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''Las cosas no son lo que parecen, aveces debes ver más allá para entender...''
― ¿Estás seguro que es de quien hablábamos?
― Muy seguro
― Bien, si está en la Tierra como dices, entonces no hay quien lo respalde. ― asumió el hombre tras el escritorio.
― Oh, no vayas tan lejos ― cortó el contrario. ― Obviamente no dejarían venir al pobre niño por su cuenta
― ¿Una de las estúpidas luces lo acompañó? ― inquirió apretando sus puños sobre el escritorio dejando sus nudillos blancos por la presión.
El contrario se levantó de su asiento totalmente incómodo, aún no sabía para que estaba haciendo todo eso por lo que caminó hasta tomar la perilla de la puerta de la habitación tan obscura en la que se encontraban.
― Sí ― susurró.
― ¿Quién fue?
El contrario de castaños cabellos dudó por un momento en si decirle realmente, ¿Debería hacerlo? ¿No sería una falta en contra de sí mismo? No debería sentir emociones, no era propio y mucho menos por alguien a quien ni siquiera conocía.
Entonces.
¿Por qué dudaba?
No debía ni tenía porqué hacerlo.
― Fue, Min Yoongi ―Lo hizo, y lastimosamente, no tenía idea de cuan caro le saldría haber confesado la identidad de aquella luz. ― Pero, lo tengo todo bajo control
A pesar de todo, ¿Realmente era así? ¿Realmente podía controlar lo incontrolable? ¿Podría controlar toda la catástrofe que posiblemente se desataría debido a eso?
― Me parece perfecto, yo me encargaré del niñato enamorado ― agregó el de plateados cabellos tronando sus dedos para luego hacer lo mismo con su cuello, necesitaba relajarse. ― Después de todo, tengo en mi poder lo que él más quiere.
El de castaños cabellos salió del lugar un poco angustiado, no estaba seguro de lo que había echo y aquello era falta de confianza, por lo tanto, era una debilidad más sumada a sus imperfecciones.
Eso no traía nada bueno, no en su vida.
''...Todo era aún más confuso de lo que imaginaba...''
Por otro lado, el hombre tras el escritorio se sentía regocijado, como en la copa del mundo capaz de controlar, mover, deshacer y rehacer lo que quisiera.
Para desgracia de la humanidad, él podía hacer todo aquello.
■□■□■□■
― Entonces, estás aquí debido a la insistencia de tu amigo con que tu tengas problemas mentales ―concluyó el especialista.
― Exactamente
Jungkook esa mañana había sido sacado a la fuerza de su hogar para ir al psicólogo que su amigo –quien ya no era considerado tan amigo– Hoseok le había recomendado, el castaño llevó a rastras al azabache hasta allí aun sabiendo que éste debía irse luego a la facultad y el tiempo que tenía para llegar luego de la cita no eran más de veinte minutos.
― Estudiaré los análisis y preguntas que te hice el día de hoy ―anunció el joven rubio. ― En la siguiente cita te daré los resultados. Pero, a mi parecer todo está en orden contigo ―confirmó el rubio mientras garabateaba ciertas cosas sobre su tabla de metal. ― Puedes irte, nos veremos al iniciar septiembre ―finalizó entregándole un papel bien doblado.
El azabache tomó el papel, se levantó del cómodo asiento negro y lo guardó en el bolsillo trasero de sus jeans.
― Gracias doctor, Park ― agradeció el azabache sonriente.
― Dime Jimin, así nos sentiremos en más confianza ― indicó el rubio con su resplandeciente sonrisa que hacía cerrar sus ojitos.
― Claro, Jimin hyung, hasta luego.
Fue lo último en decir el azabache para salir de allí con suma alegría, no sabía si estaba contento porque al fin había salido de aquel hospital o porque aquel rubio y guapo doctor le había dado la razón.
En un comienzo si le hubiesen preguntado si quería una segunda cita con el psicólogo él seguiría manteniendo su respuesta, la cual era un rotundo no, pero por alguna razón, como si fuese arte de algún hechizo o fuerza sobre natural, Jungkook quería regresar a ese consultorio y pasar mucho más rato allí hablando con el doctor Park, se sentía extrañamente alegre a su lado.
Era raro, mucho a su parecer, pero se sentía realmente conforme con eso, estaba calmado y era lo que más le importaba en aquel momento que probablemente se retrasaría.
Todo era culpa de Hoseok, sí, no había más explicación que aquella, si no hubiese obligado al azabache a asistir a aquel sitio, él estuviese en su universidad, más ese no era el caso.
De repente comenzaba a sentirse frustrado sin motivo alguno tan grande como para enojarle de sobremanera, quería devolver sus pasos de regreso al consultorio, allí conseguía la tranquilidad que le faltaba en ese momento.
Sin embargo, todo pensamiento fue interrumpido cuando una silueta delgada de acaramelada piel y cabellos realmente resaltantes para con el resto pasó frente a sus ojos, cruzando la calle como si de un mismo modelo de pasarelas se tratase, estaba babeando por un completo desconocido que le resultaba familiar.
Era absurdo.
Era tonto.
Era ingenuo al comportarse así con un simple chico.
Pero nada de eso detuvo a sus pies quienes se movían casi que en contra de su voluntad, dirigiéndose a aquel chico que le había sobrepasado por muchos pasos más.
Jungkook sentía curiosidad, su mal humor y mal genio se habían esfumado sólo al ver a aquel chico, necesitaba saber más de él, necesitaba saber su nombre siquiera. El fuerte sentimiento en su pecho a medida en que se acercaba no lo comprendía, sólo sabía que debía alcanzarlo.
Lastimosamente, un espíritu inmundo se encontraba a su lado y ese mismo espíritu se encargaría de acabar con su destino, tenía el poder para hacerlo después de todo.
El azabache reaccionó y frenó sus pasos abruptamente cuando una bocina de automóvil sonó muy cerca de sí y las luces del mismo auto se encontraban a centímetros de su cuerpo, solo fue allí que cayó en cuenta del semáforo en verde y el hecho de que estaba en medio de la calle cuando todos los peatones se habían quedado en la acera.
Jungkoo hizo una breve reverencia hacia el automóvil algo apenado por su comportamiento tan descuidado y siguió su camino, no podía perder de vista a aquel Dios que veían sus ojos, porque sí, para el azabache aquel chico era un mismo Dios bajado del cielo.
No viendo otra alternativa, el azabache corrió dos calles enteras a lo máximo que daban sus fornidas piernas, viendo mínimamente aquella cabellera inconfundible, veía como el chico de silueta esbelta y algo delicada se adentraba en la universidad.
Justo donde él mismo estudiaba.
¿Curioso? Demasiado, ¿Casualidades? No existen en este mundo y Jungkook lo sabía a la perfección, tenía una oportunidad, más sin embargo, dudas emergieron desde el fondo de su pequeño ser.
Si el chico estudiaba allí realmente o era algún profesor suplente, él lo hubiese visto desde mucho antes, como estudiante lo descartó por completo, dentro de aquella institución, cada joven estudiante se conocía uno con todos y todos con uno, por ese motivo Jungkook buscó su segunda opción.
El chico tal vez podría ser algún profesor suplente, pero de ser ese el caso, les habrían informado con una semana de anticipación.
Su cabeza iba a explotar, eso era seguro.
Jungkook bufó con el ceño fruncido, su mal genio estaba amenazando con volver al no tener respuesta alguna y a pisotones entró a la universidad intentando divisar al chico, pero no le vio.
¿Cómo se podía perder un punto blanco de un mar negro? No tenía lógica, lo mismo le ocurría en ese preciso instante, ¿Cómo perdía una cabellera tan llamativa de vista? ¡Era imposible!
Aún así, Jungkook lo hizo y cuando intentó adentrarse a la multitud, el timbre había sonado dando inicio a su primera clase del día.
De igual forma, aquello no terminaría así, no era un sentimiento normal el que se iba apartando de su pecho como pequeños pasos en contra, algo que caracterizaba a Jungkook era su terquedad.
Cuando él quería algo, simplemente lo conseguía costase lo que costase y esta no era excepción.
Estaba seguro que ese chico fue tallado, amoldado y enviado por los mismos Dioses, él por suerte tenía ciertos beneficios al perteneces y ayudar en muchos clubes que daba la universidad, por eso mismo, él podía hablar con los personales de secretaría y administración escolar para que le permitiese ojear la planilla de aquel chico nuevo.
Podía parecer loco lo mucho que se arriesgaba el chico por un desconocido, pero estaba seguro que eso en su pecho no era normal y no iba a calmar sus impulsos, no más.
― Lo encontraré, pro su puesto que lo haré ―musitó para ir directamente a sus clases de álgebra.
Jungkook le conseguiría, tarde o temprano lo haría, eso podría asegurarlo.
El problema estaba en el tiempo perdido por dudas e inquietudes.
¿Podría Jungkook encontrarle antes de que fuese demasiado tarde? En el momento en que lo vio por primera vez, un reloj completamente invisible para el ojo humano comenzó a correr cuenta atrás y era un completo riesgo.
''...La vida y la muerte se encontraba en sus manos.''
Ojalá fuesen lo suficientemente inteligentes para verlo.
Hola... NO ME MATEN LOS AMO EN SERIO LOS AMO, vengo a agradecer el 1.3k de vistas soy FELIZ, no se imaginan cuanto:(
Descuidé la historia, lo sé y lo siento pero estoy intentando terminar mi otra historia para dedicarme a esta de lleno, intentaré actualizar como mínimo una vez por semana, LO PROMETO.
Por cierto, en este cap puse todo CLARÍSIMO, tomen en cuenta MUCHO la nota del comienzo.
Le dedicaré este cap a @Metzli_Daisuke porque siempre la veo dando favs y comentando, TIENE HASTA TEORÍAS ¿PUEDEN CREELO? me encanta, gracias por darle tanto amor a la historia.
De igual forma, los amo a TODOS, ¿ok? ok.
¡Gracias por leer!
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