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DIEZ||Portugal

19 de agosto, 1634

El rey había partido al igual que las esperanzas del Sultan por mantener alejada a Şahihuban y al fin comprendía porque ella era un poco rebelde ante él, sin embargo, haría caso a su mamá sobre no decir nada.

—Entonces eres Catalina Hatun, hija del rey Felipe III —le dijo el Sultan frente a ella.

—No, soy Şahihuban Hatun —lo miró a los ojos —, madre del şehzade Mustafa y Fatma Sultan. Crecí aquí y moriré aquí.

Cihangir rio.

Si no es que terminas en el antiguo palacio.

—Agradece pertenecer a la dinastía de ese imperio porque de lo contrario...

—De lo contrario ¿Qué? ¿Planea dejar sin su madre a sus dos hijos?

—Silencio Hatun —murmuró con paciencia. —Vete.

—Sí, majestad —sonrió para después hacerle reverencia y salir.

— ¿Ahora qué hará? —le preguntó su sirvienta de confianza mientras la seguía por los pasillos.

—Dejar estéril a varias Hatun's.

— ¿A quiénes?

—Safiye —respondió con malicia.

— ¿Sólo a ella?

—Por el momento —aseguró —. Encárgate de que el cocinero le sirva el té que la dejara estéril.

—Lo haré.

—Sin fallas eh.

—Sí, Hatun.




✦ • ° *.

—Felicidades Şahihuban —le dijo la Valide. —Se vio muy sorprendido cuanto le dijiste hermano al rey.

—Y eso no será nada —le sonrió —. Haré que le tema a mis hijos y a mí. Seremos intocables.

—E irás más seguido a sus aposentos para darle hijos.

— ¿Qué?

—Sólo será un par de veces para que engendren otro hijo y será todo, ya no irás más a sus aposentos.

—De acuerdo, Valide Sultan.

—Pero las malas noticias siguen llegando.

— ¿Cuáles son?

—Zeynep y Raziye están en cinta.

—Debí suponerlo —dijo con dolor —. Pero pronto estaré como ellas.

—Claro que así será —sonrió.















6 de octubre, 1634

—Mihriban Hatun —la llamó su fiel sirvienta mientras la peinaba —. ¿Puedo preguntarle algo?

—Claro —le sonrió

— ¿Cómo es que ama al Sultan? Él la alejó de su familia.

—Él no hizo eso.

— ¿Entonces co...?

—Mi papá me vendió —la interrumpió —. Él iba en su bote cuando se encontró con otomanos e hizo un trato con ellos en el que consistía en entregarme y en cambio le darían mucho oro y así fue.

— ¡Qué cruel!

—Lo sé, pero él creía que yo no era su hija, por eso lo hizo aunque... había veces que hasta yo creía que no lo era.

—Pero afortunadamente encontró al Sultan.

—Y me enamoré —sonrió.

— ¿Cuándo se enamoró de él?

—Cuando él perdió a su hijo yo lo encontré en uno de los pasillos y lo vi llorando. Se veía tan frágil y desde entonces cada que estaba con él me sentía más estupida a su lado.

—Allah mediante su amor será digno de contar.

—Amén.




✦ • ° *.

—Gracias Beyhan Hatun —le dijo una odalisca contemplando el vestido que le había regalado.

—De nada —le sonrió —¡Tomen todo lo que quieran! —señaló el cofre que hace tiempo el Sultan le había dado. —Es para mostrarles mi gratitud.

—Estupida —murmuró Raziye desde un rincón del harem —. Quiere comprar a las mujeres.

—Y lo está logrando —le dijo Rabia.

—Hola Hatun's —las saludó Rumeysa llegando con ellas.

Era la primera vez que intentaba acercarse a ellas ya que siempre se mantenía en sus aposentos y solamente salía en ocasiones especiales.

— ¿Por qué no haces reverencia? —le preguntó Raziye —Estas frente a Rabia Kadın, madre del şehzade de la corona.

Rabia sonrió por lo malvada que podía llegar a ser la rubia.

—Şahihuban Hatun no hace reverencia al igual que las demás Hatun's —se excusó.

—Porque son unas insolentes —alegó. —Ahora haz reverencia.

Rumeysa era muy educada así que obedeció.

—Así me gusta —sonrió Rabia.

—Déjala Rabia —le ordenó Zeynep, apareciendo frente a ellas.

— ¿Tú quién eres para ordenarme? Sólo eres madre de una Sultana —se burló.

—Es cierto, soy madre de una Sultana ¿Sabes qué significa?

— ¿Fracaso?

—No —sonrió —, significa que no veré cómo muere mi hijo.

Rabia la miró con odio.

—Adiós —se despidió —. Rumeysa vámonos.

Rumeysa asintió, le hizo reverencia a Rabia y posteriormente se fue.




✦ • ° *.

—Majestad —dijo la Hatun haciéndole reverencia.

—Mihriban —le sonrió. —Luces más hermosa.

—No tanto como Zeynep Hatun —dijo con celos.

—Zeynep es linda —confesó —, pero estupida. Tú eres linda e inteligente.

—Lo sé —sonrió.

— ¿Cómo sigue nuestro hijo? —preguntó mirando su vientre.

—Excelente, aunque es probable que nazca en invierno.

—No importa siempre y cuando nazca sano.

Mihriban sonrió. Él hizo lo mismo.

—Lo veo preocupado. ¿A qué se debe?

—Mi hija Fatma y Safiye se casarán.

— ¿Y por qué le preocupa?

—No sé bien con quien casarlas.

—Es sencillo, a Fatma Sultan cásela con Topal Recep Paşa y a Safiye Sultan con Nevesinli Salih Paşa.

— ¿Crees que eso sea bueno?

—Claro, ambos paşa son de poder y le pueden asegurar alianzas dentro de su corte.

— ¿Y Kemankeş? A él no lo puedo dejar solo.

—Tenga paciencia, luego encontrará a la correcta para eso, pero por el momento haga eso. Véalo de otra manera, si Kemankeş paşa encuentra a una mujer que él quiera, entonces lo puede casar con ella y mantiene su favor.

—Por eso me gusta pasar tiempo contigo —tocó su mejilla.

—Y pasaremos muchos años más juntos —aseguró.

—Me hiciste brujería ¿Verdad?

— ¡Por Allah! ¿Qué cosas dice?

Él rio.

—Es que no puedo dejar de pensar en ti.

—Pero no diga eso —se atrevió a regañarlo —. Si alguien lo escucha puede y lo crea.

— ¿Y?

— ¿Y? —preguntó con ironía —. Sólo dejará sin madre a sus hijos.

— ¿Qué tal si en vez de dejarlos sin su madre les damos más hermanos?

—Tendrán muchos hermanos más y serán felices. Nuestros hijos serán grandes guerreros y nuestras hijas mujeres de poder.

— ¿Hijas?

—Sí, tendremos hijas y serán hermosas.

— ¿Cómo tú?

—No, como usted.

— ¡Estoy feo! En cambio a ti las estrellas te envidian.

—Me envidian por estar cerca de usted —le sonrió, dándole un beso en su mejilla.

— Te amo —confesó dándole un beso en la frente.














15 de marzo, 1635

— ¡Duele! —gritó llorando Mihriban — ¡No puedo! ¡Ah!

—Hatun, tranquila —le pidió la partera.

— ¿Por qué llueve? —preguntó entre pujidos.

La última vez que llovió en un parto fue en el de Raziye y su hijo murió.

—No lo sé, aún es invierno. Sólo Allah sabe.

— ¡Ah! —gritó tomando la mano de una de las ayudantes de la partera. —¡Allah ayúdame! ¡Ah!

Y entre gritos y desesperación un bebé nació.

—Es un bello şehzade —anunció la partera.

Mihriban sonrió.

—Felicidades Mihriban —le dijo la Valide sonriente.

—Gracias Valide —sonrió.

Cihangir entró a los aposentos e hizo la ceremonia de nombramiento.

Le susurró en el oído el nombre a su hijo y posteriormente lo dijo en voz alta.

—Tu nombre es Mehmed, Mehmed, Mehmed —le sonrió.

Mi hijo llevaba el nombre del Sultan conquistador.

—Valide Sultan —la nombró —, ve por la Kalfa y dile que lancen treinta cañonazos y...

— ¿Y qué, majestad?

— ¡Qué todo el mundo sepa que el şehzade Mehmed nació de...

—Mihriban Hatun —lo interrumpió su mamá.

—Haseki Mihriban —corrigió.

Mihriban sonrió ante su gran victoria.

Sabía que me amaba.
Adiós, Şahihuban.




✦ • ° *.

— ¡No! —gritó Rabia de coraje — ¡Maldita!

— ¡Hatun! —la regañó Sümbül.

— ¡Cállate! —le gritó —. No ha habido otra Haseki desde Mahidevran Sultan ¿Cómo pretendes que me tranquilice eh? Ya suficiente tengo con que Fatma y Safiye se hayan casado para asegurarle el futuro a sus hermanos.

—Entonces concéntrate en conseguir un aliado para tu hijo.

—No, tú te harás cargo de eso. Consigue a un niño con la edad de Cihan para que crezcan juntos y el pequeño se convierta en jenízaro.

—Sí, Kadın.

— ¡Pero ahora, no mañana! —le gritó.

Sümbül asintió y se fue.

Mi hijo se sentará en el trono y nadie podrá evitarlo.




✦ • ° *.

— ¡Maldita Mihriban! —maldijo Beyhan — ¡Yo debería tener ese título! Pero algún día mi hijo se sentará en el trono y matará a los suyos —prometió — ¡Mah! —le gritó a una odalisca.

— ¿Sí, Hatun?

—Reparte todo mi sueldo entre las concubinas.

Tengo que ganármelas.

—Sí, Beyhan Hatun.














21 de marzo, 1635

— ¿Qué fue? —le preguntó Mihriban a Ömer por el bebé de Beyhan.

—Sultana.

—Maldicion —murmuró —. Debo tener a una Sultana o mis hijos serán débiles.

—No, primero debe ser Haseki legal y después será lo que Allah desee.

—Cierto, y de no tener una Sultana debo elegir a una buena mujer para mis hijos como una hija de algún Bey o paşa.

—Así se habla, Haseki.

—Sultana —corrigió. —Saldré al patio.

— ¿Al patio?

—Sí.

Ömer asintió mientras la Haseki caminó para ir a su destino. Al llegar se encontró con Rumeysa a quien no le tomaba importancia.

—Haseki Mihriban —le hizo reverencia.

— ¿Qué ocurre Rumeysa? Te noto algo nerviosa.

Tengo que armar valor.

—Quisiera hablar de algo importante con usted.

— ¿De qué?

—El futuro.

—Te escucho.

—Quiero una alianza con usted.

— ¿Conmigo?

—Sí, por mi hijo.

— ¿En qué consiste tu propuesta?

—Será la segunda madre de mi hija, ella podrá hacer lo que sea para que su hijo asuma el trono y él no mate al mío. Una Sultana le beneficiaría.

Eres astuta, felicidades. Y sobre todo, llegas justo cuando te necesito.

—Trato hecho.













20 de abril, 1635

—Anda, sólo dilo —ordenó Safiye. —Zeynep ya dio a luz al şehzade Mahmud, ya nada puede salir mal.

—Raziye Hatun dio a luz a los şehzadesi Hüseyin y Süleyman y a Ocrazam Sultan.

Sí podía ir mal. Yo y mi boca.

—Dime Abdullah ¿Por qué aún no le he dado hijos al Sultan? He tomado tantas cosas de fertilidad y no logro quedar en cinta.

—Todo lleva su tiempo, Hatun.

— ¡Safiye Hatun! —gritó una odalisca entrando a sus aposentos.

— ¿Qué ocurre?

—El Sultan Cihangir volverá a partir a la guerra.

— ¿Qué? ¿Contra quien?

—Portugal.




✦ • ° *.

—Traeré la victoria —le aseguró a Mihriban.

—Claro que la traerá —le sonrió —. Y nuestros hijos lo esperarán con ansias.

—Me perderé mucho.

—Podría regresar en dos años, pasar unos días acá y después regresar.

—No suena mal, pero todo dependerá si hay posibilidades de ganar o no la guerra.

—Las habrá, ya verá.

—Si ganamos, te traeré un gran regalo.

—Pues vaya preparando el regalo —sonrió.

—Bien dicen que a lado de un gran hombre hay una gran mujer.

Y yo seré la única.

—Tendrá a sus enemigos temblando de su sola presencia.

—Confío en eso.

—Cuidaré a sus hijos, téngalo por seguro.

— ¿A mis hijos?

—Sí —respondió —. Y más al şehzade Cihangir. Daré mi vida por ellos.

—Por eso te amo —la abrazó —. Recuerda, eres mi Haseki y nadie puede faltarte al respeto durante mi partida.

Haseki no legal.

—Nadie lo hará porque saben que usted los mataría.

Él sonrió.

—Prométame algo.

— ¿Qué cosa?

—No esté con otra mujer, si quiere a una me tiene a mí.

—Prometo no tocar a otra mujer al igual que prometo traerte la corona Luisa María.

Mihriban sonrió.

Eso espero.

—Gracias a Allah por su alianza con España porque si no nada de esto estuviera sucediendo.

—Lo sé, sólo tengo que ayudar al rey de España a tomar Portugal y recibiré muchos bienes de ese lugar.

Gizem tenía que servir de algo.

—Por su astucia es que lo amo.














































¡Hola!

¿Qué tal con Mihriban?

Luisa María fue la reyna consorte del rey de Portugal de ese año.

A partir de ahora el lapso de tiempo será más largo porque mostraré como es que cada mujer se convierte en la digna oponente de las demás.

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