Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22. El reino que vivía bajo la tierra

Los pasos de los tres se escucharon casi como las melodías de una canción. Kimiosea cada vez estaba más segura de que la respuesta se encontraba ahí, pero no sabía por dónde comenzar. Aun cuando la biblioteca era muy pequeña, los libros parecían ser infinitos. Cada ejemplar formaba parte de una colección de conocimiento que había sido acumulada por años y años, antes de que los duendes huyeran a Arkira. Encontrar aquel escrito parecía una tarea casi imposible.

—Señora Nerzo, honestamente no sé por dónde comenzar —expresó la rubia con pesar mientras admiraba cada libro.

—Por supuesto que no, muchacha. Es por ello que tenemos que empezar a buscar —dijo la mujer comenzando a encender las velas que rodeaban el lugar.

Tólbik recorría cada centímetro con su mirada. La biblioteca de Charóz le recordaba se cierta manera a las sensaciones que provocaba su hogar. Extrañó nuevamente su reino, pero se resignó a continuar con la misión para regresar lo antes posible.

Los tres comenzaron a tomar libros con cuidado y a hojearlos para poder encontrar alguna respuesta sobre el equilibrio del universo. Kimiosea notó hasta que abrió la primera página de un libro que todos estaban escritos a mano. La caligrafía era perfecta y para su sorpresa estaban escritos en Talán.

Los temas que tocaban los libros de la biblioteca de Charóz eran verdaderamente interesantes. Las horas que pasaron revisando cada libro que albergaba la fuente de conocimiento de los duendes no era un suplicio para nada. Resultaba de lo más inspirador y refrescante.

Kimiosea prestaba especial atención a la manera tan poética que tenían los duendes para describir cosas tan cotidianas como la flora en Imperia o las antiguas guerras que se libraron. Envidió por un segundo aquella habilidad y se cuestionó sobre la suya propia. ¿En qué momento alguien había visto talento en ella?

Las horas pasaron junto a las antiguas páginas de los libros. Tólbik ocupaba un pequeño espacio del suelo en el que hojeaba distintos libros a la vez, la señora Nerzo y Kimiosea revisaban libro por libro de pie frente a las estanterías.

Parecía que aquello iba a tardar mucho más cuando la rubia sacó otro ejemplar y notó que tenía las mismas cuatro piedras que la puerta de entrada. El libro se titulaba: "La historia del origen. Volumen dos: De cómo se creó el equilibrio entre todos los mundos".

La rubia sintió una corriente eléctrica recorrer su espalda e inmediatamente se dispuso a abrir el libro para buscar una respuesta. Cuando llegó al capítulo indicado leyó lo siguiente:

"(...) Y ya creados todos los mundos, las energías comenzaron a fluir sin barrera alguna. Las aguas inundaban los cielos y la oscuridad se mezclaba con el fuego. Se pensó entonces, que la energía sin equilibrio causaría caos y no podría existir ser sobre la tierra, ni criatura en las aguas. La tierra decidió dar de sí un poco de su alma y con ayuda del agua y el fuego, los fragmentos se convirtieron en piedras preciosas y cristales que yacieron sobre el desnudo suelo por varios días.

Las estrellas, en toda su gracia, tocaron con su luz angelical estas piedras y la vida empezó a crecer dentro de sí. Cuando aquellas llegaron a una edad madura comenzaron su misión, y así, algunas empezaron a absorber oscuridad y la guiaban y la consolaban. También tomaron la impetuosidad de las aguas y otras piedras preciosas la guardaron dentro de sí. Lo mismo sucedió entonces con el resto de los elementos y mientras las piedras y cristales tomaban más del universo, este comenzaba a formar paz y armonía.

Cuando en todos los mundos existió equilibrio, la vida espiritual se dividió en dos. Los espíritus que regían a los cielos, la tierra, las aguas, la oscuridad y el fuego, vivirían en las alturas. Ocultos a cualquier curioso y vigilando la paz de las almas. Las energías, por otra parte, serían custodiadas por los guardianes de los cristales. Y de la paz en todos los mundos se encargarían.

Así pues, nació el árbol de Kerín. En lo más profundo de la tierra. Inaccesible a los mortales. Y este árbol se encargaría de dar a luz las piedras preciosas y cristales que guardarán por todos los milenios el equilibrio y la paz de este universo. Nació él en la tierra más hermosa que se creó en todos los mundos y sobre de él, su hermano Karuto se levantó. Un sauce llorón que daría consuelo a los mortales. La conexión entre los mundos. (...)"

—Esa es la respuesta —expresó Kimiosea llamando la atención de sus dos acompañantes—. Encontré el libro.

—¿Qué es lo que dice? —preguntó Tólbik ansioso.

—Tenemos que ir con los guardianes de los cristales, en el árbol de Kerín —dijo la rubia causando confusión en sus oyente—. Según este libro, al inicio de los tiempos se dividió lo espiritual en dos. Uno es tu reino, Tólbik, el que vigila las almas y se encuentra en las alturas. El otro es bajo la tierra. Ellos cuidan de las energías y crean los cristales.

—¿Cómo llegamos ahí?

—Esa es la cuestión, Tólbik —respondió Kimiosea cerrando el libro—. Está bajo la tierra. Bajo el árbol de Karuto, un sauce llorón que conecta a los mortales con este reino.

—El sauce llorón. Nuestro sauce llorón, me parece —infirió la señora Nerzo y Kimiosea asintió en acuerdo—. No hay manera humana de llegar hasta allá, ni cavando el hoyo más profundo.

—Es un lugar que fue diseñado para estar oculto de los mortales —complementó la rubia y Tólbik trató de pensar en una solución.

—Está oculto a todo mortal —dijo la señora Nerzo de repente—. Pero no a los seres espirituales.

Kimiosea volteó a ver a Tólbik que abrió los ojos ante lo que declaraba la señora Nerzo.

—Tú puedes transformar tu apariencia y tu fisonomía para entrar a tu mundo —afirmó la mujer muy segura de sí—. Tienes que hacer lo mismo para acceder al reino bajo la tierra.

—Yo... —empezó a decir el aprendiz con nerviosismo en la voz—. No me he transformado desde que salimos del palacio de mi Reina. No sé si aún cuente con la habilidad.

—Tólbik se está convirtiendo poco a poco en mortal —expresó Kimiosea y el joven asintió con pesar.

—No pierdes nada si lo intentas. Y si resultas victorioso ganarás un paso más a completar su misión —dijo la señora Nerzo con seriedad y Tólbik se levantó del suelo para colocar sus manos sobre la frente.

Le daba miedo intentarlo. Una de las razones por las cuales había evitado la transformación desde su llegada al mundo mortal era porque temía que no la lograra y que aquello fuera el anuncio final. Su despedida a todo lo espiritual.

Concentró todas sus fuerzas y unió los dedos para dejar fluir la energía, como lo hacía siempre. De pronto, todas aquellas sensaciones que había adquirido en esos días lo abandonaron por un momento. Su interior, nuevamente se sentía tan liviano y luminoso que tardó poco en notar que ya se había convertido en una luz. Al notar su victoria sintió una ola de felicidad y regresó a su forma humana.

—Lo he logrado —respondió orgulloso—. Tomaré sus manos para que se transformen conmigo.

—No, yo me quedaré aquí —dijo la señora Nerzo sonriéndoles ampliamente por primera vez—. Por mucho que quiera conocer el mundo subterráneo, yo no he sido enviada a esta misión. Lo que me correspondía ya lo he cumplido y esperaré aquí a su regreso para guiarlos de vuelta al exterior, pero no iré más allá de donde debo ir.

Tólbik reverenció a la señora Nerzo admirando su fidelidad a los ideales. Tomó la mano de Kimiosea y ésta recordó la primera vez que se volvió una lucecilla, justo como en esos instantes ya lo era.

La señora Nerzo les deseo la mejor de las suertes y con toda la fe del mundo ambas luces atravesaron la pared de la ancestral biblioteca de Charóz. Ahora iban rumbo al reino bajo la tierra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro