26 ||Provincias
5 de enero, 1641
Los años pasaron y esos dulces niños que corrían por el palacio se habían convertido en hombres y aquellas pequeñas damas se convirtieron en mujeres dignas de admirar. Fue entonces que algunos comprendieron que los niños crecían y pronto las risas terminarían.
Un nuevo año se hizo presente por lo que las ocho esposas no legales del Sultan se encontraban en el harem festejando.
— ¡Atención! —gritó Ömer, provocando la atención de los presentes que dejaron todo lo que estaban haciendo — ¡Vâlide-i Mihriban sa'ide Sultan!
Todos bajaron la cabeza e hicieron reverencia, algunas de mala gana y otras con resignación.
La amada por el gobernante del mundo entró al lugar con una gran sonrisa en su rostro debido a lo que había logrado con rapidez. Mihriban llegó con sus enemigas y se sentó en medio de ellas, miró a cada una con superioridad.
— ¿Dónde está Hümaşah Sultan?
— ¿Por qué tanto interés en mi hija, Haseki Sultan? —le preguntó Safiye Hatun.
—Porque siempre que yo estoy presente ella nunca lo está, eso se me hace una falta de respeto.
—Está en sus clases, Sultana —la defendió —, pero mañana estará frente a usted.
—Eso espero.
✦ • ° *.
Allá en los rincones del palacio más alejados de la civilización se encontraba una pobre odalisca buscando a su Sultana.
— ¡Allah! ¿Qué hice para merecer esto? —se preguntó —. Si Safiye Hatun se entera que perdí de vista a Hümaşah Sultan, me matará —se quejó.
Mientras, la Sultana miraba cómo trabajaba el hombre que había llamado su atención y su nombre era Ishak, Ishak agâ perteneciente a los eunucos blancos y por ende no estaba castrado. El agâ había robado por completo el corazón de una Sultana a pesar de la edad que se llevaban. Él, de cabello obscuro, tez blanca, ojos azules y una pequeña barba estaba en la mirada de una pequeña mujer de cabello chocolate, ojos entre azules y verdes y tez clara.
—Es hermoso —dijo en voz baja, admirando a su amado —, ¿por qué no puede estar conmigo? ¡Ah, sí! Soy una Sultana —se maldijo.
Ishak nunca había visto a Hümaşah ya que eso estaba prohibido y la única razón por la cual ella lo conocía era debido a que una vez él se encontraba en el jardín, a lado de Ömer y su padre.
—Allah, dame paciencia —pidió Ishak, limpiando el suelo en el que se había derramado algo de té.
Para suerte de la Sultana, ella no llevaba joyas así que ese era su momento de hablar con él.
— ¿Por qué tallas de esa manera el piso?
Ishak miró a aquella bella mujer que hizo su corazón palpitar con ferocidad.
— ¿Hay té? —dijo dudando hasta de lo lógico — ¿Eres una odalisca?
—Sí —mintió.
—Menos mal, de haber sido parte del harem del Sultan estaría ahora mismo bajo tierra.
Ella rió.
— ¿Cómo te llamas?
—Ishak ¿Y tú?
—Rana.
Ishak se levantó y le sonrió.
—Es un gusto conocerte.
—Lo mismo digo —sonrió —, tengo que volver a mis deberes.
—Claro, espero volver a verte.
Ella asintió y posteriormente corrió hasta desaparecer del camino de aquel agâ.
—Gracias Allah —murmuró el feliz joven.
✦ • ° *.
Un príncipe de nombre Selim se encontraba practicando espada con su hermano Burak cuando a lo lejos vio una melena negra que llamó su atención e hizo que el inexperto de su hermano lo golpeara en la cara, provocando que cayera al piso. El mayor de los gemelos ignoró las burlas de su hermano y se levantó aún con la vista en aquella mujer.
— ¿Quién es ella? —le preguntó a su hermano sin dejarla de mirar.
—Kamerşah Hanimsultan.
— ¿Hanimsultan? —preguntó mirándolo.
—Sí, es hija de Saliha Sultan, hija de Mihrünissa Hatun y el Sultan Bayazid, nuestro abuelo.
—Entonces ¿Es nuestra prima?
—Sí, algo lejana, pero sí.
— ¿Cómo sabes de ella?
—Nuestra madre avisó que llegaría hace tres días.
— ¿Ella está aquí desde hace tres días? —preguntó mirando a la Hanimsultan sonreír.
—Sí.
— ¿Por qué no lo sabía?
—Lo hubieras sabido si tan sólo le pusieras atención a nuestra madre.
—Lo hago.
—Cuando te regaña.
Selim asintió sin remordimiento alguno.
✦ • ° *.
Los años podrían pasar, pero los recuerdos quedan y la dama perteneciente a la dinastía española lo sabía bien.
Aquella mujer se encontraba con su odalisca en sus aposentos, mirando por la ventana.
— ¿Qué ocurre? —le preguntó Nigar a Şahihuban.
—Recuerdo, querida.
— ¿Puedo saber qué?
—Cuando había amor entre el Sultan y yo le sugerí que nuestro hijo se llamase Murad, pero se negó.
—Y ahora el hijo de Mihriban Sultan se llama Murad ¿No?
Şahihuban asintió.
—Me causa coraje el sólo recordar que Raziye tuvo la culpa de todo.
— ¿Se vengará?
—No descansaré hasta que sus hijos mueran.
—Así se habla —sonrió.
— ¿Dónde está mi pequeña Ayşe?
—En los aposentos de su Daye.
La Hatun suspiró.
—Debo cuidarla mucho de sus hermanas, pueden ser unas víboras con ellas.
—No debe porque preocuparse, Häshämärshä Sultan era la irrespetuosa y aún no está aquí.
—Al igual que mi preciada Fatma.
—Usted la mandó con su esposo para que la ayudara a hacer alianzas.
—Y no me arrepiento.
✦ • ° *.
El Sultan de ya más de cuarenta años se encontraba en sus aposentos, esperando la llegada de su Haseki Sultan. De pronto, alguien golpeó la puerta y él con una sonrisa dejó que entraran. Y así, Mihriban Sultan se adentró al lugar.
—Mi amado esposo —dijo abrazándolo.
—Mi hermosa esposa —dijo dándole un beso en la frente.
— ¿A qué se debe su llamado?
—Tu llamado —corrigió.
Mihriban rió.
—Quiero hablar de un tema muy importante —dijo mirándola a los ojos.
— ¿Qué cosa?
—Ya tengo la provincia de Ahmed, Burak y Selim.
— ¿Burak y Selim también se irán este año?
Cihangir asintió.
— ¡Por Allah! No me hagas elegir entre mis hijos para que los acompañe.
—Eso no sucederá.
— ¿Tú lo decidirás?
Él negó.
—Tú te quedarás en la capital, conmigo —le sonrió.
¡Lo sabía!
— ¡Me haces muy feliz! —le sonrió.
—Esa es mi intención.
—Gracias —lo besó. — ¿También tendrá una provincia el şehzade İbrahim?
El Sultan hizo una mueca de disgusto.
Hablaban de aquel şehzade que se encontraba fuera de Estambul debido a su conducta de rebeldía, él permanecía en el palacio de su primo, el sultanzade Emir.
—Sí.
—Haces bien, demuestra que eres un Sultan compasivo.
—No se lo merece, pero lo hice por ti.
Mihriban sonrió.
—También decidí seguir tu consejo.
— ¿Cuál?
—Ninguno irá a Manisa.
¡Estupendo!
Otros golpes se escucharon en la puerta, llamando la atención de la Haseki.
—Son las demás.
— ¿Hablarás con todas?
—Sí, asignaré las provincias para que partan en una semana.
Mihriban asintió y se apartó de él para mostrar respeto.
—Adelante —ordenó el Sultan.
Las mujeres detrás de la puerta entraron con la cabeza abajo hasta llegar frente a Cihangir y Mihriban para después hacer reverencia.
—Las mandé a llamar para avisarles a qué provincia se irán mis şehzadesi —avisó —, ustedes y ellos partirán en una semana.
Raziye miró a Mihriban con una sonrisa.
Te irás, Haseki.
—Pero Mihriban no irá.
Raziye quitó su sonrisa y ahora Mihriban sonrió con la cabeza en alto.
— ¿Por qué? Es la tradición —se atrevió a hablar Rabia.
—Porque yo así lo quiero —respondió.
Rabia la miró con enojo.
—Anteriormente ya había asignado provincia, pero lo pensé mejor y habrá cambios.
—Sí, Sultan —dijeron todas a coro.
Cihangir sacó de su ropa un papel y comenzó a leer, llamando la atención de todas.
—Cihan a Edirne, Ahmed a Bursa, Mustafa a Balıkesir, Adbullhaziz a Konya, Bayaceto a Muğla, Osman a Aydın, Selim a Bolu, Burak a Sakarya e İbrahim a Afyon.
Las Hatun's y Sultana asintieron. Unas satisfechas y otras no tanto.
— ¿A mí por qué me mandó a llamar, majestad? —preguntó Raziye.
—Para que te mantuvieras al tanto —respondió recordando a su hijo Orhan. Mihriban puso su mano en su hombro, apoyándolo.
—Retírense, Hatun's —ordenó Cihangir.
Las Hatun's hicieron reverencia y seguidamente salieron.
✦ • ° *.
Rümeysa había llegado a su aposento, donde su hijo la esperaba.
— ¿A qué fuiste?
La Hatun suspiró.
—Ya dieron las provincias —le avisó.
— ¿A dónde iré?
—Aún eres muy joven.
— ¿Entonces por qué estás preparándote? —preguntó mirando la ropa de su madre.
—Iré a Aydın con Osman.
Cihangir rió.
—Siempre es él.
—Amor... —se quejó.
—Siempre ha sido él. Desde que él y Safiye llegaron a nuestras vidas me dejaste de lado junto a Mahienver.
— ¡Por Allah! No digas eso.
Cihangir negó.
—Allah te castigará —dijo con dolor para después salir.
✦ • ° *.
Raziye podría aún no tener un hijo en una provincia, pero tenía astucia de su parte.
—Llegó el día —le dijo Raziye a su sirvienta Adirah, nieta de su difunta odalisca —, le prometí a tu abuela cuidar de ti cuando falleció en 1637 y no le fallaré porque te convertiré en esposa del şehzade de la corona.
— ¿A dónde irá el şehzade Cihan?
—A Edirne —respondió —, debes enamorarlo completamente.
—Así será —sonrió la peli-blanca con malicia.
¡Hola!
¿Se esperaban lo de las provincias?
¿Hümaşah podrá hacer que su amor dure?
¿Piensan que Burak se alejará de su prima?
¡Nos leemos!
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