Capítulo dos: La ciudad del amor.
Durante el transcurso de toda la semana tuvimos el placer de visitar lugares inexplicablemente perfectos. Descubrí nuevas culturas, nuevas comidas y aprendí muchas cosas que no sabía.
Disfruté comprando como una loca por todas las tiendecitas tan llamativas que fui viendo por cada rincón de Paris. No es que sea rica pero lo poco que tengo, me lo gasto en mi dulce chocolate y en mi nubecita de color rosa. Me encanta verles sonreír y ver como aprenden algo nuevo de cada cosa que ven.
Tengo que deciros, que, igual que ellos son felices con las pequeñas cosas de la vida, ellos me hacen feliz a mí. Todas las personas que me estéis leyendo y tengáis hijos podréis entender la sensación tan mágica de ver como la niña de tus ojos y el amor de tu vida sonríen y son felices no, lo siguiente.
Si todos estos años, mi vida ha sido perfecta. Lo único que le pido a Dios es que me dé la dicha de seguir y conservar lo que tengo, en mi opinión es perfecta. Para vosotros, ya no sé cómo la interpretareis. De corazón, espero que viváis vuestra vida al límite y seáis muy pero que muy felices.
Siempre que tengáis oportunidad de hacer algo, nunca lo desaprovechéis. Si estáis enamorados de alguien, seáis correspondidos o no, luchar por esa persona. Nunca deis dos pasos atrás sino diez para adelante.
Si solo os ve como una amistad, hacer hasta lo imposible para que no sea así. Que arrojas todas tus ganas y sentidos en ello y no lo consigues, no te deprimas. Tomároslo como un reto, si esta vez no fue, el destino os tendrá preparado algo mucho mejor. El amor de vuestra vida os estará esperando en algún lugar del mundo, eso si las nacionalidades no importan mientras te hagan feliz. Si tú eres italiano y la otra persona inglesa siempre os queda dar clases de inglés y aprender un nuevo idioma, nunca viene mal y menos para el trabajo que hay actualmente. Los idiomas son imprescindibles.
Cada error que hagáis no os lo toméis como una batalla perdida, seguir mejorando y cultivando cosas que os gusten. Pero, no solo hablo del tema amoroso sino en cada aspecto que nos regala la vida. Sea ámbito familiar, en el trabajo, en tu vida social o en tus aficiones.
Y otra vez me enrrollé como una persiana. Cada vez que pase, si alguien es tan amable que me frene el carro porque si no vais a pensar que soy una aburrida siempre hablando de mi. Igual que me gusta escuchar a cada uno de vosotros, me gusta ser escuchada.
Por otro lado, como ya os contaba, no solo vimos lugares turísticos de Francia, sino que tuvimos el placer de poder degustar platos exquisitos en restaurantes como Pizza Julia, Le cinq, La bonne excuse, Restaurant Mariette y L'Affineur Affine.
Tanto como yo, como mi marido y mi hija. Nos encanta la gastronomía francesa aunque también nos gustaría probar otra, no nos cerramos a nada.
Todo lo que os he contado solo es un resumen de lo que he vivido durante una parte del día.
Antes de que se me olvide os contaré como celebramos el cumpleaños de la niña y mi aniversario con Hugo. Durante todo ese día decidimos de quedarnos en DisneyLand con Lucille, disfrutó como una niña cuando recorrimos todo el parque de atracciones del recinto de DisneyLand Paris. Si la vierais gritaba de ilusión y felicidad. Se echaba fotos con todo lo que se le cruzaba por delante, sobre todo con todos los personajes Disney.
Lo confieso, aunque tenga mi edad yo también conservo mi espíritu de niña, me encanta el mundo Disney. Cuando era pequeña no había película que no saliese a la venta que no me la comprara. Ahora por fortuna, lo comparto con mi niña.
Esa misma noche ocurrió algo maravilloso, el cual os pienso contar con pelos y señales. La escena está en mi cabeza como si la estuviese viviendo ahora mismo ¿Una recomendación? Escuchar atentamente.
FLASHBACK
Hoy, dos días antes de volver, nos encontramos tumbados en la cama del hotel. Hugo se quedó mirándome fijamente, yo lo miré también.
—Cariño —me dijo él.
—Dime mi ángel —contesté.
—Como ya sellamos cada lugar y momento especial con fotos, he pensado en volver a uno de ellos —me informó.
Sonreí y asentí.
—¿Cuál de todos? —pregunté.
—La torre Eiffel —me informó.
—Perfecto, me apetece volver a ese lugar. Me trae muchos recuerdos —contesté.
Hugo me besó y avisó a Lucille. Se incorporaron y yo también, cogimos el bolso y la cartera. Diez minutos después salimos del hotel. Cuando me di cuenta, mi hija llevaba en la mano la muñeca que le regalé. Bella, la de La Bella y la Bestia.
Cuando llegamos al lugar, cuyo monumento majestuoso se encontraba, estaba anocheciendo. Pudimos contemplar el atardecer y el maravilloso espectáculo que se había formado.
Nos hicimos miles y miles de fotos, miramos unas secuencias de la Catedral de Notre Dame que había en una caseta turística y por último sentí como Hugo me cogía de la mano. Me estaba acercando a la Torre y yo lo miré recordando cada acontecimiento que pasó en su día en ese mismo lugar.
Hugo se arrodilló y me miró.
—Ante esta Torre, te pedí matrimonio. Hoy quiero pedirte algo —me dijo el nervioso.
—¿El qué? ¿Qué ocurre? —pregunté nerviosa.
—¿Te gustaría renovar los votos de casados? —me cuestionó el decidido como aquella primera vez.
Mis lágrimas de emoción empezaron a resbalarse sobre mis mejillas. Sin importarme quien había alrededor me abalancé sobre él y lo besé como si no hubiera mañana.
—Por supuesto que quiero, me volvería a casar contigo las veces que hiciese falta. Pero... antes, tengo que decirte algo yo a ti —afirmé feliz.
Hugo se emocionó y pude observar la ilusión que estaba sintiendo en este momento. Por otro lado, miré a Lucille y ambas compartimos una mirada cómplice, como mi marido tuvo una vez con ella y yo ignoraba la sorpresa.
—Dime princesa —contestó el sin darse cuenta de la forma en que nos miramos la niña y yo.
—¡Estoy embarazada! —exclamé feliz.
Lucille empezó a bailar y a cantar como cualquier niño de su edad. Hugo me miró sorprendido y me acarició el vientre.
—¿En... Enserio vida? —preguntó con ilusión.
—¡Sí! —dijimos Lucille y yo a la vez.
—Voy a tener un hermanito o una hermanita papá —comentó feliz.
—¿Y... como no me lo decís brujas? ¿De cuánto estás cariño? —me cuestionó—. Que calladito lo teníais.
—De un mes —sonreí al ver que en cierta me vengué, él me dio una sorpresa y yo se la di a él.
Nos secamos las mejillas y nos fundimos en un beso tierno. Hugo me acaricio la barriga y empezó a hablarle al ser que se estaba formando dentro de mí, fruto de nuestro único y gran amor.
Ilusionados nos echamos fotos haciendo protagonista al nuevo bebe que viene en camino. Cuando más entretenidos estábamos, un cura se nos apareció, por un lado.
—¿Listos para la ceremonia? —nos preguntó él.
Yo miré a Hugo sorprendida y enseguida acepté. Nos dirigimos hacía la mini capilla y el cura se dispuso a dar el sermón. Lucille estaba a nuestro lado con una cajita, Hugo y yo de la mano frente al cura.
El cura nos casó y nosotros lo vivimos junto a nuestra joya. Ésta vez la felicidad estaba mucho más completa. Un bebe en camino y renovando los votos del matrimonio. Ya lo sé, aún no llevamos tanto casados pero toda escusa es perfecta para demostrarle a la persona que amas todo lo que siento.
Hugo le cogió la cajita a Lucille y sacó tres collares unidos de plata. En ellos estaba grabado nuestros nombres, ahora solo tendríamos que completar otro más, y las fechas importantes de nuestra vida.
Mi esposo nos puso el collar y me cogió la mano, escondido en la caja había un anillo de plata con un diamante azul. Me besó la mano y me puso el anillo nuevo con la nueva fecha. Además, yo aproveché el momento y le di unos patucos unisex preciosos, él los recibió con una gran sonrisa.
—¡Os amo! —dijimos los tres a la vez.
Finalmente me besó y unimos a nuestra niña en un inmenso abrazo. Señores y señoras, la perfección y la felicidad si existe, solo hay que cuidarlo cada día. No había nada más bonito que ver la unión de una familia feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro