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19 de enero 1641
Todos los şehzadesi habían llegado a su respectiva provincia el mismo día debido a los inconvenientes en el camino y así dando por inicio a una corta guerra.
El mayor de los hijos con vida del Sultan se encontraba en sus nuevos aposentos admirando los azulejos del lugar cuando su madre entró sonriente.
—Cihan —le habló su madre. Él la regresó a ver —. Hijo mío —dijo tomando sus manos —, ahora debes concentrarte plenamente en la provincia, si haces un buen trabajo el Sultan te compensará con Manisa y después de eso será el trono.
Allah mediante.
—Aplicaré todo lo que me haz enseñado. No te defraudaré.
Tengo que llegar al trono por el bien de mis hermanos.
—Eso espero, pero también debes mantenerte algo en claro.
— ¿Qué cosa? —preguntó, mirando al pequeño balcón.
—Debes decirme cualquier cosa que hagas.
— ¿Por qué?
—Es por tu bien, sea bueno o malo debo saberlo. Tu futuro depende de eso y cualquier error pueden usarlo en tu contra.
—Prometo que sabrás todos mis pasos.
—Gracias —le sonrió tocando su mejilla.
— ¿Dónde están Nehir? —preguntó por mi pequeña hermana.
—Con mis criadas.
— ¿Sabes? Tengo dudas sobre con quién se casará.
—Eso no debe preocuparte, yo sabré quién es adecuado.
—Sólo no arriesgues su felicidad por la mía.
—Lo prometo —mintió sonriente.
✦ • ° *.
Beyhan admiraba sonriente a su amado hijo mientras pensaba en un futuro para él donde no habría inconvenientes para ambos. Por otro lado, el joven şehzade miraba los pasillos del palacio que estaban sumidos en silencio.
—Bayaceto.
— ¿Sí, madre? —preguntó deteniendo su caminata.
—Recuerda estar unido a los jenízaros.
¿Qué? ¿Tan pronto está haciendo planes?
—Ellos me aman, siempre estaré con ellos.
—No todos lo hacen y lo sabes, la mayoría está del lado de tu hermano Ahmed.
—No importa de qué lado estén.
— ¿Por qué?
Debo decirle, tal vez y así quiera a mis hermanos y no me obligue a luchar contra ellos.
—Cihan, Ahmed y yo llegamos a un acuerdo.
— ¿Qué acuerdo? —preguntó con interés.
—Si uno de nosotros llega al trono, le perdonará la vida a sus demás hermanos.
Beyhan lo miró confundida y angustiada por esa promesa ya que eso significaría que todos sus planes por deshacerse de los demás serían inútiles.
—Las cosas cambian y las personas también.
—Confío en ellos.
—A pesar de eso nadie asegura que uno de ellos subirá al trono.
—Ahmed subirá al trono, estoy seguro.
— Ahmed cumplirá su promesa, ¿pero qué hay de Mihriban?
—Estará de acuerdo, después de todo tiene más varones que las demás, no le conviene oponerse.
—Sólo espero y esa promesa se cumpla.
—Allah mediante así será.
—Amén.
Bayaceto suspiró, retomando su caminata.
— ¿Quién irá hoy a mis aposentos?
—Sila Hatun.
— ¿Quién es?
—Una mujer muy hermosa.
—Yo quiero a Umut.
—Mañana irá ella.
—Gracias —dijo pensando en esa dulce rubia.
✦ • ° *.
Ahora en Topkapi sólo se encontraban dos enemigas importante, una había sido la primera mujer en ir a la cama de Cihangir ya siendo Sultan y la otra era el amor de su vida.
Por otro lado estaba Zeynep quien su hijo aún no obtenía provincia por su edad de casi seis años y por ende se mantenía en bajo perfil para no llamar la atención de sus rivales.
Raziye caminaba en dirección al patio dos cuando se encontró a la Haseki del imperio que se detuvo al tenerla enfrente.
—Mihriban Sultan —sonrió con malicia, haciéndole reverencia.
—Raziye Hatun —le devolvió la sonrisa con hipocresía.
—Escuché que Adirah será la primera en ir a los aposentos del şehzade Ahmed —dijo cruzándose de brazos.
—Escuchaste bien. Ella cautivó a mi hijo.
La Hatun sonrió.
—Me preguntó qué pasará cuando Adirah se vuelva su esposa oficial.
— ¿De qué hablas?
—Nada, sólo que tú serás la Valide Sultan y yo la madre de Adirah. ¿Cómo crees que sea el harem?
—Igual, yo tendré el poder —respondió sin dudar.
—Las eras cambian, las Valide Sultan no duran por mucho tiempo por lo que la Haseki Sultan se convierte en la directora del harem, o sea que seré la madre de la futura encargada.
— ¿Qué insinúas?
—Es obvio, que Adirah pronto te sucederá porque seamos honestas, ningún otro şehzade que no sea tu hijo tiene posibilidades de subir al trono —sonrió sin pensar, acercándose más a la Sultana —. Cuidaré bien de tu hijo.
Mihriban le sonrió y posteriormente le dio una gran bofetada.
— ¿Cómo te atreves? —le preguntó Raziye.
—No ¿Cómo tú te atreves a tratarme por tu igual? Yo soy la Haseki Sultan y tú una Hatun. Te crees mejor que yo, pero no es así. Soy Haseki Mihriban Sultan, aprende a respetarme, insolente.
Raziye la miró con enojo para después hacer reverencia e irse.
Lamentarás eso.
✦ • ° *.
El primogénito de Mihriban se encontraba admirando las flores en el patio de su nueva residencia sin preocupación alguna para su futuro, pero su fiel amigo sí lo hacía.
—Şehzade Ahmed.
—Acabamos de llegar, Korkut —se quejó, sabiendo sus intenciones.
—Perdón, sé que preocupo mucho, pero la Haseki me lo encargó y espero no defraudarlos
—Nunca me sentiría así contigo y mucho menos mi madre.
—Gracias, şehzade.
Ahmed le sonrió.
—Debo de hablar de algo muy importante contigo.
—Lo escucho.
—Hoy inicia una guerra entre las esposas de mi padre y sé que muchos inocentes morirán y no por mi mano.
—No comprendo.
—Debes mantenerme al tanto de cualquier cosa, incluso si sospechas de mi madre o de alguna favorita debo enterarme.
—Lo mantendré informado.
—Gracias —dijo regresando su vista a las flores.
✦ • ° *.
Şehzade Mustafa. Así era conocido el hijo de Catalina, toda España sabía sobre eso, menos las mujeres del Sultan a excepción de Mihriban. A pesar de todo, ese apuesto adolescente no era tan unido a sus demás hermanos debido a su mamá que se encargaba de rodearlo de personas en quien podría confiar y así se aseguraba que su querido hijo no sufriera por la traición de uno de sus hermanos.
—Hijo —le habló Şahihuban mientras caminaban a los aposentos del joven.
— ¿Qué ocurre, madre?
—Necesitamos hablar.
— ¿De qué?
—Alianzas.
— ¿Hablas del matrimonio con Luisa Navarro?
—Sí.
—No sé porque me preguntas, no tengo opción.
Ella suspiró.
—Es por tu bien —dijo con pena.
—Como digas —dijo despreocupado —. Prepara todo, la boda debe ser lo más pronto posible y por el momento que ninguna mujer vaya a mis aposentos.
—Como órdenes.
✦ • ° *.
Muchos rumores habían sobre el segundo varón de la Kadın. Algunos afirmaban que él había fallecido debido a que no era tan mencionado y otro aseguraban que el Sultan lo había exiliado, pero pocos sabían la verdad.
—Şehzade İbrahim —lo llamó Erdoğan agâ.
— ¿Qué ocurre? —preguntó bajando de su caballo negro.
— ¿Ahora qué hará? El Sultan le dio una oportunidad gracias a Mihriban Sultan.
İbrahim sonrió.
—Destruiré a mis hermanos.
—Şehzade —dijo sorprendido.
—Silencio —ordenó —, el primer paso será hacer caer al más débil.
— ¿A quién?
—Mahmud, su madre es débil, por lo tanto él también.
— ¿Está seguro?
El pelirrojo asintió.
—Es muy pronto.
—No importa, lo importante es hacerlo pronto, ahora que no tienen hijos, después será complicado.
—De acuerdo —dijo dudoso.
✦ • ° *.
Mihriban había mandado a llamar a su futuro aliado para quedar en buenos términos mientras sus enemigos pensarían lo contrario.
—Ishak agâ.
—Haseki Sultan —se reverenció el mencionado.
— ¿Haz escuchado sobre Hümaşah Sultan?
—No, mi Sultana.
— ¿Seguro?
—Seguro, hay muchas Sultanas en el palacio, perdón.
—No te preocupes —sonrió —. He escuchado que eres muy bueno con la espada.
—No soy tan bueno, Haseki Sultan.
—No seas humilde —le sonrió.
—Sólo digo la verdad.
—Cuéntame tu historia —pidió para después beber de su té —. Todos tenemos una antes de ingresar al palacio, quiero saber la tuya.
—No hay nada importante, sólo era hijo de un soldado del imperio safávida.
—Por eso eres bueno con la espada.
Él asintió.
— ¿Qué le pasó a tu familia?
—Murió antes de la guerra, culparon a mi padre de un delito que él no cometió por lo que me ví a la obligación de huir de mi casa para sobrevivir, después de mucho tiempo unos hombres me raptaron y posteriormente me vendieron a Topkapi.
—Dime —dijo dejando su taza de lado — ¿Te gustaría vengarte de esas personas que le hicieron daño a tu padre y a la vez obtener felicidad?
¿Qué? ¿Por qué me pregunta eso? Debe ser por algo.
—Completamente.
Mihriban sonrió.
—A partir de mañana serás llevado con los jenízaros para ser uno de ellos y en unos meses te casarás con Hümaşah Sultan.
¿Qué? ¡No!
—Lo siento, pero mi corazón le pertenece a alguien más.
— ¿A quién? ¿A la muchacha con la que te encontré hablando aquel día?
Él asintió.
—Hümaşah Sultan es esa niña.
— ¿Qué?
Mihriban sonrió.
—Puedes irte.
✦ • ° *.
Un hombre enamorado es capaz de todo e incluso puede perderlo todo, al igual que le podría ocurrir a Selim quien entró a su nuevo hogar con la cabeza abajo.
—Şehzade —le habló su fiel amigo, Hasab.
— ¿Qué sucede? Acabamos de llegar.
—La Kalfa del lugar me informó que Kamerşah Hanimsultan está aquí, en los aposentos de visitas.
— ¿Qué? —preguntó levantando su mirada.
Selim no espero respuesta alguna y corrió a donde le habían indicado, sumido en felicidad.
En ese corto tiempo sólo habló con su amada unas tres ocasiones y en la última ella no avisó de su partida de Topkapi.
El varón entró sin tocar a los aposentos y así llamando la atención de la pelinegra.
—Şehzade —se reverenció.
—Kamerşah —sonrió.
Ella lo miró a los ojos por lo que le provocó un suave color rosa en sus mejillas.
—La última ocasión no me despedí de usted por lo que quería hacerlo —se excusó.
— ¿Viniste a despedirte?
—Temo que sí, pero probablemente lo vuelva a ver, después de todo somos familia.
Somos familia.
—Es verdad, además no puedes estar tan alejada de tu madre debido a que no tienes esposo.
—Aún así ella comprenderá si deseo quedarme con mi primo.
Primo.
— ¿Cuándo partirás?
—En dos semanas, nunca había venido a Bolu, me gustaría quedarme un corto tiempo, claro, si no le importa.
—Puedes quedarte todo el tiempo que desees y sirve que encuentras un esposo.
No me daré por vencida con facilidad.
Con tristeza de por medio Selim se retiró, dejándola con su criada.
—Creí que le diría lo que sentía.
—Es mi primo, Ana.
— ¿Se rendirá?
—Para nada, estoy completamente enamorada de él desde que lo ví, sólo que usaré otros métodos.
A pesar de tener un gemelo, para mí no hay dos como él.
— ¿Qué hará?
—Averigua cuándo le enviarán una concubina al şehzade.
— ¿La matará?
—No, la retrasaré para que así yo me pueda hacer pasar por ella y yo vaya a su cama.
— ¿Está segura?
—Sí, ya sabes que lo que quiero, lo obtengo.
✦ • ° *.
No era secreto que Safiye Hatun adoraba a sus hijos y que daría cualquier cosa por ellos, pero ¿Ellos darían todo el uno por el otro?
Su amado şehzade miraba el atardecer desde el balcón, pensando en su querida hermana sin imaginar que ella ya había hecho un trato con el enemigo.
—Madre.
— ¿Sí, cariño?
— ¿Ahora qué haremos? Ahmed será el Sultan.
—No temas, yo me encargaré de eso.
— ¿Qué harás?
—Nada malo, Adbullhaziz.
—No quiero que lo mates.
—No le haré nada malo.
— ¿Qué le harás? —volvió a preguntar.
—Le pondré trampas para que su majestad ya no confíe en él —mintió —. Por el momento sigue fingiendo que eres débil, tu hermana te protegerá con un buen matrimonio.
— ¿Por eso permitiste que se quedara en el palacio?
—No, lo hice para que me informara los pasos de Mihriban.
— ¿Lo logrará?
—Claro, después de todo es tu melliza, ambos se cuidan.
—Confío en ella.
—Yo igual.
✦ • ° *.
Entre el imperio otomano la maldad abundaba y la hipocresía iba a la par con el engaño al igual que el şehzade Osman y Safiye Sultan. Uno codicioso y otra ambiciosa. Ambos eran similares y peligrosos para todo mundo.
—Rümeysa Hatun está eligiendo a la mujer que irá a tus aposentos, apuesto a que primero irá Yasemin —dijo sentándose en la cama de su hermano.
—No importa quien sea.
— ¡Uy! Andas de mal humor —se burló.
—No es eso, sólo que ahora la situación es más difícil, debemos mover bien nuestras cartas para que yo ascienda al trono.
— ¿Dejarás vivir a Cihangir?
—No es apto para el trono, no tengo nada que temer.
—Pero sí Mahienver. Si Cihangir muere, su poder también.
—Te equívocas Safiye, su poder aumentará al unirse al bando de Mihriban, tendría que ganármela.
—Eso es imposible, nos hemos encargado de que los otros mellizos nos odien.
— ¿Qué recomiendas hacer?
—Seguir siendo dobles cara, después de todo Rümeysa nunca se dará cuenta hasta que sea tarde.
— ¿Tarde?
—Aumentaremos nuestro poder para posteriormente matar a Mahienver.
Osman rió.
—Que así sea —sentenció.
✦ • ° *.
El gemelo del şehzade Selim caminaba con tranquilidad por los pasillos de su ya hogar hasta que su amigo llegó a su lado.
—Şehzade Burak.
— ¿Qué ocurre, Alaaddin?
—Quisiera saber cuáles son sus planes para ahora, ya inició la competencia más importante.
—No ambiciono el trono, amigo mío. Selim o Ahmed será el que llegará al trono y por ende mi vida no peligra.
—Pero si tiene varones sí.
—Te equivocas, tengo tan buena amistad con mis hermanos que eso es imposible. Mamá se encargó de eso.
—No debe confiarse, majestad.
—Tonterías, sé que mis hijos no peligrarán y es lo más importante.
—Confiaré en usted.
—Eso espero.
Alaaddin rió.
—La Kalfa dijo que aún no quiere recibir concubinas.
—Es verdad, esperaré algunos días.
— ¿Por qué?
—Quiero acostumbrarme al palacio.
—Bien, sólo recuerde que debe tener hijos pronto.
—Ajá —dijo sin importancia.
✦ • ° *.
Haseki Mihriban Sultan entró a los aposentos de su amado esposo con toda la aptitud positiva del mundo, esperando salir con su objetivo en mente.
—Cihangir —le sonrió a su esposo.
—Mi amada Mihriban —sonrió —. Esperaba con ansias tu llegada —confesó.
—Sabes donde encontrarme —dijo abrazándolo.
—No es verdad, ayer fui a buscarte a tus aposentos y no te encontrabas.
—Habrá sido cuando me reuní con las mujeres que cuidan de nuestros hijos —dijo mirándolo a los ojos.
—Probablemente.
—Quiero hablarte de algo importante —dijo separándose de él.
—Te escucho.
—Quisiera crear unas escuelas especiales.
— ¿Escuelas especiales?
—Sí.
—Explícame.
—Quisiera hacer que en esas escuelas pudieran asistir hombres y mujeres de todas partes del mundo.
—Mmm... interesante, sigue.
—Dichas escuelas serían en Estambul con personas muy capacitadas para que dieran bien sus clases y esas personas tengan la mejor educación del mundo. Y la verdad también quisiera que nuestra familia fuera allí para demostrar que no es como cualquier escuela. Para entrar se tendrá que pagar y a parte se haría una evaluación donde podamos ver qué tan capacitas están para ingresar y claro, los que sobresalgan entrarán y los que no, no. Incluso las personas más pobres pueden intentarlo y si tienen buenas capacidades, entran sin problema —explicó contenta —. Tengo en mente que fueran unas 20 escuelas, serían separadas por su conocimiento y más tarde, si se puede contar con espacios, donde se separen por edad.
—Me gusta mucho tu idea, pero ¿Por qué llevar a nuestros hijos allá cuando aquí pueden recibir más educación?
—Ya le dije, para demostrar que es una buena educación y así extranjeros vengan y nos envidien las grandes cosas que no podrán obtener. Seremos el primer imperio que abre sus puertas a sus ciudadanos y a extranjeros, seremos queridos por el pueblo por nuestra humildad al mandar a nuestros hijos y eso nos conviene.
Mmm... no estoy seguro.
— ¿Segura que también a extranjeros?
—Sí.
—Pero sus gobernantes se deberían preocupar por ellos, no nosotros.
—Somos tan misericordiosos que les abriremos nuevos horizontes, mostraremos nuestra gratitud.
Cihangir suspiró, analizando la situación. Era algo arriesgado, podría despertar la codicia de los demás, pero a la vez obtendría su cariño al brindarles esa ayuda.
Él miró a su esposa que lo miraba entusiasmada, esperando una respuesta positiva.
¿Cómo puedo negarme con tanta hermosura frente a mí?
—De acuerdo, le avisaré al gran visir sobre tu proyecto para que sea implementado lo más pronto posible.
—Gracias —dijo besando la mano de su esposo.
—No, gracias a ti por ser tan inteligente —sonrió.
✦ • ° *.
Una mujer en un harem sobresalía por dos cosas: inteligencia y belleza. Adirah Hatun tenía ambas lo cual era un punto a su favor. Ya estaba obscuro y su noche con el şehzade había llegado.
— ¿Estás lista? —le preguntó Mih Kalfa a Adirah, mirando a la joven en el espejo.
"Debes hacer hasta lo imposible para que Ahmed caiga, y sobre todo, no debes enamorarte". Eso me dijo Raziye Hatun y lo cumpliré.
—Sí —sonrió la peli-blanca, levantándose de su asiento.
La Hatun y el agâ encargado del lugar se dirigieron a paso lento a los aposentos del famoso şehzade.
Soy Adirah Hatun, perdí a mis padres a temprana edad y a mi abuela cuando más la necesitaba. Raziye Hatun me cuidó como a una hija y ahora estoy dispuesta a dar mi vida por ella. Me volveré favorita y después el verdugo del şehzade Ahmed.
Yo soy Adirah.
Al llegar frente a los aposentos, la mujer sonrió.
A penas comenzaría su gloria.
—Pasa —le ordenó el agâ.
Adirah asintió y posteriormente los aposentos se abrieron. Ella entró con la cabeza baja y caminó hasta donde se encontraba Ahmed. Él al verla sonrió como loco enamorado y antes de que ella hiciera lo que era costumbre, él tomó su mentón, provocando que ella lo mirara.
—Adirah Hatun.
—Şehzade —dijo con sequedad.
Su tarea era hacerse la enamorada, no obstante después de su último encuentro no podría ser dulce debido a que él notaría sus intenciones, tonta no era.
Ahmed rió.
—Veo que aún me odias.
—No lo odio, simplemente sus pensamientos no son de mi agrado.
Él sonrió.
—Ven —dijo tomándola de la mano para seguidamente ambos salir al balcón.
— ¿Por qué estamos aquí? —preguntó mirando las estrellas, al igual que él.
—Cada que veo las estrellas siempre hay una que brilla más que las otras, pero después de conocerte veo a dos brillar del mismo modo.
— ¿A qué se refiere?
—La estrella más grande es mi mamá y la otra eres tú, ambas estrellas representan a las mujeres de mi vida.
Adirah rió.
—Es muy joven para pensar eso.
—Puedo ser joven, pero sé que me gustas y no me rendiré hasta que seas la madre de mis hijos.
Claro, como si fuera real.
—Hay muchas mujeres, ¿por qué yo?
—Porque eres más inteligente que ellas.
— ¿Sabe? Puede obtener mi amor de una forma.
— ¿Cuál?
—Renunciando a las demás mujeres.
—Creí que la inteligencia era más importante.
—Lo es.
—En dado caso ¿Por qué te preocupan las demás?
—Debo ser inteligente ¿No? Otra puede enamorarlo.
Ahmed rió.
—El Sultan no toca a otra mujer que no sea su Haseki, yo también puedo hacerlo.
Adirah sonrió y posteriormente lo besó.
✦ • ° *.
Los hijos lo eran todo para una madre, pero eso Rümeysa lo había olvidado al conocer a Osman y Safiye a tal punto que dejó a sus hijos de sangre en el palacio, a cargo de varias criadas de confianza.
Unos golpes se escucharon en los aposentos de la encargada del harem, llamando su plena atención debido a la hora que era.
—Adelante.
La puerta se abrió, dejando entrar a los mellizos de su amiga.
—Sultana —dijeron Cihangir y Mahienver en coro, haciéndole reverencia.
— ¿Qué los trae a mis aposentos, cariños?
—Nos sentimos solos —respondió Mahienver.
—Nuestra madre no fue quien para llevarnos con ella, prefiere a Osman y a su hermana.
— ¡Cihangir! —lo regañó su melliza.
—Tranquila, mi Sultana —le sonrió Mihriban — ¿Por qué dices eso, pequeño?
—Desde que Osman y Safiye llegaron a su vida se encarga más de ellos y a nosotros nos deja de lado.
—Deben de entender que ellos no tienen mamá, Rümeysa sólo busca que no se sientan solos.
—Pero no debería descuidarnos, sé que no tendré provincia, no obstante aún así debería importarle.
—Tendrás una provincia, Cihangir. Yo me encargaré de eso —prometió.
—No importa, mi mamá nunca querrá ir conmigo porque yo no tengo posibilidad de ascender al trono.
—Ella los ama.
—No lo creo.
—Pequeños —dijo tomando la mano izquierda de cada niño —, yo también los quiero. Rümeysa está ocupada, pero yo no, siempre que necesiten algo no duden en venir a mí.
—Gracias Sultan, pero nosotros nos quejamos de nuestra situación por lo cual sería hipócrita hacer lo mismo —dijo Mahienver.
—Tengo tiempo para todos mis hijos y ahora que no están tres tendré tiempo para dos más —les sonrió.
—No queremos causarle problemas.
—Para nada —dijo tocando su mejilla — ¡Ömer!
El agâ pronto escucho su nombre, entró.
— ¿Sí, Haseki Sultan? —preguntó haciéndole reverencia.
—Da mi nueva orden —ordenó —. A partir de hoy Mahienver Sultan y el şehzade Cihangir dormitarán cerca de mis aposentos.
—Claro, Sultana —dijo haciéndole reverencia para después salir.
—Recuerden, aquí estoy para ustedes.
—Gracias Haseki Sultan —dijeron besando la mano de su nueva madre.
¡Hola!
¿Creen que la promesa entre los hermanos se logre?
¿Qué ganará Mihriban con la escuela?
¿Qué şehzade morirá primero?
¿Quieren más capítulos? Entonces lleguen a 18 votos.
¡Nos leemos!
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