07
Es increíble como en unos minutos una persona puede cambiar la forma en que ve a otra persona por un simple palabra o una acción. En otro momento seguro estaría temblando ante la figura imponente del director Choi. Sin embargo, ahora sentada al frente del mayor solo tenía la cabeza en el altercado con el pelinegro.
Ese chico está jugando conmigo ¿Dejaría que jugara conmigo? No, claro que no. Mucho menos permitiría que me destruyeran o que me corrompieran. No está en mis planes volver a pasar por ningún dolor.
- El profesor Min Haeran me contó que es la mejor alumna en su materia que tiene en su aula.
- Haeran – Bufó el chico que desgraciadamente está a mi lado.
Por cierto ¿Qué hace él aquí?
- Gracias por el cumplido, señor Choi.
- ¿Señor Choi? – Mofó nuevamente.
- Yeonjun, por favor – Le reprendió el mayor.
Yeonjun es su nombre.
Se lo había escuchado antes a la chica que lo acompaña mencionarlo con anterioridad. Pero estaba tan nerviosa que no se me grababa.
Ahora que lo considero como una amenaza parece que mi mente intenta captar todo lo posible de él.
- Con su permiso, señor director. No tengo idea de que hago aquí.
- ¿Yeonjun no te comentó? – Inquirió confundido, dirigió la mirada al chico con una ceja alzada – Me habías dicho que le habías pedido permiso – Le regaló una mirada severa.
- Se me olvidó completamente. El camino fue muy largo – Sonrió inocente.
¡Será sinvergüenza! Ah claro que lo es ¿¡Cómo es que ayudé a ese chico aquel día en la calle!? ¡Por qué tengo tan buen corazón!
¡Ash, lo odio!
- Necesito tu ayuda, señorita Jeon – Comenzó a contarme mientras negaba con la cabeza como si el pelinegro no tuviera solución – Hice mi investigación. Sé que quieres estudiar pintura y para ello necesitas muchas cosas: desde terminar siendo la número uno hasta una carta de recomendación escrita por alguien importante de esta institución.
Mi rostro se estiró de la sorpresa. Ese hombre me había estudiado. Nadie jamás había hecho eso. Daba pavor.
- Uh-hum – Fue mi respuesta en shok.
- Yo podría firmar y escribir esa carta.
Ante las palabras del director el chico sonrió con ironía ¿Cómo es tan osado en burlarse de alguien mayor?
- ¿¡En serio!? – Inquirí perpleja.
Definitivamente si ese hombre hacía esa carta de recomendación me aceptarían.
- Claro – Asintió el pelinegro, interrumpiéndolo – Pero no te emociones, Bizcochito. Ese hombre no da nada sin recibir. La vida no es tan fácil con él.
- ¡Yeonjun! – Clamó su nombre encolerizado.
- ¿Acaso estoy mintiendo, papá? – Mofó.
¡¿Papá?! ¿¡Qué mierda!?
- Jeon – Sonrió forzadamente. Se le notaba la incomodidad – Lo haré si le das unas clases extras a Yeonjun ¿Qué piensas? ¿Aceptas el trabajo?
¿Cómo demonios terminé en medio de esto? ¿En qué momento me metí entre la espada y la pared? Mi respuesta iba decidir mi destino y la persona en que me convertiría. Sí decidía que no ayudaría a ese chico, perdería mi carrera y mi futuro como pintora. Y sí lo ayudaba, estoy completamente segura que caeré de alguna forma por ese muchacho. Aún no estoy lo suficiente curada para acercarme a alguien así.
- ¿Te has callado por qué piensas a máxima velocidad? – Inquirió satíricamente, pasando una mano por mis hombros – Yo no me lo pensaría tanto, Bizcochito. Una oportunidad como esta no se te da muchas veces en la vida. Además me ayudarías.
¡Me está jodiendo! ¡Claro que no me rebajaría a eso!
No obstante, el deseo por ayudar a alguien siempre es más fuerte ¡Siempre!
- Lo haré – Le respondí decidida al señor Choi.
- Muchas gracias – Chilló emocionado él de mi lado – ¿Ya te he dicho que eres un primor?
- De nada – Le sonreí hipócritamente – Espero ayudarte a subir las calificaciones.
- Yo le reiteraré las gracias, señorita Jeon – Me extendió una mano – Será un placer tenerte aquí.
- Gracias a usted por la oportunidad – Le continúe el apretón de manos – Ahora si me disculpa, señor director, mi mejor amigo está esperándome para volver a casa.
- Okey – Él asintió – Puede retirarse.
Asentí comenzándome a levantar. Le hice una reverencia como despedida y salí de ahí.
Jeongin me agitó la mano desde unos metros. Estaba esperándome fuera de la dirección con las mochilas en sus manos listos para irnos.
Caminé hacia mi lindo peliazul. Le di un beso en la mejilla y tomé mi mochila para ponerla a descansar en mi hombro.
- ¿Qué te dijo? – Reí de lo chismoso que era.
- Te lo cuento si me invitas a un helado en el camino.
- ¿A quién saliste tan interesada? – Gruñó de frustración – Vale, lo haré, pero que conste que es por el chisme.
- ¿Ya te he dicho que te amo?
- Las palabras se las llevan el viento. Los hechos demuestran las cosas.
- Si esperas convencerme para que te cuente sin un helado, estás perdiendo tú tiempo.
Echamos a caminar y Yeonjun se cruzó en nuestro camino. Me guiñó antes de tomar la dirección contraria.
No pienso caer tan fácil.
Yo prometo ganar esta batalla.
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¿Les pasa igual que a Khaleesi que tiene un deseo mayor por ayudar a los demás? 😗 ¿Entienden a qué me refiero?
Tengan una bonita noche y un lindo despertar mañana...🤗
K.
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