15.- Súplicas
Harriet
Hace cinco meses que Logan y yo estamos "saliendo", cinco meses en donde hemos creado una especie de relación agradable, cinco meses en donde trataba de convencerme a mi misma de que todo lo que Logan hacía, no es más que por deber.
Pero es complicado cuando aparece con café luego de mis ensayos, cuando se ha memorizado mis horarios en la disquera y cuando grita a todo pulmón en los conciertos en los que ha estado.
Es complicado cuando lo miro jugar con Axel a los videojuegos, o cuando lo vi fallidamente intentar tocar la guitarra eléctrica de mi hermano. Es jodidamente complicado, cuando llega con tartas de fresa para mamá, o tiene conversaciones interesantes con papá.
Incluso con mis abuelos, cuando vinieron de visita de Nueva York pareció interesado en convivir.
Me repetía constantemente que es su trabajo, que solamente quiere que todo el mundo piense que somos la pareja enamorada, la imagen que deseamos vender, pero una parte de mí, desea que Logan hiciera todo eso por simple más que deber.
—¡Excelente! —Marcus me recibe con una sonrisa—. Esa es mi super estrella.
Sonrío con entusiasmo, limpiándome el rostro con la toalla que Stacy me entrega.
—¿Estuvo bien?
—Estuvo más que bien, Harriet —dice—. Estuviste sensacional, mejor de lo que alguna vez te he visto.
Sonrío un poco más, sintiéndome orgullosa del resultado. Llevábamos dos semanas de una corta gira por varios estados cerca de Maryland. Esta noche me presenté en Pensilvania, y en unos días viajaríamos a Delaware para el último concierto antes de volver a casa.
Nos tomaría cerca de dos semanas más volver, y eso comenzaba a pasarme factura. Echo de menos a Logan, y la sensación de extrañarlo no me gusta nada. A pesar de que hemos hablado, hacemos video llamadas cada noche y hablamos un par de horas por día, parece no ser suficiente.
Y eso me agobia. Porque no debería echarlo de menos, no debería estarlo extrañando. Pero, ¿Cómo no echar de menos al chico con el que he convivido casi todos los días durante los últimos cinco meses?
—Ve a tu camerino para tomar una ducha —ordena Marcus con una sonrisa—. En media hora tu auto te estará esperando para llevarte al hotel, tu padre irá pronto contigo.
—Bien, gracias —le sonrío una última vez antes de entregarle mi guitarra y caminar hacia el pasillo que me conducirá hacia mi camerino.
Me siento aliviado cuando la habitación me brinda un poco de privacidad, me quito la chamarra con lentejuelas y miro mi reflejo, el top se ha pegado más a mi cuerpo por el sudor, el corto short brilla con el reflejo de la luz y mis pies se sienten agradecidos cuando los libero de las botas de tacón alto.
Tomo un algodón con un poco de desmaquillante y elimino el maquillaje de mi rostro. Cuando está lo suficientemente limpio me encamino al baño para poder tomar mi necesaria ducha.
Normalmente me gustaba tomar mi tiempo, disfrutar de la sensación del agua contra mi cuerpo, pero ahora sé que no cuento con tantos minutos como me gustaría, así que cuando he pasado más tiempo del debido debajo de la regadera, salgo.
Stacy ya ha dejado mi cambio de ropa, unos pantalones deportivos en color negro y una blusa básica en color blanco. Mi amiga entra cuando ya me he cambiado, trae consigo mi celular y sonríe con diversión.
—Tu chico te ha llamado más veces de las que puedo contar —dice—. Será mejor que le regreses un par.
—Lo haré —aseguro.
Antes de que pueda siquiera revisar el número de llamadas perdidas, papá entra.
—Hattie, estuviste sensacional —pronuncia con una sonrisa.
—Aprendí del mejor —eso lo hace reír, papá luce tan relajado con sus habituales pantalones negros y chaqueta de piel, mamá decía que esa es una de las cosas que más le gustaban de papá, el aire de super estrella que jamás se iba de él.
Recogemos las cosas, el equipo de staff entra por lo demás y de menor importancia para llevárselo, me cuelgo la mochila deportiva en donde tengo lo demás de valor y salimos.
Hay una entrada especial en la parte de atrás de la locación, la presencia de mi padre siempre atraía a la prensa, aún después de años el gran Alexander Campbell no era olvidado, ni lo sería pronto.
Esta vez el equipo de seguridad es un poco más grande, los flashes se disparan en nuestra dirección de forma rápida y por lo oscuro del ambiente me ciegan. Siento el brazo de papá rodearme, los guardias a su vez nos rodean a ambos y nos conducen hasta la camioneta.
—Oh, Dios. Creo que nunca podré acostumbrarme a su incansable presencia —musito acomodándome en el asiento.
—Creo que nadie podría —dice él con una sonrisa.
Mi celular vibra, la pantalla se ilumina con un nuevo mensaje y mis comisuras se curvan en una sonrisa al ver el nombre.
Logan: Vi tu concierto, fue sensacional, estrellita. No puedo esperar a que estés de vuelta.
Papá se aclara la garganta, el sonido me hace mirarlo.
—¿Es Logan?
—Sí —respondo—. Dice que no puede esperar a que esté de vuelta.
Papá asiente, apoya el codo contra el borde de la ventana y sostiene la barbilla con su puño. Adopta un gesto pensativo, sus cejas están levemente fruncidas, como si estuviese inquieto por algo.
—¿Qué pasa?
—Logan parece estar pasando mucho tiempo contigo —dice y no entiendo la intención de sus palabras.
—Sí, lo normal —me encojo de hombros—. ¿Eso que tiene?
—¿Él te gusta? —inquiere mirándome— ¿Logan te gusta?
Intento dar una respuesta, pero es como si mi mente se hubiese bloqueado. Como si no fuese capaz de coordinar las palabras para expresarlas.
—No —niego al fin—. Solo...solo hacemos lo que debemos.
—El contrato no dice que tenga que ir a casa, ni llevarle tartas de fresa a tu madre. Tampoco dice que interactúe con Axel y mucho menos especifica que deba enviarte mensajes diciendo que te extraña.
Mi corazón da golpes fuertes, una sensación de malestar me invade de manera automática.
—Él te gusta —ahora no es una pregunta, es una afirmación casi con pesar—. Y tú le gustas a él.
—No...
—Hattie...sé reconocer cuando dos personas se gustan —dice—. Porque lo viví con tu madre, y tuve exactamente la misma reacción.
—No...
—Solo quiero que sepas una cosa —susurra— y quiero que la escuches con atención, Hattie...ustedes tienen un contrato, tienen una fecha de vencimiento.
Un sabor amargo se instala en mi boca.
—Y según sé, hay alguien esperando por él —me mira de soslayo—. No creas que soy ajeno a lo que ocurre, hija. Hay una chica esperándolo, Logan...no quiero decir esto, pero significas un beneficio para él, esta es la principal razón por la que no quería ninguna relación arreglada, porque la convivencia, Hattie, el pasar tiempo juntos es un arma peligrosa.
Parpadeo, intentando eliminar el ardor en mis ojos.
—¿Crees que esté haciendo esto solo porque significo un beneficio para él?
Papá extiende la mano para tomar la mía.
—Solo ten la cabeza fría, ¿quieres? —cuestiona acariciando el dorso de mi mano.
Sé que solo está preocupado, sé que solo quiere lo mejor para mí. Siempre ha sido así, mi padre no sería capaz de decir algo solo para lastimar. Una sonrisa se posa en sus labios, tan cálida y comprensiva que siento ganas de echarme a llorar.
Porque tiene razón, porque Logan tiene a alguien esperando por él. Porque al final del día, nosotros tendremos una fecha de caducidad, un día que llegará y todas las responsabilidades se irán.
—No le entregues tu corazón a menos que estés segura que obtendrás el suyo también.
No puedo responder, no soy capaz así que solo asiento, desviando la atención a la oscura ciudad que atravesamos con rapidez. El celular vuelve a sonar, la pantalla se ilumina y algo me atraviesa cuando leo el siguiente mensaje de Logan.
Logan: En serio te echo de menos, estrellita.
Mantén la cabeza fría, ha dicho papá. Pero la advertencia llega tarde, porque cuando se trata de Logan, soy incapaz de pensar con la cabeza fría, soy completamente incapaz de fingir que no comienzo a sentir algo más que atracción por él.
Los dos conciertos pasan como deberían, intento despejar mi mente, intento dejar de pensar en aquella conversación que tuve con papá en el auto, intento fingir que esa no es la razón de mi agotamiento mental.
He intentado hablar con Logan con normalidad, pero incluso él comienza a notar que algo ocurre.
Le di vueltas a las palabras de mi padre, una y otra vez. A pesar de todo, debía de admitir que tuvo razón, Logan tenía alguien esperando por él, tenía a una chica que lo amaba, que al final del año del contrato, volvería a su lado.
Y el hecho de considerarlo me tenía tan mal, y no tenía motivo. Supe esto desde el inicio, sabía que teníamos una fecha de vencimiento. No debía sentirme de esta manera.
—Sonríe, estamos de vuelta en casa —dice papá con entusiasmo.
Lo hago, aunque evidentemente sonreír es lo menos que deseo hacer ahora. Había intentado convencerme de que estaría bien al ver a Logan, que después del mes que estuvimos distanciados podría seguir fingiendo, pero no estoy tan segura de eso ahora.
—El equipo de seguridad ya nos espera al aterrizar —informa Covey—. El auto estará esperando al bajar del avión, así que no tendremos que enfrentarnos a la prensa.
—Gracias al cielo —respondo con alivio.
El piloto anuncia nuestro aterrizaje, seguimos sus indicaciones y unos minutos después, aterrizamos en Baltimore.
Tal y como Covey lo dijo, dos autos nos esperan al aterrizar. Me despido de papá porque, aunque lo quiero muchísimo, tenerlo casi un mes de compañero es demasiado.
Covey sube al auto conmigo, le había enviado un par de mensajes a Logan, según lo que dijo estaría entrenando a la hora del aterrizaje así que era probable que no pudiésemos vernos hasta mañana.
Covey y yo conversamos un poco durante el trayecto a casa, me muestra algunas fotografías que fueron tomadas en los conciertos y aprovecha para entregarme algunos obsequios de fans.
Cuando llegamos a casa, me pide entrar y dice que él se encargará de las maletas. Tantas horas en un avión me tiene agotada, el deseo de estar en mi cama me llena mientras abro la puerta, sin embargo, todo cansancio se esfuma tan pronto elevo la vista y lo veo ahí, sosteniendo un ramo de preciosos tulipanes y un vaso de café en la otra mano.
Logan sonríe, lo hace de esa forma tan cautivadora que me roba el aliento. Da un paso adelante y dice aquello que me revuelve el corazón.
—Bienvenida a casa, estrellita.
Dejo mis cuestionamientos de lado, dejo todas las dudas que me he estado planteando en las ultimas semanas y solo corro hacia él. Casi hago que el café se derrame y las flores se estrellen en el piso, pero Logan consigue atraparme, me sostiene contra su cuerpo y su aroma me llena. Me siento protegida entre sus manos, me siento de la manera en la que siempre he deseado sentirme.
—Si que me echaste de menos, eh —bromea.
Me aparto, sonrío levemente tomando el ramo de tulipanes y acercándolo a mi rostro para percibir el aroma.
—¿Qué no deberías estar entrenando? —inquiero con una sonrisa.
—Mentí —dice—. No tengo entrenamiento hoy, y no podía estar sin recibir a mi novia.
Ladeo la cabeza con ternura.
—Eres un novio excelente, chico bonito.
Una sonrisa orgullosa se coloca en sus labios. Se acerca y acuna mi rostro entre sus manos. Las mías están ocupadas por los tulipanes y el café, así que lo único que puedo hacer, es sentirme tan extasiada cuando se inclina hacia mí y une nuestros labios.
El roce me llena, me hace sentir una explosión en mi sistema, me hace sentir como si Logan...en verdad me quisiera.
—Sí que te eché de menos —dice con una sonrisa preciosa.
—Ni te imaginas cuanto —susurro.
—Debes estar cansada, así que hoy estás de suerte porque seré tu chef personal —dice con orgullo.
—Ante esa oferta no puedo quejarme —aseguro con una sonrisa tirando de mis labios.
Logan se acerca de nuevo, sus labios se encuentran con mi frente en un beso suave. En uno que grita ternura y dulzura, que me envuelven en una burbuja de ese sentimiento que no debería experimentar.
—Descansa, cielo —susurra. Me deja en la sala con el ramo de tulipanes y el vaso de café, lo miro caminar hacia el interior de la cocina, y lo pierdo de vista.
Y ahí lo decido, no importa si esto es por un año, no importa si Logan solo hace esto por deber. Para mí, comienza a ser real, mas real de lo que siquiera yo misma me atrevo a admitir.
No importa si alguien más tenía su corazón, yo haría hasta lo imposible por ganármelo, porque no importaba si aquella chica, Liana, es su pasado, y tampoco sé quien podrá ser su futuro. Lo único que sé es que yo, Harriet Campbell, soy su presente.
Y eso, es lo único que importa ahora.
Logan pasa la noche en mi casa, como ya se le ha hecho costumbre desde hace un par de meses.
Sin embargo, no se queda demasiado tiempo. Dice que tiene entrenamientos y se marcha temprano.
Marcus suele darme un par de semanas luego de la gira en donde no debo de ir a ningún sitio, en donde puedo quedarme en casa y descansar tanto como me plazca. La sorpresa de Logan me ha dotado de un repentino buen humor, así que le envío un mensaje a mis amigas y acordamos vernos en uno de los restaurantes cercanos a la residencia.
Suelo arreglarme siempre, sin embargo, mi repentina felicidad hace que quiera esmerarme un poco más. Así que escojo un sencillo vestido veraniego en color rojo y me dejo el cabello completamente suelto. Me maquillo apenas lo necesario y me coloco unas sandalias que combinan con el vestido.
Sabía que mis amigas son más que puntuales, así que poco tiempo después me encuentro en el auto con Covey, dirigiéndome al restaurante.
No me equivoqué, cuando llego ellas ya se encuentran ahí. El entusiasmo con el que me reciben me hace sentir más entusiasta de lo que ya me encuentro.
—Vaya, vaya. Parece que el amor comienza a pegar en nuestra super estrella —dice Missy.
Sonrío.
—Me alegra ver que las cosas están funcionando —dice Kath antes de llevarse una papa frita a la boca.
—Por ahora todo va bien —murmuro—. Y quiero mantenerme positiva, aunque apenas van pocos meses.
—Cuando se trata de conexión no importa el tiempo, super estrella —asegura Missy —y Logan y tú tienen una muy buena conexión.
—Supongo que sí —me encojo de hombros intentando no entusiasmarme más de lo que ya me encuentro.
Sandy es la única que permanece en silencio, mantiene la vista en su celular tanto que Kath termina arrebatándoselo.
—Dijimos nada de celulares —le recuerda— o serás tú quien pague la cuenta.
Nuestra amiga no parece molesta por eso, al contrario, mantiene la atención en mí.
—¿Qué pasa?
—¿Dónde dijiste que estaba Logan? —inquiere ella.
—Dijo que tenía que entrenar —respondo antes de tomar un poco del jugo de mi vaso—. ¿Por qué?
Kath parece entender el mensaje porque enciende el celular que ha apagado, comparten una mirada y luego Missy termina tomando el suyo también.
—¿Qué pasa? —inquiero soltando una pequeña risa.
Las tres me miran, la forma en la que lo hacen me deja saber que algo va mal. Extiendo la mano hasta tomar el celular de Missy y cuando lo hago, cuando consigo ver la foto, algo en mi se rompe.
Es Logan, con la misma chica. Con Liana.
En ese instante, el entusiasmo, la alegría, el buen humor, todo se esfuma.
"El chico bueno parece haberse reunido con su ex pareja. ¿Estará enterada la super estrella de este encuentro?"
El articulo tiene un par de párrafos hablando sobre el encuentro de Logan con su ex pareja. Siento algo atravesarme el pecho mientras recuerdo sus palabras esta mañana.
"Iré a entrenar, estrellita. Será un día ocupado así que no atenderé el teléfono. Te enviaré un mensaje apenas me haga un espacio"
En la imagen ni siquiera porta su uniforme, tampoco la mochila de entrenar que siempre carga con él.
Logan tiene a una chica esperando por él.
Las palabras de papá se repiten en mi mente haciéndome sentir como una ilusa, y me siento mucho más patética por eso, porque lo sabía, porque él me habló de Liana, porque he sabido de su existencia desde el día uno.
¿Qué esperaba? ¿Qué en cinco meses olvidara conmigo al amor de su vida, como él la llamó?
Parpadeo intentando eliminar las lágrimas. Pronto mi celular comienza a sonar, el nombre de Marcus se lee en la pantalla, luego el de Scott. Me siento sofocada de solo pensar lo que viene a continuación.
—Harriet...—la voz de Missy me trae de vuelta— debe de haber una explicación, ¿no lo crees?
Tomo una inhalación, apago la pantalla y observo a mis amigas.
—Claro —sonrío un poco—. Tengo que...tengo que irme.
Me incorporo con rapidez, Covey ya está entrando al restaurante cuando nos encontramos.
—Marcus...
—Ya estoy enterada —hablo con amargura—. Llévame a casa, Covey.
Él hace lo que le pido, subimos al auto y cierro los ojos. Seguramente habría una explicación, seguramente existía, pero... ¿Qué caso tenía? Logan mintió cuando no tenía que hacerlo, y ahora, mi nombre volvía a figurar sugiriendo que mi "novio" me engaña.
Al final, siempre soy yo la que termina perdiendo. Nunca le cuestionan a él, nunca juzgan lo que hace, ni siquiera cuando hay imágenes claras. Es a mí, siempre soy yo quien termina perdiendo sin importar el juego que intente jugar.
Apago el celular antes de que más llamadas puedan entrar.
—Harriet...
—No me molesten, Covey —pido— por favor.
—El chico no me cae —dice con una mueca— pero luego de lo de ayer no...
—Dije, no me molesten —repito antes de cerrarle la puerta en la cara.
Ingreso a mi habitación, el dolor en mi pecho persiste y solo aumenta cuando miro el ramo de tulipanes.
—Eres tan, pero tan estúpida —mi voz tiembla— tan malditamente ilusa por quererlo.
Mi voz se rompe al decir las últimas dos palabras. Me dejo caer sobre el colchón, cierro los ojos mientras un suspiro tembloroso brota de mis labios.
Lo peor no es esto, lo peor es que tendré que fingir que nada ha pasado. Que tendré que sonreír mañana y decir, "todo fue un mal entendido". Que tendré que seguir mirando a Logan y fingir que absolutamente nada pasó.
Me quedo ahí, sintiendo un vacío crecer en mi pecho. Sintiéndome estúpida e increíblemente tonta. No sé en realidad cuanto tiempo pasa, hasta que los gritos y discusiones afuera me alertan.
—¡Necesito hablar con ella! —es él.
Me incorporo de la cama, salgo de la habitación recorriendo la distancia con rapidez. Antes de abrir la puerta, me detengo.
—Logan, no puedo dejarte entrar —habla Covey—. Pidió que no la molesten.
—No lo entiendes —suena casi desesperado—. ¡Todo es un maldito mal entendido! ¡Necesito explicarle!
—No puedo hacer eso...
Los forcejeos me hacen alarmarme porque evidentemente si Logan se rehúsa a hacer lo que mis guardias dicen, va a acabar mal.
—Déjalo —el par de guardias que sostienen a Logan lo sueltan apenas escuchan mi voz. Él me mira, la esperanza brilla en sus ojos mientras me observa.
—Hattie...juro que no es lo que están diciendo —pronuncia con firmeza—. Juro que tengo una explicación.
—Ah, ¿sí? —me cruzo de brazos.
—Harriet...
—Vete, Logan —me doy la vuelta dispuesta a entrar cuando él grita algo haciendo que tenga que detenerme.
—¡Sabes bien, por experiencia que una imagen no dice nada! —eso me detiene—. Harriet, te juro que tengo una explicación.
Mi corazón se acelera, golpea fuerte contra mi caja torácica, tan rápido y salvaje que me quita el aliento.
—No te haría eso —afirma—. Harriet, yo no te haría algo como eso. Prometí que no lo arruinaría, que no lo echaría a perder, así que, por favor, déjame explicarte.
Suena desesperado, tanto que por un instante me digo a mi misma que estoy siendo demasiado orgullosa. Pero luego recuerdo que por segunda vez lo hizo, y me siento furiosa.
—Temo decirte, Logan, que lo has arruinado —espeto—. Ahora toda la prensa se burla de mí, ¡todos dicen que me engañas con tu ex novia!
—¡No te engaño! —grita de vuelta.
En un rápido movimiento, consigue esquivar a los guardias y cruza, me toma del brazo y Covey no alcanza a reaccionar tan rápido para evitar que Logan nos meta al departamento y tranque la puerta.
—No te engaño —me libero con brusquedad de su agarre.
—Pues no te creo una mierda —espeto— No es la primera vez que vas a su encuentro, estás jugando con ambas, vienes, me traes flores, un maldito café, me haces el desayuno y luego... ¡luego vas con ella!
—No fui con ella, Harriet...
—No me importa —me rehúso a llorar a pesar de que mis ojos arden con intensidad. Porque me importa, claro que me importa—. No sé a que juegas, Logan, pero esto se acaba.
—Harriet...
—Tenemos un contrato, y nos hemos salido de los términos —intento mostrarme tan fría como puedo—. No voy a romperlo porque sabes de sobra las razones, pero no habrá mas interacciones familiares, cumpliré mi deber con lo que el contrato pide, y será todo. Luego de los seis meses, podrás irte con ella, no voy a retenerte.
—Escúchame...
—Soy tu novia, pero solo porque ese papel me lo exige. Si quieres verte para coger con ella, procura cuidarte de la prensa porque yo no...
—¡Joder, cállate y escúchame! —brama. Lo hago, me callo en ese instante y el suspira—. Lo siento, Hattie, pero nada es como lo piensas, no fui a verla, no fui a buscarla, yo no...
—¿Entonces qué? —mi voz sale más débil—. Porque vi las fotos, Logan. La abrazas en una de ellas.
Sacude la cabeza.
—Estás siendo egoísta —reclamo— no puedes trarme flores, no puedes convivir con mi familia, con mi hermano, no puedes portarte como un maldito novio ejemplar porque eso, Logan...eso me está confundiendo.
Él arruga el rostro. Tomo una inhalación, armándome de valentía para decir lo que mi pecho quiere gritar.
—No puedes enviarme mensajes de texto diciendo que me echas de menos. No tienes derecho de jugar a la pareja perfecta, de pasar la noche en mi cama, de besarme en privado.
—Harriet...
—No puedes hacerlo, porque...porque me haces quererte —mi voz se rompe—. Y no quiero querer a un chico que, al terminar el año, va a dejarme por ir con otra mujer.
Logan parece incrédulo, traga con fuerza y cierro los ojos ante su silencio.
—Así que déjate de comportar como el chico perfecto —suplico—. Porque vas a romperme el corazón si continúas así.
Un sollozo se me escapa y retrocedo cuando él se acerca.
—No quiero romper tu corazón, estrellita —dice con dulzura—. Me odiaría a mi mismo si lo hiciera.
—Entonces haz lo que te pido.
—No puedo
—¿Por qué no? —cuestiono casi con dolor— ¿por qué no puedes darme eso?
—Porque, al igual que tú, yo también comienzo a quererte, Harriet.
Y justo ahí, todo en mi interior colapsa
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¡Nos leemos mañana sábado! No se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí.
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