Pasó un mes sigilosamente, un mes lleno de mucho trabajo, tanto que Esmeralda apenas podía avanzar un poco de su libro en las clases del profesor Dahen. 

Ese día las chicas se arreglaron y partieron a la escuela, era hora de la clase con el profesor Tausum, el jovial profesor entró con una fresca sonrisa y miró a todas con emoción.

—Mis queridas alumnas, les traigo grandes noticias —anunció el profesor—. Me han autorizado la primera excursión del curso. La señora Nerzo se encargará de enviar los permisos a sus casas y en un mes, aproximadamente, todo estará listo.

—¿A dónde iremos, profesor? —preguntó una alumna.

—Iremos a Noif —respondió el profesor radiante.

La noticia alegró a todas las presentes, cuando se encontraron con Shinzo, ella también estaba contagiada de las buenas vibras proporcionadas por el profesor Tausum.

Los días pasaron y poco a poco todo fue encajando, Nereida fue volviéndose más sociable y empezó a contarles más acerca de su vida. En cuanto al sobre, se habían reunido todos los días con la señorita Mudra, pero al parecer, aquello era un enorme misterio que no resultó ser tan emocionante. Aún no le contaban a su nueva amiga sobre esto, pero no lo consideraban necesario porque no había nada nuevo acerca de este tema.

Cada alumna contaba los días para que llegara la excursión a Noif, el invierno había llegado a Imperia y las afortunadas regiones que veían nevar se preparaban con sus más abrigadas ropas y, como Esmeralda tanto había esperado, las alumnas del Coralli estrenaron sus capas.

El día de la excursión llegó. Las muchachas se peinaron apropiadamente, se pusieron el uniforme, la capa para el invierno y se reunieron en la fuente que se encontraba enfrente de la entrada a la escuela.

Nereida, Esmeralda, Shinzo y Kimiosea se ubicaron hasta el frente, casi junto al profesor Tausum, el cual estaba feliz a más no poder. También junto a él estaba la señora Nerzo con una cara inexpresiva. El bullicio era enorme, las alumnas seguían dispersas platicando con sus respectivas amigas, los cuatro grupos estaban ahí. 

Kimiosea charlaba emocionada, cuando a lo lejos vio a Jamié que observaba a las futuras damas de compañía de modo antipático, cuando sus miradas se cruzaron la engreída chica observó a Kimiosea con satisfacción y después de lanzarle una sonrisa burlona, se fue.

El ruido se vio apagado cuando el profesor Tausum elevó la voz para dar las primeras indicaciones, irían a distintos lugares durante el viaje: primero al famoso «Bosque oscuro»; posteriormente irían al palacio de Noif, para observar las costumbres de aquella región y disfrutar de una deliciosa cena ofrecida por, según el profesor Tausum, "su gran amigo", el rey Hibresto. La escuela había organizado hospedarse en uno de los recintos más hermosos que podían encontrar. Para concluir el viaje, y regresar al Coralli, irían al lago «Tabiris». 

La señora Nerzo indicó jamás separarse del grupo, junto con un montón de reglas de seguridad y disciplina que estaría revisando se cumplieran. Ella también iría para revisar el comportamiento digno de muchachas de esa institución, al terminar, el profesor indicó que lo siguieran.

Esmeralda pensó que viajarían de transporte en transporte, como cuando su amiga y ella se dirigían a la escuela, pero había olvidado que la gente adinerada tenía su propio transporte. Los del Coralli eran largos carruajes jalados por finos caballos color perla, tenían grabados en oro a los costados «Coralli» con el escudo de la escuela. Eran cuatro carruajes que llevaban veinticinco alumnas, cada uno, la señora Nerzo autorizó que se mezclaran los grupos en los carruajes, así que Shinzo pudo viajar con sus amigas.

Al comenzar el viaje las muchachas iban muy emocionadas. El bullicio casi no dejaba paso al sonido de la naturaleza ni al trote de los caballos; a los veinte minutos la señora Nerzo fue a llamar la atención a cada uno de los carruajes, era más propio hablar en voz baja. Así que el resto del camino hacia Figgó fue mucho más tranquilo.

Figgó era un lugar preciosísimo, el profesor Tausum se disculpó por no dejarlas bajar un momento a curiosear, pero el tiempo era ajustado y debían atravesarlo rápidamente para llegar a Noif.

Cruzar la frontera entre estas dos regiones fue totalmente impactante. Noif era una de las regiones con nieve en invierno, al igual que Cristaló pero a diferencia de la región que acababan de pasar. Llegando a la entrada de un enorme bosque, los carruajes se detuvieron y las alumnas bajaron.

—Mis queridas alumnas, este es el «Bosque oscuro», tomaremos un camino fácil de recorrer para llegar a un lugar muy especial que se encuentra subiendo —indicó el profesor Tausum tomando la delantera.

El terreno era plano y la tierra no era suelta, así que las muchachas no se encontraron con dificultad alguna para llegar hasta el punto que el profesor les había mostrado. Era un gran espacio lleno de pasto cubierto de nieve, con las famosas flores «Madina», de las que les habló la profesora O'Kris, congeladas y regadas por todo el lugar; árboles alrededor y «colibríes aguanieve» que revoloteaban por ahí.

El profesor les dijo que podían explorar, pero que no se alejaran del perímetro. Las cuatro muchachas se sentaron en la nieve, todas estaban maravilladas por el paisaje, cada elemento era tan delicado. En Imperia la vegetación no moría en invierno, todo se congelaba para protegerse y en primavera, cuando se derretía el hielo, eran plantas aún más hermosas.

Las chicas comenzaron a planear por dónde explorar, pero en ese momento Esmeralda vio a un colibrí aguanieve mirándola desde unos árboles. Le recordó mucho al libro que leyó en la clase del profesor Dahen, ese escritor la enganchó y por lo tanto, también el colibrí; la muchacha se levantó y le dijo a sus amigas que regresaría en un instante. 

Caminó hacia el colibrí y éste se movió, era casi como si quisiera que lo siguiese. El animalito era color morado, su pecho era azul turquesa, muy hermoso pajarillo que sólo salía en invierno. La muchacha siguió al pequeñito, de vez en cuando se le perdía, pero su distintivo color entre el grisáceo bosque hacía que lo encontrara de nuevo fácilmente. Comenzaba a hacer más frío entre más se adentraba al bosque, pero eso no le molestaba a Esmeralda. El pequeñito se detuvo.

La chica escuchó unas voces, así que se escondió tras un árbol, eran dos hombres que estaban cubiertos de pies a cabeza con una toga negra con capucha, no se alcanzaban a ver sus rostros.

—Entonces... ¿Qué has pensado? —dijo el primer hombre con voz tenebrosa.

—No lo sé —respondió el segundo que aparentaba una voz más joven.

—Si nos deshacemos de ellos, tú serás el más beneficiado.

—Creo que ella sospecha algo, desde lo de mi hermana no ha vuelto a confiar en ti.

—Si tienes alguna prueba de que piensa abrir la boca, permíteme desaparecerla primero.

—De acuerdo —acordó firme el segundo misterioso.

Esmeralda se quedó sin aliento, aquellos eran hombres peligrosos y si hacía un movimiento en falso la terminarían de inmediato, tragó saliva lentamente y, mientras los extraños seguían hablando, la muchacha retrocedió. Lo último que alcanzó a observar fue que los hombres estrechaban sus manos y fue deslumbrada por el brillante anillo de oro en la mano del más viejo. 

La chica salió huyendo cautelosamente y sintió un gran alivio cuando vio a sus amigas que estaban caminando a lo lejos, corrió para alcanzarlas y las abrazó. No fue capaz de contarle nada a las chicas, así que siguió explorando hasta el atardecer.

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-Sweethazelnut.