¿Podemos hablar un momento?
Era una pasada a dónde me habían traído Yeonjun y Khalessi, pensé que sería un parque de diversiones o alguna heladería de la ciudad cuando me invitaron a salir con ellos, pero no, nuevamente la parejita me había sorprendido bastante.
El show de SMtown estaba frente a mis narices y aún no me podía creer que Taemin estuviera bailando Move y que hacía un momento había visto una presentación de Super Junior y EXO, es que en serio parecía que estaba soñando.
– ¿Estás llorando? – preguntó en un grito el pelinegro a mi lado.
– ¡Se me metió algo en un ojo, idiota! – chillé pegándole un pellizco en el brazo.
– Se le metieron los abdominales de Kai por los ojos – se burló la castaña estallando en carcajadas, contagiándome a seguirle el ritmo.
– ¡Yah, no digas eso! – me quejé aún entre risas.
Yeonjun nos observaba con los ojos entrecerrados haciendo una mueca de fastidio por nuestro constante parloteo acerca de los lindos chicos que estaban cantando y bailando frente a todo el mar de jóvenes que tenían al frente.
La aparición de NCT Dream nos hizo gritar nuevamente. Mi cuerpo emanaba endorfinas y adrenalina de la emoción.
Todos eran tan guapos que parecían irreales, tan perfectamente imperfectos, pero hermosos.
Cuando Haechan – un chico del grupo – comenzó a cantar la melodiosa canción, los vellos del cuerpo se me erizaron con la letra que estaba escuchando, sentía como si esas palabras iban dirigidas especialmente a mí, entonces lloré otra vez.
No detengas la música. ¿Por qué te detienes?
Volvamos a bailar, la vida es una fiesta, así que no importa lo que hagas, tic, toc, tic, toc; la vida todavía continúa, simplemente fluye.
Hey DJ, toca una canción. La siguiente canción es como una caja de música, deja de preocuparte. Disfruta el hoy por un momento, la vida todavía continúa, simplemente fluye.
Yah. ¿Por qué tu espíritu está tan deprimido estos días? Yah, endereza tus hombros, estoy a tu lado. Aveces la vida no sale como quieres, no puedes controlar tu mente.
Es cierto.
Supongo que me estoy convirtiendo en un adulto, supongo que así es como vivimos todos. Siento que no estoy avanzando, siento que soy el único que se detuvo.
Eso está bien.
Una sensación vaga de ansiedad que parece ser inevitable, dime si te sientes sin ánimos. ¿Sí? Yo también, aveces.
Deshazte de tus preocupaciones por un momento al sonido de la música.
Escucha el sonido de tu corazón, lo que quieras solo hazlo, hazlo.
Lo que está haciendo todo el mundo no tiene sentido, cualquiera que lo vea pensará que el mundo se está arruinando.
Mientras trataba de encontrar el equilibrio, tropecé un poco, me lleno de energía y disparo.
Está bien terminar y empezar de nuevo, tropiezo un poco y encuentro mi propio ritmo. Puedes moverte por un momento, puedes irte muy lejos, solo tienes que disfrutarlo.
Solo tienes que ser feliz al final.
¿Por qué estás sin ánimos estos días? Endereza tus hombros, estoy a tu lado.
Así que vamos, nadie puede impedirte hacerlo. Algún día más cosas pasarán, poco a poco lo descubrirás.
Entonces. ¿Qué estás esperando?
– ¡Ahhhhh, es tan lindo! ¡Me hizo ojitos! – dí saltitos zarandeando a mí mejor amigo que miraba enfurruñado a uno de los cantantes que me había guiñado – ¡Ay, creo que me he enamorado Yeonjun! – suspiré, estaba segura que en cualquier momento aparecerían corazones, flores y estrellas flotantes a mí alrededor.
– Mi hermano me ha llamado – nos hizo saber Khaly – Me ha preguntado por ti.
Apreté los labios haciéndolos una línea. ¡Mierda! Había olvidado decirle a mi hermano que saldría y mi teléfono se había quedado sin batería. Me iban a matar. Kim Seokjin me regañaría más tarde.
– Mejor nos vamos – dijo Yeonjun.
– Ajá, claro – levanté una ceja en su dirección – Estás celoso – le pinché en las costillas haciéndole cosquillas, su novia me imitó mientras sonreía enternecida por el ceño fruncido de su chico – ¡Nosotras solo tenemos ojitos para ti, Oppa! – dije con aegyo, era la primera vez que le llamaba de esa forma, al ser yo mayor que él nunca había utilizado dicho apelativo.
Una risita de su parte me hizo reír, le hice una seña a la castaña y ambas a la vez le besamos las mejillas haciéndolo sonrojar.
– ¡Aww mira que preciosa mi pulga! – le abracé.
– ¡Yah, burra, no seas babosa!
Me separé mirándole ofendida al escucharle.
– ¡Puedes irte a tomar por culo, Choi Yeonjun! – le hice una mueca de asco.
🎵🎵🎵
Entré bailando la coreografía que yo misma me había inventado en unos segundos cuando mis amigos me dejaron frente a mi casa, estaba feliz, había disfrutado el día junto a ellos.
– Los movimientos comienzan nuevamente bajo las luces oscuras. Tus gestos elegantes, tus miradas secretas. Reflexionas en la ventana transparente, tus movimientos parpadeantes, con esta extraña sensación, ésta impresionante atracción....
En mi propia burbuja – cantando la letra de la canción de Taemin – entré despeinando mi cabello al quitar la liga que estaba utilizando en la coleta de caballo que me había hecho en la tarde.
– Mmm... Mmmm...
– ¿Se puede saber dónde estabas metida?
El grito de histeria de mi hermano mayor me dejó inmóvil a mitad de la escalera parando todo lo que estaba haciendo.
– ¡Jesús, María y José! – suspiré en voz baja con una mano en el pecho, el corazón por poco y se me sale – ¿Hola? – saludé dándome la vuelta para verle.
Estaba vestido casual, llevaba un delantal – que si no me iquivocaba, estaba manchado de harina – y una espátula en la mano que no tenía colocada en su cintura como vieja peleona.
– ¿Hola? ¿Hola? – volvió a gritar – ¿Te atreves a decirme hola? ¿Por qué tú teléfono me mandaba a buzón? ¿Sabes lo preocupado que estaba?
– Perdón, perdón – hice un puchero corriendo hasta él para abrazarle, importándome poco que me pudiera ensuciar, eso era lo de menos, primero debía calmar a la fierecilla – La pulga y Khaly me invitaron a salir y mi móvil se quedó sin batería, no quería preocuparte. ¿Me perdonas?
– Ash, mejor cuéntame a dónde fueron.
– A un show de SMtown – bailé en mi lugar haciéndole reír – Tenías que haber visto a Taemin – me mordí un labio – Esos movimientos taaaan sensuales.
– ¡Yah!
Salí disparada corriendo escalera arriba fuera de las garras de Jin, si me atrapaba no salía viva. La verdad sólo me gustaba molestarle para ver su reacción toda celosa, era tan tierno.
– ¡Te encerraré! – amenazó, cuando me asomé para ver lo que hacía, tenía una chancla en la mano que no dudó en usarla en mi contra y me la arrojó. Casi morí de la risa cuando ví a la pobre chancla quedar en el cuarto escalón.
Me adentré a mis aposentos – como dice Jin – entre risas, la luz estaba prendida, se me hizo raro, pero cuando me giré, casi muero de la ternura al ver a cierto pelinegro dormido en mi cama con la boca abierta y el cabello hecho una maraña.
¿Por qué Jungkook estaba aún en mi casa?
Me acosté a su lado observándolo de perfil, su respiración era pausada, me permití recorrer con mis dedos todas sus facciones, fruncí el ceño al ver sus ojeras, parecía cansado y estaba un poco pálido.
Detuve mi toque cuando sus ojos comenzaron a abrirse, sonrió al verme, le devolví el gesto cuando bostezó. No tenía que haberle despertado.
– Lili – murmuró con voz ronca - Hola.
– Hola, te quedaste dormido – me reí.
– Te estaba esperando, pero tu cama es muy cómoda, me coqueteó y no me pude resistir a sus encantos – también rió cuando una carcajada se me escapó al escucharlo decir tal disparate, al parecer a unos cuantos les faltaban tornillos.
– No digas mamadas, Marie Jane – me burlé retorciéndome de la risa.
Por un momento se hizo el silencio, era cómodo estar a su lado sin ninguna palabra de por medio. Jungkook se había convertido en una de mis personas favoritas.
– ¿Podemos hablar un momento? – preguntó.
Le miré, estaba serio, parecía que el sueño ya había pasado a segundo plano.
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