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La vida no ha sido fácil para mí. Desde pequeña me he enfrentado a cosas mucho más grandes que yo. Desde la ola más grande, hasta la muerte de mamá. Y, es que cuando uno está vivo, descubre a las malas que vivirá en una tabla, sin saber cuál será la ola que vendrá. Puede ser una ola pequeña, o una ola gigante. Sin embargo, no sabrá cuál es la buena y cuál es la mala hasta que la monta.
Mi abuelo decía que cuando estás en el fondo del precipicio, tienes que aprender a subir de poco en poco. Un pequeño e imperceptible cambio puede ser el interruptor para darle un cambio radical en tu vida. Las cosas siempre ocurren por una razón, o las razones ocurren siempre por unas cosas. Lo importante, es no tenerle miedo al cambio. Y con el cambio me refiero a la vida.
La vida es un camino de ida y vuelta, a la ida se sufre, a la vuelta se aprende. Todo lo que va, en algún momento vuelve.
- A partir de hoy comenzaremos un nuevo ejercicio juntos, saltamontes – Habló la figura más paterna que he tenido en toda mi vida – Quiero que ahora mires al espejo – Soltó con tacto mientras me agarraba de los hombros y guiaba hasta el espejo.
Mi reflejo al cristal seguía asustándome. Pero el apoyo de mi hermano lo hacía más llevadero.
- ¿Ves esa mujer que te recibe? Quiero que tú la recibas también.
La chica del reflejo transmitía una castaña ojerosa y asustadiza. Una de sus manos seguía sujetando el mismo lugar en su pecho donde se encontraba su órgano palpitante. Y el dolor de sus ojos al mirarme era más miedo que cualquier cosa.
- Prométeme que cada vez que la veas le dirás: "Eres hermosa" y lo creerás con fuerza.
Esa afirmación me hizo dar un brinco junto a mi reflejo ¿Eso era posible?
Yo podría hablar, pero, ¿mi cabeza lograría creerlo?
- Todos los días, cada mañana, cada vez que entres al baño. Quizás ahora no lo creas, pero luego, con el paso del tiempo, te juro que lo creerás. Y verás a esa Khaleesi de ahí, como la mujer más hermosa en todo el mundo.
Mi mirada se empañó cuando asentí a las palabras de Jungkook.
- Repite junto a mí: "Eres hermosa".
- Eres hermosa...
La asustadiza chica no tardó en destilar agua por sus ojos gracias a mi cumplido, o débito a lo difícil que era dar ese cumplido.
- Esa es mi pequeña saltamontes – Soltó mi hermano tras plantarme un sonoro beso en la cabeza – Ahora, no tengas miedo, ve a pasar un gran día, Khaly.
Asentí y tras envolver su cuerpo en un fuertísimo abrazo, bajé las escaleras con la mochila en mi espalda, tan pesada como los latidos de mi corazón.
En el último peldaño, el mismísimo pelinegro que se había convertido en un pequeño cambio de mi rutina diaria, sonrió conforme a mi presencia e abrió los brazos esperando a que corriera hacia él.
- ¿Estas lista, Bizcochito? – Inquirió.
- Sí.
Y mientras sus ojos, del mismo color que los míos, reflejaban los ojos que los miran con un brillo singular, embriagaban mi paladar. Asimismo lo abracé con la misma intensidad que a mi hermano y llenando mi pecho de valentía gracias a ambos, ya tenía valor para comenzar un nuevo día. Una salida de casa. Un pequeño comienzo. Una ola a la cual no temía a morir.
♡♡♡
Si los paisajes se pidieran congelar en la memoria justo como una fotografía, sería capaz de afirmar con exactitud que este mismo atardecer fue el que viví con Yeonjun hace poco.
Y no es que quiera especular, pero, mi cabeza es bastante buena grabando los paisajes que me gustan. Así que, cuando mis ojos detallaban el sol ocultándose y la redondez de la luna apareciendo mientras me encontraba abrazando a Yeonjun, parecía un viaje en el tiempo.
Un momento congelado en mi vida que estaba reviviendo.
- ¿Quieres revivir ese momento? – Inquirió con picardía, sin dejar de respirar contra mi cuello.
¿Ese momento?
Por mi mente resurgió el recuerdo de ese momento "picante" que habíamos vivido hace poco bajo este mismo paisaje ¿Cómo habría sido si ese día no lo hubiera detenido? ¿Cómo sería ese recuerdo hoy?
¿Podría volverse igual que el recuerdo en la heladería?
Todo el mundo pide segundas oportunidades o una máquina del tiempo para volver el tiempo hacia atrás.... Yo ahora mismo tenía la oportunidad de cambiar mi forma de ver este paisaje que ha dolido demasiado...
Tal vez hasta podría intentar verlo de otra forma. Quizás dejaría de doler como pasó en la heladería.
¿Será que Yeonjun apareció en mi vida para reescribir esos momentos traumáticos? Claro que a "su manera" de hacerlo.
- Sí – Contesté sonrojada.
- Eres tan tierna y excitante, Bizcochito – Nomas soltar eso, hizo un movimiento brusco para colocarme debajo de él en medio de un profundo beso.
El pelinegro se metió ágilmente entre mis piernas, uniendo ambas anatomías en un subidón de temperatura repentino. Y de nuevo ahí estaban de vuelta esos besos de Yeonjun en donde parecía querer descubrir hasta lo que había comido hace meses. Unos besos lascivos e bruscos, como si llevara demasiado tiempo ansiado ese momento. Sus manos comenzaron a acariciar mi delgado abdomen hasta agarrar el borde de mi blusa y sacármela por encima de la cabeza. Así continuó acariciando curvas mientras exponía lugares que eran íntimos para mí en una velocidad extrema.
- Al fin me deshago de ese odiosa tela – Mofó con voz ronca, terminando de arrebatarme la última pieza de ropa – No te imaginas cómo deseé volver a desnudarte.
Los nervios que sentí cuando sus dedos acariciaron el interior de mis piernas no fueron muy diferentes a los de siempre. Aunque esta vez no me quedé quieta e aproveché la oportunidad para arrancarle la camiseta y desabrocharle el pantalón. Sentí la sonrisa del chico entre el beso debido a mi acción, y agradecí mentalmente cuando al romper el beso no soltó nada sarcástico, y solamente se desechó de la prenda con mi ayuda.
Sin embargo, toda mi valentía se fue al caño cuando sentí de manera abrupta, el miembro de Yeonjun en la profundidad de mi intimidad, moviéndose, erradicando mi respiración.
Los dos comenzamos a disfrutar el sonido sucio de las pieles chocar y de las olas romper a nuestro alrededor. Pero ahora nada me importaba. Solo me permití disfrutar de él como él de mí hasta que colapsamos juntos del placer.
- Creí que me moriría por la falta de sexo – Soltó luego de normalizar su respiración.
- Eres el hombre más romántico del mundo ¿Sabias? – Ironicé.
- No te importó mucho mi falta de romanticismo hace unos minutos – Mofó.
Mi rostro sonrojado habló por sí solo ante la sonrisa retorcida del pelinegro sobre mí, haciéndolo reír y proporcionándole la maravillosa idea de continuar molestándome hasta que nos retiramos en la noche.
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Quedan solamente 4 capítulos para terminar y el epílogo😭🤧
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