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30.- Un ángel volvió

Harriet 

A pesar de que la operación de Logan resultó ser un éxito, el medico decidió dejarlo sedado tres días más.

Dijo que Logan podría estar confundido al despertar, y probablemente no recordara con claridad lo que ha ocurrido. Dijo también que no sabían si la operación en su ojo derecho ha funcionado o no, al menos no hasta que él despertara.

Nos advirtió también de las secuelas que el traumatismo pudo dejar, Logan podría experimentar dolores de cabeza por el resto de su vida, y no sabían si sus funciones básicas estarían comprometidas.

Fueron los tres días más infernales de toda mi existencia, estar en la incertidumbre nos consumía a cada segundo en el que él seguía sin despertar.

Hunter Carson vino al hospital, fue sorprendente verlo lucir en serio preocupado, y vino en nombre de los Boston Bruins para ofrecer todo el apoyo que Logan pudiera necesitar. Se ofrecieron incluso a hacer un traslado en uno de los mejores hospitales de Boston para su atención, pero las indicaciones del medico sobre que no era recomendable un traslado a tan poco tiempo de la operación frenaron los intentos del hombre.

Permaneció varias horas en la sala, habló con los padres de Logan y mientras lo hacía, una parte de mí quería considerar que mi chico todavía tendría la oportunidad de tener el fichaje por el que tanto ha esperado.

—Hoy los chicos vinieron —informo mientras me coloco al costado de la cama, mirando a Logan —Rony dejó un arreglo floral que seguro costó una fortuna, pero gracias a eso la habitación huele delicioso.

El medico había dicho que mientras estemos con él, hablásemos tanto como nos fuese posible. Que le contáramos nuestro día, que ayudáramos a su mente a reaccionar. Su madre se había ido a descansar y su padre estaba almorzando, Grecia está en la escuela así que mientras tanto, me he ofrecido a estar con él.

—Han pasado tres días, y el médico dijo que hoy dejarían de suministrarte los medicamentos que te hacen dormir —extiendo la mano para acariciar su rostro con suavidad —quiero pensar que tan pronto pase, vas a despertar. Y que estarás completamente bien para seguir persiguiendo tus sueños.

Mis ojos lo recorren, mis labios se crispan en una sonrisa mientras me fijo en cada facción de su rostro.

—Todos creen que tienes tu fichaje asegurado con los Boston Bruins, ¿no es eso estupendo? —inquiero tomando asiento junto a la cama —no puedo esperar por verte en ese uniforme, seguro lucirás tan apuesto como con el de los Halcones Rojos.

Tomo una corta inhalación, repitiéndome que no puedo quebrarme justo ahora.

—Te echo de menos —admito —han pasado tres días que se sienten como el infierno, chico bonito. Te echo de menos cada segundo, necesito que despiertes. ¿Eso me hace egoísta? Querer que despiertes porque te necesito a mi lado, y porque estoy tan enamorada de ti que no puedo seguir en esta angustia, Logan.

Extiendo la mano para tomar la suya y acaricio la zona del dorso.

—Pero esperaré, seré paciente, lo juro —me inclino hasta posar los labios sobre sus nudillos —voy a esperar el tiempo que necesites, juro que no me iré a ningún sitio. Me quedaré a tu lado.

Un suspiro abandona mis labios mientras me incorporo y me muevo por la habitación. La enfermera que atendía a Logan ingresa y me saluda con una sonrisa amable. La sigo con la mirada mientras comienza a revisar los signos vitales y cuando termina, la puerta vuelve a abrirse permitiéndole la entrada al médico y a Rod.

El médico se asegura que todo esté bien y cuando es así, gira hacia Rod e informa que dejarán de suministrarle los sedantes.

—Despertará poco a poco, es posible que esté confundido, así que no lo presionen —pide —estaremos al pendiente de él todo el tiempo, solo debemos dejar que su organismo consuma el resto de los sedantes y entonces sabrá que hacer.

—¿Hay riesgos? ¿Puede sufrir una complicación? —inquiero.

—La operación fue un éxito, el traumatismo cerebral fue en realidad menos serio de lo que planteamos, así que no prevemos riesgos por el procedimiento, su actividad cerebral está en orden y los estudios no mostraron daños en otra parte del cerebro, así que, a nuestro criterio, no hay razón para que Logan no despierte.

Me siento aliviada, como si la carga que he estado llevando durante los últimos tres días se hiciera menos pesada, no desaparecería del todo y sé perfectamente que no lo hará, a menos que Logan despierte.

El medico se retira, Rod y yo permanecemos en la habitación. Él se sienta a un costado de su hijo y yo tomo asiento del otro extremo de la habitación, casi junto a la puerta.

—Quiero pensar que va a despertar y que todo va a estar en orden —susurra con la vista fija en Logan —quiero mantenerme positivo, tengo tanta fe en que el despierte y no haya ninguna secuela.

—Los médicos tienen un buen pronóstico —respondo —Logan necesita que confiemos en él. Es fuerte, y un luchador.

El señor Walker me mira. Sus labios se curvan en una sonrisa mientras asiente.

—¿Has leído las redes? —niego.

No he querido ver las noticias, ni el internet. Tampoco he respondido las llamadas que Marcus me ha hecho porque desde que canté "Disonancia", todos parecen haberse vuelto un poco locos.

Fue contar la verdad a mi manera, fue quitarles la oportunidad a otras personas de seguir haciéndonos daño. Lo poco que sé es lo que Grecia me ha contado, que los rumores dentro de nuestros fanáticos surgieron, unos decían que era evidente, muchos otros que a pesar de eso no tenían duda de que nos amásemos.

—Hay muchas especulaciones de que su relación fue un arreglo —dice casi con cautela —dicen que lo necesitabas, y que Logan también. Han mencionado su reciente popularidad, y que lo es gracias a ti.

—Logan es un grandioso jugador —me encojo de hombros —su popularidad es solo por lo bueno que es.

Rod entorna los ojos hacia mí, como si quisiera descubrir si le estoy diciendo la verdad. Permanece en silencio por al menos unos tres minutos antes de asentir.

—Arreglada o no, sé que tus sentimientos por mi hijo son sinceros —sonríe con calidez —y eso es todo lo que me importa. Sé que Amelia ha sido dura contigo, pero ella es una mujer muy rencorosa, aun cuando no has hecho nada. No acepta que las cosas se hagan de diferente manera, quiere tener siempre el control de todo, pero sé que ella es tan consciente como todo el mundo, que tu amor por Logan es genuino.

Mira a su hijo cuando dice aquello, una sonrisa ladeada se apodera de sus labios y luego vuelve la vista hacia mí.

—Ustedes tienen la clase de amor que todo el mundo desea. Poseen un amor real, un amor que va más allá de las apariencias, y del interés. Es esa clase de amor que mueve montañas, que te hace entregar la vida por el otro. La clase de amor que, si se cultiva, es capaz de durar para siempre.

Miro a Logan, su pecho sube y baja con respiraciones tranquilas. El monitor a su lado emite leves pitidos, midiendo su frecuencia cardiaca.

—Nos hicieron estar juntos —susurro sin apartar la mirada de él —nos hicieron firmar un contrato para estar juntos por un año. Pero...supongo que la convivencia es un arma de doble filo, ¿o no?

Rod sonríe levemente.

—Pasar tiempo con Logan fue como un respiro, aún lo es. Logan me vio como lo que soy, me vio como la chica que solo quería cumplir sus sueños, no la super estrella, no la chica con reputación problemática, solo como Harriet. ¿Cómo no enamorarse de alguien que te hace sentir la mujer más especial de todo el mundo?

Mi visión se nubla y la punzada dolorosa en el pecho me atraviesa.

—¿Cómo no amara a alguien que te hace sentir tan amada y valorada? No me dejó sola, aún cuando no tenía que hacerlo, cuidó de mí. Estuvo a mi lado, me sostuvo cuando sentí que el mundo se me venía abajo, nunca se fue. E incluso cuando se apartó, fue solo porque quería cuidar de mí, porque eso es lo que Logan ha hecho desde el segundo uno en el que nos conocimos.

Limpio el par de lágrimas que se me han escapado y me atrevo a mirar al padre de Logan.

—Amo a su hijo, lo amo como nunca antes he amado. Como no volveré a amar jamás. Porque si Logan no es el amor de mi vida, entonces definitivamente haré todo lo posible por coincidir con él hasta que los sea. No importa cuántas vidas tenga que atravesar para encontrarlo.

—Ustedes están destinados a estar juntos —asegura —son su hilo rojo el uno del otro, ¿sabes esa leyenda? —asiento con una sonrisa —bueno, entonces sabrás que no importa lo mucho que el hilo se estire, tense o contraiga, las personas que están atadas a él, están destinadas a encontrarse al final.

Ambos miramos a Logan.

—Él va a despertar, y cuando lo haga, va a verte a su lado —afirma —y sabrá que lo amas con la misma intensidad, con la que él te ama.

Mi visión se nubla y asiento, intentando mantenerme fuerte.

Permanecemos en silencio, simplemente aguardando. Pero ahora más que nunca tengo la certeza de que él va a despertar, que no importa lo que pase, lo hará y entonces nunca más volveremos a separarnos.

Porque algo nos une, un hilo rojo, un amor incondicional, el universo o el destino. No importa de que se trate, somos nuestro destino, y vamos a encontrarnos.

Han pasado doce horas y Logan sigue inconsciente. He ido a casa, he tomado una larga y necesaria ducha, comido luego de que mi madre casi me obligara, y volví al hospital.

Esta vez solo Amelia se encuentra en la habitación así que dudo en quedarme. Sin embargo, ella me dedica una sonrisa amable y vuelve su atención al libro que sostiene.

Me coloco en la misma silla que ocupé cuando Rod estuvo aquí. No hay un ambiente incómodo, lo que resulta en un muy grande alivio.

—Liana estuvo aquí —la miro de inmediato cuando dice aquello —apenas estuvo unos minutos.

No sé muy bien como reaccionar a eso.

—No la dejé ver a Logan, si eso te preguntas —la miro con intriga. Amelia cierra el libro y se quita las gafas antes de mirarme —sé lo que hizo. Porque Rony estaba aquí cuando llegó, y evidentemente no estaba feliz así que habló antes de que pudiera siquiera considerar dejarla ver a mi hijo.

—Así que usted también sabe lo del contrato.

—Todo el mundo en realidad, querida —responde con una sonrisa —son casi tendencia.

No respondo, sigo sin conectarme a mis redes. No tengo cabeza para pensar en todos los posibles escándalos que se han formado ahora.

—Sé que no tenemos buena relación, Harriet —habla con calma —y no voy a aparentar ahora que planeo ser la mejor suegra, pero...creo que podemos intentarlo.

Sonrío.

—Realmente nunca he querido tener mala relación con usted, señora Dempsey —aseguro.

—Dime Amelia —pide —sé que ustedes van a volver, si es que no volvieron luego de tu concierto. Y con todo esto, nunca más voy a volver a interferir en las decisiones de Logan. Tú fuiste su elección, y debo respetarlo. Además, estoy profundamente agradecida porque tu padre haya asumidos los gastos del hospital, Logan tiene fondos de ahorro, pero como sabrás todo esto es tan costoso. No hubiésemos podido pagar lo que él merecía.

—Ya lo he dicho, amo a su hijo y cuidar de él es lo menos que puedo hacer.

No hay oportunidad de una respuesta, de pronto el monitor de Logan emite un sonido rápido, ambas nos incorporamos con rapidez y la madre de Logan presiona el botón para llamar a las enfermeras.

En segundos ellas ya se encuentran aquí, la máquina sigue sonando y el pánico golpea a mi puerta, listo para apoderarse de mí. Sin embargo, no hay oportunidad porque en ese segundo el médico eleva la vista, y sonríe.

—Está despertando.

Una furia salvaje me llena cuando escucho las dos palabras, la madre de Logan solloza a mi costado, pero mantiene una sonrisa en el rostro. Un doctor más ingresa y también se acerca a la cama de Logan.

Permanecemos a una distancia de un metro aproximadamente, mi corazón martillando con brusquedad y mi garganta apretando con fuerza.

Pasan un par de minutos hasta que el médico de cabecera gira hacia nosotras y dice lo único que espero escuchar:

—Pueden acercarse —lo hacemos con rapidez. Las lágrimas nublan mi visión así que me tallo los ojos antes de colocarme a su costado, tomando una de sus manos.

Logan gira la cabeza hacia mí, entrecierra los ojos y luego sus labios se crispan en una sonrisa.

Estrellita —su voz brota débil, apenas en un susurro. Logan arruga el rostro y cierra los ojos.

—Hola, chico bonito —murmuro con la voz inundada en emoción.

—Logan, ¿puedes mover las manos para nosotros? —pide el doctor. Él arruga la frente, miro su mano entre la mía, soy yo quien la sostiene. Sus dedos apenas se mueven, parece un débil movimiento, pero el doctor sonríe. —Bien, muy bien.

—No veo con claridad —susurra y noto cierto pánico en su voz —no...

—Tranquilo —el doctor extiende la mano hasta tocar su hombro —tuviste dos operaciones, una en el cerebro y otra en el ojo derecho. Es normal que tengas la visión borrosa, pero la recuperarás.

Apenas y abre los ojos, pero el médico no parece preocupado.

—Es probable que estés confundido —explica el doctor —¿Sientes dolor?

—En la cabeza —habla como si estuviese a punto de quedarse dormido —y mi boca sabe a metal.

—De acuerdo, te mantendremos monitoreado. En unos momentos te trasladaremos a la unidad neurológica para una mejor evaluación —se gira hacia nosotros y nos dedica una sonrisa tranquilizadora —no tienen que preocuparse, todo parece estar en orden. Sus síntomas son los normales de alguien que sufrió un traumatismo cerebral, pero debido a que fue leve, estos síntomas son temporales.

Nos hace una seña para apartarnos y lo seguimos.

—Es probable que esté somnoliento, tenga nauseas o vómitos, tendremos a una enfermera cerca todo el tiempo. Pero su actividad cerebral parece ser la correcta. Haremos análisis, por ahora, estén tranquilas que Logan tiene muchas posibilidades de recuperarse. No se asusten si su memoria es confusa, o tiene leves cambios de humor, son reacciones normales luego de su accidente.

Ambas asentimos. El tiempo que el médico tardó en revisarlo y hablando con nosotros hizo que la emoción disminuyera tan solo un poco como para no lanzarnos a los brazos de Logan y estrecharlo con fuerza.

La madre de Logan fue la primera en acercarse a él, luché con mis inmensas ganas de acercarme y consideré el marcharme para darles un momento madre e hijo.

Sin embargo, cuando me dirigí a la puerta y tomé el pomo, su voz me detuvo.

—No te vayas —pide débilmente —por favor.

Sonrío, mis pasos son lentos mientras vuelvo a su lado. Esta vez es su madre quien se aparta. Se talla los ojos y nos mira de una forma en la que no lo ha hecho antes.

—Llamaré a tu padre —informa y Logan apenas asiente.

Cuando se ha marchado, centro mi atención en él. Sus ojos están entrecerrados, como si quisiera enfocar su mirada.

—Detesto verte borrosa —dice con una chispa de temor en su voz.

Me acerco, me coloco en el borde del colchón con nuestros cuerpos rozándose.

—Pasará —susurro —te eché tanto de menos. En serio lo hice, chico bonito.

Una débil sonrisa se apodera de sus labios, ese gesto que tanto he extrañado. Me acerco un poco más, extendiendo la palma de mi mano hacia uno de los costados de su rostro. Trazo una caricia suave que lo hace cerrar los ojos, y luego me inclino sobre su cuerpo hasta besar dulcemente sus labios.

—Te amo —susurro a escasos milímetros de su rostro —te amo tanto, y voy a estar aquí para ti. Ya no quiero distancias, ya no necesito hablarlo, sé que quiero estar contigo, para siempre.

Logan arruga el rostro y por el leve movimiento en su mano sé que intenta tomar la mía. Los movimientos motrices podían tardar en recuperarse, pero lo harían. Acerco la mano hacia la suya, y entrelazo nuestros dedos.

—Yo también te amo, estrellita —dice aún débilmente, pero sonríe.

—Sé que el médico dijo que no debería saturarte de información, pero parece ser que todos ahora saben de nuestro contrato —Logan frunce las cejas —está bien, es un peso menos, ¿no lo crees?

Su rostro se relaja.

—No he leído las redes, pero tu padre dice que los fanáticos piensan que nuestro amor es completamente real —acaricio su rostro —y no se equivocan. Porque es real, siempre ha sido real.

Logan aprieta mi mano, sus pies se mueven levemente y me alivio de ver que su cuerpo comienza a reaccionar como debería. Es cuestión de tiempo para que la visión clara regrese, y no puedo dejar de pensar que esto es casi como un milagro.

—Desde el primer momento fue real, aunque ninguno se dio cuenta —asegura con gesto suave, parpadea y entrecierra los ojos. Sé que lucha por esclarecer su visión, así que vuelvo a acariciar su rostro —odio tanto no poder verte claramente.

El destello de pánico regresa, junto con un toque de desesperación.

—Cierra los ojos entonces —digo acomodándome a su lado. La cama es lo suficientemente amplia como para permitirme acomodarme a su costado —no intentes verme, solo siénteme, escúchame, estoy aquí.

Logan se mueve un poco, y quedamos casi de la misma manera como aquella vez en su departamento cuando estuvo enfermo.

No tiene que pedirlo, cuando estoy lo suficientemente cerca, con mis brazos rodeándolo, comienzo a cantar. El cuerpo de Logan se relaja, pronto apoya la cabeza contra mi pecho y su respiración se vuelve tranquila.

—Mi ángel ha vuelto —susurra.

Detengo mi canto por unos segundos, con la emoción en mi pecho para decir:

—Nunca se fue, chico bonito, nunca se fue.

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P.D: ¡Feliz cumpleaños a Geovana! Espero que disfrutes muchísimo el capítulo, ¡Que cumplas muchos años más! Te mando miles de abrazos y besos cibernéticos. 


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