03
El aula se me hizo pequeñita. Todos los espectadores habían desaparecido y en mi conciencia solo quedábamos ese sinvergüenza y yo. Me sobraban las ganas de saltarle encima y molerlo a golpes ¿A quién intento engañar? Mi timidez está a un nivel Dios y me prohíbe mi autodefensa. Creo que hasta estoy temblando como gelatina. Ojalá y fuera un avestruz para hacer un hueco y meter la cabeza.
- ¿Te conozco? – Preguntó el ahora pelinegro.
- Etto.. Emhh... Yo... Etto... No – Tartamudeé.
Inesperadamente las imágenes de aquella noche cruzaron mi mente y mis cachetes comenzaron a arder tan fuerte que sentía el picor. Seguro que mi rostro en estos momentos le gana en el color rojo al tomate.
- ¿Estas segura que no? – Una sonrisa curvo descaradamente sus labios.
- Se-segura.
- Pues tienes cara de ser mi futura novia – Guiñó seguido del piropo.
¿Piropo? No me reconoció.
Vale, no sé si eso me molesta o me alivia.
- Imbécil – Soltó un arisco Jeongin.
Me permití volver a la realidad. El hecho de que no me reconociera me alivio un poco más. Solo un poquitito más, porque seguía nerviosa.
- Cuando quieras y necesites, lindura – Su sonrisa no vaciló, creo que hasta se hizo más grande.
- ¿Qué? – Inquirí desconcertada.
- ¿Cómo te llamas? Me gustaría pedirte para los reyes magos.
Sentí como la silla de mi amigo se arrastró para detrás. Miré al peliazul que tenía una cara de «Te vuelves a meter con ella y te quedas sin herencia»
- ¡Pulga, no seas baboso y ven para acá! – Le gritó la femenina de antes.
Tal vez fue que esa chica, a la cual en estos momentos estoy eternamente agradecida, se apiadó de mí o del sinvergüenza que estaba a punto de morir si ella lo notó en la cara de sociópata que porta mi compañero.
El chico se alejó de mi persona no sin antes reiterar el guiño.
- Si yo soy un cabeza hueca ese era un cabeza de chorlito – La molestia en su voz era menos notaría de los celos.
- ¿No es lo mismo?
Mi mejor amigo me lanzó una mirada de advertencia que me hizo temblar. Jeongin cuando se molesta da tanto miedo que asusta.
Conozco tan bien a este chico que sé de sobra que sus celos son como un amigo. No nos vemos de una forma más amorosa que de amistad.
Un hombre mayor, cercano a la edad de mi padre, se detuvo enfrente de la pizarra, aclaró su garganta y llamó la atención de todos. Mis compañeros lo miraron atentamente.
Mi mirada estaba dirigida al semblante serio de ese señor y la ropa tan formal que vestía. Parecía haber salido de alguna importante empresa.
- Hola, 3-B. Soy el nuevo director de esta institución. Mi nombre es Choi Jiho y mi principal deber de hoy es pasar por cada aula y darles la bienvenida a ustedes a un nuevo curso escolar. Espero que tengáis las expectativas altas en este reconstruido colegio tanto como yo. Estoy a la disposición en mi despacho, cualquiera que necesite una orientación o tenga alguna pregunta puede ir personalmente a verme. La nueva institución educativa contará con mejores aulas y cachas. Les garantizo el disfrute del lugar y la satisfacción. La semana próxima quiero la opinión de todo el alumnado en mi despacho. Quiero que planteen lo que les gusta y lo que no. Si tienen alguna queja ahí la pueden redactar, les confirmó que atenderemos su solicitud. Para mañana quiero que cada aula tenga escogido a su alumno representante. Este año será uno por aula. Sin más que decir, disfrutad de los nuevos clubes y alrededores. Que tengan un bonito día y un gran comienzo de curso. Espero que pasen a gusto su último año antes de ingresar a la universidad. Hasta luego.
Se retiró el señor con su cara de si «Si opinas algo malo te puedo echar a perder el día»
- Wou, ese hombre si tiene poder de convicción – Opinó mi amigo cuando el nuevo director terminó de salir del aula.
- Y también mucha plata – Comenté.
Nos sonreímos mutuamente antes de continuar las clases.
Pasaron por el aula la mayoría del profesorado y las clases. Nos dieron a escoger qué club asistiríamos. La mayoría como Jeongin prefirieron el de teatro, pero yo por mi parte, escogí el de pintura.
Mi hermano nos vino a recoger nuevamente en su auto. Podía notar su sonrisa al ver como ambos nos sentábamos juntos atrás. Todos creen que Jeongin y yo tenemos una relación... Lo cual es falso. Sí la tuvimos, pero eso fue hace mucho tiempo. Llegamos incluso a comprometernos. Sin embargo, no salió muy bien. Descubrimos que lo nuestro funcionaba mejor como amigos y así tenía que ser.
- ¿Cómo les fue en su primer día, tortolitos?
Jeongin y yo, que conversamos animadamente sobre la buena reconstruida preparatoria, lo miramos con cara de «Mijo, ¿no te cansas?».
- Ya mejor me callo.
- Sí, es la opción más madura – Solté con molestia.
- ¿Cómo te fue en el trabajo, oppa? – Inquirió el peliazul con una sonrisa burlesca al imitar mi "oppa".
- Trabajo mi pie. Acabo de salir de guardia anoche y tengo una cantidad innumerable de trabajo acumulado ¿¡Pueden creer que ya tengo guardia para mañana!? ¡Es una injusticia a mi persona!
- Por eso es que yo no pienso hacerme médico – Acotó mi amigo con una mueca.
- No seas mentiroso... – Desmentí – No estudiarás medicina porque te desmayas con la sangre.
- ¿Te he dicho que adoro tu comprensión? – Satirizó él de mi lado.
Jungkook aparcó el auto en el garaje de casa de abuela. Este lugar parece una jodida casa del horror. Está repleto de cajas polvorientas, telarañas espeluznantes y la tenue luz le da un toque escalofriante. Las sobras que crean algunas cortinas parecen sombras humanoides y ni hablar del olor desagradable a humedad que impera. Yo solita no me atrevo a entrar en este lugar.
Mientras más rápido salimos los tres de ahí, mejor podía respirar. Caminamos hasta la entrada de nuestro hogar mientras mi amigo se iba a dirigir a su casa, la cual queda unas casas de la nuestra, divisó la casa del lado como si recordara algo.
- ¿Se enteraron que tienen nuevos vecinos? – Nos preguntó a los Jeon.
- ¿Quién se mudó? – Inquirí con un poco de curiosidad.
En este barrio solo hay casas costosas y si alguien se iba era por una sola razón: Había perdido una considerable cantidad de dinero.
- Nadie. Compraron la casa del lado vuestro.
- ¿La del lado? – Preguntó un curioso y perplejo Jungkook – ¿No que llevaba años desocupa porque costaba demasiado?
- Sí, al parecer tienen vecinos súper ricachones.
- No es como si ya no lo tuviéramos – Ironicé.
- Me refería que estaban a otro nivel de los demás – Explicó mientras fisgoneaba con la vista – Ni mi padre pudo hacerse con esa mansión.
- Quizá sea de algún ministro – Dialogó el castaño algo pensativo.
- A mí me da igual – Alce los hombros.
Los chicos sonrieron con mi comentario.
- Yo mejor me vuelvo a casa – Anunció mi lindo peliazul.
Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos. Le seguí el abrazo. Demonios, sí que lo había extrañado todo este tiempo. Desde su colonia masculina hasta el sonidos de su voz.
Nos separamos cuando escuchamos una aclaración de garganta.
- Después no quieren que les digamos que parecen una pareja. Yo me voy dentro y les daré privacidad, tortolitos.
Rodeé ojos al escuchar lo chistosa que se escuchaba su voz. Se escuchó el apodo como si fuera un enamorado enternecido.
El castaño se marchó y nos dejó solos.
- Adiós, cachetes de marrana flaca – Se despidió apretando uno de mis cachetes.
- Adiós, cabeza hueca.
Al entrar a casa de mi abuela fui recibida por las mascotas que esta vez no estaban entretenidas con Jeongin. La mascota de mi hermano, un perro doberman y mi cachorrito Husky saltaron a recibirme. Se removían por todas partes. Jugueteaban conmigo y se mostraban feliz con mi presencia.
Cuando me liberé de los caninos fui directamente a saludar a mi abuela en su despacho. Ella estaba revisando un manuscrito en sus manos de color rojo fosforescente. Tenía el cabello un poco despeinado y un par de lenes en sus ojos. La mayor sonrió al verme entrar por la puerta y dejó el objeto sobre la mesa.
- ¿Cómo estas, cariño?
- Bien, abu. Pasé a avisar que ya estamos en casa.
Me aproximé a ella hasta frenar enfrente de su escritorio. Miré el nombre del manuscrito “Tus deliciosos gemidos”. Hice una mueca en un intento por sonreír al ver el nuevo libro que publicaría. Mi abuela es una mujer… cómo decirlo ¿moderna?
- Es grato tenerlos de vuelta. Me sentí un poco sola estos meses – Se percató de mi mirada sobre su libro – Lo terminé hace un mes. Aún no lo he publicado. Sabes que siempre hay algo que arreglar… Además esperé a que mi mejor crítica lo revisara – Sonríe dulcemente.
- Abuela tus libros son una maravilla porque escribes de maravilla, no por mis concejos.
- Son una maravilla porque tú aportas ideas. Sabes que soy un poco ¿precipitada? – Negó con la cabeza – Llévatelo y dale una revisada.
Tomé el manuscrito y revise la primera página donde estaba escrito “Jeon” como nombre del escritor.
- ¿Me lo llevó ahora? ¿No estabas revisando?
- Tengo tres más igual a ese. Puedes quedártelo. Luego me das tu opinión.
Asentí aferrando el objeto para transportar a mi habitación. Lo dejé reposar sobre mi escritorio al llegar a mi morada. Observe mi habitación que llevaba dos meses sin ver. Mi habitación consta principalmente de una cama grande con una mesita de dormir al lado, un armario donde guardo la ropa y los zapatos, un escritorio con computadora, un tocador con cosméticos que ya estaban medio polvorientos, el cuarto de baño y un pequeño mecedor cerca de la ventana que me permite disfrutar mejor mi lectura.
Pasé de largo al baño a darme una ducha y sacarme el uniforme.
♡♡♡
- ¿Ya lo leíste? – Inquiere mi abuela.
Alcé la cabeza y la veo irrumpir en mi habitación con su agenda de notas. Me miró en el mecedor con su libro sonriendo gustosa.
Hago una mueca. Me sacó los lentes y masajee el lugar donde reposaban en mi nariz. Una cosa es leer literatura erótica, y otra es leerla con tu abuela de escritora. Me paso lo mismo de siempre. Con cada escena morbosa me la imaginaba a ella. Es un poco desagradable pero ya estoy adaptada.
- Casi hasta la mitad. Aún no estoy lista para darte mi opinión.
- Okey, regreso luego – Y con la misma que vino se fue.
Talló mis ojos tras soltar un bostezo. Por la ventana de mi habitación había entrado una brisa nocturna tan fría que logró ponerme la piel de gallina. Abracé mis hombros descubiertos por el pijama de tirantes. Ladeé la cabeza y miré la culpable de aquella brisa. La venta de mi habitación seguía abierta.
No lo pensé mucho, la verdad es que esa frialdad podría enfermarme y yo quería asistir a clases. Caminé hasta ella después de poner a reposar el manuscrito en el monitor y la agarré para cerrarla, pero justo en ese momento, algo llamó mi atención y no lo hice.
En la casa del lado, la ventana paralela a mi cuarto estaba abierta. La luz de esa habitación estaba encendida y podía escuchar el sutil sonido de una canción «Love me hader de Ariana Grande y The Weeknd»
Pero eso no fue lo que captó mi atención.
Había un chico… pero no cualquier chico ¡Era él!
El pelinegro bailaba sensualmente al compás de la canción.
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Bueno ahora si voy a actualizar más a seguido junto a Li.
El próximo capítulo lo encontrarán más divertido. Por favor déjeme sus comentarios para saber qué les parece 🙏🏻🤧
K.
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