21.- Lo peor del ser
Harriet
El video de nuestro beso y declaración en un programa en vivo a nivel internacional, fue toda una locura. Los reporteros esperaban por nosotros al salir, el video del momento en el que Logan pronuncia ese "te amo", ha salido en diversas redes sociales, y nuestros fanáticos parecen estar desatados en emoción.
Realmente no esperé que además del impacto que tuvo en mí, lo tuviera también en todo el publico y la prensa. Dos días después presentadores hablaban sobre el gesto romántico, un mes después seguíamos siendo tendencia en Twitter.
Los números de Logan en sus redes sociales se dispararon, fue gracioso ver lo emocionado que lucía cuando un par de empresas oficiales de deporte comenzaron a seguirlo. Parecía un niño que acaba de recibir la noticia de que se irá a Disney Word.
Nuestra relación no sufrió ningún cambio, al contrario, solamente pasamos más tiempo juntos. Mis padres e incluso mis tíos parecieron aceptar el hecho de que Logan y yo realmente habíamos desarrollado sentimientos verdaderos el uno por el otro.
Las semanas pasaron, los meses también y acción de gracias llegó.
Papá solía invitar a todos mis tíos a la casa, organizábamos una cena en el inmenso comedor y bebíamos ponche y toda clase de bebidas que la familia traía. Nos reuníamos todos y era agradable, este año no fue la excepción.
Logan vino junto con su hermana menor, llegaron un poco después de dar las gracias porque tenían que pasarlo con su propia familia, pero incluso con eso, ambos encajaron de manera inmediata con la familia.
Axel pareció eclipsado con Grecia. Logan bromeó un par de veces con que su hermana había enamorado a mi hermano, pero mantuvimos la broma entre nosotros, no queríamos incomodarlo.
Con cada día que pasaba, mientras más tiempo pasaba a lado de Logan me repetía que esto parecía como un completo sueño. Reír juntos, bromear, compartir la cama simplemente abrazándonos, todo es completamente increíble.
Y así como el asistió a casa en acción de gracias, yo los visité en navidad. Aunque claramente el recibimiento de su madre no fue tan entusiasta. La madre de Logan parecía aún tener resentimiento con mi presencia.
Estuve algunas horas en la residencia de la familia y luego volví a casa. Ahí le entregué el obsequio a Logan, un dije de oro blanco en forma de patines, en el reverso de la placa tenía el apellido y el numero de jugador.
Él por su parte, me obsequió una pulsera de oro rosa, con estrellas que tintineaban a cada movimiento.
—La vi y pensé en ti, estrellita —admitió cuando me entregó el empaque.
Y por primera vez en los últimos dos años, tuve un motivo más para agradecer en año nuevo, algo más que mi familia. Algo más que solo las mismas cosas por las que venía agradeciendo.
Pese a que mi relación con la madre de Logan no es la mejor, conocer a Rod Walker, el padre de mi novio, fue completo otra experiencia.
El parecido entre ambos es tan marcado, como ver a la misma persona solo que con edades distintas. Rod, como insistió en que lo llame, me habló sobre lo emocionado que estaba porque la carrera de Logan estuviese mejorando, parecía tan orgulloso de su hijo y de lo que hacía, y al mirar la sonrisa de Logan solo confirmé que padre e hijo tenían una buena relación y ser aceptada por una pequeña parte de la familia de Logan, se sintió realmente bien.
El tiempo pasó con su orden natural, y por lo consiguiente, la fecha para la terminación se acercaba también.
Ahora quedaban poco más de tres meses, quería pensar que tal y como nos lo habíamos prometido, nada cambiaría entre nosotros cuando el contrato finalizara. Estamos bien ahora, y lo estaríamos también en el futuro.
—¿A caso no son tan apuestos? —inquiere Tracy señalando a nuestros chicos.
—Oh, con esos uniformes son tan calientes —añade Jess —¿no crees, Harriet?
—Definitivamente —le doy un corto sorbo a mi bebida mientras sigo a los chicos moverse por la cancha.
Logan gira hacia el sitio en donde nos encontramos y sonríe. Elevo la mano en un saludo y él hace exactamente lo mismo, luego lanza un beso en mi dirección antes de acercarse hasta la punta en donde su entrenador los espera.
—Ahí está —Jess señala a un par de hombres al otro lado de la cancha —es Hunter Carson, el cazador de talentos de los Boston Bruins.
Recuerdo el nombre, porque Logan los ha mencionado varias veces. Se trata del equipo en donde desea jugar la siguiente temporada.
—Según Rony, estarán viniendo durante todos los partidos —dice con un aire emocionado —los chicos están algo tensos por eso, en temporada de fichaje, la competencia interna en el equipo se incrementa.
—¿A cuantos fichan? —inquiero.
—A dos cuando mucho —responde Jess —normalmente es a los delanteros, y a las defensas.
—Pol dijo que están mirando a Logan —confiesa Tracy dándome un golpecito en el hombro —tu chico podría tener suerte.
—No seremos rencorosas porque Pol juega de defensa, y Rony es portero —admite —con suerte serán los tres fichados de la siguiente temporada.
El juego comienza, y Tracy suelta un grito emocionado que me sobresalta.
—¡Logan está jugando como central! —dice tomando de uno de los brazos.
—¿Cómo central? —inquiero —¿eso es bueno?
Ambas me miran como si me hubiese salido un tercer ojo y me siento repentinamente avergonzada. Tal vez debí investigar un poco más sobre las posiciones en el hockey.
—¡Es estupendo! —dice Jess —es una de las figuras más importantes del equipo, tiene más libertad y se encarga de reiniciar el juego cuando hay faltas.
—Oh —sonrío un poco mirando a Logan llegar a su puesto —creo que debería investigar un poco más.
Tracy hace un gesto para restarle importancia.
—No te preocupes, cuando comencé a salir con Rony, grité felicitándolo cuando hizo un pase que en realidad fue una falta —dice riendo —las personas me miraron como si me hubiese vuelto loca.
—Fue vergonzoso —habla ahora Jess —pero Rony le dijo que la próxima vez se aseguraría de no cometer faltas para que todos los festejos de Tracy sean acertados.
El partido comienza así que nuestra atención pasa a los chicos que se mueven sobre la cancha, los gritos y el bullicio animan a cada jugador y cada tanto dirijo la mirada hacia el par de hombres que se mantienen mirando a los jugadores.
Lanzo un par de gritos cuando Logan se acerca a la portería del equipo contrario, Tracy y Jess también gritan a mis costados y la novia de Rony grita con euforia cuando su novio detiene un par de pastillas que iban para anotaciones.
Logan se mueve con rapidez sobre el hielo, es increíble la habilidad que tiene para esquivar a los jugadores del equipo contrario y la capacidad para coordinar sus movimientos con el bastón.
—¡Así se hace, cariño! —grito con entusiasmo cuando Logan consigue la primera anotación, se desliza sobre el hielo recibiendo los aplausos y vítores del público, cuando repara en mí y, como ya se le ha costumbre, lanza un par de besos.
El festejo por la anotación no dura demasiado y luego el juego continúa, me mantengo gritando e intentando comprender los movimientos. De vez en cuando Jess me explica algunas cosas que pasan sobre la cancha, pero por la mayor parte del tiempo, entiendo que es lo que está ocurriendo.
—¡Vamos, Logan! —grito con emoción cuando él se acerca a velocidad hacia la portería, consigue esquivar a un par de jugadores y parece estar tan cerca, hasta que lo detienen.
Una exclamación conjunta brota del publico y ahogo el grito cuando el cuerpo del defensa impacta contra el de Logan. El sonido de los cascos al chocar resuena y luego el cuerpo de Logan cae sobre el hielo.
Reconozco a Pol acercarse, una discusión se desata entonces en el centro de la cancha.
Mi corazón palpita con fuerza mientras intento entender que ha pasado, los jugadores lo rodean así que no consigo ver lo que ocurre. No me tomo el tiempo para pensar si es correcto bajar o no, simplemente lo hago. Escucho a Tracy y a Jess llamarme, pero no me detengo.
La voz de Covey también se deja oír pero no me importa que mis guardias me sigan de cerca.
Me abro paso recibiendo algunas maldiciones por empujar, pero no me detengo hasta que estoy contra el cristal que separa la cancha de juego del público. Hay empujones y maldiciones entre los equipos, pero solo quiero verlo.
Algo en mi se alivia cuando lo observo incorporarse, alguien le ha quitado el casco y se mantiene una mano contra sus costillas. Tiene una mueca de dolor en el rostro y habla con el árbitro. Lo miro asentir y luego los jugadores se dispersan.
Cuando eleva la mirada y me ve, sonríe.
—¡Estoy bien, estrellita! —grita y consigo escucharlo.
Sonrío, me siento aliviada y le toma un par de minutos más recuperarse por completo.
—Harriet no bajes de esa manera —reprende Covey llegando a mi lado.
—Harriet, nunca bajes así —dice ahora Tracy colocándose frente a mí—cuando una falta ocurre el publico a veces se pone violento —me lanza una mirada preocupada —no bajes de nuevo así, ¿bien?
—No podía quedarme ahí sin saber lo que ocurrió —respondo mientras ella nos conduce de nuevo hacia nuestros asientos.
—Esos golpes son comunes —dice —pero no debes preocuparte, los jugadores cuentan con protección, tu chico estará bien.
Le sonrío, cuando llegamos a los asientos Jess me repite exactamente lo mismo, y gracias a Dios no tengo oportunidad de volver a cometer el mismo error. Al final, los Halcones Rojos se llevan la victoria.
Esta vez Tracy y Jess me conducen hacia los vestuarios, los chicos están ahí celebrando. No somos las únicas mujeres, varias chicas ingresan con nosotras y van al encuentro de sus parejas.
—Felicidades por la victoria —una sonrisa se extiende por el rostro de Logan —me asustaste con ese accidente.
Está sin camisa, el moretón en su costilla derecha comienza a notarse, pero me obligo a apartar la mirada de su fuerte torso.
—¿Tracy no te dijo que no debes bajar de ese modo? —inquiere rodeándome la cintura con la mano —sé que Covey puede cuidarte, pero a veces el publico se pone un poco loco. No fue un golpe grave, solo me quitó el aire por un par de minutos.
—Por favor, no me pasó nada —respondo —yo debería de estar preocupada por ti, no tu porque bajé de las gradas.
Se inclina hasta dejar un rápido beso sobre mis labios y luego se aparta.
—Estoy bien, cariño —vuelve a insistir —¿quieres venir con nosotros a la celebración?
Miro alrededor, la mirada de Tracy y la mía coinciden y ella hace un gesto que entiendo bien.
—Creo que mis nuevas amigas esperan que vaya —admito —y nunca antes he estado en una celebración de partido, creo que será divertido.
—Oh, sí —dice él —definitivamente. Dame unos diez minutos en los que tomo una ducha y nos vamos, ¿bien? No te apartes de Jess y Tracy, te cuidarán por mí.
—Puedo cuidarme por mi misma —le recuerdo —y mis guardias están afuera.
Vuelve a besarme de una forma dulce antes de apartarse completamente.
—Lo sé, estrellita —asegura —solo no te apartes de ellas, ¿bien?
Resoplo, pero termino asintiendo.
—¡Trey! —ella voltea cuando escucha la voz de Logan —¿te encargo a mi chica?
—¡Logan! —reclamo con molestia y él ríe.
No me da una respuesta verbal, solamente sonríe, me dedica un guiño y se marcha.
—Tengo un nuevo encargo así que ven conmigo —Tracy enrosca su brazo contra el mío y me conduce hacia el grupo de chicas que aguadan a unos metros —chicas, ¿recuerdan a Harriet?
Recibo sonrisas y saludos amistosos, pronto me siento parte del grupo que me rodea. No hay sonrisas falsas ni palabras por compromiso, al final, Logan me estaba dando más cosas de las que siquiera puede darse cuenta.
Y nuevas amistades, es solo una de ellas.
La fiesta en la casa de uno de los chicos del equipo de Logan, Raile, si mi memoria no me falla.
Hay música, alcohol, olor a cigarrillo en toda la casa y una piscina en donde una cantidad considerable de personas se encuentra.
Como es costumbre, Covey y el par de guardias que me acompañan aguardan en el auto a unos metros de la entrada de la casa. Perfectamente visibles.
Logan no se ha apartado de mi lado en ningún momento, en determinado punto me arrastra a la zona designada como pista de baile y demuestra habilidades de bailarín que desconocía.
Me río, bailo, y me divierto como hace mucho tiempo no sentía. Sin embargo, tanta diversión no podía durar para siempre.
Porque el amigable Arthur llega a la fiesta, con Liana.
—¿Sabes algo? Comienzo a creer que Arthur está enamorado de ella —dice Logan con fastidio —pero si fuese así, no entiendo porqué hace todo esto.
—Se supone que no debemos estar en el mismo sitio que ella —le recuerdo —pero me niego a marcharme de una divertida fiesta solo porque ha llegado.
Logan y yo compartimos una sonrisa.
—Entonces nos quedamos —afirma —aunque lejos de donde se encuentra.
Antes de que pueda darle una respuesta, Tracy y Jess llegan. Ambas me miran de la misma forma en la que Logan cuando se dio cuenta de la presencia de Liana, y me toca repetirles lo mismo que le he dicho a mi novio.
Así que eso hacemos, ignoramos por completo la presencia de la chica al otro lado de la habitación y nos concentramos en disfrutar de la fiesta como veníamos haciéndolo.
Los amigos de Logan lo llaman para jugar bearpong, un juego en donde tienes que lanzar una pequeña pelota para intentar encestar en alguno de los vasos llenos de cerveza que están al otro extremo de la mesa.
Cuando me invitan a jugar, tengo que pasar porque ya he tomado la cantidad suficiente de alcohol. Así que me limito a observar a Tracy, Jess, Rony, Pol y Logan formar sus equipos junto con otros chicos y jugar.
—¿Quieres? —Wendy, una de las parejas de un chico del equipo de Logan se acerca con una bebida rosa —no tiene casi nada de alcohol, es un preparado especial para las chicas.
Sonrío, acepto el vaso que me ofrece y permanecemos juntas mirando el juego. El sabor de la bebida es refrescante, mi garganta agradece el liquido helado y el leve calor que experimento por la cantidad de gente reunida dentro de la fiesta se esfuma.
Logan se acerca a mi cuanto su turno acaba.
—¿Quién te lo ha dado? —inquiere mirando mi bebida —¿y que es?
—Una bebida para chicas —informa Wendy —no tiene alcohol, chico bueno, no te preocupes.
—Es refrescante, ¿quieres un poco? —extiendo el vaso hacia él, Logan lo acepta, pero en el segundo en el que va a tomar, alguien choca contra su cuerpo derramando toda la bebida sobre su ropa y la mía.
Suelto una exclamación cuando el liquido helado cae sobre parte de mi blusa, Logan maldice, pero se ríe un poco. El chico que ha chocado contra su cuerpo se disculpa y se marcha antes de que podamos decirle algo.
—Cosas de fiestas, ¿o no? —inquiero.
—Tracy debe de tener algún cambio de ropa, siempre tiene con ella prendas extra —dice.
—Estoy bien, solo iré al baño para limpiarme —me señalo —no me tardo nada.
—Voy contigo —se ofrece.
—Logan, me has seguido por toda la fiesta —respondo con diversión —puedo ir al baño y...
—La ultima vez que fuiste al baño sola acabaste en una piscina —se ríe cuando le dedico una mirada molesta —de acuerdo, espero aquí.
—Gracias —retrocedo algunos pasos en el momento en el que lo llaman de nuevo para continuar con su turno en el juego.
Le doy la espalda y camino hacia la barra, en donde Wendy, la misma chica que me dio la bebida se encuentra. Le pregunto por el baño y ella señala la segunda planta, la última puerta.
Esquivo a las personas que intentan bajar las escaleras, pero están lo suficientemente alcoholizadas como para conseguirlo e intento no chocar con ellas y ocasionar una caída.
Gracias al cielo el baño está desocupado, el ruido es menor en esta parte de la casa por lo que deduzco que debe estar apartada. Me quito la blusa, tomo algunos trozos de papel y me limpio la zona en donde la bebida ha caído.
La blusa está mojada pero no lo suficiente, así que puedo colocarla perfectamente. Me acomodo el cabello y coloco un poco de agua en las zonas en donde ha caído la bebida.
Cuando termino e intento salir del baño, un mareo me hace detenerme.
—Oh, wow —sacudo la cabeza —suficiente alcohol por hoy, Harriet.
No has bebido demasiado.
Intento acercarme a la puerta, pero todo ocurre tan rápido que apenas me doy cuenta de lo que está ocurriendo. La habitación de pronto se mueve, es como si de cierta manera las paredes se cerraran contra mí.
No, no, no. ¡Estúpida Harriet!
Apenas y consigo llegar a la puerta, jamás en mi vida he probado droga, pero mi padre y tíos, especialmente ellos, han sido demasiado claros con lo que puede sentirse si alguien te droga.
Tan pronto como consigo abrir la puerta, unos brazos me reciben, pero no es Logan.
—Oh, miren —no reconozco la voz así que dudo que sea uno de los amigos de Logan —la super estrella.
Intento apartarme, pero los brazos se aferran a mi cuerpo.
—Logan...
—El idiota está lo suficientemente entretenido —dice y un par de risas se unen a la voz —¿quieres divertirte un poco, super estrella?
El pánico explota en mi sistema, mis esfuerzos por librarme son en vano, escucho un grito de mi propia voz, pero todo se siente fuera de la realidad. Es como si mi cuerpo hubiese sido bloqueado, pero mi mente consiga seguir en funcionamiento.
—No tomaste lo suficiente —mi cuerpo cae contra lo que creo es un colchón —lastima por ti, sentirás todo lo que va a pasarte.
El pánico me envuelve, mi corazón aumenta su ritmo con fuerza, la horrible sensación de no poder moverme, pero sentir cada cosa que ocurre a mi alrededor.
Hay mas voces, dos o tres y me aterro, me siento tan aterrada que quiero llorar. Mi mente de pronto se convierte en una maraña de pensamientos sin sentido, mis extremidades se sienten entumidas y sin fuerzas.
Pronto dejo de escuchar lo que pasa, dejo de percibir y el último pensamiento que tengo es:
Logan, ¿en donde estás?
LOGAN
Me toma menos de dos minutos acabar mi turno, y volteo hacia el sitio en donde Harriet debe de estar. Al parecer no ha vuelto, apenas y estoy intentando localizarla entre la gente, cuando un bullicio en la entrada de la casa se deja oír.
Un par de gritos y maldiciones y en pocos segundos, los guardias de Harriet han ingresado a la casa.
—¿Covey? —me acerco con rapidez, casi empujando a las personas que se cruzan conmigo.
—¿En donde está Harriet? —inquiere con brusquedad.
—¿Qué?
—¿¡En donde está Harriet!? —brama.
—En el baño, supongo, quiero decir, fue al baño.
Covey empuja mi cuerpo con brusquedad para apartarme del camino, mira algo en la tableta que sostiene en sus manos y luego a las escaleras.
—¿Covey que mierda te ocurre? —espeto.
No se molesta en darme una respuesta, los cuatro guardias corren hacia las escaleras.
Cuando volteo intentando comprender, veo a Liana. Con la leve sonrisa en el rostro y una mirada que nunca había estado en ella y junto a ella, Arthur.
Es una bebida para chicas.
—No, maldición —corro detrás de los guardias, ellos se apresuran a llegar hasta una de las ultimas puertas y en el segundo en el que la echan abajo, algo en mi deja de razonar.
Harriet está en la cama, inconsciente y con un idiota encima de ella. Aún está vestida, pero es evidente lo que los hijos de perra quieren hacer con ella.
Los tres guardias detrás de Covey toman a los tres chicos con movimientos demasiado bruscos, y los hacen llegar al suelo. El rubio está en la cama, tomando el cuerpo de Harriet en brazos.
—Hattie...
—Al parecer no pudiste cuidarla como debías —espeta Covey —muévete, Walker, o terminarás en el suelo como ellos.
Los tres guardias están lo suficientemente ocupados con los hijos de perra, así que solo sigo a Covey. Lo detengo antes de que pueda llegar a la salida y la mirada que me dedica es ira pura.
—Van a verla —mi voz sale tensa —te verán sacarla en ese estado.
—¿Y qué quieres que hagamos? —sisea —¿Cómo...?
—Dámela —me acerco y el se aparta —Joder, Covey, dámela. La sacaré por la puerta de atrás, apenas y me notarán. Ve por la puerta delantera, salgan con ellos por las puertas delanteras y yo iré con ella por la trasera. Ustedes llamaran la atención suficiente y nadie la notará.
Es evidente que no quiere hacerlo, pero termina cediendo, tan pronto como sostengo el cuerpo sin fuerzas de Harriet, una ira me consume. ¿Cómo no me di cuenta? ¿Por qué no vine con ella?
Mi corazón se estruja con una fuerza incomparable, la ira me consume pero me obligo a mi mismo a mantenerla a raya, porque necesito sacar a mi chica de aquí.
Ellos salen primero llevándose a los hijos de puta con ellos. Tal y como lo dije, la atención pasa rápidamente a los guardias que arrastran a los imbéciles, apego a Harriet a mi cuerpo mientras me escabullo fuera de la habitación.
La gente se ha dispersado, bajo con rapidez las escaleras y apenas unas cuentas personas lo suficientemente borrachas como para notar algo se cruzan en mi camino.
Voy directo hacia la puerta trasera, la abro con una patada y el frío de la madrugada me golpea.
El auto de los guardias está cerca, gracias a Dios y Covey ya se encuentra en el asiento del conductor. Ingreso aun sosteniendo a Harriet en brazos, cuando la puerta se cierra, Covey acelera.
Un nudo se instala en mi garganta y recorro el cuerpo de Harriet, los botones de sus jeans están abiertos, pero la ropa está donde debería. No hay girones, ni golpes. No hay heridas, pero algo en mi se retuerce con furia al pensar lo que pudieron haberle hecho.
Mis brazos rodean la parte superior de su cuerpo y la apego a mi pecho. Mi visión se nubla y la daga de culpabilidad me atraviesa.
Mis brazos rodean la parte superior de su cuerpo y la apego a mi pecho. Mi visión se nubla y la daga de culpabilidad me atraviesa.
Es como si una cuerda llena de púas se enrollara contra mi pecho, arrebatándome el aliento, se hunde con fuerza y me hace sentir, tan, tan culpable conmigo mismo.
Porque debí cuidarla, debí protegerla, y no lo hice.
—Lo siento —susurro —lo siento tanto, estrellita.
—Quiero pensar que no fue culpa tuya —dice Covey suavizando el tono de su voz.
—Fueron dos minutos, Covey —respondo con la voz torturada —dijo que iba al baño, estaba por ir a buscarla cuando entraron.
—¿Cerca de dos minutos? —asiento —coincide con el tiempo en el que su organismo reaccionó a la droga.
—¿Qué...?
—La pulsera —señala y miro la muñeca de Harriet —fue un obsequio de su padre, está conectada con nuestra tableta y la del señor Campbell. Nos envía alarmas de los signos vitales. Su frecuencia cardiaca estaba sobre el límite, y la respiración más lenta de lo que debería, tiene la ubicación exacta de donde se encuentra.
Ambos guardamos silencio.
—Su padre recibió la misma alarma —dice sin mirarme —estará en casa de Harriet para cuando lleguemos.
La apego a mi cuerpo.
—Sé quién lo hizo —Covey me mira —Liana Spencer y Arthur Johnson.
—Bueno, pues espero que ambos tengan buenos abogados —espeta y mira por un corto tiempo a Harriet —porque se metieron con los Campbell. Y ellos no van a dejar pasar esto.
—Logan...—un susurro débil brota de los labios de Harriet.
—Shht —la apego a mí —estoy aquí, Hattie, estoy aquí.
Su cuerpo se estremece así que afianzo el abrazo alrededor de su cuerpo, mis labios se encuentran con su frente en un beso suave, y eso parece relajarla.
—Estoy aquí, estrellita —repito y mi voz tiembla —nadie va a hacerte daño.
Teniéndola así, tan frágil, tan vulnerable, juro que los idiotas que le hicieron esto van a pagarlo.
Porque han dañado a la mujer que amo, se han atrevido a hacerle daño a mi Hattie. Y eso, es razón más que suficiente para sacar lo peor de mí.
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