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Capítulo 9

— Moon, ¿de dónde sacaste este teléfono? —lo levanta y me lo enseña— ¿Y por qué un número desconocido te ha mandado un mensaje diciendo que no puede dejar de pensar en ti?

Pestañeo un par de veces, mirando el dispositivo color lavanda en sus manos que tiene la pantalla prendida. Nunca acostumbré a poner clave a los celulares, pues Bae Seo-hyuk jamás me había revisado el teléfono, y yo tampoco a él. Poso mis ojos en su rostro nuevamente. Su expresión seria no ha cambiado.

— Te pregunté algo y estoy esperando que me respondas. —insiste.

Trago saliva y me aclaro la garganta, preparándome para soltar la verdad.

— Ese teléfono es mío, me lo regalaron de la empresa porque el mío se rompió. Es provisorio. —las palabras salen de mi boca sin poder controlarlas.

Seo-hyuk frunce el ceño, mirando detenidamente el dispositivo en su mano.

— Y sobre el mensaje —continúo y me encojo de hombros—, no lo sé. Es un número desconocido, probablemente alguien se equivocó o le dieron un número falso.

Me quedo con el rostro serio, intentando descubrir cómo aquella asquerosa mentira ha salido de mis labios sin siquiera haberlo pensado. Estaba dispuesta a decirle la verdad, pero mi cabeza de algún modo no parece querer terminar mi relación con Seo-hyuk.

Mi novio asiente lentamente con la cabeza y emprende camino nuevamente hacia mí. Se sienta a mi lado en la cama y me tiende el celular, que recibo y dejo sobre la mesa de noche. Nos miramos por un momento en completo silencio, hasta que se acerca más a mí y me envuelve con sus brazos. Y ahí está nuevamente esa sensación de calma y el cosquilleo en el estómago. Lo rodeo por la cintura y escondo mi rostro en su cuello para respirar su olor.

— ¿Qué significa esta maleta? —pregunta cuando nos separamos.

Después de haber mentido de aquella manera no me queda otra opción que continuar, pues no puedo decirle ahora que venía a terminar nuestra relación porque le engañé. Le engañé porque él me engañó. Aunque no hay muchas excusas para justificar aquella maleta a medio llenar sobre la cama.

— Estaba pensando que el fin de semana podríamos ir a ver a nuestros padres. Nos casaremos dentro de poco y ya es hora de darles la noticia.

Seo-hyuk y yo no éramos como las demás parejas, que se ponen de novios y cuando deciden comprometerse conocen a los padres del otro. Bae Seo-hyuk, Park Sun-hee y yo habíamos sido amigos desde la infancia, puesto que todos teníamos la misma edad y vivíamos en el mismo vecindario. Era común saludar con una reverencia a los padres de mis amigos cuando llegaban del trabajo o de hacer las compras ya que nos la pasábamos los tres sentados sobre la acera frente a nuestras casas. Conocimos a nuestros padres a la corta edad de diez años, sin saber que en el futuro nos enamoraríamos y decidiríamos casarnos.

Mi novio asiente con la cabeza.

— Pero quedan días para eso todavía, Moon-a, hoy recién es lunes.

Suelto una risa tonta ante la excusa que solté.

— Tienes razón, estoy un poco desorientada.

Dejo la maleta a medio hacer y me quedo sentada en la cama esperando cuando Seo-hyuk me dice que irá a preparar la cena para ambos. Inmediatamente tomo mi teléfono y abro el chat de Kim Tae-hyung, que hace poco envió otro mensaje.

"¿Por qué me ignoras? :("

Cierro los ojos por un momento y pienso en qué responderle. ¿Quiero cortar toda la relación no profesional con él? Cuando recuerdo lo que hicimos en la mañana me da un escalofrío y los músculos del vientre se me contraen. No puedo negar que me gustó, y mucho, pero no deja de ser algo incorrecto. Además, está el hecho de que Kim Tae-hyung es un potencial psicópata que me persigue en su auto.

"Lo siento. Tuve un accidente y me torcí el pie, no iré a trabajar mañana. ¿Podemos vernos cuando estés libre?"

Bloqueo el celular y lo dejo en mis manos, esperando una respuesta que no tarda en llegar.

"Para ti siempre estoy libre. Por cierto, ¿estás bien?"

Al ver la pantalla del celular siento que los latidos de mi corazón se aceleran, pero intento ignorarlos y teclear una respuesta decente.

"Estoy bien. Mañana te llamaré."

Cierro la aplicación de KakaoTalk y abro Instagram para fingir revisar las publicaciones de la gente a la que sigo. Noto una foto que ha subido Sun-hee hace un par de días junto a una chica de cabello castaño que se tapa el rostro con las manos como si tuviera vergüenza. Sólo se le puede ver una hermosa sonrisa y un gigante anillo en el dedo. ¿Será la chica que se casará con el amigo de Tae-hyung? Presiono su nombre de usuario en la etiqueta de la foto, pero sólo llego a un perfil privado con una foto de un dibujo animado. Algo parecido a una galleta con rostro. Y un nombre.

Han Mi-suk.

¿Sería muy extraño que solicitara seguirla? No debe aceptar a cualquier persona, pues tiene menos de cien seguidores. Retrocedo al inicio de la aplicación, dándome por vencida y sólo me queda la expresión de molestia en el rostro de Tae-hyung cuando nombré que aquella chica y su amigo se casarían después de un mes de haberse conocido. ¿Se llevarán mal o algo así?

— Hoy hice tu favorito —Bae-suk aparece en la puerta de la habitación con una gran sonrisa y dos platos hondos—: estofado picante.

Dejo el celular de lado y me siento completamente recta. Me relamo los labios cuando recibo el plato en mis manos y espero que Seo-hyuk se siente en su lado de la cama para comenzar a comer.

— Mañana tendré la cara hinchada. —comento con la boca llena.

Cuando como comida picante en las noches suelo amanecer al otro día con el rostro hinchado, por lo que evito hacerlo.

— Mañana te quedarás en casa descansando, ¿sí? No puedes ir al trabajo con el tobillo así.

Asiento con la cabeza en silencio, sólo pensando en que mañana cuando Bae Seo-hyuk se vaya a trabajar llamaré a Kim Tae-hyung. 

· · • • • ✤ • • • · ·

El timbre del apartamento suena y me apresuro en caminar como puedo hasta la puerta, cuando la abro me encuentro a Kim Tae-hyung apoyado sobre la muralla contraria, mirándome fijamente, como si supiera a qué altura aparecería mi rostro. Trae puesto un chaleco gris con diseño de rombos en tonos más claros, puedo notar que debajo trae una camisa blanca, todo lo acompaña de unos pantalones negros de tela y unos mocasines del mismo color. El cabello ondulado y ligeramente desordenado le tapa parte de la frente, y el cubrebocas blanco sólo me deja verle aquellos ojos que me miran intensamente. Suelto un pequeño suspiro al verle.

Después de unos segundos se incorpora y tengo que mirar aún más hacia arriba para mirarle a los ojos. Da un par de pasos hacia mí y estira su mano para ponerla sobre mi mejilla, donde acaricia con cuidado. Cierro los ojos un momento al sentir su mano caliente sobre mi piel y el aroma de su perfume caro me inunda las fosas nasales, lo que me provoca unas pequeñas cosquillas en el estómago.

— Estoy muriendo por besarte. —susurra cerca de mi rostro.

Abro los ojos y le miro fijamente, de la misma manera en la que él siempre me mira.

— Deberíamos irnos. —sugiero.

Tae-hyung asiente con la cabeza y me ofrece su mano, a lo que niego con la cabeza y me tomo por su brazo para ayudarme a caminar. No podría permitirme que algún vecino que sabe que Seo-hyuk es mi novio me vea tomada de la mano con otro hombre. Otro hombre que no es cualquier hombre. Tomamos el elevador y caminamos hasta su auto blanco, lo que nos toma un poco de tiempo debido a mi tobillo lastimado.

— ¿Todavía no vas a decirme cómo te lastimaste? —pregunta cuando ya vamos en el auto, despegando por un momento los ojos del camino para mirarme a la cara.

¿De verdad no lo sabe? Hay dos opciones existentes: la primera es que él no sea el hombre del auto negro y realmente no lo sepa. Y la otra es que esté utilizando todos sus dotes actorales para hacerme creer la primera opción y sí sea el conductor del sospechoso auto negro. Por otro lado, el auto de Tae-hyung es blanco, o por lo menos todas las veces que lo he visto conduciendo, pero no eso no significa que pueda tener dos. Es miembro de una banda terriblemente famosa, tiene el dinero para tener todos los autos que quiera.

— Quise ser como Forrest Gump. —murmuro mirando por la ventana.

Una risa profunda sale de su garganta y siento que se me eriza la piel, por lo que me mantengo mirando el paisaje.

— ¿Lograste recorrer toda Corea del Sur corriendo? —pregunta en un tono divertido, a lo que suelto una pequeña risa en respuesta.

Entrelazo mis manos sobre mi regazo y me dedico a mirarle mientras conduce. Quizás no sea él.

— ¿Está todo bien? —pregunta cuando paramos en un semáforo en rojo.

Asiento con la cabeza y de inmediatamente quito mi vista. ¿Cómo se supone que le diga lo que le quiero decir?

— Llegamos. —anuncia después de unos minutos.

Lo veo bajarse del auto y caminar hasta mi puerta para abrirla. Estiro mis brazos y no duda en cargarme. Mientras sus brazos me rodean me dedico a mirar a mi alrededor. Le había pedido que nos juntáramos en un lugar discreto, pero como no podía caminar bien tuvo que ir a mi casa para recogerme, y habíamos terminado llegando al mismo parque en el que estuvimos hace un par de noches cuando no podía recordar la dirección de mi casa.

— Esto me trae recuerdos. —susurra cerca de mi oído.

Le regalo una sonrisa como respuesta. Cuando estamos cerca de un banco me deja con cuidado sobre el suelo, asegurándose de que mis pies estén bien puestos, y se sienta a mi lado. Quizás no lo hizo a propósito, pero se puso a una distancia ligeramente más cerca de la prudente, a la misma distancia que se pone Seo-hyuk cuando se sienta a mi lado.

Trago saliva cuando su mano se posa sobre mi rodilla.

— ¿Qué era lo que querías hablar, preciosa?

Aplano los labios y agradezco llevar cubrebocas y que sólo pueda verme los ojos, así sólo puede ver lo mitad de nerviosa que acabo de ponerme. ¿Cómo se supone que le diga que no quiero nada más con él y que lo que pasó ayer fue un error? ¿Cómo se supone que haga eso si actúa de una manera totalmente diferente a antes? Incluso ahora tiene puesta su mano sobre mi rodilla y me da pequeñas caricias con el pulgar.

Tomo aire profundo antes de hablar.

— No pude terminar con Bae Seo-hyuk. —confieso.

Las caricias sobre mi rodilla se detienen y no responde nada, ni siquiera me mira. Su rostro fijo al frente hace que se me forme un nudo en el estómago, pues siempre que tiene la oportunidad está mirándome, hasta llegar al punto de ponerme nerviosa.

— ¿Y eso qué significa? —su voz apagada me sorprende.

Trago saliva. Inmediatamente una de mis manos se pone sobre la suya y le aprieto suavemente. Su cabeza se gira en mi dirección y sus ojos me miran un poco abiertos, demostrando lo sorprendido que está.

— No lo sé. —susurro— Lo amo, pero cuando estoy contigo mi mente se confunde.

Y es verdad, cuando estoy con Bae Seo-hyuk mi corazón late con alegría y sé que estoy enamorada de él. Amo estar con él y las cosas que hacemos juntos, la manera en la que conversamos tan fluidamente porque nos conocemos hace demasiados años. Pero cuando estoy con Kim Tae-hyung no puedo evitar sentirme acalorada, me gusta la manera en la que me mira, como si fuera lo único que existe en el mundo, a pesar de que antes lo odiaba me terminó gustando. Cuando recuerdo sus labios sobre los míos siento un cosquilleo en el cuerpo, y cuando recuerdo sus manos apretándome los muslos de aquella manera tan erótica siento mi cuerpo arder y mi cabeza se vuelve un lío.

Sus ojos me recorren el rostro y con su otra mano me recoge un mechón de cabello y lo pone detrás de mi oreja.

— Dije que te esperaría —responde—, pero no estoy seguro de poder contenerme más.

— Lo siento tanto, sunbae, estoy siendo una imbécil.

Niega rápidamente con la cabeza.

— Moon, no digas eso. Es sólo que —suelta un suspiro— últimamente no tuve una buena experiencia con el amor.

Me quedo en silencio, sintiéndome aún más estúpida que antes. Claro que no puedo estar jugando con los sentimientos de una persona, Tae-hyung no merece ser la segunda opción de nadie.

— Lo siento —niego con la cabeza—. Creo que será mejor que me vaya.

Intento levantarme, pero su mano me detiene.

— Te llevaré, no te preocupes.

Acepto, aunque sé que el camino será incómodo. Y es cierto porque ninguno de los dos se atreve a hablar. Vamos en completo silencio, Kim Tae-hyung concentrado en el camino y yo mirando por la ventana. A mi parecer va conduciendo un poco más rápido de lo normal, porque nos demoramos unos diez minutos en llegar a mi casa. Nuevamente se baja del auto y me toma en brazos sin decir nada.

— Lo siento, sunbae. —repito cuando me deja en el suelo frente a la puerta de mi apartamento.

Me siento como un disco rayado.

No me responde nada y se queda mirando el suelo. Y por un momento siento que no dirá nada más y estoy dispuesta a entrar a casa, pero se aclara la garganta.

— ¿Puedo usar tu baño? —hace una pequeña pausa— Ahora debo ir al rodaje y no me agradan los baños del set.

Asiento inmediatamente con la cabeza. Abro la puerta y le invito a entrar. Le señalo dónde está el baño y me quedo esperándolo en la cocina mientras me preparo una infusión de hierbas. De repente recuerdo que debo entregarle mi celular para que lo mande a reparar, así que me dirijo con dificultad a mi habitación, donde lo busco dentro del bolso que llevo al trabajo.

— ¿Moon? —escucho su voz en la sala.

— ¡Estoy aquí! —grito desde mi lugar— Dame un segundo.

No puedo encontrar el bendito celular. Mis manos revuelven el bolso donde llevo un montón de cosas innecesarias, pero a la vez necesarias. Cuando por fin lo encuentro me giro rápidamente y me encuentro a Kim Tae-hyung parado en la puerta de mi habitación, por lo que pego un salto.

— Ah... —suelto un suspiro intentando calmarme— Lo siento, no pensé que estarías ahí.

Me regala una pequeña sonrisa. Se había quitado el cubrebocas cuando entró al apartamento y así lo había dejado, por lo que ahora podía ser su rostro completo. Se remoja los labios cuando me acerco a él y le tiendo el teléfono con la pantalla trizada, que recibe y guarda en el bolsillo de su pantalón.

— Creo que —comienza a hablar y mira el suelo— debería irme.

Asiento con la cabeza y junto mis manos delante de mi cuerpo. La situación no puede ser más incómoda. Por un momento nos quedamos ambos en silencio.

— Moon, —levanto la cabeza cuando me llama— de verdad me gustas mucho. Yo... —niega con la cabeza— Lo siento, no quise presionarte ni hacerte elegir entre tu novio y yo, porque sé que siempre lo elegirás a él. —se aclara la garganta— Tampoco quiero que te sientas culpable por rechazarme porque creo que te entiendo...

Veo que sigue hablando, pero no le escucho. Un sentimiento de culpabilidad se apodera de mi corazón, porque besé a Kim Tae-hyung, que no es mi novio ni tampoco pretendo que lo sea porque aún no asumo que debo terminar con Seo-hyuk, y porque ahora también quiero besarlo.

Después de todo, Bae Seo-hyuk también me engaña y todavía no es capaz de decírmelo.

— ¿Puedo besarte una última vez antes de que te vayas? —le interrumpo.

Se queda un momento en silencio, pero termina asintiendo con la cabeza. Así que no tardo en acercarme y tomarlo por las mejillas para acercarlo a mi rostro. Mis labios se ponen sobre los suyos suavemente y comienzo a moverlos. Inmediatamente soy correspondida por Tae-hyung, que mete su lengua dentro de mi boca. Mis manos se mueven hasta su nuca y meto mis dedos entre su cabello ondulado al mismo tiempo que sus manos se ponen en mi cintura.

Se aleja un poco de mí y pega su frente a la mía.

— Me encantas. —susurra.

— Y tú me vuelas la mente.

Vuelvo a juntar nuestros labios y me pego totalmente a su cuerpo. Siento mi cuerpo arder, al igual que la primera vez que nos besamos, y no puedo evitar sentir ganas de aliviar ese ardor. Impresionantemente, Kim Tae-hyung logra encender mi cuerpo con sólo un beso, y eso se me hace peligroso.

Casi por inercia caminamos hacia la cama, donde se sienta en el borde y aprovecho de quitarle el chaleco y mi suéter para dejarlos en algún lugar del suelo de la habitación. Tira de mí y me siento sobre él, con mis piernas a cada lado de sus caderas, y seguimos besándonos. En algún momento el sonido de nuestros labios juntándose comienza a parecerme excitante y obsceno. Sus manos se aferran a mis muslos y jadeo recordando la vez anterior que hizo eso, por mientras que mis manos van hacia los botones de su camisa.

Su piel ligeramente bronceada de sus hombros y pecho sale a la luz, y no dudo en tocarle. Su cuerpo es tan caliente que siento que me quema las manos. Termina de sacarse la camisa por su cuenta y me quita la camiseta que llevo puesta. Por un momento me mira estando sólo en sujetador y yo no puedo evitar mirarle también, su cuerpo trabajado me parece totalmente atractivo y me invita a tocar cada uno de sus músculos.

— Eres hermosa. —susurra y acerca sus labios a mi cuello.

Suelto un suspiro cuando succiona en aquel punto que me vuelve loca y hace que se me erice la piel. Al instante comienzo a moverme sobre él y un bulto comienza a formarse justo bajo mi entrepierna. Las manos inquietas de Tae-hyung me sujetan el trasero y comienzan a moverme a su gusto, un ritmo un poco más pausado, pero duro.

De un momento a otro nos hace girar y quedo debajo de su cuerpo. Se incorpora y se comienza a desabrochar el pantalón, así que yo hago lo mismo y aprovecho de quitarme la ropa interior. Cuando vuelve a acercarse a mí le envuelvo la cadera con mi pierna sana, obligando a que se acerque más y su pene quede justo sobre mi entrada. Un pequeño gemido sale de los labios de Tae-hyung cuando nuestras pieles se rozan.

— ¿Estás segura de que quieres hacerlo?

Asiento inmediatamente con la cabeza y con mi pierna lo empujo todavía más hacia mí. Su miembro duro se desliza lentamente en mi interior y cuando entra completamente ambos soltamos un gemido. Cierro los ojos, disfrutando de cómo se siente tenerlo dentro, siento como si estuviera completa, y gimo cuando de repente comienza a moverse. Sus caderas comienzan con un vaivén lento que poco a poco comienza a ser más rápido y duro, y tengo que aferrarme a sus hombros y enganchar con fuerza mis piernas en sus caderas para que mi cuerpo no se mueva tanto.

— Dime que te gusta. —susurra contra la piel de mi cuello antes de comenzar a morderme.

Un gemido escapa de mis labios.

— Me encanta. —mis dedos se clavan en su piel con fuerza y gime en respuesta.

Sus caderas comienzan a embestir más fuerte y lo único que escucho aparte de nuestros gemidos es el sonido de nuestros cuerpos impactando. Comienzo a sentir como si mi cuerpo estuviera subiendo en una montaña rusa de placer. Subo y no dejo de subir.

— Oh, mierda. Siento que me voy a correr. —susurro.

El ritmo de sus caderas se mantiene igual y no tardo en sentir una oleada de placer gigante. Aprieto con fuerza sus hombros y los dedos de mis pies se recogen mientras suelto un gran gemido y mi cuerpo comienza a temblar. Después de un par de embestidas Tae-hyung sale de mí y acaba afuera.

Ahí es cuando me doy cuenta de que no estábamos usando protección, pero mi cuerpo está demasiado cansado como para hacer algo al respecto.

Tae-hyung se recuesta a mi lado. Ambos tenemos el cuerpo sudado y la respiración acelerada.

— ¿Puedo abrazarte? —pregunta.

Con cierta dificultad asiento con la cabeza y me dejo rodear por uno de sus brazos. Su cuerpo pegajoso se pega al mío y me hace sentir un calor agradable.

— Entonces —habla de nuevo después de un rato—, ¿esto significa que podemos estar a escondidas?


Hoy me sentía inspirada, así que escribí este capítulo <3

La vida de Moon es un desastre, ya se los digo yo que sé lo que se viene en el siguiente capítulo, y mi mente igual es un desastre porque en un momento me di cuenta de que en vez de escribir Seo-hyuk estaba escribiendo Bae-suk (nada que ver, Bae-suk sal de ahí esa no es tu historia), así que si ven ese nombre colado entremedio fue sin querer jeje

Espero que les haya gustado el capítulo

No olviden votar y comentar! Realmente necesito que lo hagan para saber que la historia les gusta :( porfi

Les quiere <3

-Nini

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