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Kim Seokjin siempre fue un Dios reservado si le comparaban con el resto de Dioses existentes, muy nombrado y maldecido en el mundo por ser quien controlaba los sentimientos amorosos en las personas; sin embargo, era un Dios muy errado.

Siempre quiso el bien de las personas, cuidó de cada Dios como si fuese su propio maestro, les protegió y enseñó todo lo necesario aunque aquel no fuese su trabajo. Siempre había sido un alma alegre, desde que emergió en el santuario como la luz más llamativa del lugar rodeada de amor pleno, todo hasta que quedó completamente solo con su amor unilateral acompañando sus días.

Era irónico como Seokjin siendo el rey y Dios del amor esté en contra de que este mismo se dé entre Dioses. Para ser sinceros era curiosa incluso la forma en la que él veía con admiración cada destello de las sombras.

Aunque pareciese un Dios sospechoso, cada uno de sus dongsaeng's le amaban y respetaban como ninguno.

Claro.

Él creía que siempre sería así, que nadie jamás se enteraría de sus verdaderos planes.

Que iluso fue...

Se dio cuenta del error que había cometido sólo cuando sintió la fuerte bofetada proveniente de la luz amarillenta frente a él.

― ¿¡Cómo pudiste!? ¿¡Eres consciente de todo el daño que has provocado!?

Los gritos de Jimin resonaban por el lugar, Seokjin no hacía más que estar quieto mirando un punto en específico de la tierra.

Jimin le había sorprendido aquella mañana, llegó como un niño muy emocionado pero tan dañado...

Le había hecho un resumen de lo que sucedía luego de haber purificado su alma. Jimin había salvado el aura de Taehyung, el pelirrojo se encontraba como nuevo y aunque debiese alegrarse por ello, realmente no lo hacía.

El rubio simplemente arruinó sus planes.

― No tenía más opción ―respondió finalmente la luz magenta intentando mantener la poca calma que quedaba en su sistema.― ¿Qué querías que hiciese? ¿Qué nos arriesgase a todos? Como mayor y responsable del santuario no me permitiría poner en riesgo la existencia de un Dio-

Una nueva bofetada le fue dada irrumpiendo su patética justificación, sabía que se lo merecía pero, ¿a qué costo? Eso no cambiaría nada en absoluto, ya todo estaba hecho.

― ¿Vender el alma de Taehyung si era buena opción, hyung? ―inquirió Jimin con claro sarcasmo en cada una de sus palabras.― ¿¡Puedes responder de una maldita vez, Seokjin!?

El mencionado subió sus cejas con impresión, Jimin jamás maldecía y nunca se dirigía a él por su nombre, debía estar realmente enfadado por ello pero, ¿para qué generar más molestias por algo que no tenía remedio?

― Era la mejor opción, Jimin ―habló finalmente siendo completamente sincero.― Al menos deberías intentar entender mi posición

Jimin bufó riendo sin gracia mientras miraba a su alrededor, luego de purificar su alma, su vista fue devuelta de inmediato y sus energías renovadas. Si quisiese acabar con la luz que tenía en frente realmente no podría hacerlo pero si le dejaría en muy mal estado.

― ¿Cuál es tú posición? ―preguntó nuevamente el rubio ahora posando su mirada en los orbes contrarios.― No eres nadie para decidir por sobre la vida de los demás, ¿Quién te ha dado el derecho de vender lo que no te pertenece? Estás pecando, tu cuerpo está podrido, aún no sé cómo es que puedes seguir permaneciendo aquí ―escupió con odio mientras se acercaba más y más.― Haces todos estos pactos estúpidos a nuestras espaldas pero, ¿a cambio de qué? ¿La paz infinita? ―inquirió con burla.― Min Yoongi puede asegurar que aunque él sea el mismo Dios de la paz y la maldita tranquilidad, jamás podría reinar en este mundo por seres asquerosos y corruptos como lo eres tú

Seokjin retrocedió solo cuando vio como Jimin se acercaba cada vez más, no tenía miedo, pero quería mantener las distancias, no se sentía cómodo estando alrededor de otras luces.

― Lo hice para evitar la futura guerra, les estaba protegiendo ―se defendió achicando sus orbes, había adaptado su luz a forma humana en algún momento de la conversación. Su paciencia se agotaba de a poco.― No podía enviarle a alguien como tú o Yoongi, son luces completas

― ¿A qué te refieres con eso? ¿Qué hay de malo en Taehyung?

El de cabellos magentas rodó sus ojos fastidiado de tanta plática, no pretendía darle explicaciones a nadie pero el momento lo requería.

― ¿Por qué hablas como si no lo supieses? Eres consciente más que nadie del daño que tiene ese niño, ¡él es el problema inicial en todo esto! ―exclamó ya airado de que victimizasen tanto al menor de todos incluso cuando no estaba presente.― Si entrego el alma de Taehyung a cambio nos darán a un Dios puro y mucho más poderoso. Existen Dioses nacidos en la tierra que realmente podrían valer la pena, entre ellos entra el que sería maestro de Taehyung, él hizo un pacto incluso antes de emerger para cambiar su vida y nacer en la tierra, se condenó a sí mismo pero ahora está libre de pecados

Jimin no daba crédito a las cosas que escuchaba, ¿estaba Seokjin consciente de lo que decía?

― Ellos tienen al chico, me lo entregarán a cambio de Taehyung ―culminó su historia con normalidad como si no estuviese a punto de desgraciarle la vida a alguien quien fue muy cercano a él.― Taehyung es un dios imperfecto, Jimin. Es un adefesio, no hay otra definición a todo esto

Jimin sorbió su nariz, no iba a permitirse llorar enfrente de tremenda escoria, pero el simple hecho de que esa misma luz magenta a la que protegió y brindó parte de su cariño ahora esté diciendo y haciendo cosas tan fuera de sí le hacían querer llorar sin reparo. Pero no era el momento.

― ¿Siquiera estás escuchándote? ―inquirió el rubio viéndose completamente amenazante.― ¿Es por ello que le dejaste ir tan fácil a la tierra? Y por supuesto que mi predicción fue el haz perfecto para hacerlo posible, ¿no es así? ―la sonrisa que Jimin tenía en aquel momento causaba calosfríos en todo el lugar. ― ¿¡Por qué demonios crees que querían a Taehyung!? ¡Taehyung tiene un don especial, Seokjin! Su don y habilidades funcionan de igual forma tanto aquí como en la Tierra, va por encima que el de nosotros mismos y tú lo has regalado a las sombras ―habló ahora en voz baja sin dejar de ser brusco mientras seguía acorralando al contrario contra uno de los pilares que estaban detrás de sí. ― Taehyung no tiene la culpa de que su maestro haya hecho un pacto con las sombras incluso antes de emerger. Eres una deshonra y te podrirás el resto de tus días en la miseria de tu existencia, Kim Seokjin

Dicho esto, Jimin tomó una de las botellas que solían contener vino para romperla contra el suelo blanco y arremeter contra la luz magenta quien temblaba en su puesto.

Par de Dioses perfectos peleando con puños y demás en un santuario que para ellos fue sagrado en toda su vida. Todo por el vil y cruel pecado que habita en todo lo que se mueva, tenga vida o no.

Qué lástima que fueran ellos mismos los verdaderos iniciantes de la gran guerra final.



■□■□■□■



― ¡Kim Taehyung! ―llamó un chico a sus espaldas, no conocía su voz de nada y por ello siguió su camino fuera de la universidad.― ¡Hey espérame!

Taehyung simplemente no lo hizo, salió de la universidad como normalmente lo hacía, no tenía verdaderas ganas de hacer nada, solo le apetecía dormir y tal vez comer algo de fruta al llegar a casa.

Al final de su día Jungkook le había hecho prometer que iría con él a la biblioteca pero se había ido antes para no inventar alguna excusa, no quería ir a ese lugar con tantos libros, no le molestaba; pero, nuevamente, quería dormir.

― ¡Kim!

Un par de manos le tomaron por los hombros parando su camino y casi haciéndole caer en el intento, maldijo por lo bajo ayudando al chico quien sí se había caído de bruces al suelo.

― Estuve llamándote desde que salí de la universidad, estoy seguro de que eres Kim Taehyung, ¿por qué no respondiste a mis llamados?

Uhg, ¿quién era este tipo? Parecía ese típico chico celópata de las películas que sintonizaban en el cajón gigante de su sala. Yoongi le llamaba televisión pero, ¿Qué más daba?

― ¿Disculpa?

El chico arregló un par de libros en sus manos para seguir hablando.

― Soy Lee Hoseok estudiante de relaciones públicas y ayudante del jefe estudiantil ―se presentó notando que el contrario podría no ser muy amigable después de todo.― Supongo que lo conoce, ¿no?

Taehyung asintió cuando dedujo que hablaba del jefe estudiantil.

― Bien, él me envió para darte esta dirección junto a este par de libros sobre fotografía media ―informó entregando los libros en sus manos.― No sé qué tan buena relación mantengas con Jeon pero Minhyuk necesita que lleves esto a su casa ya que te queda de camino

El pelirrojo frunció su ceño, ¿esta gente acaso le investigaba? Sabía que como jefe y ayudante estudiantil debían tener acceso a una que otra información sobre los estudiantes, sin embargo, aquello le pareció una completa falta de respeto.

Realmente quiso quejarse e iba a hacerlo de no ser porque el chico sonrió despidiéndose con una mano.

― ¡Suerte, compañero!

Y se fue corriendo.

Bien.

Haría el papel de ese tipo con uniforme azul que entregaba cosas en la calle.

Solo por hoy.





Taehyung se sorprendió al llegar al lugar, no había sido muy lejos de allí y con ayuda de unas cuantas personas que le dieron indicaciones pudo llegar sin problemas.

Claro, todo eso sin contar que a medio camino había empezado a llover y él como nunca veía las noticias ni se molestaba en siquiera mirar las nubes sobre él, entonces no traía un paraguas consigo.

Le enojaba un poco a decir verdad, pero realmente cualquier rastro de enojo o maldad alguna se esfumó de su ser al tocar el timbre de la puerta blanquecina frente a él y seguidamente escuchar rápidas pisadas pequeñas del lado contrario de ésta.

Volvió a sentir algo en su pecho, un sentimiento y una sensación indescriptible por el momento, no era alegría exactamente, podría definirlo como tranquilidad pero no estaba seguro del todo.

El pelirrojo vio como abrían la puerta pero no había nadie, sin embargo, cuando bajó su vista pudo encontrar una azabache cabellera y brillantes ojos que le miraban expectantes sin sumar la pequeña boquita de la niña que formaba un adorable circulo de sorpresa.

Era una niña, probablemente tendría siete años o quizás más, pero la reconoció de inmediato, era imposible olvidar aquellos grandes y tiernos ojos de borrego.


Hye


Sabía que era ella, no podía confundirse.

No pudo admirarla por mucho tiempo puesto que ésta corrió de regreso dejando la puerta entreabierta.

Realmente ahora quería dejar todo allí y volver a su casa como en un inicio para pensar, su cabeza estaba llena de dudas, ¿cómo era que la reconocía tan rápidamente? Era absolutamente hermosa y adorable, incluso mucho más de lo que recordaba.

La sensación en su pecho crecía cada vez más y no le molestaba en absoluto, podía saber o más bien darse una idea de porqué todo eso le sucedía.

Tenía entendido entre muchas pláticas que tenía con la niña cada noche desde las nubes que ésta solo vivía con su hermano mayor, de vez en cuando le visitaban sus tíos pero éstos también los conocía, podría diferenciarlos.

Pero entonces, de ser ese el caso, ¿por qué no recordaba al hermano mayor de Hye? ¿Por qué no recordaba una parte tan importante en la ecuación? Se pasó tanto tiempo viéndole y admirando su belleza desde las nubes pero ahora no recuerda absolutamente nada de él.

Tenía las respuestas en sus manos, solo debía atar cabos, ¡no era tan difícil!

Sin embargo, Taehyung no tuvo que hacer absolutamente nada, la respuesta a sus dudas llegó de inmediato y agradeció al Dios supremo por primera vez en su vida.

― ¿Taehyung? ¿Qué haces aquí? ―inquirió el azabache frente a él.― ¿Q-Quieres pasar? Estás empapado, ven adentro

Lo había tenido en frente por tanto tiempo, las señales ahora se le hacían más que obvias.

¿Por qué no pudo darse cuenta antes?

― Taehyung, estás temblando ―le informaron a la par en la que le sentaban sobre un sofá y quitaban los libros de las manos.

Se sentía tan cálido en aquel sitio, no reaccionaba porque temía que se fuese aquel sentimiento de tranquilidad absoluta. Realmente si le preguntaban diría que era mucho mejor que el de Yoongi hyung.

Lo siguiente que pudo sentir fue las manos contrarias sobre su frente, no alcanzó a escuchar el susurro del contrario, solo sintió un beso más que fue depositado sobre su frente.

― Prepararé algo para ti, te sentirás mejor con eso ―afirmó el azabache mientras le envolvía con una manta.― Luego podrás cambiarte, no tardaré, ¿de acuerdo?

Cada toque era más cálido que el anterior, el azabache le hacía sentir mimado y querido, no podía compararse con el cariño que tenían sus hyung's con él, en absoluto.

Jungkook tenía algo que lograba hacerle sentir como en casa aunque estuviese muy lejos de ella.

Se sentía tan completo...

Definitivamente era él.

Jeon Jungkook era el chico que no paraba de correr por su mente.


¡FELICES FIESTAS! LES DEJO ESTO Y ME VOY CORRIENDO QUE ME ESPERAN PERO QUERÍA DEJAR EL ÚLTIMO CAP DEL AÑO, LUEGO EDITARÉ.


LES AMO UN MONTÓN GRACIAS POR ESOS 10K DE VISTAS.

¡FELIZ 20202!

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