10.- Una promesa, una sonrisa.
Harriet
Hace una semana que no he vuelto a ver a Logan. No fui el siguiente martes a nuestro encuentro en la cafetería, y tampoco asistí el jueves. Me llamó más veces de las que puedo recordar, y dejo varios mensajes que no me molesté en leer.
Me concentré en los ensayos, en terminar mis composiciones y en tener listo el nuevo material que Marcus requería.
Las escasas tomas que los reporteros tomaron cuando estábamos saliendo del café fueron colocadas en algunos programas, todos alababan como Logan "cuida de mi" o "lo atento que luce conmigo". Ugh, si tan solo supieran la verdad...
—Han estado saliendo, ¿cierto? —inquiere Marcus cuando terminamos la sesión de ensayos programada—. No se ha hablado otra vez de ustedes.
—No estaremos en las noticias siempre —me excuso pasando la suave toallita por mi rostro.
—Harriet, ¿realmente crees que no sé que has dejado plantado al chico dos veces? —inquiere cruzándose de brazos.
—¿Qué? ¿Cómo...?
—Tengo ojos en todos lados —me recuerda—. ¿Qué pasó? ¿Quieres que los abogados de Logan nos demanden por incumplimiento de contrato?
Resoplo. Tomo la botella de agua para darle un sorbo, el líquido me refresca mientras me preparo para enfrentar lo que sea que Marcus tenga para decir ahora.
—Te hice una pregunta —insiste.
—Dijo que me merecía lo que ocurría conmigo, y que las revistas tenían razón, que no era más que una maldita niña egocéntrica.
Marcus arquea la ceja.
—Y luego ella me dio una bofetada —volteo cuando reconozco la voz ingresando a la sala—. Así que creo que estamos a mano, super estrella. Y nunca dije que lo merecieras.
Resoplo enfadada.
—¿Qué hace él en mi sala de ensayos?
—¿Tu sala? ¿A caso tiene tu nombre? —inquiere acercándose.
—Marcus dime que puedo darle otro golpe y eso no me va a ocasionar una demanda —casi suplico a mi manager.
El hombre se quita las gafas y nos mira a ambos.
—Tú —señala a Logan con sus lentes—. Si vuelves a llamarla niña egocéntrica tendremos problemas, y tú —ahora me mira— no lo golpees otra vez porque si puede ocasionar una demanda.
—Eso no responde a mi pregunta de que hace él aquí —me cruzo de brazos.
—Salidas en público, ¿lo olvidas? Y deben comenzar a mostrar afecto, civilizados y enamorados —dice con una sonrisa—. Debemos comenzar a vender su imagen de pareja feliz y enamorada, han tomado demasiado tiempo.
—Ahí tienes, super estrella —dice Logan—. Así que apresúrate que tengo una reservación en un restaurante y si sigues así de lenta, vamos a perderla.
Entorno los ojos hacia él, Logan recibe la mirada con una sonrisa y señala su reloj.
—Tengo que darme un baño —informo—. Así que esperarás.
Es su turno de resoplar, pero no pone objeción, por el contrario, camina hasta una de las sillas y se deja caer con desgana sobre ella.
Marcus y yo compartimos una mirada, el hombre luce más que divertido. Se acomoda las gafas sobre el puente de su nariz y se acerca para dejar unas palmaditas en mi espalda.
—Ya escuchaste, super estrella, date prisa que tu chico te espera.
—No es mi chico —reclamo con molestia.
Marcus ríe, y cuando miro a Logan por sobre mi hombro, me irrita la sonrisa que tiene en el rostro. Resoplo, tomando mis cosas y encaminándome hacia el baño sin decir ni una sola palabra más.
El sonido de nuestros cubiertos mezclado con las conversaciones de la gente a nuestro alrededor es todo lo que se escucha. Al final, terminamos perdiendo la reservación en el restaurante, pero Logan consiguió que nos dieran una mesa, su encanto parecía funcionar con todos.
Corto un pedazo de carne y me llevo el trozo a la boca, me concentro en masticar y no mirar al chico frente a mí.
—¿No me hablarás? —inquiere con curiosidad. Trago el bocado y elevo la mirada. Logan sostiene el tenedor con una de sus manos y mantiene las cejas fruncidas.
—Es mi propósito, hablar contigo lo menos que pueda —sentencio volviendo la atención a mi plato.
—Ya dije que lo siento —dice soltando un suspiro.
No respondo.
—Harriet...—mi nombre brota de sus labios en un sonido que más parece una advertencia. Se arrastra lentamente hasta conseguir deslizarse por mis oídos. Es molesto, estoy enojada con él y me irrita mucho más el hecho de que intente mostrarte tan gentil ahora.
Pagando una reservación, consiguiendo una mesa, disculpándose.
—No creo que seas una niña egocéntrica —dice con seguridad—. Pero lo que dijiste antes fue un golpe en mi ego, tienes razón, nadie puede darme tanta fama como tú, y eso me enojó, que tengas la razón me enoja.
Dejo de mirar el trozo de carne para centrar mi atención en él, su mandíbula se cuadra como si de verdad le molestara admitir que tengo la razón. Sus ojos se mantienen fijos en mí, la frente levemente arrugada y la mirada impaciente debajo del par de cejas perfectamente recortadas, como si se tomara el tiempo de perfilarlas.
—Y a mi me enoja que hables de mi vida como si conocieras absolutamente todo —suelto sin pensármelo mucho—. Como si conocieras a Harriet Campbell solo por lo que dicen de ella en televisión y no como la chica que te confió en su sala una parte de lo que vive día a día.
Su entrecejo se relaja, sus labios se suavizan mientras me dedica un leve asentimiento.
—Fui un idiota, y me disculpo por eso —declara—. No debí suponer cosas, me dejé de llevar.
Es mi turno de asentir. Tomo la copa de vino que descansa a un costado y la llevo hasta mis labios. El sabor se combina en mi paladar, me tomo unos instantes para saborearlo antes de volver a mirar a Logan.
—No voy a disculparme por la cachetada —sentencio.
Logan aprieta los labios, baja la mirada por un segundo mientras echa el cuerpo hacia atrás.
—¿Y por dejarme plantado dos veces? —inquiere—. Estuve solo en ese café durante dos horas, esperando a la super estrella.
—Me disculpo solo si dejas de llamarme super estrella —negocio su petición—. Todo el mundo me llama de ese modo, estoy algo cansada de escuchar a todos referirse a mi de esa manera, diciendo "es lo que eres".
Él asiente.
—De acuerdo.
Tomo la servilleta, limpiándome los bordes de los labios y lo miro.
—Lamento haberte dejado plantado dos veces —esta vez no retiene la sonrisa, parece enteramente satisfecho por mi respuesta mientras se apodera de la copa de vino.
—¿Lo ves? No es tan complicado llevarnos bien —dice—. Será beneficioso para ambos, ahora que tenemos que...bueno ya sabes...fingir estar enamorados.
Se aclara la garganta luego de decir aquello, sonrío levemente mirando lucir incomodo.
—No te agrada la idea, ¿cierto? —inquiero. Se encoge de hombros.
—En realidad sabía que era cuestión de tiempo para que tuviéramos que hacerlo, esa fue la idea del contrato, ¿o no? Fingir amor.
No me mira cuando habla, sus manos se cierran en leves puños sobre la mesa y soy consciente de como sus hombros se elevan con la respiración que toma. Recuerdo entonces a la chica que mencionó, recuerdo la relación que terminó cuando le ofrecieron el contrato.
Marcus nunca dijo que Logan tenía pareja, de haber sabido probablemente no lo hubiese considerado, ¿por qué no pudieron ofrecerle el contrato a alguien sin compromisos? ¿Por qué específicamente a él?
—Lamento lo de tu novia —eleva la mirada casi de inmediato—. Dijiste que rompió contigo cuando supo del contrato, lo siento.
Se encoge de hombros.
—¿La querías mucho? —apenas y mueve la cabeza.
—No te culpes por eso —dice como si reconociera la mirada que poseo—. No fue culpa tuya, parecías detestar la idea del contrato tanto como yo, pareces detestarla ahora incluso, así que deduzco que no fue idea tuya.
—No lo fue —ninguno habla después de eso, nos sumimos en un silencio mientras continuamos con nuestra comida.
El postre llega, un par de rebanadas de delicioso cheesecake.
—Harriet, en serio —dice después de un rato —no creas que es culpa tuya. Rompimos porque ella dijo que no sería un impedimento para realizar mis sueños, porque ella quería que cumpliera mis sueños, que fuese fichado el próximo año, me dejó porque mis sueños siempre le importaron, mucho más que los de ella.
Sonrío al imaginar a una persona que es capaz de amarte tanto para dejarte ir, ¿Qué tan grande debe de ser ese amor como para aceptar que el chico al que amas esté con alguien más?
Envidio ese amor, envidio la manera en la que los ojos de Logan parecen iluminarse cuando habla de la chica desconocida, porque nadie me ha mirado así, porque no estoy segura de si alguna vez alguien lo haga.
Un amor tan puro y sincero como el de mis padres, como el que Logan parecía sentir por esa chica.
—Y por eso necesito que esto funcione —dice en un susurro—. Deseo tanto que lo haga, Harriet porque si no lo hace, habré perdido al amor de mi vida por un sacrificio en vano.
Habré perdido al amor de mi vida...
Apenas estoy procesando lo que ha dicho cuando capto un movimiento en el ventanal de nuestro costado, un par de hombres con cámaras apuntándonos. Creen que están pasando inadvertidos, pero no lo están haciendo en lo absoluto.
Así que lo decido, haríamos que esto funcionara.
Me impulso hacia adelante, Logan mantiene el cuerpo inclinado hacia la mesa y la distancia entre nosotros no es demasiada, así que fácilmente puedo alcanzar su rostro, una mirada confusa es lanzada hacia mí mientras coloco las manos a los costados de su rostro, y planto mis labios sobre los suyos.
Lo beso, lo beso siendo consciente de que alguien captará la imagen en una fotografía.
Nuestros labios se encuentran y la revolución que siento en mi estómago, la forma en la que mi pecho se contrae y como se hunde con fuerza, la electricidad que me recorre, me toma desprevenida.
Me envuelve de manera inesperada, arrojándome a un sitio que no preví.
Me aparto, pero no lo suficiente, las respiraciones chocan contra el otro, el aroma del vino brotando de nuestros labios. Logan conecta los ojos con los míos, y algo cruza por su mirada, algo que lo hace tomarme del cuello y atraerme hacia él.
Me pierdo en el sabor de sus labios, en los movimientos sincrónicos de nuestros labios, como estos parecen encajar de una manera calculada.
Habré perdido al amor de mi vida...
Sus palabras llegan a mi como golpes de realidad, pero no me aparto de manera abrupta, lo hago lentamente saboreando hasta el ultimo segundo en el que nuestros labios se rozan.
Siento el calor subir por mi rostro cuando consigo acomodarme en mi asiento otra vez, me olvido de los periodistas, me olvido de las fotos que seguramente tomaron, y solo lo miro.
—Haremos que funcione —sus palabras brotan en un susurro, un sonido lanzado en mi dirección.
—Menos de once meses —murmuro.
—Va a funcionar —asegura con una sonrisa—. Y cuando lo haga, vas a agradecerme...
Parece querer decir algo más, se detiene por un par de instantes y arqueo una de mis cejas, esperando que continúe. Logan sonríe, con ese gesto sincero que, Dios santo, lo hace lucir tan atractivo.
—Vas a agradecérmelo, estrellita.
Mis hombros se sacuden con la risa que me invade al escucharlo llamarme de esa manera, Logan parecía tener una obsesión por los sobrenombres. Sin embargo, en esta ocasión, no pongo objeción alguna.
—Civilizados y enamorados a partir de ahora —sentencio.
Él asiente.
—Me besaste, así que creo que prefieres enamorados a civilizados —se burla.
Resoplo.
—Eres un idiota
Chasque la lengua y eleva su dedo índice mientras lo mueve de un lado al otro.
—Civilizados y enamorados, estrellita —dice y elevo la mirada al techo—. No le llamas idiota al chico del que estás enamorada.
—Gracias al cielo no estoy enamorada de ti —señalo con una sonrisa—. Idiota.
Coloca un fingido tono de indignación, llevando la mano hasta su pecho y frunciendo los labios.
—Pero lo estarás —me señala.
—No tienes tanta suerte —me rio un poco—. No me gustan los deportistas.
—Ni a mi las super estrellas —sentencia.
—Sí, eso ya me quedo claro —ambos reímos con algo de fuerza, nuestras risas sobresalen por sobre los leves murmullos así que captamos la atención de varias personas.
Pero eso no nos detiene, cuando la risa se calma nos miramos por unos cortos segundos y luego, Logan extiende la mano hacia mí.
—Seremos amigos después de esto —no es una pregunta, es más como una afirmación.
—No lo sé, tal vez sí —Logar arque la ceja y resoplo—. Bien, seremos amigos después de esto.
Nos miramos una última vez y sellamos la promesa con una sonrisa compartida.
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