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74. Hasta pronto


Amaneció tan hermoso como jamás lo había hecho, las muchachas decidieron levantarse muy temprano para poder preparar un rico desayuno y después partir a su precioso kiosco blanco, al que dirían adiós ese mismo día.

Se arreglaron muy bien desde temprano, pues en la tarde irían a buscar al pueblo sus vestidos de graduación.

Las muchachas acomodaron el kiosco de una manera especial, colocaron unas cuantas flores, rebanadas de pastel y las famosas cerezas de Esmeralda. Se acomodaron contentas y comenzaron a saborear los diferentes manjares, también llevaron a Ushán para que no se quedara solo.

—Entonces, ¿qué harán ustedes saliendo de aquí? —preguntó Esmeralda curiosa—. ¿Cuántas de nosotras iremos al viaje de selección?

—Yo iré —dijo Shinzo emocionada.

—Yo no voy a ir, me iré a casa con Ushán... ¿verdad, mi vida? —preguntó Nereida a su pequeñito quien solamente soltó una tierna risa.

—Yo creo que buscaré un lugar en el que pueda rentar y comenzar a escribir mis poemas —explicó Kimiosea tomando una cereza.

—¿Es cierto que el poema que leyó Dahen era tuyo? —preguntó Nereida mientras acariciaba a su hijo.

—Sí, es cierto —contestó la rubia ruborizándose.

—Fue espléndido, Kimiosea, en verdad —comentó Shinzo recordando las sensaciones que causó aquel poema en ella.

—Muchas gracias, significa mucho para mí —expresó la muchacha sonriente.

—Entonces solamente Shinzo y yo iremos al viaje —dijo Esmeralda desilusionada—. ¿Pero seguiremos en contacto, verdad?

—¡Claro que sí! Ya sabes mi dirección, podrás escribirme todos los días —explicó Nereida sonriendo.

—¡No saben lo mucho que las extrañaré! —expresó Kimiosea mirándolas a todas.

—Les deseo lo mejor, ojalá que les vaya muy bien en el viaje —deseó Nereida con su corazón.

—Gracias, también les deseamos lo mejor a ustedes, ¿verdad, Shinzo? —respondió Esmeralda y Shinzo asintió.

Cuando acabaron de comer, partieron al pueblo. Entraron a una hermosa tienda, los estantes tenían cristales de colores como decoración. Las chicas comenzaron a probarse vestido tras vestido, hasta que encontraron las piezas perfectas. Esmeralda eligió un hermoso vestido color crema con brillos en la cintura, Kimiosea un vestido blanco con pedrería en la falda, Shinzo usaría un vestido rojo con cintas doradas y Nereida un vestido violeta con negro muy hermoso.

Las chicas pasaron el resto del día recorriendo todas las calles del pueblo de Cristaló. Trataron de guardar cada instante en su memoria, aquellos hermosos lugares tenían impregnado un aire mágico. Después de un rato las chicas regresaron a los dormitorios y se quedaron profundamente dormidas.

Así como la primera vez, las despertó el golpeteo de la señora Nerzo en la puerta, las chicas se levantaron sobresaltadas y abrieron la puerta de inmediato. Después de recibir las cartas abrieron los sobres a toda prisa y comenzaron a leer.

Coralli

Lista de calificaciones

Nombre del estudiante: Esmeralda Daar

Edad: 22 años

Grado y Grupo: 4°Driada

Especialidad: Dama de compañía

Contabilidad IV – A1

Historia IV – A1

Estrategia Económica IV – A1

Redacción III – A1

Lengua III – A1

Título obtenido: Dragón

Atte. Derié Donur, directora del Coralli

La muchacha guardó el papel en el sobre y sonrió ampliamente, después volteó a ver a su amiga, la cual tenía una expresión enorme de sorpresa.

—¿Cómo te fue Nereida? —preguntó Esmeralda eufórica.

—¡Soy dragón! ¡Alcancé el título dragón! —dijo la muchacha abrazando a su amiga.

—¿Viste, Ushán? Tu madre es una dama dragón —expresó Esmeralda dirigiéndose al pequeñito.

—No puedo creerlo, lo logramos y de la mejor manera —rió la chica y se dejó caer sobre su cama.

—¡Qué alegría! —se escuchó que llamaban de nuevo a la puerta y Esmeralda abrió—. ¡Shinzo, Kimiosea!

—¿Cómo les fue? —preguntó Shinzo mientras entraba a la habitación de sus amigas.

—¡Somos damas dragón! ¿Y a ustedes? —respondió Esmeralda emocionada.

—¡Igual nosotras! —gritó Kimiosea dando saltos.

—¡Lo logramos! —dijeron todas mientras se abrazaban.

—¡Y de la mejor manera, no puedo creerlo! —gritó Shinzo.

—¿Están listas para asistir a nuestro gran baile? —preguntó Esmeralda sonriendo.

—¡Por supuesto! —contestaron al unísono las amigas.

Se pasó aquel día tan rápido que la noche quiso cobrar el tiempo y no las dejó dormir en absoluto. Las chicas tenían dolor de estómago debido a la presión que sufrieron días atrás.

Cuando, por fin, amaneció, las chicas tenían mariposas revoloteando en todo sus ser. Se levantaron temprano, desayunaron y ocuparon todo su tiempo en la mañana para arreglarse. Se peinaron de manera especial, usaron los vestidos que compraron en el pueblo y caminaron lentamente hacia la misma área en donde sus amigos, Dimitri e Iniesto, se graduaron hace exactamente un año.

El ambiente era especial, encontraron a varios profesores que andaban por ahí con una sonrisa en sus rostros, al parecer aquel día mantenía a todos radiantes de emoción.

Notaron que el salón tenía enormes adornos color oro, al igual que el año pasado, las sillas estaban acomodadas con dirección a un pódium. Las muchachas alcanzaron a diferenciar al profesor Tausum de entre la multitud, se acercaron y le preguntaron el procedimiento a seguir; el profesor fue muy amable y les indicó exactamente lo que tendrían que hacer.

Siguiendo las indicaciones, caminaron hacia una parte casi invisible para la audiencia en la que debían esperar la entrada de la directora. La señorita Donur subió al pódium, pues en un suspiro el salón estuvo lleno. Los miró a todos un instante y después tomó aire para comenzar a decir su discurso.

—¡Bienvenidos, padres, hermanos, amigos e invitados especiales! —comenzó a decir la mujer—. Hoy es un día especial, ya que nuestras queridísimas damas de compañía terminan de estudiar para dirigirse al mundo exterior.

»Tendrán aventuras sin iguales, momentos tristes, pero, sobre todo, memorias que no podrán borrar y que serán parte de esta, que es su propia gran historia. —La directora hizo una seña indicando que las alumnas ya podían pasar a acomodarse en las gradas que había detrás de ella—. Ellas forman parte de otra generación que ha terminado satisfactoriamente estos cuatro años de estudio. Algunos de sus profesores quieren decir unas palabras... Damas y caballeros, un hombre que se anexó a nuestro cuerpo docente hace cuatro años, justamente. Inició junto con esta generación que ahora se va.

»Solicito una merecida bienvenida al profesor Tausum. —Las personas del público comenzaron a aplaudir, el profesor Tausum se levantó, le dio la mano a la directora y tomó el pódium.

—Mis queridas alumnas, honestamente, me sentí tan valiente como para decir algo magnífico hoy, aunque ahora que me encuentro frente a tantas personas me pregunto si seré capaz de decir algo que en verdad las llene de ese sentimiento de coraje y fuerza que una persona requiere para iniciar una nueva vida.

»Se necesita de mucho entusiasmo para concretar nuestras etapas, para alcanzar nuestras metas. Aunque no soy el mejor para hablar de valentía, se necesita de mucha de ella para hacer lo que sea, algo que nos complemente y nos haga sentir bien con nosotros mismos.

»Solo les pido que hagan lo que hagan, procuren saber si con ello serán felices y entonces podrán lograrlo. —El profesor bajó del pódium y la directora Donur subió de nuevo.

—Ahora escucharemos a la profesora O'Kris —anunció la mujer dando paso a la elegante profesora.

—Mis bellas egresadas, quiero decirles tantas cosas, pero el tiempo es tan breve que jamás alcanzaría a decir todo lo que les deseo. Ustedes son corazón, coraje y fuerza, además de espíritu implacable. Mucha suerte y que sus almas se eleven tan alto como sus sueños —concluyó la profesora y cedió su lugar a la directora.

—Por último, para no alargar tanto la ceremonia, escucharemos a nuestro queridísimo profesor Dahen —sonrió la mujer y dio el lugar al anciano profesor.

—Buenas noches a todos. Educar es una de las experiencias más satisfactorias que una persona pueda tener. Desde el momento en el que recibimos en nuestras manos a nuestros hijos, hasta que los soltamos, como ustedes tuvieron que soltar a sus retoños para dejarlos venir a esta institución.

»Ahora es el momento de que extiendan sus alas, aquí las ejercitaron ya mucho tiempo, es momento para volar con el impulso del viento. Aventarse a las corrientes de aire que proporciona la vida para que elevemos nuestros espíritus al máximo. No les deseo nada, solo les aconsejo que sigan siempre a aquel corazón lleno de sabiduría, audacia, prudencia y determinación que nos fue otorgado. Estoy completamente seguro que caminando, no gateando ni corriendo, por la vereda que éste nos indique, entonces encontrarán su destino. Ese mismo que está marcado en cada uno de sus collares, ese destino maravilloso que sé que les espera a todas ustedes.

»Es válido cometer errores, pero no lo es repetirlos. Es válido llorar, pero no darse por vencido. Es válido descansar, pero no tirar la toalla y mucho más importante, es válido sonreír, pero no lo es el dejar de hacerlo. —El profesor Dahen miró a sus alumnas con una sonrisa y todas correspondieron esta acción.

—Muchas gracias, profesor, sus contribuciones, como siempre, son valiosas. Es el momento de recibir sus dijes de graduación. Las iré mencionando, vendrán aquí y extenderán la mano derecha a la señora Nerzo —explicó la directora. Comenzó a decir nombres, las amigas se tomaron de las manos—. ¡Shinzo Asaki! —La muchacha caminó al pódium y extendió su mano, le fue colocada una fina pulsera de oro con un dije que tenía grabado el escudo de la escuela, continuaron los nombres—. ¡Kimiosea Bénel! —La rubia bajó nerviosísima, la señora Nerzo le sonrió y le colocó una pulsera idéntica a la de Shinzo—. ¡Esmeralda Daar! —La muchacha bajó, miró al público y todo se detuvo un segundo al notar que su madre estaba sentada hasta atrás sonriendo conmovida. La chica sonrió y caminó entusiasmada hacia la señora Nerzo, la cual le colocó la pulsera—. ¡Nereida Ditón! —La joven hizo lo mismo que Esmeralda, pero en vez de su madre vio a Iniesto con Ushán en brazos. La chica los saludó con la mano y recibió su pulsera.

Pasó un buen rato después de que la directora terminara de decir todos los nombres, pero al fin lo logró.

—Es hora de pasar al salón de baile para clausurar este curso. De seguro pensarán que soy injusta, pues en este instante se están llevando a cabo más graduaciones de otras especialidades, pero siempre he tenido un aprecio especial por las damas de compañía, por ello pido que todos brindemos un gran aplauso a nuestras alumnas que se gradúan hoy. —Todos se colocaron de pie y aplaudieron a las muchachas, el sonido estridente de los aplausos inundó el lugar convirtiéndose en un cálido sentimiento de orgullo en cada una de las chicas—. Y solo me queda decirles: ¡Felicidades mis alumnas!

Las chicas bajaron de las gradas con sus pulseras, temblaban de la emoción, incluso algunas derramaban lágrimas, debido a la grata sorpresa. Nereida, rompió en llanto y corrió hacia donde estaba su esposo y su hijo para abrazarlos, Esmeralda tuvo la misma reacción al ver a su madre entre el público.

—¡Mamá! —gritó mientras la abrazaba.

—¡Mi niña, estoy tan orgullosa de ti! —expresó Mim mientras acariciaba el sonrojado rostro de su hija.

—¡Gracias mamá! ¡Gracias por todo! Cada segundo que disfruté aquí te lo debo a ti —agradeció la chica envuelta en lágrimas.

—Todo te lo ganaste tú con esfuerzo, con esa fuerza interna que tienes, jamás la dejes ir, Esmeralda, jamás —concluyó la mujer abrazando a su hija.

La madre y la hija, la nueva familia y las inseparables amigas bailaron toda la noche hasta que el sol comenzó a asomar. Todos los invitados serían regresados a sus hogares por parte de la escuela, así que la madre de la chica se despidió para partir de vuelta a Lizonia.

Iniesto decidió esperar a Nereida, pues primero tenían que pasar al «Salón real» a recibir sus documentos que certificaban su nivel y su capacidad.

Las muchachas recordaron cuando la directora les dijo que aquel era el salón que las recibiría y el mismo que las despediría en un futuro que ya era presente.

Entraron, todo se notaba iluminado y magnífico, como el primer día, sólo que ahora no solo eran Esmeralda y Kimiosea, si no también Shinzo y Nereida que ahora eran parte de la gran unidad que habían formado. La directora llegó y comenzó a mencionar los nombres de todas las chicas, detrás de ella venían una serie de personas con paquetes, sólo que ahora no eran de bienvenida, en cambio, eran sus papeles de egresadas.

Al salir se sentían distintas, fueron hacia sus habitaciones y comenzaron a empacar. Una u otra lágrima se les llegaba a escapar; guardaron su Ópaka, sus uniformes, sus libros y todos los hermosos vestidos que habían comprado, claro, sin olvidar sus preciados frascos de cereza que les regaló Esmeralda.

Cuando acabaron, miraron la habitación, sonrieron y soltaron una lágrima. Un cuarto vacío que albergaría las experiencias más hermosas de las nuevas alumnas de primero.

Nereida, Kimiosea, Shinzo y Esmeralda se reunieron frente a la entrada de la escuela. Miraron el panorama entero, todo parecía diferente, al verse a los ojos comenzaron a llorar y se abrazaron.

Iniesto llegó cargando a Ushán, se despidió de todas y subió, junto con Nereida, a un carruaje del Coralli que los llevaría a casa. Desde la ventana les dijo adiós a sus amigas de toda la vida, todas se conmovieron al notar que Ushán también movía su mano torpemente a manera de despedida.

Kimiosea fue la segunda en partir, se reunió con Naudur y ambos se fueron en un carruaje rumbo a Beroa. Esmeralda sintió como si la mitad de ella se estuviese alejando lentamente, la rubia había sido su amiga desde hacía tanto tiempo que fue muy difícil decir adiós.

Cuando casi todos se habían marchado ya, la directora Donur llegó para dar las indicaciones del viaje de selección.

—Felicidades, mis alumnas, por haber terminado. Esto es completamente nuevo para ustedes, así que les explicaré detalladamente: las dividiré en dos grupos, uno irá conmigo y el otro con la señora Nerzo. Permanecerán en el carruaje con las cortinas cerradas, hasta que les indiquemos salir. Las conduciremos a alguna habitación del palacio o castillo y ahí formarán una línea en la que permanecerán de pie y firmes ante las damas.

»Si una dama las elige se quedarán en ese lugar y nosotras enviaremos sus pertenencias, así como sus caballos, de lo contrario, regresarán aquí y partirán a casa. Muy bien, les diré los nombres de los integrantes de cada grupo —explicó la mujer y comenzó a mencionar nombres completos.

Shinzo, por desgracia, quedó en el grupo de la directora Donur, y Esmeralda en el grupo de la señora Nerzo. Las muchachas se dieron un largo abrazo, así como palabras de despedida emotivas, era el momento de decir «hasta pronto» a una amistad tan fuerte como la que tenían.

Esmeralda subió a un carruaje, junto con otras compañeras y la señora Nerzo, y Shinzo a otro, con la directora. A duras penas pudieron decirse adiós con la mano, pero aún así, se separaron sintiendo que aquella misión, con su más preciado grupo de amigas, fue cumplida y aquel hermoso recuerdo perduraría por siempre.

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-Sweethazelnut.

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