12.- Amar lo suficiente.
Harriet.
Me acomodo la gorra y las gafas mientras entramos al sitio en donde se llevaría a cabo el partido de Logan. Una semana había pasado en la cual prácticamente no tuvimos comunicación más que unos breves intercambios de mensajes.
—¿Hoy si vas a presentarme a tu novio? —inquiere Missy mientras caminamos hacia nuestros asientos.
Logan nos había dado boletos con asientos de primera fila, estábamos a unos dos metros de la chanca de hielo en donde se llevaría a cabo el partido, y un par de cámaras televisarían todo el juego así que debía comportarme como toda una novia orgullosa apoyando a su chico, o eso fue lo que Marcus advirtió.
—Si tenemos oportunidad de verlo después del partido, entonces sí —expreso mientras nos acomodamos en nuestros lugares. Coloco el bolso sobre mis piernas y me quito las gafas, el lugar está iluminado, pero no lo suficiente como para poder observar todo con claridad si porto las gafas oscuras.
Me acomodo la gorra con el logo del equipo de los Halcones Rojos, Marcus dijo que debería portarla, en realidad no sé de donde la obtuvo con tanta facilidad, pero no parecía una petición exagerada, así que acepté. Además, ese gesto había hecho que Missy creyera más la mentira de que ahora soy una novia enamorada.
—¿No puedes pedirle que me presente a algún amigo? —inquiere con una sonrisa tirando de sus labios—. No me molestaría salir con algún sexi jugador de hockey.
Sonrío, sacudo la cabeza con discreción y la miro tomar su celular, se apega a mi cuerpo hasta cruzar el brazo sobre mis hombros y abre la cámara frontal. Sonrío mirando la pantalla, Missy captura la foto y la aprueba de inmediato.
Sus miles de seguidores seguramente agradecerían una fotografía de ella tan sonriente.
Recorro las gradas con la vista, poco a poco los lugares comienzan a llenarse de aficionados portando las camisetas de los dos equipos, al parecer con la poca información que había podido obtener, este es un partido importante, el inicio de una larga temporada de juegos para colocarse como campeón de liga.
Covey y Dave se colocan justo en los asientos traseros, Marcus consideró que sería peligroso ir a un partido de hockey sin guardias de seguridad, pude convencerlo de no enviar a todo el equipo así que solamente me acompañan los dos más cercanos.
No sé en realidad cuanto tiempo pasa hasta que una música conocida suena. Covey se inclina hacia adelante y volteo con ligereza cuando lo siento cerca.
—Deberías prepararte, es la entrada de Walker —dice con una leve sonrisa.
—Gracias —volteo, justo como ha dicho Covey varios jugadores ingresan con los uniformes de los Halcones Rojos, miro con detenimiento a cada uno, llevan cascos así que no puedo distinguir quien de ellos es Logan.
—¿Qué número es tu novio? —inquiere Missy, no respondo.
Dios, se supone que Logan y yo habíamos convivido por algunas semanas para evitar estos silencios incomodos por no saber una respuesta.
—Cambio esta temporada —miento y espero que me crea porque en realidad no tengo idea de que si eso es posible—. Así que no sé, olvidó decirme.
Sigo a los jugadores que continúan saliendo, los gritos y vítores aumentan con cada aparición y luego de un gran esfuerzo, lo único.
Logan Walker, el número treinta y siete.
—Ahí está —lo señalo. Él se mueve sobre sus patines, gira levemente como si buscara a alguien entre el público, parece saber exactamente en donde me encuentro porque su mirada se dirige hacia el sitio en donde nos encontramos.
Tan pronto como su mirada me encuentra, elevo la mano. Sube el visor y puedo distinguir la sonrisa encantadora que me lanza.
—¡Te está mirando! —chilla Missy a mi costado sujetando uno de mis brazos con emoción—. ¡Vamos, Logan!
—¡Missy! —él parece divertido, retrocede moviéndose sobre sus patines y me hace un gesto con la mano.
—Oh, es mucho más apuesto en persona —dice mi amiga—. ¿Cómo puedo conseguir uno de esos?
Firma un contrato que te obligue a ser su novia por un año.
Estoy tentada a decirlo, pero me callo.
—Tal vez pueda presentarte a uno de sus amigos —bromeo.
Vuelvo la atención a la cancha, una música distinta suena y ahora es la entrada del equipo contrario, hacen las presentaciones correspondientes y pronto, el juego ha comenzado.
Hay gritos y aplausos, un par de insultos son lanzados cuando fallan movimientos y evidentemente no entiendo nada del hockey así que tardo en comprender cuando alguien ha cometido una falta o cuando debo enojarme porque otro jugador a golpeado a Logan en un toque incorrecto.
Dios, me siento tan fuera de lugar.
Pero por extraño que parezca, lo estoy disfrutando, disfruto de gritar con fuerza cada que Logan avanza cerca de la portería y casi juré que era capaz de vomitar cuando tres idiotas cayeron sobre Logan al bloquear su movimiento de ataque.
Logan Walker es apuesto, pero lo es mucho más moviéndose con agilidad sobre sus patines, esquivando los cuerpos y mirándome de vez en cuando como si quisiera asegurarse que sigo en el mismo sitio.
—¡Eso es! —grito cuando él consigue anotar en la portería contraria—. ¡Así se hace, niño bonito!
Logan patina hasta llegar casi al borde, eleva el visor y luego lanza un beso en mi dirección, soy consciente de la cámara que gira hacia él para captar el movimiento, un grito enternecido me envuelve y sonrío tanto como puedo, llevo la palma de mi mano derecha a mis labios, y hago exactamente lo mismo que él.
Me dedica un guiño antes de bajar el visor y volver al centro de la cancha.
—¡Eso es tan romántico! —chilla Missy—. Súper estrella, parece que al fin cupido te ha flechado.
Me rio divertida ante sus palabras, oh Missy, si supieras.
No sabía que los partidos de Hockey podían durar tanto, había tantas cosas que no sabía del hockey, probablemente debía pedirle a Logan que me hablara de las cosas básicas porque, Santo Cielo, no quería enfrentar a la prensa con preguntas que no sería capaz de contestar.
Marcus dijo que el agente de Logan había dicho que vendría a mí al finalizar el partido, al parecer querían que hiciéramos una especie de aparición juntos y ser captados por la prensa, así que me preparo cuando anuncias el final del partido.
Los gritos eufóricos nos envuelven mientras me incorporo porque, claramente el equipo de los Halcones Rojos fue el ganador.
Sonrío cuando lo miro patinar hacia mí, soy consciente de que un par de camarógrafos me enfocan cuando me levanto de las gradas, bajo los cortos escalones, pero antes de que Logan pueda acercarse lo suficiente, alguien lo detiene.
Un chico lo intercepta, el desconocido me observa y luego le dice algo a Logan al oído. Se ha quitado el casco, así que puedo ver como su rostro cambia. La sonrisa se le borra mientras eleva la mirada hacia mí, no entiendo que ha pasado, pero le sonrío, elevo la mano en forma de saludo, pero no hay una respuesta. Logan permanece ahí, y sin hacer nada más, se da la vuelta y desaparece con el resto de jugadores.
—¿Qué...? —mi sonrisa titubea, Missy se coloca a mi lado igual de desconcertada porque apenas tengo tiempo de reaccionar porque los flashazos de las cámaras me hacen parpadear.
—¡Harriet! —en cuestión de segundos estoy envuelta por los reporteros, mi amiga se apega a mi mientras intentamos avanzar—. ¿Harriet ya has saludado a Logan? ¿No debería estar contigo ahora?
—Tiene que estar con sus compañeros de juego —respondo con una sonrisa intentando ser educada.
—Es la primera vez que se te ve en un partido, ¿qué tal te ha parecido? ¿Estás orgullosa de que tu novio ganara?
—Claro que estoy orgullosa —respondo y me siento aliviada cuando los cuerpos de mis guardias se colocan a nuestro costado—. Me gustaría seguir hablando, pero tengo algunos compromisos.
Hay algunos fans que se acercan, ahora parece haber más admiradores hombres que se acercan con camisas deportivas para que pueda firmarlas, me siento sofocada por las miradas mientras Covey me conduce fuera de las gradas, me coloco las gafas con rapidez mientras avanzamos por uno de los pasillos.
—¡Aquí! —reconozco al agente de Logan, nos hace una seña y abre una de las puertas para que podamos entrar. Me siento aliviada cuando ingresamos y Covey dice que tal debemos esperar un poco—. ¿Dónde está Logan? Se supone que debería estar contigo.
—No tengo idea —expreso—. Un segundo estaba en la cancha y al siguiente se fue.
—Ese idiota —dice sacudiendo la cabeza—. Tienen una entrevista juntos en quince minutos.
—¿Una entrevista? —inquiero—. ¿Qué medio?
Él menciona un canal deportivo que reconozco porque el Tío Paul siempre lo ve, toma su celular y marca un número antes de alejarse.
—Es una entrevistadora, si viene dile que aguarde, ¿bien? —asiento ante la pregunta del hombre y luego él se marcha.
—¿Dónde se metió tu novio? —inquiere Missy.
—No tengo idea —repito.
Covey dice que moverá el auto hacia una de las salidas más cercanas, me cuestiona si estaré bien y cuando se ha marchado, tomo una inhalación. Dios, todo fue tan...sofocante.
Missy habla sobre lo estresante que son los reporteros y de algo más a lo que no le presto atención porque solo puedo pensar...
¿Por qué Logan lucía tan...afectado?
Me siento impaciente, los minutos pasan y ni Covey ni el agente vuelven, así que me rehúso a seguir un minuto más dentro de esta habitación.
—Nos vamos —hablo hacia mi amiga—. Pediremos un auto, le avisaré a Covey.
—Pero dijo...
—No voy a quedarme aquí esperando a que alguno de ellos venga a sacarme —expreso.
—Bueno, en ese caso, dame tu chaqueta —pide Missy. No entiendo porque, pero cuando intercambia nuestras gorras y me entrega su chamarra y su bolso, me carcajeo.
—Esto es patético —expreso mientras me acomodo su chaqueta de cuero. Nos reconocerán de cualquier forma.
Ella se encoge de hombros, cuando abro la puerta, Covey aparece.
—Marcus llamó —dice—. Vio la transmisión en vivo de como Logan se fue, dice que no vas a dar esa entrevista.
Mi estómago se revuelve.
—Dijo que te llevara a casa —asiento.
—Entonces nos vamos a casa —sentencio.
No sé porque siento la molestia en mi sistema, tampoco porque el hecho de que Logan nos pusiera tan en evidencia se siente como una humillación ahora, ahora que sé que se trasmitió en vivo, ahora que sé que los televidentes seguro miraron como Logan simplemente me ignoró para irse a sabrá Dios donde.
Estamos caminando por el pasillo cuando reconozco al chico que habló con Logan, ignoro el llamado de Covey mientras me desvío hacia ahí.
—Hola —él frunce las cejas a verme—. Escucha, estoy buscando a Logan, ¿sabes en donde puedo encontrarlo?
A pesar de que empleo un tono amable, él chico parece molesto al mirarme.
—¿Sabes en dónde está? —insisto.
—Sí, está con la chica a la que nunca debió de haber dejado —sus palabras me golpean, retrocedo mientras lo miro con confusión—. Está en los vestidores, puedes entrar a verlo si gustas.
Miro detrás de su cuerpo, el nombre del equipo se lee en la entrada.
¿Logan está...?
—Yo soy su novia —espeto y el chico sonríe con amargura.
—Ya no más, supongo —se encoge de hombros y luego solo me esquiva.
Mi respiración se agita mientras miro la entrada de los vestidores, la rabia me consume porque me siento humillada.
Dios, ¿por qué siquiera me siento de esta manera? ¿Por qué siento como si Logan hubiese hecho esto a propósito?
—Harriet...—no volteo cuando escucho la voz de Missy, ni siquiera cuando Covey me grita que no entre a ese lugar.
Mis pies se mueven con rapidez, avanzando la distancia mientras empujo con fuerza la puerta de los vestidores de los Halcones Rojos, sé que voy a encontrarme, sé lo que voy a ver, pero no me detengo, no cuando llego hasta la mitad de los cubículos y los miro.
Logan está ahí, con una chica. Tiene el torso descubierto, la chica está sobre la barra que separa los vestidores de los cubículos y está a punto de...
—Así que me dejas en medio de las gradas para venir a coger con tu ex novia —ambos se sobresaltan, la chica lanza un grito mientras aparta a Logan de su cuerpo. Intenta acomodarse la blusa y baja de la barra, desliza la falda hasta que se acomoda en su sitio y me mira...con culpa.
—Harriet...
—Tienes un puto contrato, Logan —espeto ignorando a la chica porque no estoy enojada con ella, ella en realidad no tiene nada que ver en esto—. Tenemos una maldita entrevista a la que no llegamos por tu culpa, porque decides que es mejor follar con tu ex.
—Harriet, lo siento —la chica se acerca, pero me aparto —Logan no...
—No te eches la culpa por él —respondo con indiferencia—. Deberías irte antes de que alguien te vea o dirán cosas feas. —suavizo mi tono al hablarle—. Hay prensa afuera.
Asiente, mira a Logan y luego a mí.
—Liana, no te vayas —pide Logan y siento como si alguien me golpeara en el estómago cuando impide que se marche—. Viniste porque...
—Porque fue un error —dice ella limpiándose las lágrimas—. Porque ahora tú estás con ella, y yo no debo estar aquí.
—Liana...
—Espero no haber arruinado nada —dice mirándonos antes de prácticamente salir corriendo.
Un silencio nos envuelve, Logan está solamente en ropa interior y si no me sintiese tan malditamente humillada, lo hubiese admirado.
—¿Quién te crees? —reclama acercándose.
—Me creo lo que soy, la chica con la que sales —le recuerdo—. Por si lo has olvidado tenemos un contrato...
—¡No podría olvidarlo! —grita enfurecido—. ¡Pero eso no te da derecho a actuar como una maldita novia celosa! ¿¡Qué pretendes!?
—¡No me grites!
—¡Pues no te comportes como algo que no eres!
Mis manos se cierran en puños a mis costados, la rabia se abre a pasos agigantados en mi sistema mientras observo a Logan lucir tan molesto.
—No soy una novia celosa, soy una mujer que cuida de su reputación, Logan. Y no voy a dejar que tú lo arruines. La prensa nos esperaba, teníamos una maldita entrevista que fue cancelada gracias a que tu agente no te encontró, si la prensa se enteraba, si la hubiesen visto entrar aquí, una sola foto y jodías todo —reclamo golpeando su pecho con fuerza.
—Tu amigo, ese compañero tuyo sabía que estabas aquí a punto de tener sexo con ella y parecía tan orgulloso de restregármelo en la cara —su rostro se contrae—. No voy a ser humillada por tu culpa, no voy a dejar que nadie se atreva a intentar humillarme porque eres incapaz de cumplir con lo que firmaste.
Tomo una inhalación y me aparto.
—Espero que sepas lo que has hecho, porque este contrato se acaba —una mirada alarmada es lanzada en mi dirección—. Llamaré a mi abogado, estará encantado de escuchar que has sido tu quien jodió todo, así puedes volver con "el amor de tu vida"
—No te atrevas a burlarte —su mandíbula se cuadra por la fuerza que emplea.
—Si la quisieras tanto no hubieses aceptado esto, si la amaras tanto como dices no hubieses aceptado con tanta facilidad que ella te dejara. Eres un cobarde, Logan. Ella te ama, sacrificó su felicidad por ti, ¿y qué hiciste tú? Tú solo aceptaste un contrato con otra mujer para beneficiarte, no la amas, Logan. O al menos no lo suficiente.
—¿Qué sabes tú de amor? —espeta con burla.
—Lo suficiente para saber que no luce como lo que tú le hiciste.
Me alejo, tomo una inhalación y lo miro una última vez.
—Un placer conocerte —siseo—. Y me alegra darme cuenta que fuiste tú quien lo arruinó.
Me doy la vuelta sin esperar una respuesta y salgo de los vestidores. Missy y Covey aún me esperan ahí, Timmy, el agente de Logan también así que sin importarme nada más solo giro hacia él y digo:
—Llame a sus abogados, Logan Walker acaba de romper el contrato.
—¡Pudo ocasionar todo un maldito escándalo! —brama Scott—. Un acuerdo, tiene su firma en él, uno en donde se comprometía a no salir con otras personas.
—Solo fue...
—Tener sexo con otras personas es lo mismo —espeto hacia Logan.
—Supongo que saben que pasará ahora —dice Bill—. Se acordó la terminación del contrato, la suma que se deberá pagar es...
—Podemos llegar a un acuerdo —habla el agente de Logan—. Harriet, no fue nada, lo viste.
—Porque lo vi es porque hago esto —respondo—. El amigo de Logan los vio, y parecía feliz de humillarme por eso. Así que no correré riesgos, acepté este contrato porque tengo una imagen que mejorar, no que empeorar.
—No tuve sexo con ella —habla Logan captando la atención de todos en la sala—. Fue un...un momento. No fue nada.
Sé lo mucho que le cuesta decir eso porque es una mentira.
—Apuesto a que, si yo lo hubiese hecho, tus abogados estarían encantados de romper el contrato —objeto cruzándome de brazos—. ¿o me equivoco, señores?
—Harriet...—Marcus y yo compartimos una mirada cuando el agente de Logan pronuncia mi nombre.
—¿Pueden darme un momento con mi equipo? —los hombres asienten, Logan me mira una última vez ante de seguir a su propio equipo y cuando lo hace, me siento derrotada.
—¿Qué quieres hacer? —inquiere Scott. Lo miro, se quita las gafas mientras pasa las manos por su cabello—. Dinos y se hará lo que tú quieras.
—¿En verdad? —casi quiero sonreír, esperaba que se rehusaran un poco más antes de dejarme librarme de esto.
Ambos hombres asienten.
—Encontraremos a alguien más —dice y suspira—. Llevará tiempo, pero podremos encontrar a otro chico, y nos aseguraremos de...
Dejo de escuchar, algo en mi pecho se hunde. ¿Encontrar a alguien más? Un pinchazo de decepción me atraviesa el pecho.
—¿Encontrar a alguien más? —lo interrumpo.
—Tu reputación apenas comienza a reponerse, y la ruptura con Logan dará rumores —dice Scott como si no tuviese importancia—. Si decides romper el contrato, esperaremos un tiempo y haremos otro.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos de forma tan inesperada que, bajo la vista, cierro los ojos con fuerza y clavo las uñas en mis palmas. ¿Por qué no me sorprendía? Que Logan casi tuviera sexo con su ex pareja me libraba del contrato con él, pero los hombres frente a mí ya estaban pensando en buscar a alguien más para hacer exactamente lo mismo, sumirme en otra farsa.
—¿Harriet?
Al menos a Logan lo conoces.
Una voz en mi cabeza habla.
Faltan casi diez meses, casi está funcionando.
—Así que, si decido romper el contrato, buscarán a alguien más —la amargura tiñe mi voz—. Me harán hacer exactamente lo mismo, pero con otra persona.
—Harriet —la voz de Bill se cuela por mis oídos—. No tienes que.
Sé que me aprecia, Bill es como un segundo padre. Lo es para papá, lo es para mí. Nos ha cuidado las espaldas siempre, y esta no es la excepción.
Claro que tengo que.
A Logan ya lo conoces, son...amigos. Empezar de nuevo con otra persona será peor que esto.
—Continuaré —hablo con una firmeza fingida—. Hablen con sus abogados, díganle que el contrato sigue en pie.
Scott sonríe satisfecho y quiero golpearlo, Marcus parece no estar de acuerdo y Bill... él solo suspira con pesar.
—Lo haremos —dicen.
—¿Pueden dejarme sola?
Ninguno pone objeción, se incorporan y cuando se marchan, me incorporo para salir de ahí. Camino con rapidez por los pasillos hasta el único sitio en el que puedo sentirme segura. Las lágrimas queman en mis ojos mientras avanzo con rapidez.
Tan pronto como reconozco el solitario pasillo la fragilidad me envuelve. Empujo la puerta de la ya conocida habitación y tan pronto como entro, me rompo.
No tengo idea de porque me siento así, no entiendo porque duele tanto. Porque siento como que, aun acabando el año, no me dejarían en paz.
Ninguno de ellos lo haría.
—Harriet...—me limpio las lágrimas cuando escucho su voz.
—Lárgate —exijo con la voz rota.
—Lo siento —dice, pero no se marcha. Escucho sus pasos haciendo eco en la habitación, le coloca el cerrojo a la puerta y luego avanza.
—No te acerques —exijo sin mirarlo—. Solo vete, Logan.
No quiero preguntarle como sabe que me encontraba aquí, si me ha seguido o alguien le dijo. Solo quiero que se vaya, quiero deshacerme de todo y ser otra vez yo. Esa chica que cantaba sin tener contratos que cumplir ni cosas que arreglar.
—Siento haber jodido todo —dice colocándose a mi costado.
No respondo.
—Dijeron que no romperás el contrato...
—Porque si lo hacía, me harían estar con alguien más —expreso mirándolo. Su mirada azul parece traspasarme mientras aguarda en silencio—. Crearían un nuevo contrato con otra persona, y por mucho que odie admitir esto, tú y yo...
—Ya nos entendemos —dice con suavidad—. Lamento escuchar eso, estrellita.
Ahogo un sollozo cuando emplea un tono dulce.
—No me digas así —sollozo.
—Ven aquí —intento apartarme, pero él no lo permite, sus brazos terminan por rodearme y sollozo contra su pecho. La calidez que emana de su cuerpo me envuelve, me hace sentir...segura—. Lo siento tanto, por joderlo, Hattie.
Sacudo la cabeza.
—Te prometo que no volverá a pasar, que no volveré a arruinarlo. Lo haremos bien y entonces nadie más tendrá que obligarte a estar con otro chico —dice como si eso en verdad le preocupara—. Mañana confirmaremos la relación y durante los siguientes diez meses fingiremos tanto como podamos.
Las lágrimas nublan mi visión mientras retengo el sollozo.
—Funcionará, Harriet —promete apegándome a él—. No volveré a arruinarlo. Y debes de saber que no permitiría que nadie te humille.
—Creo que tu amigo me odia —expreso.
—Arthur es un idiota —dice—. Harriet...
—¿Sí?
—Lo siento.
Me mira de una forma sincera, como si de verdad sintiera lo que hizo, casi como si estuviese arrepentido.
—Lamento lo que dije sobre que no la querías —susurro.
Siento el brazo de Logan envolverme un poco más.
—Tal vez tienes un poco de razón —admite tan bajo que apenas lo escucho—. Tal vez no la amo lo suficiente.
—Es una lástima —respondo—. Porque ella lo hace.
No hay una respuesta.
—¿Logan?
—¿Si?
—No dejes de abrazarme, se siente bien.
Su risa ronca me llena mientras apoya la barbilla en mi cabeza. Se remueve un poco y afianza el abrazo.
—Lo que usted pida, madame —y lo hace, sigue abrazándome ahí en medio de la sala rodeada de instrumentos abandonados.
Y se siente bien, tan bien como nunca pude haber llegado a imaginar.
Logan Walker probablemente es un idiota, pero las llamas de este infierno, quemaban menos con él a mi lado.
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