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― ¡Hoseok, hyung! Puedo jurárselo. ― insistía una vez más el azabache intentando convencer a su hyung. ― Lo escuché, en serio que lo escuché.
El mayor volteó sus ojos sin poder creer lo que decía el pequeño de grandes ojos frente a él, desde hace un tiempo quiso ignorarle pero ya era completamente absurdo el tema.
― Jeon, estás volviéndote completamente loco. ― confesó sin más directamente mientras se volteaba a cerrar la puerta del balcón del menor negando con cierto enfado.
Hoseok se encontraba completamente enojado por lo ocurrido momentos antes, cuando ambos estaban teniendo una plática amena durante el desayuno y Jungkook de un momento a otro había salido como una bala desde el comedor hasta su habitación, derramando toda la leche de su desayuno sobre el castaño al levantarse, para nada más y nada menos que dar como excusa el haber escuchado voces en su habitación.
A defensa del azabache, él confirma haber escuchado una voz grave muy peculiar en su habitación, una que llevaba escuchando en su cabeza desde hace mucho, no podría estar loco, no cuando lo sentía. Porque sí, Jungkook por alguna extraña razón sentía cerca a esa luz y le era frustrante el no comprender porqué al abrir la puerta de su habitación no había nadie, sólo las puertas abiertas de su balcón y aquel sentimiento en su pecho que se iba alejando de a poco.
― Y-Yo escuché esa voz aquí...― susurraba el menor con la mirada ida en algún punto de la habitación. ― Yo... Lo sentí, hyung, ¡él estaba aquí en mi habitación!
― Jungk-
― No son juegos, en serio yo-― quiso insistir nuevamente el azabache.
― ¡Jeon Jungkook! ― llamó el mayor perdiendo los estribos por completo, cansado de las estupideces que decía el azabache.
¿Luces rojas? ¿Voces en su cabeza? ¿El sentimiento en su cuerpo? ¿¡Qué demonios!? Llevaba escuchando más de lo mismo por días y nada de lo que decía era justificable para un chico de diecinueve años quien corría con una gran responsabilidad, Hoseok sabía por todas las cosas que había pasado el menor, pero no permitiría que eso acabase con su cordura.
No dejaría que dos mentes se acabasen por una completa idiotez.
― Irás a un puto psicólogo, no puedes seguir con esto. ― espetó el de cabellos castaños con voz fuerte antes de que el contrario riñera.
― P-Pero... Hyung-
― Hyung nada, Jungkook. ― le frenó. ― Esto debe parar, estás volviéndote jodidamente loco, niño.
El azabache no intentó decir algo más, realmente se esperaba esto por parte de su hyung, y lo seguiría esperando, pues el castaño era muy incrédulo con respecto al tema, hacerle entender o creer lo que sentía Jungkook no era una opción.
Aunque Jungkook lo pudo sentir, porque sí lo había hecho y para él era un sentimiento completamente distinto al montón que había podido apreciar en sus diecinueve años de vida, iba mucho más allá de lo que cualquiera pudiese comprender, sentir o soportar realmente. El azabache tenía ese presentimiento de verle pronto, no sabía como realmente pero él buscaría la forma de encontrarle.
El mayor de ambos al ver la mirada ida del contrario, sabía que ya era un completo caso perdido, no tendría más remedio que pedir una cita en aquel hospital central al que había acudido días atrás con uno de los mejores psicólogos del estado, esta vez sí confirmaría la cita. Jungkook no se volvería loco, no si él estaba allí para impedir que eso ocurriese.
Eso era lo ambos pensaban y planeaban, pero ninguno se acercaba en lo más mínimo a su realidad; Jungkook realmente no tenía la más mínima idea de lo que la vida le tenía preparado, y Hoseok por incrédulo pagaría también los platos rotos de ésta historia.
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En lo que quedó del día, Jungkook no había salido de su habitación, sólo un par de veces para cerciorarse de que su hermana estuviese bien y darle de comer. Hoseok se había ido por la tarde dejando al azabache en un forzoso debate mental.
Cuando Jungkook quiso darse cuenta, la noche ya había caído y él seguía allí, pensando en todo lo ocurrido, considerando el hecho de estar loco por completo. Él nunca había dudado de las palabras de Hoseok, por lo general, su hyung siempre tenía razón en lo que decía.
Pero, esta vez su hyung lo catalogaba como un loco por decir lo que realmente le ocurría luego de que el mayor le insistiese tanto para que le contase, ¿por qué se comportaba así? ¿no debería confiar en él al menos por un momento? Aún así, las palabras de Hoseok resonaban en su mente una y otra vez
¿Él estaba a nada de perder la cordura como había dicho Hoseok?
¿Realmente lo estaba?
Jungkook pasaba sus manos por su rostro una y otra vez, ¿qué pasaba con él? El tema le frustraba pero ¿Qué otra cosa podía hacer? Tal vez realmente debía ir al psicólogo y debería despejar su mente si no quería quedarse en la mierda donde estaba.
El azabache se levantó de su cama con intenciones de tomar algún libro para distraerse pero pequeños toques en su puerta le hicieron cambiar su dirección, esos simples toquecitos le hicieron sonreír, cambiando su aura a una feliz y más calmada.
― ¿Quién? ― inquirió en broma.
― S-Soy yo ― respondieron en un susurro del otro lado de la puerta. ― L-La princesita Hye
Jungkook se situó a un lado de la puerta con una mano sobre la perilla.
― ¿Y qué quiere la princesa Hye?
― Ha-Hablar con Jungkookie, sobre un tema muy muy importante ― confesó con rapidez alargando las 'u' de las palabras haciendo que al mayor se le saliese una pequeña risita, ya imaginaba el pucherito de su hermana del otro lado de la puerta.
― ¿Ah, sí? ¿Y qué es? ― siguió bromeando Jungkook mientras se preparaba para emboscarla con una guerra de cosquillas.
― E-Es sobre la luz roja, Jungkookie ― confesó ella en un susurro apenas audible, pero lo suficiente como para que el azabache escuchase y quedase absolutamente pálido.
Jungkook abrió la puerta con lentitud para mirar a su hermanita quien jugaba con sus deditos y mantenía la vista en ellos.
― Hye, cariño ― le llamó luego de haberle dejado pasar y cerrara la puerta tras de sí, agachándose hasta quedar a la altura de la pequeña azabache. ― Si quieres más cuentos sobre esa luz roja, no podré dártelos porque no he vuelto a-
― ¡No! ― cortó ella en un gritito haciendo que el azabache abriese sus ojos en demasía. ― E-Es decir... No, Jungkookie.
El azabache comenzaba a asustarse por los actos extraños de su hermana, no quería causar ningún tipo de daños en la pequeña, ni física y mucho menos mentalmente, era su responsabilidad cuidar de ella.
― Y-Yo lo vi, Jungkookie. ― susurró mientras sus ojitos se tornaban brillosos debido a las lágrimas que iban acumulándose en ellos.
El azabache enmudeció, no podía ser cierto, ¿cómo veías algo que no podías sentir? Era imposible, sólo él podía sentirle o escucharle; Jungkook no se percató de la mirada de su hermanita, quien al ver que su hermano no decía nada se lanzó a llorar en sus brazos.
― Hye, linda, ¿Por qué lloras? ― quiso saber mientras acariciaba sus largos cabellos.
― N-No quiero que Jungkookie se enoje conmigo por venir a ver su habitación― admitió. ―¡Pero había escuchado voces! ― mencionaba mientras sorbía por su pequeña naricita.
― No me enojaré, princesa. ― confesó su hermano con voz arrulladora. ― Sólo quiero que me digas qué viste, ¿Está bien?
La niña asintió y el azabache besó su roja naricita para llevarla a su cama junto con él.
― Y-Yo estaba j-jugando al té c-con Coquito ― confesaba la menor con hipidos entre los fueres brazos de su hermano. ― Y escuché una voz como la de papá Channie...
Jeon sonrió al escuchar eso, era nada más y nada menos que obra de Chanyeol, puesto que la pequeña se refería realmente a que su voz era tan grave como la de Chanyeol, pensó que si Baekyung se enteraba de esto iba a estallar en ira contra su pareja por haberle enseñado aquello a la niña.
― Es igual a la que escucho a veces por las noches cuando me dice que debo portarme bien y protegerte mucho ― completó la niña con una linda sonrisa.
Fue allí cuando la mente del azabache quedó en blanco, ¿su mente le estaba jugando una mala pasada o realmente había escuchado bien?... No podía ser cierto, ni en sus sueños más locos, definitivamente no.
Un pequeño beso que le proporcionó la pequeña en su brazo lo hizo reaccionar y salir del trance en el que se encontraba.
― ¿C-Cómo era él? ¿Cómo sabes que es la luz roja, Hye? ― inquirió su hermano sin perder su suave tono.
― Porque lo sentí aquí ― mencionó tocando el centro de su pecho, justo en donde su hermano lo había sentido. ― Y él es muy lindo, tiene un cabello rojo, una linda sonrisa muy parecida al cosito rojo largo que baila muy lindo ― decía para referirse al rectángulo de aquella serie infantil a la que le causaba escalofríos al azabache. ― También tenía lindos ojos, muy lindos como los tuyos Jungkookie... ― siguió describiendo la niña hasta quedar totalmente dormida en los cómodos brazos de su hermano.
Jungkook no podía creerlo, él hasta hace unas horas podía jurar estar loco, pero ahora no. Tenía algo en mente, conseguir esa luz ahora que podía sentirla. Lo que le dejó aún más en ese dilema fue lo último que mencionó su hermana antes de caer en brazos de Morfeo.
''E-Él observó mucho esa foto que tienes allí ― la pequeña niña refregó sus ojitos con sus manitas y señaló la mesita con luz de noche que estaba a un costado de la cama. ― Y susurró que pronto se verían, lo prometió''
Esa noche a pesar de que Jungkook estaba nervioso y curioso, durmió muchisimo mejor que en otros días; aunque jamás haya visto a aquella luz, persona o lo que fuese, sabía que le cuidaba desde donde sea que estuviese y eso no lo dejaría pasar. Por primera vez en mucho tiempo, alguien o algo cuidaba de él y necesitaba saber qué era realmente.
Admito que ODIO este cap, lo siento por entregarles algo así, prometo mejorar en el siguiente y LO SIENTO MUCHO por tardar en actualizar, ahora intentaré hacerlo con más frecuencia, pero en serio perdonenme por entregarles esto tan mal escrito.
¡Gracias por leer!
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