección, de la cual ni si siquiera gaste energías en mirarlo, centrándome en el folleto que la secretaria me entregó algo temerosa.

 Dicho informe en mis manos  me puso al corriente de la reunión, el Banco aun no tenía el efectivo que había acordado que nos devolverían lo que lo ubicaba en un gran predicamento entre la vida o la muerte.

Según mi experiencia tal falta de eficiencia merecía la muerte, ya que el dinero fue en su mayoría para satisfacer sus placeres y que no lo devolvieran era una falta de lealtad hacia nuestra organización, por ello era que la mayoría de los presentes estaban tan nerviosos.

Pero contrario a mis principios optaría por la misericordia ya mi plan era únicamente llevarle la contraria a mi querido marido para hacerlo enojar, así que les daría un prorroga de la muerte de estos sujetos.

-¿Y bien que deciden?- dijo el gerente algo temeroso sudando como si no hubiera mañana, aunque en su caso ese dicho no quedaba solo de metáfora.

-Es la mafia con la que se metieron- comenzó Luigi- y aquí no hacemos obras de caridad, así que..-

-Estamos abiertos a un acuerdo sobre una prorroga- contrarié- solo por esta ocasión- aclaré y joder si no estuviera en mi papel de mujer de la mafia podría haberme cagado de risa en la cara del patán a mi lado.

-Enserio mi signora, se lo agradeceríamos mucho- exclamo el hombre que me veía como si fuera una figura de devoción a lo que asentí satisfecha y pude ver como se relajaban los músculos de su cuerpo al estar fuera de una presión mortal.

-Denos un momento- pidió Luigi tomándome de la muñeca con fuerza que no me dejo otra que levantarme y salir del la sala de juntas.

Que sensible, ya se había enojado el señor.

El marcador apunta otro punto para Alma la maldita ama, Gracias Gracias!!

La sensación de un golpe en mi cabeza contra una dura superficie, me saco de mis fantasías ganadoras, dándome cuenta que me encontraba contra la pared con un Luigi enojado apretándome el cuello, de una manera para nada erótica. 

-¿Qué carajo crees que haces?- dijo empujando más mi cabeza contra la pared.

-No escuchaste, darles una prorroga para que paguen-aclaré obvia a pesar de la obstrucción, para hacerlo enojar más, no era que ya había caído ante sus escasos encantos y me valía madre que me agrediera, solo que este era el único medio seguro que conseguiría la información que quería.

-No se supone que eras la desalmada ultima del legado- ironizó con su típico tono arrogante que provocaba que se me antojase propinarle una buena patada en la entrepierna, pero me abstuve, en su lugar preferí devolverle el cumplido con algo más hiriente.

-Y tu eres solo un idiota frustrado con que debes hacer más que tu estúpido padre-escupí cargada de veneno-Si quieres que funcione el negocio debe haber un equilibrio no lo crees- concluí sonriendo burlonamente haciendo que apretara más su agarre en mi cuello.

-Si ves que no estas en una posición de ventaja ¿no?- recalcó cargado de enojo ya que mi insulto si había afectado como quería.

-Claro que lo estoy yo soy la verdadera heredera de la mafia y no puedes matarme- aclare en cuanto vi que saco su arma apuntando a mi nuca- no como alguien que es solo el hijo de un obsoleto y adicto a la cocaína-dije con algo de dificultad ya que comenzaba a hacer efecto su estrangulación.

Pero lo bueno de estar muerta es que no pueden volver a hacerte un daño real.

Como lo dije antes no había salido como la misma Alma de esa habitación, que Donnovan me hiciera entrar en razón no significaba, que olvidaría la pérdida de mi abuelo, ya que nada realmente valía la pena para mí, solo tenía voluntad de hacer pagar a los responsables y luego de ahí, lo dejaría a la suerte.

Al parecer el agarre de Luigi se había suavizando permitiéndome respirar de nuevo.

-No eres nada- exclame entre la tos que me había provocado- Solo un oportunista sin valor- recalque mirándolo sin ningún rastro de debilidad, lo que pareció volver a enojarlo.

-No tienes idea en lo que te estas metiendo- aseguró.

-Ni tu tampoco- contrataque.

-¿Así?- dijo burlón.

-¿Que ahora me cogerás contra mi voluntad para lucir tu poca hombría?- inquirí.

- No soy quién para contradecir a mi esposa- declaró arrogantemente mientras soltaba mi agarre en mi cuello y me jaló por lo largo del pasillo hasta el cuarto del baño donde abrió la puerta y lleno de rabia me estrelló la cara contra la pared de azulejo, sentí un ligero dolor en mi mejilla pero el empuje que ejerció sobre mi cabeza solo me hizo sentí el frio del azulejo.

-Al parecer te esta comenzando a gustar que te trate así no- recrimino junto a mi oído a lo que yo solo cerré los ojos mientras soltaba un suspiro esperando a que esto terminara.

Cuando termino sentí como me libero de la presión contra la pared y sentí el total peso de mi cuerpo adolorido, me quede quieta por unos instantes mientras escuche como se subía la bragueta del pantalón, soltando un insulto que decidí ignorar sabiendo que no me lo merecía para nada y escuche como la puerta cerrero liberándome de la presión, me asegure que se hubiera ido por completo y corrí hacia la el baño donde durante el forcejeo logre mi propósito de arrebatarle el celular.

Se que algunos me juzgaran todo lo que hice y denigre por un simple celular, pero no hice nada de eso porque una persona se denigra si decide hacerlo y yo solo decidí conseguir este estúpido teléfono costara lo que costara, ya que mi esposo era tan idiota que todo sus planes y comunicaciones  estaban resguardadas en un celular obsoleto.

Era obvio que no me lo llevaría porque inmediatamente él sabría que yo lo tendría, así que quería jugar un poco mientras arruinaba todos sus negocios bajo la mesa, saque la memoria que tenía en mi arete que Qiang nos había surtido gracias a el desarrollo tecnológico de su país y  que con un simple toque podía copiar todos los archivos de la memoria de un móvil.

Cosa que fue lo que hice no paso más de 5 minutos cuando tenía una replica de cada archivo, conversación y contacto que esta chatarra tuviera; el cual volví a colocarlo en lugar donde lo había encontrado y espere un momento sentada en el suelo contra la pared donde había pasado todo, sonreí ligeramente sabiendo que iba a joderlo como nunca y eso valió todo el sacrificio.

Mi cara dolía un poco y estaba exhausta pero lo que me fastidiaba de todo este plan, es que aun tuviera rastros de su liquido blancuzco entre mis piernas, el maldito siempre le encantaba venirse dentro de mí para tratar de preñarme, pero necesitaba un momento de descanso para arreglarme un poco y salir como si nada hubiera pasado, por ahora solo me limitaría a mirar a la nada y dejar a mi cuerpo estar.

O eso era lo tenía pensado, hasta que algo completamente inesperado sucedió, la puerta del baño se abrió y todo paso en cámara lenta, la mirada de Donnovan reparando todo el lugar hasta centrar su rostro de preocupación y venir corriendo hacia mi, fue algo que nunca espere.

-¡Alma!¡Alma responde!-repetía completamente preocupado, lo que me llevaba a preguntarme que calidad de cara tenía en esos momentos, para que reaccionara así, pero a pesar de todas sus suplicas yo solo me limitaba a pestañar lentamente.

-Vamos Alma- suplico mientras tomaba mi cara entre sus manos y hice una mueca de dolor al sentir su tacto rozar mi mejilla adolorida, causando que aligerara su toque- Te llevare al hospital- exclamó decidido levantándose, pero lo detuve tomándolo de la muñeca.

-Solo quédate aquí- pedí lo que pareció paralizarlo- Dame solo un momento- señale el espacio en el suelo junto a mi, pareció dudar un instante pero luego con cautela se deslizó a mi lado no sin antes cerrar la puerta con seguro.

Precavido como siempre, bien escolta.

Lo siguiente que hizo fue abrazarme suavemente lo que me sobresalto al inicio, pero pude acostumbrarme al poco tiempo, la idea de la diferencia de tamaño me hizo fantasear cortamente que estaba recostada sobre un alto gigante.

  Esta sintiendo aquella posición algo agradable, haciendo que mi cuerpo se sintiera reconfortado y  mejor como a una ligera sensación a.... seguridad.

Rápidamente deseche la  idea dejando solo que esa sensación se sentía bien y no se cuanto tiempo paso hasta que el decidió quitar el apoyo de su mandíbula sobre mi cabeza para hablar.

-No dejare que te vuelva tocar- declaró lleno de rabia besando mi coronilla con suavidad como si lo estuviera jurando lo que me hizo embozar una débil sonrisa irónica ante su declaración 

-No hagas promesas que son imposibles de cumplir, Don- aseguré.


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Nota de autora y aclaraciones:

Ok puede que me pasara de raya en este capitulo o talvez no, pero no quiero que me juzguen tanto a Alma como a mi, por mis acciones o por el rumbo de la historia.

Esto es completamente ficción no estoy diciendo que este bien el maltrato a la mujer, o que lo romantice , estoy en contra de ello y raíz de eso es que tal vez estoy escribiendo esta historia.

Para que puedan ver la fortaleza y fuerza de la mujer pese a su entorno.

Así que no quiero que malinterpreten nada.

ES TOTAL FICCIÓN REPITO.

Sin más me despido, mafiosillos.



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