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Continuación del capítulo anterior.

― Entonces prosigamos. ―pidió la luz magenta. ― Min, ¿Has podido solucionar algo de tu problema con el encargado del Sol?

―Efectivamente. ― contestó la luz color menta. ― Hice un tratado de paz, al parecer tenían un ligero problema con la distancia y mientras más acercaban el Sol a la tierra, más cerca de la luna estaban, Jin hyung usted debería ir ahora para que no se sientan tan solos al tener a su amor tan lejos. Es como si a uno de nosotros, nos atrajese un humano, creo que usted debería actuar de ser así.

Esto dejó en blanco a la luz magenta y a la luz amarilla la cual sin pensarlo dos veces se adelantó.

―Seokjin hyung, y-yo tengo un presentimiento. ― tartamudeó un poco la voz chillona de Jimin.

― ¿Cuál es Jimin?

― E-Es en la Tierra y tiene que ver con Taehyung, hyung. ―siguió hablando para el mayor con los ojos del pelirrojo sobre él. ― Taehyung debe ir a la Tierra o algo muy malo puede pasar si no lo hace pronto.

Jimin no mentía, cuando la luz color menta había terminado su discurso tuvo una pequeña visión un poco grisácea, no pudo verla muy bien pero sabía que terminaría en catástrofe si el menor del grupo no iba. Además, esto iba completamente a favor con el plan que tenía en mente.

― ¿No tienes recuerdos para que puedas darnos detalles? ―inquirió Yoongi.

― N-No... ―susurró con mirada perdida, se sentía avergonzado, últimamente le pasaban estas cosas de no estar seguro de sus visiones y le abrumaba en demasía. ― Y-Yo... Todo se ve muy gris hyung, sólo puedo ver una gran esfera plateada abarcando todas las galaxias si TaeTae no va antes del 1 de Septiembre.

― Jimin, ¿estás seguro? ― quiso saber la luz magenta.

Esta misma luz que tiene por nombre Seokjin vio como el rubio asentía y de esta misma forma ensordeció al menor de la mesa quien al sentir el efecto sólo bufó rodando los ojos para arreglarse nuevamente en su silla con ambos ojos cerrados.

―Taehyung aún es muy...― comenzó a hablar nuevamente la luz mayor. ― Tae aún no controla por completo sus poderes de Dios y lo saben. Enviarlo sólo es un gran riesgo.

―Uno necesario, hyung.

― Seokjin, Jimin tiene razón. ―habló paciente la luz menta. ―Si él dice que una esfera plateada rodeará todo, sabemos a qué se refiere con esto.

Lo sabían a la perfección, lo habían leído en libros sagrados durante años. Las nuevas escrituras y de igual forma las viejas. Si esa visión de Jimin se cumplía era el inicio del gran Apocalipsis final.

― Lo sé. ―soltó en un murmuro la luz magenta. ― Es sólo qué, ¿Por qué Taehyung? ¿Por qué no tú, Yoongi? ¿Por qué no tú, Jimin? ¿Por qué no yo? ¿Por qué él necesariamente que corre tantos riesgos?

Se quejaba una y otra vez Seokjin, no le parecía justo y realmente para nadie era así. Lo que ellos no sabían es que Taehyung tiene algo especial, algo que lo diferencia a todos los Dioses habidos y por haber... Es que Taehyung es un alma libre al no tener maestro y de esta forma puede romper una que otra regla sin necesidad de afectar a alguna otra persona del Mundo o del Santuario.

― P-Pero... No dice nada de que no pueda ir acompañado, Jin hyung. ― habló Jimin con un hilo de esperanza en su voz.

― Yo iré. ― habló inmediatamente la voz de la Paz.

― Nunca te has transformado así que no pue-

― Taehyung tampoco lo ha hecho nunca, Jin hyung. ―le cortó Min. ― Yo le llevo muchos años pero él es apenas un niño. ¡Tiene 18 años humanos apenas Seokjin! Y ya tiene que pasar por todo esto sólo, sin un maestro que pueda enseñarle.

Seokjin quedó sin habla, la luz color menta tenía razón. Y él personalmente no podía ir ya que era quien había ejercido el cargo en el santuario.

― Bien, irás con Taehyung, pero si le veo el más mínimo rasguño en su cuerpo humano los regresaré a ambos y no me importará un Apocalipsis futuro, es mi condición.

― La acepto. ―habló la voz de la paz, y es que él no permitiría que ni un pequeño gatito rasguñara al menor.

Dicho esto, Seokjin liberó a Taehyung de su efecto de sordera, éste hizo una mueca por el extraño sonido del silencio en la mesa y luego los miró a todos.

― ¿Y bien? ¿Ya dijeron lo pequeño que soy para ir solo?

―Taehyung...

― No, Seokjin hyung. ― Taehyung había ablandado el tono de su voz a uno más suave y dulce sin siquiera saberlo, el color de sus ojos se había hecho ligeramente más claro y la mirada de su hyung se veía completamente hipnotizada. ― Usted confiará en mí para esto, estaré bien. No permitiré que nada ni nadie me haga daño alguno, ¿está bien?

La luz menta y la luz amarilla sólo podían mirarles con asombro, eso jamás lo habían visto, de hecho, tampoco aparecía en los dichosos libros...

― B-Bien. ― logró decir Seokjin en un balbuceo.

La luz roja se levantó y se retiró de la mesa haciendo una reverencia por respeto a sus mayores dejando a las tres luces estupefactas. Y es que dos cosas para nada usuales habían ocurrido:

1.- Seokjin jamás balbuceó ante nadie, ni siquiera cuando tuvo su encuentro con el Dios desterrado.

2.- Nadie a excepción de Taehyung en ese instante había podido haber hecho eso con sus ojos, jamás.

Pero lo que ninguno tomaba en cuenta en ese momento, ni siquiera Jimin quien se encontraba hecho un manojo de nervios y asombros juntos, pudo darse cuenta de que un nuevo libro se estaba escribiendo, una nueva era se aproximaba.

¡Gracias por leer!

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