04
Porque si quieres seguir conmigo
Tú tienes..
Tienes
Tienes
Tienes
Tienes
Tienes que amarme más fuerte
(Te amaré)
(Te amaré)
Se desabrochó lentamente lo que reconocí como la camiseta escolar. La lanzó hacía alguna parte de ese cuarto y sus músculos se contrajeron el movimiento. Quedó expuesto su torso marcado. Pasó las manos por su duro y bien formado pecho hasta agarrar su parte íntima y dar unas estocadas al aire.
Entré en un pequeño estado de shok, sentí mis mejillas arder y mi corazón martillando mi pecho.
¡Jamás había visto algo así! El único hombre que había visto sin camiseta era a mi hermano.
Y si realmente me necesitas
Tú tienes..
Tienes
Tienes
Tienes
Tienes
Tienes que amarme más fuerte
(Ámame)
(Ámame más fuerte)
El muchacho se llevó las manos al situaron del pantalón mientras que tanteaba con sus caderas el compás lento y tortuoso. Lo lanzó a los aires repitiendo la contracción de sus músculos. Con sus palmas hizo un nuevo recorrido desde su cuello, pecho y abdomen, deteniéndose en el zíper del pantalón.
Supe inmediatamente que se… ¡iba a terminar de desnudar! ¡Ahí! ¡Enfrente de mí!
Solté un quejido asustado, y cerré de un tirón la ventana de la habitación.
El estruendo de la madera llamó su atención, porque antes de terminar cerrando las cortinas su mirada cayó en mí y sonrió ladeadamente ¡Me ha cogido con las manos en la masa!
¡Que un rayo me parta!
¡Todo a mí! ¡Todo yo!
Corrí escaleras abajo con mi órgano palpitante más desembocado que un tsunami. En el estómago tenía una estampida de animales gigantes. Y mi cara ardía como un infierno.
Mi cabeza golpeó la espalda de mi hermano en mi huida. El chico enalteció una ceja al verme.
- ¿Khaleesi?
No le di tiempo a que me analizara. Proseguí de largo hasta el despacho de mi abuela y entre de sopetón dando un portazo. La mayor dio un salto del susto.
- ¡Dios Santo! – Llevó las manos a su pecho e inhaló – ¡Khaleesi! ¿Se puede saber lo que haces?
- ¡Abu tenemos que irnos de aquí! – Clamé dando con mis palmas en el escritorio.
- ¿Te has vuelto loca? ¿Qué te pasa?
- ¡Tenemos que mudarnos de barrio, cambiarme de escuela y si se puede irnos del país!
- ¿Has vuelto a confundir la leche con la loción de la piel de tu hermano?
- ¡Tú no entiendes! – Llevé mis manos a la cabeza y despeine mi cabello – ¡¡Tenemos que irnos lo más rápido posible!!
- Oh, sí que entiendo… – Entrecerró los ojos – Definitivamente has vuelto a confundirlas.
- ¡Sasha! – La llamé por su nombre.
- Tranquila, cariño. En estos momentos voy a sermonear a tu hermano por seguir usando el refrigerador para sus lociones de piel.
- ¡Jeon Sasha!
La mayor me ignoró y salió pitando de la habitación como si yo acara de ser certificada con problemas mentales altamente contagiosos.
Me vi derrotada entre esas cuatro paredes. Caí dramáticamente de rodillas chillando un “¡No puede ser!”.
♡♡♡
Los ladridos de mi cachorrita me despertaron de mi lindo sueño. Me senté en la cama viendo como entre la oscuridad de mi cuarto, Laika gruñía hacia la ventana. La perrita se paró en dos patas y comenzó a arañarla, aprovechando que estaba cerrada.
Encendí la luz de la lamparita que hay sobre la mesita de noche y miré el reloj de alarma «1:30am» ¿Por qué a Laika le ha dado por montar este teatrillo a estas horas? Ella no es así.
Calcé mis pies con las pantuflas de pan para caminar al lugar y calmarla. Sin embargo, al agacharme para intentar acariciarla, note un pequeño trozo de papel asomándose por la ranura de estas.
- ¿Qué…?
Lo sostuve entre mis manos, al instante la canina dejó de ladrar y volvió a echarse sobre la mecedora.
Al abrirlo descubrí unas letras en color rojo.
«Espero que tenga una buena impresión de mí, querida vecina.
Mañana nos veremos en la escuela, bizcochito.
Yeonjun.»
- Genial. Acabo de recibir el aviso de mi sentencia de muerte.
♡♡♡
Me había vuelto un poco histérica mientras buscaba a mi vecino por todas partes cuando iba de camino a al aula.
- ¿Por qué hoy actúas como ninja? – Inquirió Jeongin.
- No actúo como ninja – Respondí escondida detrás de una columna mientas miraba a todas las direcciones existentes antes de entrar al aula.
- ¿Qué te dio? Te notó ansiosa – Me miró como si tuviera dos cabezas – ¿Tiene esto algo que ver con las lociones de piel de tu hermano?
- ¡Qué no me tome ninguna loción!
- ¿Segura? Porque estas actuando como mongólica. Y yo recuerdo que la última vez que confundiste la leche con la loción…
- ¡Qué no!
Cruzó sus brazos esperando una explicación. Intente escapar caminado pero me siguió mientras caminaba al aula.
- Es una larga historia – Suspiré.
- Tranquila, tenemos tiempo suficiente mientras caminamos al aula – Insistió.
Tenía que contarle todo. Nosotros nos decimos absolutamente todo.
- ¿Recuerdas al chico que me molesto en clase ayer?
- ¿Él que se cree lindo?
¿Se cree? Es lindo… y anoche lo vi bien… ¡No pienses en eso!
Asentí comenzando a jugar con mis dedos.
- Es mi vecino…
- ¿El cabeza de chorlito es tu vecino? – Inquirió con una mueca de disgusto a lo que asentí – Entiendo que eso te haya provocado una indigestión descubrir tal atrocidad… Pero eso que tiene que ver con que estés actuando tan raro.
- Pues verás..
Irónicamente mis piernas se enredaron pasando por la puerta. Cerré los ojos con fuerza esperando el impacto que nunca llegó. Todo el contrario, rodearon mis caderas unas grandes manos que me dieron la vuelta hasta quedar pecho junto a pecho. Abrí los ojos esperando encontrarme al peliazul, sin embargo, grande fue mi desdicha al toparse mis ojos con la mirada de mi vecino.
Un chillido imprevisto corrió de mi boca al tener su ladina sonrisa enfrente.
- Buenos días, bizcochito.
¿Bizcochito?
Como si los demás escucharan mis pensamientos la chica de ayer y mi amigo lo inquirieron al mismo tiempo.
- ¿Bizcochito?
- Etto.. Emmh… Yo… – Tartamudeé intentando salir de su agarré.
- ¡oh, burrita, se me olvidó presentarte a Bizcochito! – Me volteó hasta ponerme enfrente de la pelinegra y ponerse detrás de mi espalda – Bizcochito, ella es burra, burra, ella es bizcochito, mi linda vecina.
¡Quiero morirme!
La chica enfrente de mí era pelinegra. Tenía los ojos de color castaño y el pelo largo que reposaba junto sus hombros. Era hermosa. Ese tipo de chicas eran las que te hacían sentir inferior al instante. Yo parecía una papa al lado de tal modelo. El uniforme escolar le quedaba de maravilla y estoy segura de que ella lo sabe, o sino porque se desabrocharía los primeros botones de la camiseta ¿eh? Ese escote era uno que jamás me atrevería a usar.
- ¿Y él quién es? – La chica inquirió apuntando a mi amigo que tenía el rostro rojo de los celos.
- Pues alguien. No sé, ni tampoco me interesa. Por alguna razón siempre está detrás de bizcochito. Pero me da igual – Sonrió con inocencia.
- ¿Es su pareja? – Volvió a preguntar.
- Tal vez – Respondió él, alzando los hombros despreocupadamente.
- Pulga, suéltala – Le decretó.
- ¿Eso que huelo son celos?
La pelinegra puso sus manos como jarra en su cintura cuando su compañero bailó las cejas insinuadoramente.
- Pulga… – Fue la palabra que salió como amenaza de la boca femenina.
- Bien – Se resignó levantando las manos y liberándome de su agarre.
Solté todo el aire que tenía. Ni siquiera sabía que estaba reteniendo tanto oxigeno hasta ahora.
La alegría me duro muy poco.
Aperchó su lugar estratégico para que sus labios rosaran mi oído y susurrar para que nadie lo oyera:
- ¿Te gusto lo que viste anoche?
Mi cuerpo en reacción involuntaria, proveyó en respingo y delató mi culpabilidad con el rojo que tornaron mis pómulos.
- Aléjate de ella, ahora – Las manos de Jeongin tiraron de mí.
Nunca creí que agradecería su intervención tanto en la vida.
- Ni se te ocurra volver a tocarla en tu miserable vida, ¿entiendes? Porque si me llegara a olvidar que soy un pacifista, las cosas se pondrán muy feas.
El descaro del pelinegro continuó activo, y su sonrisa no vaciló en ningún momento. Creo que le divertía la situación.
- Tranquilo… – Alargó la última bocal – Yo soy incapaz de ponerle un dedo inapropiadamente encima – Su campo de visión volvió a recaer sobre mi persona – A menos que bizcochito quiera, claro está ¿no?
Ojalá y el suelo se apiadara de mí y me tragara para escupirme en otro país, lo más lejos posible de él.
- Nunca se fijaría en alguien como tú – El peliazul se colocó en el medio de nosotros, poniendo la cara por mí.
- Nunca digas nunca. El mundo da muchas vueltas y esa palabra es demasiado grande.
- Vámonos de aquí, Khaly. No te juntes con esta chusma.
Literalmente corrí remolcando a Jeongin a nuestro puesto, dejando a los otros dos en su mesa, que para mí infortunio es la segunda de la primera fila ¡Cada vez que quisiera salir o entrar del aula tenía que pasar por ahí! ¡¿Qué mal yo le abre hecho a este mundo?!
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El vecino sinvergüenza😏
¡Yo quiero a un Yeonjun así de vecino!🤧
Khaleesi cree que es desdichada por ello ¡Desdichada yo! Literalmente la única ventana de mi habitación da a un gallinero😒
😅
Ya mejor me callo.
Les quiere
K.
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