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CUATRO||Bebés

El harem tenía su primera fiesta en mucho tiempo por lo cual todos vestían lo mejor posible y más las mujeres para poder impresionar a la Valide Sultan.

Todo mundo creía que dicha celebración era en honor al şehzade y Sultana mientras algunos confiaban que era en honor a más mujeres embarazadas, sin embargo, todos estaban equivocados.

— ¡Atención! —gritó un eunuco. — ¡Valide Nurbanu Sultan está aquí!

Los presentes hicieron reverencia ante la mencionada. Cualquier error y ella podía hacerlos desaparecer sin dejar rastro.

Nurbanu Sultan caminó sonriente hasta llegar a su silla donde se sentó para posteriormente indicar que la gran fiesta continuara.

—Valide Sultan, gracias por la fiesta en nuestro honor —dijo Beyhan Hatun.

—Querida, no sé para quien sea la fiesta —confesó aún sonriendo.

— ¿Qué? —preguntó Rosella, sorprendida. —Creía que era en nuestro honor al tener un miembro de la dinastía creciendo dentro de nosotras.

—Temo desilusionarte.

— ¡Atención! —gritó el Kizlar. — ¡El Sultan Cihangir está aquí!

La Valide se paró de su asiento al igual que los demás pero, la Sultana no hizo reverencia como los otros.

Cihangir llegó hasta donde estaba su madre. Le dio un beso en su frente y le sonrió con alegría. Después, Gizem Hatun entró al harem hasta llegar a lado del Sultan. Ella le hizo reverencia a la Valide y a su hijo.

—Madre —habló Cihangir, tomando la mano de Gizem —, ella es Gizem, mi favorita —anunció.

Las mujeres embarazadas del Sultan miraban la escena muy sorprendidas.

—Un gusto conocerte formalmente, Gizem.

—El gusto es mío, Valide Sultan —dijo cabizbaja.

Cihangir tomó el mentón de su compañera haciendo que ella mirara al frente, como debería ser.

—Esta fiesta es en honor a Gizem quien lleva en su vientre a nuestro primer hijo —avisó a los presentes.

La Valide sonrió con entusiasmo, eso le aseguraba futuro a la dinastía y el Sultanato a su hijo.

—Allah mediante será un varón —dijo la Valide.

—Amén —dijo el Sultan del mundo. — ¡Qué vuelva a sonar la música! —ordenó sonriendo.

Las concubinas obedecieron y volvieron a tocar su dulce melodía.

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Una se llevaba la atención del mundo pero, otras se llevaban un mal sabor de boca.
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—De imaginar que era la que más hablaba sobre que era malo tener un hijo del Sultan—le dijo Lesya a Beyhan una vez que la fiesta volvió a su ritmo.

— ¡Lo sé! —le dio la razón. —Siempre se burlaba de nosotras por querer llamar la atención del Sultan y ahora mírala, es la favorita.

—Nos vio la cara —dijo Raziye, uniéndoseles. —Deberíamos vengarnos.

— ¿Estas loca? —preguntó Beyhan. —Es la favorita, no debemos tocarla.

—Es muy peligroso —dijo Lesya.

—Como quieran —dijo Raziye, ideando un plan para su venganza. —Todo lleva su tiempo —murmuró.
















7 meses ya habían transcurrido y en cualquier momento Raziye o Lesya darían a luz. Su preocupación crecía con el tiempo ya que si daban a luz a una mujer, era mostrar debilidad ante sus oponentes.

— ¿Qué ocurrió? —preguntó Tasya, preocupada. — ¿Por qué los dulces? —le preguntó a Mustafa agâ.

—Son en honor a Amalia Hatun, está en cinta —respondió para después hacer reverencia e irse.

Tasya caminó con rapidez hasta llegar a su habitación que aún compartía con Yllka Hatun.

— ¿Por qué esa cara? ¿A caso ya te resignaste a tener una niña?

—No es eso —respondió irritada.

—Entonces cuéntame. Habla con tu compañera.

—Amalia Hatun está en cinta.

Yllka quitó su sonrisa del rostro para mostrar una cara de preocupación.

—Espero y tenga una Sultana.

—Eso le conviene tener porque si no, nos irá mal.

— ¡Ah! —escucharon que alguien gritó en el harem.

Ambas mujeres caminaron a paso rápido hasta llegar a dicho lugar para encontrarse con Raziye quien gritaba de dolor.

— ¡Ya va a nacer! —gritó la rubia. — ¡Traigan a la partera!

Los eunucos presentes obedecieron y fueron por quien se les ordenó.

— ¡Ah! Allah dame fuerzas —pidió entre gritos.

—Ojalá se muera —susurró Tasya.




✦ • ° *.

Las horas pasaban y el Sultan esperaba afuera del cuarto de Raziye Hatun junto a su mamá en medio de la tormenta. De pronto, los gritos cesaron. Fue entonces que el Sultan entró al cuarto de Raziye mientras los demás esperaban noticias sobre el bebé nacido.

Un par de minutos pasaron cuando el Sultan salió de dicho lugar con una gran sonrisa en el rostro.

— Ömer agâ —llamó al eunuco principal, él fue ante su llamado —, que tiren 10 cañonazos —ordenó. —Que todo el mundo sepa que Häshämärshä Sultan y el şehzade Orhan nacieron de Raziye Hatun.

El eunuco asintió y posteriormente se fue.

Por otro lado, las mujeres aún embarazadas mostraban su irritabilidad con todos. Raziye había tenido una Sultana y a un şehzade, eso era muy malo ya que le aseguraba un futuro a su príncipe al casamiento de su hermana.

— ¿Lista para la guerra, Gizem? —se burló Lesya a quien nunca se había atrevido a enfrentar.

—Nací lista —sonrió. —Ustedes deberían ser las que estén listas.

— ¿Para qué? ¿Para derrotarte? —preguntó Rosella.

—No, para tenerme miedo —sentenció.














Tres días ya habían transcurrido desde el nacimiento del şehzade y Sultana lo cual sólo hizo más arrogante a Raziye debido a su estatus y nuevo aposento.

—Tráiganme más agua —le dijo a sus criadas mientras admiraba como unas concubinas bailaban.

—Deberías comportarte, Raziye —dijo Gizem mientras tocaba su vientre de siete meses. —Recuerda que el mayor no es el que asciende al trono si no aquel que tiene las cosas a su favor.

—Y la madre más astuta —completó Beyhan llegando con ellas.

— ¡Ah! —gritó Lesya desde el otro lado del palacio. — ¡Duele!

— ¡Ya va a nacer! —gritó una de las criadas de la Hatun.

—Espero y ese bebé muera —dijo Raziye sin disimulo alguno.




✦ • ° *.

Una vez más el Sultan estaba afuera de los aposentos de una de sus concubinas.
Los gritos seguían y seguían, ni siquiera Raziye había gritado tanto. Después de tanto grito, un llanto inundó todo el harem.
Cihangir y su madre entraron a los aposentos y otra vez dejaron a los presentes con intriga.

— ¿Qué crees que sea? —le preguntó Tasya a Rosella.

—La destrucción de Gizem —se burló Beyhan, integrándose a la conversación.

—Te escuché —dijo Gizem, llegando con ellas.

—Esa era la intención —comentó.

De repente el Sultan salió de los aposentos de Lesya.

—Afife Kalfa —llamó a su sierva. Ella llegó a su lado. —Que tiren diez cañonazos, que todo mundo sepa que el şehzade Cihan nació de Rabia Hatun.

—Sí majestad.

Cihangir caminó sonriendo con la cabeza en alto, ignorando a las demás mujeres que se le cruzaron por el camino, incluyendo a Gizem.

—Te dije que te olvidaría —se burló Beyhan de Gizem.

—Y yo te dije que cerraras la boca.




✦ • ° *.

Dos meses más pasaron, Rabia Hatun y Raziye Hatun gozaban de grandes privilegios, una siendo Kadin y la otra moviendo las cosas a su favor.
Seis mujeres más estaban embarazadas y cinco de ellas podían dar a luz en cualquier momento.

—Tendré un şehzade —aseguró Rosella.

—Cállate —le ordenó Gizem, comiendo kebab döner.

—Tú deberías callarte, eres menor que yo por lo cual debes respetarme.

Gizem rio.

—Me callaré cuando yo quiera.

Beyhan no soportó más y alzó su mano para golpearla pero se detuvo ya que le podría costar la vida.

— ¿Qué? —preguntó Gizem sin miedo alguno. — ¿Por qué no terminaste tu acción?

—No soy tonta.

—Tu cara dice todo lo contrario.

—Como fas... —habló Tasya.

— ¿Qué? ¿Te comió la lengua el ratón? —dijo Rosella.

— ¡Ah! —gritó de dolor. — ¡Mi bebé! —dijo tomando la mano de Amalia.

Las mujeres pronto se pararon y comenzaron a auxiliarla mientras un agâ iba por la partera. La única razón por la cual la ayudaban no era porque les importaba su bebé si no porque si algo le pasaba a ese bebé las responsables serían ellas.

Las horas pasaron y pasaron hasta que el sol se ocultó y Tasya seguía gritando de terrible dolor, sin embargo, esos gritos se terminaron con un agudo grito.

Cihangir entró y terminó saliendo al transcurrir unos diez minutos de gran tortura por parte de las otras mujeres menos para una, Amalia, quien rezaba día y noche para dar a luz a una Sultana.

— ¡Ömer! —gritó el Sultan de felicidad.

— ¿Si, majestad?

— ¡Que lancen doce cañonazos! ¡Que el imperio sepa que el şehzade Ahmed nació de Tasya Hatun!

Ömer asintió mientras Cihangir pasaba de largo. No volteó a ver a Gizem pero eso no significaba que no le hiciera caso, era todo lo contrario. Siempre se veían en las noches.













Un nuevo día era, Gizem dormía plácidamente a lado de su amado.
Todo era felicidad y sabía que debía aprovecharlo ya que algo malo podría pasar en cualquier momento y no se equivocaba.

— Hola, mi Sultan —dijo Gizem, despertando.

—Hola, amor —le sonrió, admirando el bello rostro de su amada.

— ¿Ya quieres comer?

La adolescente asintió.

— ¡Agâs, traigan comida! —gritó.

Gizem le sonrió, sentándose en la cama.

— ¿Qué hay de nuevo en el harem?

—Nada nuevo, Yllka Hatun sigue sin querer ver a la pequeña Gülbahar.

—Gülbahar es su hija, ya han pasado siete días, debería aceptarlo.

—Me parece que nunca lo hará.

—Si sigue así le impartiré un gran castigo.

Gizem asintió.

— ¿Le puedo informar algo urgente?

—Claro.

—Ya va a nacer nuestro hijo —avisó.

— ¿Qué?

— ¡Ah! ¡Ya viene!

— ¡Agâs, traigan a la partera! —gritó desesperado.





✦ • ° *.

Gizem fue trasladada al cuarto de la Valide Sultan donde fue atendida por muchas personas entre gritos y dolor, ella sólo rezaba para que su hijo naciera con bien.

—Falta poco, puja.

Gizem le hizo caso a la partera y siguió pujando tanto como pudo, el dolor era horrible por lo que intentaba ser fuerte y no morir en el parto. De pronto, un llanto se escuchó en la habitación.

—Felicidades Hatun —le dijo la partera sonriendo. —Es un lindo şehzade.

—Gracias a Allah —susurró.

Cihangir entró al cuarto donde cargó a su pequeño. Nurbanu tomó el Corán y tocó tres veces la cabeza de su nieto, luego le delineo los ojos con Kohl y finalmente le colocó azúcar en su boca.

—Tú nombre es Mustafa, Mustafa, Mustafa —le susurró en el oído a su hijo. —Su nombre es Mustafa —informó a los presentes. —Afife —le dijo a la Kalfa que estaba en la habitación —, que tiren veinte cañonazos para que el mundo entero sepa del nacimiento del şehzade Mustafa nacido de Şahihuban Hatun.

— ¡Que Allah le otorgue larga vida! —dijo la Valide.

—Amén —dijeron los presentes.

La guerra apenas comenzaba.






















































¡Hola!

¿De quién quieren el próximo capítulo?

¿A qué Hatun le van?

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