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ONCE||Adulterio

15 de octubre, 1635

El Sultan ya tenía meses en la guerra por lo que sus esposas no desperdiciaban el tiempo en formar alianzas para su futuro.

—Nur ¿Cuánto tienes en el palacio? —le preguntó Raziye a su sirvienta mayor.

—Más de 50 años.

— ¿No tienes familia?

—Sí, tengo a mi nieta Adirah que vive conmigo en el palacio.

— ¿En el palacio?

—Sí, sus padres murieron hace años y soy lo único que tiene así que la Valide Sultan me dejó tenerla aquí.

— ¿Sabes? Creo que es mejor que ya no trabajes. Te ves muy cansada.

—Si no trabajo ¿Cómo vivirá mi nieta? Aquí tiene una muy buena educación.

—Puedes pedirle a la Valide Sultan que deje que Adirah esté aquí por un tiempo.

—No quiero molestar más a Nurbanu Sultan, aunque debo de admitir que tengo miedo de dejar a Adirah sola.

—Tranquila, ella me tendrá a mí.

— ¿Lo dice enserio?

—Totalmente —sonrió.

—Gracias Raziye Hatun —le sonrió — ¡Allah la bendiga!




✦ • ° *.

Había personas que crecían pensando en que la vida les pondría personas en su camino para poder salir adelante, pero no era así. Tú tienes que ponerte en su camino para que ellas salgan adelante.

—Safiye Hatun —dijo Gazi Ekrem Hüsrev paşa haciéndole reverencia.

Safiye sonrió detrás de su velo verde que cubría su cara.

Abdullah y varios más dijeron que tienes fuertes alianzas en el diván, espero y no me defraudes.

—Gazi Ekrem —dijo con malicia.

—Abdullah agâ dijo que requería de mi presencia.

—Así fue, paşa. Quiero que te unas a mí.

—No comprendo.

—Mi hija Hümaşah ya tiene edad para casarse y mi intención es que tú seas su esposo.

— ¡Por Allah! Sería un gran honor pertenecer a la familia.

—Hablaré con nuestra majestad de eso y sé que aceptará, pero por el momento debes hablar bien con tus aliados sobre mi hijo, el şehzade Adbullhaziz.

—No dude que así sea.

—Bien, no me defraudes.

—Nunca lo haré.




✦ • ° *.

—Nevesinli Salih paşa —dijo Fahriye mirándolo de pies a cabeza.

—Fahriye Hatun.

—Es lindo el patio ¿No crees? —preguntó mirando el lugar.

—Lo es, Hatun.

— ¿Sabes qué más es lindo?

—No.

—El poder —respondió —. Debo de admitir que no te quería como esposo de mi hermosa Safiye, pero tampoco eres mala opción.

—Tengo una buena amistad con el gran visir y el jefe de los jenízaros.

—Espero y así sea porque mi hijo Osman debe tener fuertes aliados para subir al trono.

—Lo hará, sólo debe tener paciencia.

—La tendré, pero si algo sale mal, ten por seguro que nunca tendrás una buena vida.

—Créame, hasta moriría para que el şehzade suba al trono.




✦ • ° *.

—Şahihuban —la llamó Zülfikar agâ.

— ¡Me asustaste! —confesó — ¿Qué deseas?

—Debo informarle algo que escuché en los pasillos.

— ¿Qué esperas? Dilo.

—Escuché que Beyhan Hatun es la favorita de muchas en el harem.

—Y eso ¿Qué me importa?

—Debería importarle, lo que ella busca es ser querida para que sus hijos también lo sean.

—Es cierto —le dio la razón —. Será mejor que comience a hacer lo mismo.

—Hágalo.

— ¿Por qué me ayudas?

—Porque no soy tonto, usted tiene el favor de la Valide Sultan y por ende tiene fuertes aliados que le pueden ayudar para que el şehzade Mustafa ascienda al trono.

—Es cierto —dijo con ego. —Dile a Gül que reparta mis ganancias de la semana pasada en el harem por la próxima victoria del Sultan.

— ¿Algo más?

La Hatun pensó con detenimiento la situación.

—También dile que reparta las joyas que me dio el Sultan cuando nos queríamos, menos los aretes verdes.

—Sí, Hatun.




✦ • ° *.

—Es astuta, Hatun —la halagó su sirvienta Selma.

—Lo sé —le sonrió Rumeysa, mirando cómo el şehzade Ahmed cargaba a su pequeño hermano Cihangir —. Mi hijo puede no ser apto, pero no significa que no tendrá una mamá poderosa y una segunda mamá que sea Valide Sultan.

—Y ¿En verdad cree que Haseki Mihriban cumpla con su promesa?

—La cumplirá.

— ¿Y si ella llega a tener una Sultana?

—Mejor, tendrá dos perfectas candidatas para ser esposas de Kemankeş paşa y el gran visir.

Selma sonrió.

— ¡Rumeysa! —gritó el şehzade entregándole a Cihangir a una sirvienta para después correr hacia ella.

— ¿Sí, şehzade?

— ¿Podemos ir a ver a mi hermano Cihan? Es que Cihangir no juega conmigo.

—Él aún es muy pequeño para jugar con usted, şehzade. En unos años más podrán jugar todo lo que quieran.

— ¡Sí! Pero por el momento ¿Sí iremos con Cihan?

—No sé si Rabia Hatun nos lo permita.

— ¡Sí lo hará! ¡Ándale!

—Muy bien şehzade, haré el intento.

— ¡Sí!

La Hatun junto a sus sirvientes, hijos e hijastro iban rumbo a los aposentos de Rabia Hatun, sin embargo, en el camino se encontraron a Beyhan.

—Şehzade —le sonrió Beyhan haciéndole reverencia.

— ¿Haz visto a mi hermano Cihan?

—No, şehzade, pero a esta hora ha de estar en su clase de escritura.

—Ah —dijo con tristeza.

—Sin embargo, Bayaceto ya no tiene clases.

— ¿Puedo jugar con él?

—Claro, şehzade.

— ¡Sí! —gritó emocionado — ¿Puedo ir Rumeysa?

—Por supuesto —le sonrió —. Llévense a mis hijos —le ordenó a sus criadas.

Las mujeres hicieron reverencia y se fueron.

— ¿Dónde está Bayaceto?

—En mis aposentos.

Ahmed corrió contento mientras Rumeysa y Beyhan lo perseguían.

Los tres junto a sus sirvientes llegaron a su destino donde el pequeño Ahmed corrió a jugar con su hermano menor.

— ¡Ahmed! —lo abrazó su hermano.

— ¡Hay que jugar! —propuso deshaciendo el abrazo.

— ¿A qué jugamos, hermano?

— ¡A la guerra!

—Sí, yo seré el Sultan y tú mi enemigo.

— ¡Bayaceto! —lo regañó Beyhan —. Sabes bien que así no debe ser.

Bayaceto asintió. 

—Hay que ir por Ömer agâ y ambos seremos guerreros que luchan contra el enemigo que será Ömer.

Pobre agâ, en lo que se metió.

— ¡Sí!




✦ • ° *.

—Beyhan hace todo a su modo —dijo Zeynep con enojo — ¡Se supone que me debe incluir!

— ¿Qué hará? —le preguntó su fiel sirvienta.

—Hacer las cosas a mi modo.

— ¿Y eso cómo es?

— ¿Te gusta esparcir rumores?

—Claro —sonrió.

—Como bien sabes Mihriban ayuda a su sirvienta Özlem y a Nasuh agâ en su amor prohibido al entregarle la carta que envió el otro y a veces hace que ellos se vean a escondidas.

—Sí, lo sé.

—Haz que Rabia Hatun se entere, pero que ella crea que Mihriban engaña al Sultan.

La odalisca sonrió.

—Quedarán mal.

—Así es.




✦ • ° *.

—Rabia Hatun —dijo Melek haciéndole referencia — ¡Qué bien que la veo!

— ¿Qué quiere Zeynep?

—Al contrario, Zeynep Hatun no quiere que nadie se entere.

—Habla, mujer.

—Mihriban engaña al Sultan con Nasuh agâ, ambos se mandan cartas a escondidas.

— ¿Qué? ¿Cómo estás segura?

—Porque los he visto.

— ¿Cómo es posible eso? Él es un eunuco.

—No lo es, por eso sólo tiene acceso a algunos lugares del palacio.

Rabia sonrió.

Así te quería agarra, Mihriban.

— ¿Y por qué me lo dices a mí?

—Porque Zeynep Hatun no quiere decir nada y me parece inapropiado que la Haseki haga algo así.

—Bien, pronto llegará tu recompensa. Ahora vete.

Melek hizo reverencia y posteriormente se fue.

Haz caído, Rabia.
















1 de diciembre, 1635

—Fahriye Hatun —la llamó Rabia.

— ¿Sí, Hatun? —preguntó deteniendo su caminata por el harem.

— ¿A dónde vas?

—A mis aposentos con mis hijos.

Rabia rio.

— ¿Sabes qué significa Osman?

—Bebé valiente.

—No, significa bebé bastardo.

Fahriye la miró con enojo, intentando tranquilizarse.

— ¿A dónde quieres llegar con eso, Hatun?

—Kadın —corrigió

—No tengo tu tiempo.

Rabia le sonrió, mirando como sus criadas cargaban a los hijos de su rival que dormían.

— ¡Son hermosos! —dijo cargando a Osman.

— ¡Suelta a mi hijo! —le gritó yendo hacia ella. Una criada de Rabia la tomó de los brazos.

— ¿Por qué?

— ¡Suéltame! ¡Yo no me meto con tus hijos!

—Pero si no estoy haciendo nada malo.

— ¡Basta! —gritó Raziye, llegando con ellas.

—Arruinas todo, Hatun —le dijo Rabia.

—Dejen a esos niños —le ordenó a las criadas de Rabia.

Ellas miraron a quien servían.
Rabia asintió.

Las odaliscas le entregaron sus hijos a Fahriye.

— ¿Qué les hiciste, víbora? —le preguntó Fahriye a Rabia mientras intentaba despertar a sus hijos.

—Nada —sonrió con malicia.

— ¿Quién crees que eres para tomar a los hijos de otra? Ni siquiera Mihriban hace eso y es la Haseki.

—No, ¿tú quién eres para hablarme así, eh?

— ¡Soy Raziye Hatun! Madre de los hijos del Sultan Cihangir.

— ¿Madre? —preguntó con burla —. Una madre cuida bien de su hijo.

—No sigas.

—Seguiré, Hatun. Yo por lo menos no hago menos a mis hijos como tú lo haces con tus Sultanas. Ni siquiera la muerte de Orhan te hizo reflexionar.

—No te metas con mi hijo.

— ¡Ay, por Allah! Como si te importara, después de todo sólo lo veías como tu pase directo para ser Valide Sultan. Por eso Allah se lo llevó.

Raziye no resistió más y golpeó a Rabia dejándola con su mejilla roja.

— ¡Te prohibo hablar de esa manera sobre mi hijo, tú inmunda boca no es digna de la sola mención de Orhan! —le gritó — ¿Sabes por qué? Porque tú tambien ves a tu hijo como un pase para ser Valide. O ¿Crees que no sé lo que hablas con Sümbül Aga?

¿Quién se cree para hablarme así.

—No eres más que la segunda mujer y siempre serás la segunda, no importa que tengas al şehzade de la corona, el primero no siempre llega al trono y de eso ya se dieron cuenta —susurró con dolor al recordar a su hijo —. No camines en el fuego porque aún ni caminar sabes, Rabia. No eres más que una rusa sin gracia, no eres nadie y nunca serás nadie con esa impulsiva y explosiva actitud tuya.

—Es...

—No te permitiré hablarme de esa manera, ni que hables de esa manera de mi Orhan, vuelve a intentarlo y te cortaré en pedacitos y te serviré a los pobres. Mi nombre es Raziye y más vale que tengas miedo de mí.

Los presentes quedaron encantados con tal respuesta que algunos le reverenciaron en cuanto la Hatun salió del lugar.














5 de diciembre, 1635

—Valide Sultan—le sonrió Rabia haciéndole reverencia.

—Rabia Hatun ¿Qué te trae ante mí?

—Escuché que el Sultan Cihangir llegará en diez días.

—Sí, Felipe y Cihangir ganaron con facilidad. Era de esperarse. ¿Eso qué tiene que ver?

—Vengo a informarle de una gran falta.

—Te escucho.

—Oí el rumor de que la Haseki Mihriban engaña al Sultan con un agâ de nombre Nasuh.

— ¿Qué?

—Sí, se envían cartas y a veces se ven a escondidas de todos.

—No puede ser posible.

—Yo tampoco lo creo, pero decidí hacerle saber.

— ¡Agâs! —gritó Nurbanu.

Cinco agâs aparecieron al minuto.

— ¡Revisen los aposentos de Mihriban y encuentren unas cartas comprometedoras!

— ¿Algo más? —preguntó uno.

— ¡Traigan a Mihriban!

Los agâs hicieron reverencia y seguidamente salieron.

Los minutos pasaron y pasaron hasta que Mihriban llegó a los aposentos de la Valide Sultan con todo y su ropa de dormir. Consigo llegaron las cartas comprometedoras.

Nurbanu leyó una y su enojo la consumió.

—Dime, Haseki ¿Cómo explicas estas cartas? —preguntó tirándole en la cara esas cartas.

—Va...

— ¡Silencio! —le gritó — ¡Agradece tener varones! —le gritó más fuerte, tomándola del cabello. — ¡Agâs!

Los mismos Agâs anteriores aparecieron frente a ella.

— ¡Enciérrenla en el calabozo!

Toma eso, estupida Haseki.













15 de diciembre, 1635

—Valide Sultan —le dijo Cihangir besando su mano.

—Mi amado hijo —le sonrió — ¿Ya viste a tus esposas e hijos?

—No vi a Mihriban, pregunté por ella y me dijeron que no sabían ¿Qué le pasó?

Entonces me vienes a ver por ella.

—Hijo, temo decirte esto, pero...

— ¿Qué ocurre? ¡Habla!

—Mihriban está en el calabozo.

— ¿Qué? ¿Por qué la metiste en ese horrible lugar?

—Ella está acusada de adulterio.

—No puede ser posible, debe haber un error.

—Tengo cartas que se enviaba con un agâ —dijo entregándole las cartas.

Cihangir abrió una y conforme leía su coraje aumentaba.

— ¡Agâs! —gritó furioso.

Dos agâs entraron con rapidez.

— ¡Traigan a Mihriban!

Los agâs hicieron reverencia y salieron.

Al llegar al calabozo sacaron a la Haseki entre empujones y violencia mientras ella mantenía la cabeza en alto.

Soy Haseki Mihriban, mi nombre ha sido manchado por otra Hatun que cree ser mejor que yo, pero nunca lo podrá ser.
Soy Mihriban los ojos del Sultan Cihangir y la luz de mis amados hijos. Cuando uno quiere deshacerse de sus enemigos no basta con encerrarlos, debes matarlos. ¿Por qué? Porque ellos puede llegar más fuertes.
Soy Mihriban, la futura Haseki Sultan del imperio.

—Majestad, Valide Sultan —dijo Mihriban haciendo reverencia una vez que llegó a su destino mientras bajaba la mirada.

—Madre, déjanos solos —ordenó.

Nurbanu asintió y posteriormente salió.

— ¿Quieres explicarme las cartas?

— ¿De qué serviría? ¿A caso me creerá?

—Entonces no lo niegas.

—Sí lo niego —dijo alzando la mirada. —Yo no haría eso.

— ¿Entonces?

—Reconozco que le falté al respeto, pero no de esa manera.

Cihangir rio con dolor.

Creí que me amabas, Hatun.

—Mi sirvienta Özlem y Nasuh agâ se aman mucho, pero su amor es prohibido debido a que la Valide la comprometió con un mercader así que yo me ofrecí para ayudarles a entregarse cartas y verse a escondidas. Por esa razón yo tengo esas cartas.

— ¿Tienes alguna forma de comprobarlo?

—Traiga a Özlem y a Nasuh agâ quien es primo de Orhan agâ y Bülbül agâ. Él tiene las cartas que Özlem le envía y al leerlas sabrá que no soy yo.

Cihangir ordenó que trajeran a ese par mientras él rezaba para que todo fuera un error.

Minutos eternos pasaron hasta que los solicitados llegaron.

Nasuh traía consigo las cartas a lo que Cihangir se las quitó y comenzó a leer dos de ellas con detenimiento hasta que comprendió que su Haseki no le mentía. ¿Cómo se dio cuenta? Había cartas en chino y otras en turco, además, el papel era del que usaban las odaliscas de muy bajo rango, la escritura era muy mala al igual que la caligrafía, hablaba sobre la boda próxima de Özlem y sobre China.

—Por favor, deje que Nasuh y Özlem sean felices. Me prometió que me traería un regalo de la guerra, ese puede ser uno.

Cihangir suspiró. Era una promesa y tenía que cumplirla.

—Özlem, ahora estás comprometida con Nasuh agâ. Déjenos a solas.

Ambos hicieron reverencia y posteriormente salieron.

—Perdón por dudar.

—No se disculpe, yo hubiera hecho lo mismo.

— ¿Qué te hicieron? —preguntó mirando sus muñecas rojas.

—No se preocupe, todo ya pasó.

—Quiero que vayas a bañarte, arregles tus cosas para mañana y luego vengas conmigo.

— ¿Arreglarme para mañana?

—Sí, porque a pesar de todo el amor triunfa.

—Sigo sin comprender.

—Mañana serás mi Haseki legal.

Soy Haseki Mihriban Sultan.



















































¡Hola!

¡Mihriban será Haseki!

¿Cómo les cayó Raziye?

¡Cierto! Quiero agradecerles a AlinaSultan22 EvelynKim084 y AriadneHurrem por darme ideas en este capítulo.

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