13.- No te confundas.
Harriet.
La falsa relación entre Logan y yo continuó sin inconvenientes. Hicimos exactamente lo que él dijo aquella tarde en la sala abandonada: Formalizamos nuestra relación.
Hace un mes que ante todo el mundo Logan Walker y yo estamos saliendo de manera oficial.
Un mes desde que Logan nos tomó esa bonita fotografía y las subió a sus redes sociales diciendo lo "mucho que me quería" y "lo feliz que estaba" de poder decirle a todos que al fin habíamos tomado la decisión de formalizar.
La prensa se volvió un poco loca, fui testigo del estallido de las redes sociales de Logan, como sus números crecieron y lo impresionado que él parecía con eso. Ha sido un mes intenso, treinta días en donde que querido asesinarlo más veces de las que me gustaría, pero nada que no pudiera manejar.
A pesar de todo, intentamos llevar la fiesta en paz. Ninguno faltó a nuestras citas en los habituales cafés, y Logan pareció satisfecho de hablarme del hockey tanto como era necesario saber.
Los flashes lanzados hacia mí me hacen parpadear, sacándome de manera abrupta del mar de pensamientos en el que he me sumergido durante los últimos minutos. El par de fotógrafos lanzan indicaciones que me aseguro de seguir mientras ruego porque esto acabe pronto.
Detestaba las sesiones de fotografía, recuero que solía amarlas. Me encantaba tener la atención sobre mí todo el tiempo y como le solía insistir a papá para que me dejara participar en aquellas en donde él aparecía, sin embargo, con el paso me di cuenta de que eso que me parecía tan cool, no lo es en lo absoluto.
Pasar horas posando y recibiendo las luces de las cámaras, no es divertido en lo más mínimo. La tela del vestido me pica la piel, apenas y puedo moverme, pero me las arreglo para lucir tan malditamente sonriente a la cámara.
—Y esta es la última —dice el encargado de la sesión, me siento aliviada cuando me permiten bajar de la plataforma en la que me encuentro. Apenas bajo los estilistas y encargados de vestuario me rodean, siento mi pecho expandirse cuando me liberan del ajustado vestido y tomo toma inhalación lo suficientemente larga como para llenar mis pulmones de oxígeno.
Me coloco la bata y libero a mis pies de los molestos tacones, Stacy con la agenda electrónica recordándome los pendientes para los próximos días.
—¿Dos entrevistas en vivo? —inquiero con algo de pesar—. Marcus sabe que las detesto, esos idiotas que se hacen llamar presentadores no hacen más que ser entrometidos en las vidas privadas.
—Por algo son presentadores de programas —ambas volteamos cuando una voz masculina se escucha. Una sonrisa se extiende por mis labios cuando reconozco a Logan—. Hola estrella.
—Hola, niño bonito —se acerca, por unos instantes no espero lo que hace. Su mano se posiciona en mi espalda baja y luego me atrae a su cuerpo, sus labios se encuentran con los míos en una fracción de tiempo, mi estómago se contrae con fuerza cuando él se aparta y me recibe con una sonrisa encantadora.
—Bueno, regreso después —dice Stacy mirándome con diversión. Le respondo con una sonrisa, Logan esconde las manos en los bolsillos de su chamarra y se aparta unos pasos.
—No esperaba verte por aquí —su mirada se desliza por mi cuerpo, me siento un tanto cohibida porque simplemente llevo la tela seda rosa, y la abertura del escote que deja es demasiado reveladora. —Mis ojos están arriba.
Él parpadea, eleva la mirada y sonríe un poco más.
—Creí que sería buena idea venir a verte y preguntar si quieres salir a almorzar —dice.
—Hoy es miércoles.
—¿Y eso qué? —cruza los brazos sobre su pecho—. ¿Tienes compromisos?
—De hecho, no —me balanceo sobre mis pies —si me esperas un segundo, iré a cambiarme.
—Toma el tiempo que necesites —dice—. Yo estaré por aquí.
—De acuerdo —justo en ese momento la chica de vestuario se acerca con mi ropa, me la entrega en un par de ganchos y le dedico una última mirada a Logan antes de encaminarme fuera del estudio de fotografía.
Tomo una corta inhalación, me deshago de la bata e intento darme prisa. Me coloco los jeans ajustados y la blusa holgada que he traído esta mañana. Observo mi rostro y frunzo los labios.
—Es demasiado —resoplo mirando el maquillaje, tomo un par de toallitas y elimino el exceso de sombre en mis ojos. Me deshago del tono de rojo intenso que llevo en los labios y lo cambio por un labial humectante.
Cuando considero que no necesito nada más, salgo. Me he tardado alrededor de diez minutos, así que cuando vuelvo al estudio de fotografía, Logan no está ahí.
—Está en tu estudio —informa Stacy.
—Gracias —le sonrío levemente y camino hacia el sitio en donde ha dicho que Logan se encuentra, cuando llego, él está cómodamente sentado en la especie de gran almohada que Marcus me obsequió para navidad.
Mantiene su atención en el cuaderno, y apenas lo reconozco apresuro mis pasos para arrebatárselo de las manos.
—¡Oye! —reclama.
—¿No te han dicho que husmear entre las cosas de los demás es de mala educación? —reprocho. Cierro el cuaderno de tapa dura y lo escondo en el cajón.
—Estaba sobre el escritorio —se defiende—. Por cierto, esas letras son geniales. ¿Son para tu nuevo álbum?
—Aún no lo sé —admito—. ¿Nos vamos? No me agrada que estemos aquí con riesgo de que husmees más.
Logan resopla, se incorpora y se acomoda la chaqueta.
—Vamos —dice.
Camina hasta colocarse a mi lado, su mano se entrelaza con la mía y lo observo.
—¿Qué haces?
—Harriet, debo ser un novio ejemplar, ¿no lo crees? —me río un poco mientras salimos.
—Oh, no parece un gran sacrificio para ti.
—Shht —se inclina con ligereza contra mi cuerpo y coloca uno de sus dedos sobre mis—. Calla o nos descubrirán, estrellita.
Le aparto el dedo con un manotazo y Logan se ríe.
Salimos de las oficinas de la disquera, Logan dice que iremos en su auto así que nos subimos al flamante automóvil rojo que está aparcado cerca de la entrada.
—¿Algún sitio en mente? —inquiero.
—Creo que podemos pasar por un par de bebidas frías, porque con esa sesión de fotos creo que necesitarás tu dosis de café frío, ¿o no?
Lo miro elevando una de mis cejas.
—¿Cómo sabes eso?
—Lo dices todo el tiempo —se encoge de hombros—. ¿Te parece bien si vamos por un par de bebidas frías y luego comemos esa comida rápida que tanto aborreces?
Me carcajeo, en las últimas salidas Logan me había visto comer ensaladas, pollo, y más ensaladas, siempre decía que no necesitaba preocuparme por la dieta, pero mi nutrióloga no opinaba lo mismo.
—Creo que puedo considerarlo —es todo lo que respondo.
Logan conduce con rapidez por las calles, el viento nos golpea cuando el presiona el botón que hace que el techo se corra, mi cabello se sacude con la rapidez por la que vamos y golpea contra mi rostro, sin embargo, se siente bien.
Elevo las manos cuando Logan aumenta de velocidad y el sonido de su risa me hace mirarlo. Se ve tan apuesto con las gafas oscuras, mantiene una sonrisa ladeada en sus labios y me observa por un par de segundos antes de centrar su atención de nuevo al frente.
Detiene el auto frente a una calle llena de establecimientos de comida, me acomodo el cabello con la mano y me aseguro de no parecer un espantapájaros antes de bajar.
Como parece que se le ha hecho costumbre, se coloca a mi lado y entrelaza nuestras manos. Observo el agarre con una pequeña sonrisa tirando de mis labios, Logan nos conduce hasta el interior de una pequeña cafetería, no hemos venido a este sitio así que cuando nos detenemos en la fila, él gira hacia mí.
—Déjame ordenar a mí —pide—. Soy un experto en este sitio.
—Ah, ¿sí? —asiente con algo parecido a orgullo.
—Mamá solía traernos de pequeños, y aún venimos con mi hermana algunas veces —la mención de su hermana me hace mirarlo—. Por cierto, muere por conocerte.
—Creí que mantendríamos los encuentros familiares en el límite —le recuerdo,
Logan chasquea la lengua, avanzamos cuando la fila lo hace y él se mantiene mirando el menú por algunos segundos.
—Grecia es una fanática tuya —admite y elevo una de mis cejas—. Tiene toda la pared repleta de tus fotografías, y no miento cuando digo que sabe todas tus canciones de memoria.
Sonrío.
—Tal vez entonces pueda regalarle un par de entradas especiales para el próximo concierto —sugiero.
Logan voltea, aprieta los labios intentando retener la sonrisa, pero no lo consigue demasiado bien.
—Eso sería estupendo.
Cuando nuestro turno llega, Logan se coloca frente a la chica que atiende en el mostrador y señala el menú digital que se reproduce en las pantallas.
—Hola, yo quiero un Moca late con crema batida —le sonríe con amabilidad y luego continúa—. Y ella va a querer un café frío con doble crema batida.
—Estoy a dieta —gruño molesta.
—No por hoy, estrellita.
—Deberías dejar de llamarme estrellita —objeto—. Suenas a mi abuela.
Logan gira el cuello con rapidez, el movimiento me causa un poco de gracia así que no retengo la risa. La chica detrás del mostrador nos observa con curiosidad, Logan plasma un gesto indignado en los labios antes de inclinarse para susurrar cerca de mí oído:
—Tendré que reclamar con tu abuela ese sobrenombre, será mío a partir de ahora...estrellita —se aparta dedicándome un guiño y aprieto los labios tanto como puedo para no sonreír.
Dios, este hombre es tan...
Nuestra orden aparece, Logan extiende la tarjeta de crédito hacia la chica quien la recibe con una sonrisa, le agradecemos y luego cada quien toma su respectivo pedido.
Sujeto la pajilla con los labios y le doy el primer sorbo, el sabor a dulce explota en mi boca y me genera una sensación placentera. Olvidé la última vez que me permití tomar algo con tanta azúcar sin remordimiento. La combinación de café y crema batida es exquisita, tanto que vuelvo a dar un largo sorbo.
—¡Logan! —un grito nos sobresalta a ambos. Una chica se acerca prácticamente corriendo hasta donde nos encontramos—. ¿Puedo tomarme una fotografía contigo?
—Claro que si —responde él con una sonrisa amable.
—¿Quieren que se las tome? —la chica me observa por unos cortos segundos y luego asiente con frenesí.
—Mi novia es un encanto, ¿a poco no? —un sonrojo cubre el rostro de la chica. Retengo el impulso de rodar los ojos y sonrío.
La chica me entrega su celular el cual ya está con la cámara abierta y enfoco, un par de instantes después capturo la fotografía.
—Listo —le devuelvo el artefacto a la desconocida, luego de un autógrafo por parte de Logan, se marcha no sin antes darnos una despedida efusiva. Cuando está lo suficientemente lejos, entorno la mirada hacia Logan.
—Te estás tomando en serio esto, ¿o no?
—Bueno, eso decía mi contrato y creo que el tuyo también —señala con obviedad.
Cuando estoy por replicarle, caigo en cuenta de algo.
—Es la tercera vez que alguien te pide una fotografía y autógrafo —murmuro—. ¿No decía tu manager que necesitabas popularidad?
—Timmy dice muchas cosas —se encoge de hombros, sujeta su pajilla y le da un trago a la bebida. Se relame los labios y me mire—. Si él lo dice, le creo.
—Me has estafado, no necesitas popularidad.
—Pero tú si a alguien que te enseñe a respetar las reglas y ser una buena chica —me da una sonrisa socarrona mientras inclina el cuerpo hacia mí—. Y ese soy yo...estrellita.
Y ahí, en ese instante, Logan me besa por segunda vez en el día.
Luego de tomar nuestros cafés, Logan me lleva a un restaurante algo apartado en donde venden hamburguesas y papas fritas, me llamó niña fresa cuando me rehusé a sentarme en los bancos frente al carrito de comida y apenas y pude convencerlo de comer en el auto.
Ahora, estamos dando un pequeño paseo por el Federal Hill Park, los arboles de la zona impiden que el sol nos golpee, y la leve brisa que sopla hace agradable estar aquí.
Hemos pasado más tiempo juntos que los otros días, Logan me cuenta sobre los siguientes partidos, y sobre la visita que tuvo de un patrocinador nuevo.
—Es un patrocinador deportivo —dice con una leve sonrisa—. Me dieron tres pares de patines nuevos y un par de palos de hockey, es más de lo que he recibido de mis otros patrocinadores.
—¿De verdad? —inquiero.
—Sí, algunos de ellos solo cubren una parte de los viajes, o algunas camisetas —rueda los ojos—. Era como no tener ninguno, pero ahora, ahora creo que comienzan a venir los importantes.
—Bueno, me alegra que estés obteniendo beneficios de esto —nos detenemos en una de las bancas, me hace un gesto para que tomemos asiento y lo hago.
Él se acomoda a mi costado, eleva el brazo para cruzarlo por mi espalda y su palma reposa a un costado de mi hombro.
—Siento que yo soy quien gana más en esto —admite después de un tiempo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Si todo sale bien y me fichan, estaré jugando en un equipo importantísimo, con patrocinadores y mucha más fama de la que tenía, en cambio tú...
—Yo estaré tranquila, sin toda la mierda de la prensa —termino por él—. Y eso es todo lo que quiero.
No me responde, permanece en silencio mientras parece considerar algo. Sus cejas se encuentran arrugadas, y aprieta los labios. Soy consciente de que su cuerpo se tensa con ligereza, y me inquieto.
—¿Qué ocurre?
—Eso es una mierda, Harriet —dice sacudiendo la cabeza—. No tendrías que buscar a un chico para arreglar eso.
Suspiro, sí, he oído cientos de veces esa misma afirmación.
—No tienes la culpa de nada, tienes razón, antes no lo entendía, pero ahora...Hattie, te juzgan por hacer cosas que una persona normal haría con libertad. Salir de fiestas, salir con amigos, ¿por qué entonces cuando se trata de ti todo toma otro sentido?
—Esa es la misma pregunta que me he hecho en el último año —admito—. Y para mi mala suerte, aún no obtengo una respuesta.
Me remuevo cuando un leve cólico se presenta en mi vientre.
—Realmente espero que te dejen en paz al finalizar el año —dice con suavidad—. Y... ¿estás bien?
Asiento con una mueca.
—Cólicos
—Oh —una expresión curiosa se filtra en su rostro—. ¿Quieres ir a casa?
—Estoy bien —afirmo—. Me gusta esto, el relajarme un poco.
Continuamos en la banca, en cierto punto Logan toma mi celular para sacarnos una fotografía y casi me exige que la suba a mi Instagram con la descripción: Tengo al novio más sexi del mundo.
—No haré eso —advierto.
—Oh, vamos —me arrebata el celular y se incorpora con rapidez.
—¡Logan! —lo sigo, él ríe mientras teclea algo en el celular y mis intentos por arrebatarle el artefacto fracasan terriblemente—. ¡Devuélvemelo!
—¡Ya casi! —empujo su cuerpo y él tropieza, maldigo cuando da un mal paso y acaba de trasero sobre el césped. Solo en ese punto puedo inclinarme y quitarle mi celular, sin embargo, ya ha cumplido su cometido y la fotografía se encuentra publicada.
—Eres un tonto —me río dándole la espalda. En cuestión de segundos la fotografía comienza a acumular reacciones y comentarios, sonrío levemente cuando las palabras adorables, que tiernos, son la pareja perfecta, se dejan leer.
—Harriet...
—¿Sí? —volteo. Logan se ha deshecho de su chaqueta. No me responde, se acerca hasta rodearme la cintura con la prenda—. ¿Qué...?
Forma un lazo con las mangas y la sujeta.
—Creo que debería llevarte a casa —dice—. Porque parece que tu periodo llegó.
Abro los ojos con incredulidad, llevo la mano a la parte trasera de mi pantalón y rozo la humedad. La vergüenza me invade y maldigo.
—Ay Dios, que vergüenza —cierro los ojos—. Sí, debería ir a casa y...
—Tranquila, te llevo —sonríe, no parece haberle dado importancia al hecho de que mi pantalón se ha manchado con sangre, no debería, claramente, pero el que actuara tan natural es...ni siquiera sé cómo tomarlo.
Volvemos al auto, Logan continúa hablando con naturalidad y me culpa por el dolor de trasero que ahora tiene, me dice mala novia por no haberlo ayudado a levantarse y tengo que obligarlo a callarse.
—Parece que tienes una obsesión por la palabra novia —lo molesto.
—Pues quiero que lo tengas presente siempre —dice con una sonrisa—. Ya sabes, por si lo olvidas.
—Como si pudiera.
Llegamos a la casa, los guardias nos reciben y Logan intercambia algunas palabras con ellos antes de seguirme al interior.
Me voy directo al baño, una vez que estoy ahí deshago el nudo de la chaqueta y la dejo a un costado. Una mancha roja se marca en el pantalón y suspiro.
—¿De verdad? ¿Has decidido venir justo ahora? —a modo de respuesta, un tirón en mi vientre me hace quejarme—. Bien, gracias por eso entonces.
Intento no demorarme demasiado, me cambio con rapidez y coloco la ropa a un costado, luego podría limpiarla.
Cuando salgo, creo que Logan se despedirá, pero, por el contrario, lo miro encendiendo la televisión.
—¿Qué haces?
—Sé lo que viene ahora —dice—. Mal humor, antojos, quejas diciéndome que me odias —sonríe hacia mí—. Tengo el día libre, así que podemos hacer un maratón del señor de los anillos, o Harry Potter, ordenaré comida y no quiero quejas, seremos perezosos y personas con malos hábitos alimenticios por lo que resta del día.
—Es solo mi periodo, Logan —respondo—. No voy a morirme.
—Ya lo sé —entorna los ojos hacia mí—. Si fueras a morir no estaría planeando un maratón, estaría preparando un funeral.
—Eres un idiota —me rio cruzando por su lado hasta llegar a la cama.
Logan ríe, me permito admirar su perfecta retaguardia cuando me da la espalda. La imagen de él en los vestidores se cuela en mi mente, la manera en la que sus músculos definidos se marcan aún con la camisa me genera pensamientos que no debería tener.
—Entonces...—Logan gira y me obligo a subir la mirada—. ¿Harry Potter o el señor de los anillos?
—Ninguna —Logan me mira con fastidio—. Comedias románticas, mujer bonita para ser exacta.
—No veré comedias románticas.
—Oh, vamos, no seas macho alfa y ven aquí —palmeo el costado de la cama—. Pon mujer bonita, y luego puedo considerar el señor de los anillos.
A regañadientes Logan hace lo que le pido, cuando la película está por comenzar se coloca a mi costado de la cama, y hace exactamente lo mismo que en el parque. Me rodea la espalda con su brazo, y esta vez me apego a su cuerpo.
La extraña sensación que me envuelve me inquieta, ¿por qué si Logan es prácticamente un desconocido se siente tan bien estar así? ¿Por qué sentía que Logan no hacía esto solo por el contrato?
No, no te confundas, Harriet.
Una voz habla con firmeza, recordándome el porqué de esto.
Pero no puedo hacerle caso, no cuando al final del día no vemos el señor de los anillos sino que vemos todas las comedias románticas posibles, no cuando los cólicos se vuelven fuertes y Logan va por mis pastillas a la farmacia, no cuando vuelve con rosquillas y chocolate, y mucho menos cuando agotada por el día, me quedo dormida en sus brazos y el no hace absolutamente nada para apartarme.
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