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[NOTA: Igual que en el capítulo anterior, vean las horas y compárenlas con las del capítulo pasado, esta es la continuación.]





8:21am

Taehyung siempre fue un Dios relativamente calmado, nunca se incluyó en lo que no le correspondía, jamás inició un pleito por devoción propia ni mucho menos. Odiaba los problemas, los odiaba porque debía gastar tiempo en remendarlos, tiempo que le servía para hacer múltiples tareas a favor de la humanidad. Por lo mismo se alejaba lo más posible de ellos.

Sin embargo, por su negligencia a todo lo tranquilo y bueno que podía poseer un Dios, ahora se encontraba en la oficina de las autoridades mayores de la institución en la que practicaba el aprender del arte fotográfico. Es decir, la oficina del directorio escolar.

Luego del puñetazo que le dio al de azabaches cabellos en el comedor escolar, el contrario no arremetió en su contra sino que sonrió de soslayo cuando el personal de cocina se acercó de inmediato a la mesa en la que estaban. Fue entonces que Taehyung calló en cuenta que, era una trampa para manchar su imagen la primera semana de universidad. Aunque nadie se inmutó para verles, sabía que aquello era caer sumamente bajo.

Le había provocado y él como todo un idiota había caído.

Lo peor no fue eso, para nada. Lo peor de todo es que el señor sentado detrás del escritorio frente a él alegaba que: ''El estudiante Jeon sería incapaz de provocar a alguien con fines conflictivos''. Taehyung no creía lo que escuchaba, es que ¿acaso estaban hablando de una persona completamente distinta? El chico que describía el director Lee era alguien aparte de quien estaba junto a él en ese momento. Era un brabucón, estaba seguro.

― Desde que llegué aquí, este chico ha sido todo un desvergonzado director Lee ―confesó señalando al contrario.― ¡Me acorraló en los pasillos el primer día!

El mayor de la sala pasó sus manos por su rostro con frustración, ¿cómo podía decirle ese chico nuevo que su mayor y mejor ejemplo en toda la institución era un brabucón? Había visto a Jeon crecer y avanzar desde que llegó allí, jamás había estado en medio de una disputa. Entonces, ahora a un año y medio de terminar su carrera ¿se metía en problemas? ¿Luego de haber demostrado ser un chico excelente?

En la cabeza del director Lee no cabía eso, Jeon era inocente y nada más.

― No quiero negar su acusación, joven Kim ―habló finalmente el hombre de canosos cabellos.― Pero este chico al que usted llama desvergonzado, ha sido un joven con excelencia y profesionalismo desde que llegó. El joven Jeon jamás ha tenido sanciones ni taches de mala conducta, ¿sabe a lo que me refiero?

Taehyung volteó los ojos, no había nada que pudiese hacer para cambiar la opinión contraria. Pero él no mentía. Algún mal rollo se traía el azabache quien no había dicho palabra alguna, sólo mantenía la compresa fría en su ojo izquierdo y se dedicaba a escuchar lo que decían los dos contrarios.

― No quiero sonar grosero, director Lee ―empezó el pelirrojo copiando las primeras palabras del mayor.― Pero todo esto es una mierda. Usted defiende a este joven alegando que es una de sus puras y pacíficas ovejas, pero no sabe entonces como es realmente su rebaño. Debería aprender a escuchar y asociar palabras, no dejarse ir por la primera impresión de alguien más ―escupió finalmente.― Y si me disculpa, me iré de aquí porque todo esto es una completa pérdida de tiempo.

Ambos contrarios quedaron periféricos en sus asientos. Taehyung al llegar demostró ser una persona amable y medianamente sociable para con todos, no podían juzgarle más allá de eso porque no tenía siquiera una semana en las instalaciones, por lo mismo al escucharle decir tal cosa, era extraño de alguna u otra manera.

― No permitiré ese comportamiento en mi institución, Kim ―riñó el mayor levantándose de su puesto.― Usted es un insensato, voraz y mal hab-

― Yo no permitiré que diga blasfemias en mi nombre ―cortó el pelirrojo volteándose y caminando hasta llegar al extremo del escritorio para así verle directamente a los ojos.― No toleraré un castigo o expulsión injustamente y usted tampoco lo hará posible. Usted olvidará este malentendido, ¿estamos?

Taehyung pudo ver cómo el contrario asentía bobamente y se sentaba de regreso para seguir en sus cosas como si Taehyung no estuviese allí. Probablemente seguiría tecleando en su computador hasta muy tarde, nada que pasase podría sacarle de allí.

― ¡Magnífico! ―aludió el azabache retirando la compresa de su ojo amoratado.― ¿Así es como solucionan los problemas en el lugar puro? No es muy distinto a como lo hacemos nosotros

El pelirrojo tronó su cuello, no quería llegar a esos extremos pero si el director Lee profanaba su nombre y hacía algo completamente injusto en su contra, el castigo para el hombre sería mil veces peor al remeter directamente contra un Dios.

― Eso no te incumbe ―musitó.― Tu alma está maldita, no puedes juzgar contra la mía o del lugar donde vengo

― Tú alma no es muy pura ahora ―regateó el contrario levantándose de su asiento para encontrarse frente a frente con el Dios.― Y tampoco venimos de lugares muy diferentes, ¿lo sabes, Taehyung? ¿O Seokjin no tiene aún la confianza en ti para contarlo? ―inquirió con suficiencia al ver el ceño fruncido del contrario.― No soy muy diferente a ti, Kim. Y tú no serás muy diferente a mí en poco tiempo

― Eres un desgraciado ―soltó el pelirrojo.

― No, cariño ―negó el azabache posando su índice sobre los labios contrarios.― No debes decir malas palabras a tus mayores, ¿lo recuerdas?

Jungkook se burlaba del contrario y Taehyung lo sabía pero debía soportarlo un poco más. Ya se iría. Ya pasaría el martirio, pero quedarían las dudas.

― Tú no eres el Jeon del que hablaba el director Lee, ¿cierto? ―acusó el pelirrojo quitando la mano contraria de sus labios.― O tal vez sí lo seas en frente a él. Pero realmente eres una maldita escoria

― No aceptaré que esas asquerosidades salgan de tu boca, cariño ―habló el azabache nuevamente.― Y menos contra mí. No tienes idea de quién soy, Kim

El pelirrojo volteó sus ojos con fastidio, quería volver a su hogar y dormir tal vez en los brazos de su hyung. Ahora que lo pensaba, eso realmente resultaba tentador, sería completamente relajante. Taehyung dispuesto a logar su pensamiento, tomó su mochila del suelo para dirigirse a la puerta de salida pasando por alto al azabache junto a él.

Pero Jungkook tenía otros planes.

El azabache tomó el brazo contrario para atraerlo a sí y con la misma rapidez unió sus labios con los belfos contrarios, sosteniendo con una de sus manos las dos contrarias y con la otra sostenía los rojizos cabellos acercándole aún más para intensificar el beso a la fuerza.

Jungkook jugaba a su antojo con la boca contraria, pero se sorprendió cuando el pelirrojo cedió devolviendo el beso. Ambos buscaban el dominio siendo este ganado por la agilidad del azabache quien pasaba su lengua por toda la cavidad del pelirrojo como un intruso, siendo acogido por la legua astuta del contrario.

El azabache paró sus mordidas y succiones cuando su cuerpo pedía la necesidad del aire en sus pulmones, soltando así las extremidades contrarias y sonriendo ladinamente cuando Taehyung jadeaba como si un maratón hubiese corrido.

― ¿Cayendo en mis encantos?

― Eres un bastardo, Jeon

Jungkook rió sonoramente mientras veía la sonrisa del pelirrojo crecer en sus labios, debía admitir que su sonrisa era sin dudas de las más hermosas que había visto. Pero no debería tener motivos para sonreír en aquel momento.

― ¿Por qué sonríes? ―inquirió con enfado, viendo cómo el contrario se acercaba peligrosamente.

― Eres un bastardo muy ingenuo, ¿lo sabías? ―sonrió con sorna el pelirrojo al ver el ceño fruncido del mayor.― Pudiste meterme en un maldito encantamiento, pero no quita el hecho de que yo pueda hacer lo mismo contigo

El azabache comenzaba a marearse con cada palabra contraria. Sólo podía ver los delgados labios contrarios moverse; eran hermosos, deseaba volverlos a sentir bajo su toque, cediendo, tan obedientes como fueron en el beso anterior.

― No te acercarás nunca más a mí, Jeon ―ordenó sin dejar de ver sus ojos.― Recordarás este momento el resto de tu vida y desearás repetirlo centenares de veces más...

Jeon no tenía necesidad de escucharlo o caer en un encantamiento para saber que desearía volver a tener los labios contrarios entre los suyos.

―... Te alejarás de todo lo que tenga que ver conmigo y los demás Dioses, ¿lo has entendido? ―inquirió finalmente el pelirrojo viendo cómo el contrario asentía.― Perfecto

Taehyung subió el asa de su mochila y regresó su vista a los belfos contrarios los cuales seguían mínimamente hinchados debido al beso anterior. El pelirrojo delineó la mandíbula del azabache con sus dedos para finalmente tomar su mentón atrayéndole bajo la mirada contraria, besó sus labios nuevamente tomando el inferior del azabache entre los suyos absorbiéndolo con fuerza para luego soltarlo delineándolo con su lengua. Delicadamente dejó un último beso sobre sus labios para así marcharse.

Había sellado un encantamiento y aunque el beso final no fuese necesario para completarlo, no le hacía mal a nadie ¿cierto?

Taehyung debía aceptar que de una forma u otra, el beso, la agilidad y el dominio que el azabache empleaba sobre él, le gustaba. No a su alma, pero si a su cuerpo. Era de cierto modo excitante como oprimía sus cabellos para acercarle invadiendo su cavidad bucal.

Se sentía en el cielo.

Pero realmente cada vez estaba más cerca del mismo infierno.

Y él lo sabía, Taehyung sabía que no estaba bien, por ello debía alejarle. El alma del azabache estaba corrompida por el mal y no podía permitirse llegar a ese punto sólo por complacer las necesidades carnales de su cuerpo.

Probablemente lo peor de todo es que un Dios le veía desde lo alto y no hacía absolutamente nada para ayudarle o aconsejarle, puesto que su sabiduría sobrepasaba cualquier entendimiento.

Y no, no era la luz magenta de quien se hablaba.



■□■□■□■



Taehyung llegó dos horas más tardes de lo habitual. Sin embargo, al abrir la puerta no se encontró con las riñas de su hyung como esperaba, sino que por el contrario, el silencio fue quien le recibió.

Al adentrarse más en su hogar pudo ver una pila de papeles puesta en la mesita del recibidor y a un Yoongi entre dormido en el sofá con galletas a su alrededor, probablemente estaría cansado del trabajo, por lo mismo bajó su mochila con cuidado e intentando hacer el menor ruido posible subió al cuarto de su otro hyung.

Realmente quería completar su plan, aunque no haya cenado, no sentía que le hacía falta. Definitivamente su apetito fue acabado por el enfrentamiento que tuvo en la dirección.

Cuando abrió la puerta del cuarto de su hyung pudo verlo de espaldas a él tanteando desde la mesita de noche hasta su cama donde pudo sentarse al fin, sus ojos estaban cerrados, su cabello estaba mal secado, su pijama no estaba puesto como correspondía, pero su sonrisa seguía allí.

― ¿Taehyung?

― Hyung, usted-

― Tae, por favor cierra la puerta ―pidió el rubio escuchando como sus órdenes eran acatadas.― Ahora ven aquí ―pidió nuevamente mientras se acostaba en el lado derecho de su cama doble.

Taehyung frunció su ceño aún sin entender pero no refutó, se sacó los zapatos y agradeció que esa mañana hubiera escogido usar un cómodo chandal negro con una camiseta básica blanca.

Sin perder más tiempo fue hasta el lugar asignado por el rubio quien mantenía sus brazos abiertos para él.

― ¿Qué tal estuvo la universidad? ―inquirió el rubio estrechando al contrario entre sus brazos, dejando caricias en su rojizo cabello.

― No estuvo tan bien, hyung ―admitió el menor sin querer pensar en ello realmente.― Pero no quiero hablarlo

Jimin lo entendía, había sentido el malestar de Taehyung desde que cruzó la puerta de entrada, más no podía saber qué le ocurría realmente, y para ser sinceros, no quería saberlo.

― ¿Pasó algo? ―preguntó ahora el menor abrazando el dorso del rubio.

― Muchas cosas ―admitió Jimin.― Pero tampoco quiero hablarlo

Jimin sabía que cometería un error al contarle de sus problemas, debía esperar tener la confianza de Taehyung para actuar y si esta nunca llegaba, sería una lástima para el menor, puesto que él tendría que lidiar con las consecuencias. Por mucho que Jimin quisiere ayudar, no podía, porque eso significaría oponerse a una fuerza mayor a ellos.

La fuerza del destino. O para ser más claros, del Dios Supremo.

Sin embargo, advertirle nunca está de más.

― ¿Tae? ―habló Jimin cuando sintió al mencionado apagar la luz de noche.

― ¿Sí?

― Debes tener cuidado ―aconsejó devolviendo las caricias al cabello rojo del menor.― Sabes que estamos aquí por algo importante y no podemos permitirnos cometer más errores, ¿cierto?

― Lo siento ―musitó a sabiendas de que el mayor se hacía una idea de lo ocurrido.― No sé qué ocurre conmigo, hyung ―admitió aferrándose a las caricias contrarias.― Ha-Hago cosas que no están bien y l-luego me arrepiento de ellas ―confesó comenzando a sentir un grueso nudo en su garganta.― Sé que están mal, pero aun así las hago, ¿por qué sucede eso? ¿Por qué no puedo ser como ustedes? No pedí ser un adefesio, hyung. Intento contenerme, pero es imposible parar, no sirvo para esto aunque lo intente

Cada palabra que salía de la boca del menor, eran antorchas prendidas en fuego para Jimin. Le dolía de igual o mayor manera el que pensase así porque no es un error, nada de lo que ocurre es un error y debía hacérselo saber.

― Taehyung, necesito que me escuches bien, ¿de acuerdo? ―inquirió sintiendo como el menor asentía sobre su cuerpo, también sentía las lágrimas caer sobre su pijama fino y el abrumador sentimiento en su ser era aún peor.― Las cosas ocurren por una única razón, para bien o para mal. No eres un error, todos vinimos aquí por un único motivo. Tu existencia es incluso más valiosa que la nuestra, Tae, posees un don inexplicable para el ojo de un Dios común ―confesó lo mismo que había hablado con Yoongi horas atrás.― Puede que tus actos no sean tan puros como los nuestros, sin embargo, serán necesarios en un futuro. A pesar de eso, debes intentar controlar tus impulsos, tu cuerpo siempre irá en contra de tu alma, ¿sabes por qué?

―...Porque el mal siempre intentará arremeter contra el bien de un ser puro... ―musitó repitiendo la misma frase del nuevo libro mientras secaba sus lágrimas.

― Exactamente ―confirmó el rubio besando la coronilla del menor.― No debes temer a estas cosas, no somos seres ordinarios, por lo mismo no nos pasarán cosas que son comunes para los humanos aunque usemos el cuerpo de uno ―prosiguió dejando caricias en las mejillas húmedas del pelirrojo.― Pasarán muchas cosas más, puede que sean mejores o peores, pero debes mantenerte fuerte para ello. Soy tu Soulmate, Taehyung ―admitió muy a su pesar, aunque no quisiera, debía aceptarlo finalmente.― Y como tal, estaré junto a ti hasta el fin de mis días

― Pero somos inmortales ―acotó Taehyung aún sin entender del todo.

― Entonces estaré junto a ti hasta mi inmortalidad ―corrigió sonriendo con tristeza.

― Jimin, pero tu luz es-

― Amarilla ―cortó.― Y se quedará así por el resto de mi existencia.

El pelirrojo no dijo nada más y Jimin lo agradeció silenciosamente.

Para Jimin era difícil aceptar su destino porque se había ilusionado con algo diferente mucho más acorde con sus sentimientos, pero no resultó siendo así y aunque era difícil de aceptar, lo hizo finalmente.

Porque Park Jimin no era nada más que la luz amarillenta radiante, el escudero de la luz roja y una de las piezas con más valor para el desenlace del problema mayor.

Pero estaba feliz con eso, Jimin a pesar de que las piezas se habían logrado mover en su contra, no estaba triste, aún tenía la esperanza de conseguir a alguien que encajase en su mundo y así poder realizar su existencia como en las historia que leía en el santuario.

― Jimin, hyung ―escuchó al más bajo susurrar adormitado, probablemente estaría a punto de dormir.― Te amo

Jimin sonrió aún más subiendo al contrario hasta su pecho para mantenerlo allí en un suave abrazo.

― También te amo, Taehyunnie

Y aunque el amor finalmente fue el mismo entre ambos, era imposible. Jimin se alegraba finalmente de ser correspondido, se alegraba de sentir su luz ser entrelazada a la perfección con la del menor. Pero la tristeza era inevitable, aunque fuese mínima era palpable.

El destino de Jimin era estar junto a Taehyung protegiéndole de cualquier mal.

Y el destino de Taehyung era estar junto a alguien más para poder completar su verdadero objetivo a favor de todos.

El destino era cruel de cierto modo, pero era perfecto.

O eso era lo que se creía.

Las imperfecciones estaban en todas partes, incluso, hasta los Dioses podían ser imperfectos y eso evitaban ver los cuatro Dioses insensatos nacidos en el Santuario.

Dioses Imperfectos...

Eso eran.



HOLAAA VOLVÍ, admito que no tenía inspiración para continuar la historia y por eso me tardé más de lo debido y también que no tengo internet así que mil disculpas.


Espero que ahora si se hayan dado cuenta de qué ocurre con Jungkook o les juro que me corto las manos, mentira, pero en serio NO ES MUY DIFÍCIL.

También quiero decirles que estoy muy agradecida con ustedes, realmente sus comentarios y votos me animan a seguir escribiendo.


[ALERTA SPAM]: Quería recomendarles otra de mis historias se llama: ''Blue Butterfly'', si les gusta esta historia y lo diferente, entonces les gustará esa historia. Me gustaría leer sus comentarios a ver que les parece.


También quería enseñarles este FanArt que hizo @ArepitaAsiatica, me emocioné ¡GRACIAS, TE AMO! Pueden buscarla por instagram como: kiiroart.k, hace dibujos hermosos.

¡Gracias por leer!

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