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Muchos años atrás, antes de que siquiera se formase el cielo y todo lo que constituye a las galaxias, planetas y cualquier ser o cosa que habite en ellos, existía un joven Dios superior, el cual tenía por nombre Hyungwon; éste Dios solía aburrirse al estar tan solo, estaba cansado de siempre ver lo mismo.
El negro que lo rodeaba se hacía cada vez más pesado y tedioso ya que no había nada ni nadie que le acompañase.
Con solo imaginarlo las cosas se iban creando de a poco, sin embargo nunca le vio utilidad a las cosas que hacía, hasta que se le ocurrió un grandioso plan, más para entretenimiento propio que otra cosa.
El joven Dios Imaginó un infinito lugar con diferentes tonalidades en negro, violetas, naranjas, azules y fucsias formando así una hermosa creación la cual decidió ponerle por nombre galaxia, luego miró que aquello necesitaba un poco de luz para que la iluminase, por lo mismo, le agregó miles de estrellas, además del gran sol para que reflejara su luz sobre ellas y así brillaran.
Así fue haciendo el joven Dios hasta que formó todas y cada una de las cosas que se encontraban en el lugar llamado tierra y demás planetas del sistema solar, incluyendo la vegetación, animales, personas y especies que habitan en ellos.
Formando su propia era.
Aun así con todo esto, el Dios no se sentía conforme, con el paso de los días que para el mundo terrestre eran años o hasta siglos, Hyungwon pudo ver que las personas que habitaban allí eran muy descorteces, malagradecidas y vulgares, no aprovechaban su vida como realmente deberían, no disfrutaban, sólo holgazaneaban.
Por lo mismo, pensó en un castigo debido a la desobediencias de sus creaciones, les había tomado el suficiente cariño como para no desintegrarlas, algo que les hiciere recapacitar y pensar en su vida de una forma distinta a como la ven ahora.
Hyungwon no lo pensó más y decidió escribir el destino de las personas, al comienzo todos los humanos eran seres inmortales y muy semejantes a lo que es el joven Dios Hyungwon, con poderes especiales para cada uno y demás beneficios, no tenían una Luna porque no necesitaban de la oscuridad, no necesitaban comer porque sus energías eran infinitas, ni dormir porque no era provechoso, de esa manera les ahorraba mucho más tiempo.
El Dios creó el fin de todos y cada uno de los seres vivientes en la Tierra, poniéndoles un límite que para ellos era incierto, ahora debían trabajar para conseguir sus utensilios de necesidad básica y poder comer, porque ahora debían hacerlo ya que sus energías no les eran infinitas como antes, sus poderes les fueron quitados y la Luna fue hecha como única recompensa para que tuviesen horas de descanso,
El Dios puro quiso además crear otros Dioses para poder descansar luego de haber trabajado tan duro por diez días exactos, estos Dioses por ende no serían tan puros como él, pero si serían muy semejantes, por lo que escribió la historia de ocho luces de diferente color cada una.
Las ordenó de tal manera en que llegase una luego de otra, él hacía todo esto porque se tomaría un largo descanso aunque no lo necesitara y pensaba que si dejaba a 8 Dioses muy semejantes a él controlando todo, no se sentirían solos y podrían repartirse las inmensas tareas.
Además de esto, le fue inevitable no escribir el destino de una historia de amor en algunas de esas luces, el amor era el sentimiento más lindo y loco que había podido crear, el amor podía hacerte feliz, como también podía destruirte de a poco, consumirte hasta que nada quedase.
La historia que más prevaleció en los años hasta el tiempo actual escrito por aquel Dios Hyungwon, fue la historia de Los Dioses Imperfectos.
Esta historia trataba sobre dos luces que nunca pudieron encontrarse, una luz dorada y otra luz muy llamativa pero de la cual nunca mencionó color alguno, estas luces no eran como el resto ya que su encuentro era muy difícil que se diese a comparación con las demás.
Estas dos luces lucharían hasta estar juntas, porque ese es su destino, deberían dar ejemplo de lo que era el amor de verdad, sin importar el género, color o estándar social. Su amor debía ser perfecto.
Sin embargo, aunque ese fuese su destino no impedía las miles de adversidades que se interpondrían entre esas luces, pero, ya dependía de ellas mismas como querían pasar las pruebas hasta llegar a estar frente a frente.
El Dios Hyungwon era consciente de ello, de las adversidades que estarían en medio y no solo con respecto al amor entre Dioses, sino más bien en su espacio en general. Él sabía qué luces les fallarían y qué luces estarían con él hasta el final.
Hyungwon escribió también sobre luces distintas, luces que no eran presentadas en el santuario divino, él había enviado a algunas luces a la Tierra para ayudar y mejorar la vida de los habitantes en ellas, porque ciertamente no era igual vivir las trampas de la Tierra desde allí a que verlas desde lo alto.
La diferencia de estas luces era que, las que estaban en el santuario sobre las nubes, en ese mismo lugar llamado Cielo, sí eran conscientes de lo que debía hacer con exactitud, sabían que eran Dioses y a qué fueron enviados. En cambio, las de la Tierra no tenían la menor idea de que fuesen elegidas, no tenían ni la más remota idea de que su vida y destino era muy distinto al de las personas que les rodeaban.
El Dios Hyungwon luego de terminar su trabajo fue a descansar, sin tomar en cuenta el hecho de que su pulso había temblado al escribir el destino de la luz dorada y por ende, eso podría desatar una futura catástrofe. Pero, ¿Qué tan malo podía ser? El Dios sabía qué tan malo podría ser, sin embargo, lo dejó tal como estaba, de igual forma, no había nada que él no pudiese controlar.
Tal día como el 1 de Septiembre Hyungwon durmió y tal día como el 1 de Septiembre un destello dorado se formó.
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― ¡Park Jimin! ― llamó la luz magenta. ― ¿Podrías dejar el libro por un segundo? Sé lo mucho que amas esa historia, pero hay cosas más importantes que hacer ahora.
― Hyung, pero la historia trata sobre do-
― Dos luces, una amarilla propicia a ser dorada y otra muy llamativa, las luces predestinadas ― le cortó el mayor dando a entender que, realmente, sí se sabía la historia de memoria.― Jimin, hasta el día de hoy no se han visto características en nosotros que esté acorde con las del libro ―admitió.― El más cercano es Taehyung, pero es una luz defectuosa, no creo que pueda ser él.
Seokjin había pensado mucho más en esa historia que cualquier otro en el santuario, no era para menos, era el Dios del amor, por su puesto que debía estar al tanto de todo suceso que implicase a aquel complejo sentimiento de por medio.
Más sin embargo, nunca encontró a ambas luces, sabía bien de los piensos del contrario, al ser menor que él podía leer sus pensamientos si quisiera, y las fantasías bailaban en su cabeza sin parar.
La luz magenta salió de su ensoñación, tenía mucho trabajo que hacer, tenía el trabajo de dos luces encima y no podía darse el lujo de perder el tiempo en tonterías, por lo que sin más, llamó al menor quien bufó bajito en respuesta.
Jimin dio un brinquito en su lugar y cerró el gran libro para ponerlo de regreso en la estantería. ¿Qué culpa tenía él? Si era una luz amarilla chillona con posibilidades de llegar a volverse una dorada, tenía posibilidades de ser aquella luz, no podía dudarlo.
― Hyung, ¿usted cree que dos Dioses puedan enamorarse?
La luz magenta paró en seco, mientras que de menor vida seguía curiosa, Jimin había tenido esa duda desde hace mucho tiempo, y aunque la pregunta le fue respondida montones de veces, aún creía que algo estaba mal en su respuesta.
― Jimin, sabes que eso está completamente mal, el amor en Dioses es erróneo, es señal de debilidad, es imposible que un Dios pueda sentir amor por otro
Si no era amor lo que sentía la luz amarilla por su menor, entonces, ¿Qué era?
― Sé lo que te preguntas ―volvió a hablar el mayor.― Y puede que tu vínculo con Taehyung sea muy unido, pero lo que sientes no es amor, es imposible
― Pero, hyung, el libro dic-
― No sabemos de donde vienen los libros, Jimin, sólo sabemos que están allí ―recordó la luz magenta.― Además, cuando yo llegué aquí, ese libro ya existía, por lo que no puedo responder ninguna otra duda, ¿de acuerdo?
Jimin asintió, no estaba triste, le era casi imposible sentir tristeza en su muy alegre ser. Pero aún seguía intrigado, y aunque le negasen su sentimiento muchas veces, él no lo dejaría ir, si los humanos podían sentir eso, ¿por qué ellos no?
― Jimin, descansa un momento de eso ¿puedes? Ya te expliqué todo y como funciona esto, necesito que vengas aquí
― ¡Lo siento, hyung! ― habló la luz amarilla sin dejar su tono alegre, dando pequeños pasos que parecían más saltitos que otra cosa hasta llegar a la luz magenta. ― ¿Necesita algo?
― Tenemos un pequeño problema justo ahora, Jiminie ―habló el mayor mientras caminaba al centro del santuario, animando las ganas que había en el centro de la radiante y amarillenta luz. ― Necesito un favor
― Lo que sea que usted pida, hyung. ― respondió Jimin aún más radiante si eso era posible.
La luz amarilla ya sabía qué le diría su mayor luz magenta, también podía ver su preocupación a flor de piel, sabía del estrés que le envolvía, por lo mismo siempre procuraba estar cerca y brindarle la mayor felicidad y alegría posible para que no perdiese los estribos
La luz magenta estaba más preocupada de lo normal, si no podía con el trabajo de dos, ¿cómo haría el de todos? Sólo pedía al Dios Hyungwon que hiciere algo para ayudarlo, sin su ayuda, nada haría.
Jimin sólo esperó las palabras de su hyung, sabía bien cuales eran, también sabía qué hacer una vez lo pidiese y cómo hacerlo, ya lo había visto gracias a su don, más emocionado por ello no podía estar.
― Necesito que te conviertas y vayas a la Tierra.
NOTA: Bueno, no voy a excusarme porque aunque tenga con que defenderme, no lo haré.
Les vengo a hablar del cap y a aclarar algunas dudas que puedan tener, el amor entre Dioses según Hyungwon su creador es completamente aceptable y fundamental, sin eso no llegan a ningún lugar. Como pudieron ver, Seokjin tiene un pensamiento MUY erróneo sobre eso y es debido a algo que ocurrió anteriormente que posiblemente lo vean en el capítulo 12-13.
Les pido mil disculpas por el haberme tardado, aún me quedan dos meses de vacaciones e intentaré dar lo mejor para continuar la historia, como les dije en capítulos anteriores, tengo 15 capítulos escritos a parte de los que he subido, solo me falta corregir y nada más.
Gracias por aquellos que aún esperan mis actualizaciones, les juro que me emociona que comenten, no los voy a comer ni ningún Dios irá tras ustedes si me dan sus opiniones.
Fue la nota más larga que he hecho, perdón, los amo mucho.
¡Gracias por leer!
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