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Capítulo 7

— Alguien como yo.

Lo miro directamente a los ojos por un par de segundos, sintiéndome abrazada por su intensidad.

— Tú no serías mejor, sunbae, sólo me harías daño. —aseguro, sin poder controlar mi lengua gracias al alcohol.

Kim Tae-hyung se queda en su lugar, con los codos apoyados sobre la mesa, y sus labios comienzan a formar una pequeña sonrisa. Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración chocar con mi rostro. Sé que es incorrecto, pero por alguna razón no puedo moverme. De repente posa su mano sobre mi mejilla y con el pulgar me acaricia el labio inferior. Me quedo congelada sintiendo que la piel me quema.

— Yo jamás podría hacerte daño, preciosa.

Pestañeo un par de veces y me quedo muda por un par de segundos.

— No soy estúpida. Se te pasará el encaprichamiento conmigo y me dejarás.

— No lo haría, ya te dije que eres una mujer increíble.

Sus ojos bajan desde los míos hacia mis labios. Trago saliva y decido que ya es momento de alejarme. Devuelvo mi cuerpo hacia atrás para volver a recargarme en el respaldo de la silla. La mano de Tae-hyung queda en su lugar, como si estuviese acariciando el aire y yo sólo siento frío en las partes donde antes me tocaba.

Sus ojos siguen mirándome de manera intensa, por lo que decido abrir mi tercera lata de cerveza y girarme para darle un gran trago.

— Sigamos con nuestro juego de preguntas. —sugiere— Te toca a ti preguntarme.

Me quito los restos de cerveza pasándome la lengua por los labios bajo la intensa mirada de Tae-hyung y me veo obligada a pensar en qué preguntarle. El alcohol ya está comenzando a hacerme efecto.

— ¿Preferirías comer caca con sabor a fresas o fresas con sabor a caca?

Kim Tae-hyung, que estaba bebiendo de su copa, se atraganta en algo que no sé si es una risa o un quejido. Supongo que mi pregunta se le hizo totalmente inesperada.

No puedo hacer nada más en este estado.

— Creo que... —deja la frase a medio terminar y se queda mirando a la nada.

— Yo la verdad no sé. Porque si comes caca con sabor a fresas, sabe bien, pero estás comiendo caca. Y si escoges la segunda opción estarías comiendo fresas, pero tendrían mal sabor. —frunzo el ceño ligeramente mientras miro un punto indefinido— Aunque nunca he comido caca, no sé si sabe feo. Quizás sabe como huele, eso sí sería feo...

— Bueno, siguiente pregunta. —me interrumpe.

Vuelvo a poner mi concentración en él y asiento con la cabeza, esperando a que pregunte algo interesante.

— ¿Tienes algún amor platónico? Estilo cantante, actor, algo así...

Abro la boca porque un nombre se viene inmediatamente a mi cabeza.

— Por ejemplo —continúa—, mi amor platónico eres tú.

— ¡Song Kang! —le interrumpo, sin poder aguantar más el nombre del actor que me trae loca desde hace un tiempo.

Sus labios se curvan hacia abajo mientras en su mirada puedo distinguir algo parecido a la decepción. ¿Esperaba acaso que le dijera que él es mi amor platónico? No puedo hacerlo teniendo a Song Kang en la cabeza.

— Es mi amor plantónico desde que debutó. Cuando lo vi en The Liar and His Lover me pareció bastante guapo, pero cuando lo vi en Love Alarm... —me tapo la boca con las manos mientras niego con la cabeza— Simplemente un dios.

Tae-hyung no me dice nada y aprovecho para volver a beber de la lata.

— Después de que termines de tomarte eso te llevaré a casa.

Alejo la lata de mis labios y me limpio los restos de líquido con el dorso de la mano. Kim Tae-hyung está dándole un sorbo a su bebida.

— ¿Por qué? —pregunto.

— Ya estás ebria. —explica como si fuera obvio.

Ladeo levemente mi cabeza.

— Eso no significa nada, la noche es joven.

La verdad sí estoy un poco ebria y quizás sí sería mejor que me fuera a casa, pero no quiero llegar y encontrarme con Seo-hyuk. No estoy preparada para una siguiente discusión. No estoy preparada para oírle defender a una mujer que ni siquiera conozco. Ni tampoco lo estoy para aceptar que me está engañando.

Bajo la vista hacia la mesa.

No quiero dormir a su lado teniendo las sospechas que tengo.

Siento que el labio inferior comienza a temblarme y la vista se me pone borrosa. El hecho de estar ebria hace que mis sentimientos estén más a flor de piel, por lo que no se me hace difícil llorar en público. Cosa que nunca haría estando sobria.

— ¿Estás bien? —escucho la voz de Kim Tae-hyung.

Pero le ignoro. Sólo puedo pensar en Bae Seo-hyuk.

¿Por qué me está engañando? ¿Desde cuándo lo hace?

Mis dedos tocan el anillo de compromiso que me dio hace unos días atrás y de mis labios sale un suspiro tembloroso.

¿Por qué me pidió matrimonio si me engañaba? No puedo entender qué fue lo que hice mal para que él me haga esto. Siempre intenté ser una buena novia y estuve con él todas las veces que me necesitó. De la misma manera en que él lo hizo conmigo. Hemos tenido una buena vida juntos y siempre he sido feliz a su lado. Y solía pensar que también era feliz conmigo, pero al parecer no. ¿Se puede llegar y engañar como si nada a alguien que dices amar?

Todas las veces que dijo amarme, las sentí real.

— ¡Moon-ssi! —el grito de Tae-hyung me trae de vuelta a la realidad.

Pestañeo un par de veces y finalmente le miro a la cara.

— No te sientes bien, te llevaré a casa.

Niego frenéticamente con la cabeza y siento que las lágrimas comienzan a salir de mis ojos.

— No quiero ir a casa, Tae-hyung.

Parece un poco sorprendido por el hecho de haberlo llamado por su nombre, pero sólo estira su mano por sobre la mesa y toma la mía con algo parecido al afecto.

— ¿Tienes problemas con tu novio? —pregunta— ¿Es por lo que me dijiste hace un rato?

Hago una mueca con los labios y termino asintiendo con la cabeza.

Kim Tae-hyung suelta un suspiro.

— Deberías arreglar las cosas con él.

Miro nuestras manos unidas y quito la mía inmediatamente. Siento que el hecho de tocar a otro hombre de esta manera es hacer lo mismo que me está haciendo Seo-hyuk.

Y yo no seré igual que él.

— Realmente no quiero volver a casa.

— ¿Y dónde irás?

Me encojo de hombros, mirando mis manos unidas sobre la mesa.

No es algo en lo que haya pensado realmente. Sólo pensé en no llegar y pasar la noche afuera.

De todas maneras, es algo inevitable, no puedo estar huyendo de Seo-hyuk para siempre. Alguno de estos días tendré que enfrentarlo sí o sí, y lo haré por el respeto que le tengo a nuestra relación.

El respeto que él no tuvo.

— Está bien, vamos. —acepto después de estar unos minutos en silencio.

· · • • • ✤ • • • · ·

Me siento ligeramente mareada y el cuerpo me pesa, aunque me siento totalmente despierta durante el trayecto a mi casa. De sólo pensar en lo que ocurrirá en un par de minutos se me ponen los nervios de punta.

Me apoyo totalmente en el respaldo del asiento del auto y tomo aire profundo.

— Siento que voy a vomitar. —murmuro.

Cierro los ojos por un momento, pero al hacerlo mi cabeza comienza a dar más vueltas y mis ganar de vomitar todo se intensifican. Me paso las manos por la cara y me mantengo controlando mi respiración.

— Ya casi llegamos. —responde Tae-hyung.

Después de un par de minutos estamos afuera del edificio donde vivo. Me quedo un momento mirando por la ventana. Nunca había tenido tan pocas ganas de llegar a casa, a pesar de estar terriblemente cansa y un poco ebria. Mi vista baja hasta mi regazo, donde reposan mis manos. Me sorprendo cuando una mano grande acuna una de las mías.

— Todo estará bien. —me susurra Kim Tae-hyung.

Lo miro a los ojos y me transmiten seguridad. Es una de las pocas veces que me hace sentir cómoda. Le regalo una pequeña sonrisa y aparto mi mano de la suya.

No entiendo a este hombre. Se la pasa insinuándose, pero me anima a que arregle mi relación con mi prometido.

— ¿Puedes darme tu número telefónico?

Bajo la vista y me acomodo el cabello detrás de la oreja. Me siento totalmente confundida con su actuar. Vuelvo a sonreír, aunque ahora presiento que mi incomodidad comienza a notarse.

— Quizás no sea lo mejor. —respondo.

Tomo mi bolso y me dispongo a salir del auto, pero la mano de Tae-hyung me detiene, tomándome por el antebrazo. Y siento como si estuviera teniendo un déjà vu.

— Ve con cuidado, ¿sí? —su voz sale en un susurro, pero estoy lo suficientemente cerca como para escucharle.

Asiento con la cabeza y me despido, dándole también las gracias por haberme traído. Salgo del auto y siento un mareo apoderarse de mi cuerpo, por lo que tengo que esperar un momento para comenzar a caminar. De otra forma caería al suelo. Me digno a entrar y entro al elevador para llegar a mi piso, y una vez parada frente a la puerta de entrada suelto un suspiro antes de digitar la clave en la cerradura.

La luz de la entrada está encendida, pero no parece haber nadie en casa. Debí suponerlo ya que es viernes y mucha gente va a los bares con sus amigos y compañeros de trabajo. Inmediatamente siento el olor dulce del perfume de la secretaria de Seo-hyuk y la cabeza comienza a darme vuelvas. Me quito los zapatos en la entrada, asegurándome de sentarme en el suelo para no caer, y apenas doy un paso veo la cabeza de mi prometido asomándose por el pasillo. Tiene el ceño ligeramente fruncido, como si estuviera preocupado, y se acerca rápidamente a mí.

— Moon, ¿dónde estabas? Ya casi es medianoche.

Apoyo la mano en la pared, sintiendo nuevamente que mi mundo da vueltas, y me tambaleo un poco. En cuanto me estabilizo me encargo de regalarle una sonrisa irónica.

— ¿Sabes? Lo curioso es que anoche llegué a la misma hora... —suelto una risa.

Pretendo seguir hablando, pero se acerca aún más a mí y me toma la cara, poniendo sus manos en mis mejillas, y me obliga a mirarlo. Sus ojos me escanean el rostro, como si estuviese buscando algo extraño en él o alguna herida. Cierro los ojos por un momento disfrutando del calor que me proporciona su toque, sintiendo que algo dentro de mí se retuerce.

— Estás ebria. ¿Dónde estabas? No sabía que ibas a salir con Park Sun-hee después del trabajo.

Una sonrisa se vuelve a formar en mis labios cuando abro los ojos y lo veo bastante preocupado mirándome. Por alguna razón me ahorro la explicación de que en realidad estaba con el mismísimo Kim Tae-hyung y no con mi amiga, por lo que sólo me quedo mirándolo.

¿Por qué él puede salir con sus compañeros de trabajo sin avisarme y yo no puedo?

Con mis manos quito las suyas de mi rostro y emprendo camino hacia la habitación, no pudiendo olvidar lo que acabo de decir. Ayer llegué exactamente a la misma hora y lo único que recibí cuando estuve en casa fue la desagradable sorpresa de que una mujer que no tengo idea quién es estaba durmiendo en mi sofá, dejando su repugnante aroma impregnado en toda la casa, y que mi novio pensaba en dejarla dormir toda la noche ahí.

Una sensación extraña se forma en mi estómago de sólo pensarlo. Ayer no fue exactamente un buen día. Me golpeé las rodillas al tener una crisis de pánico por pensar que mi compañero de trabajo era un acosador, luego no podía recordar mi dirección ni el número telefónico de mi novio y finalmente mi novio no se percató de mi cojeo al caminar. O quizás no le importó.

Escucho los pasos de Seo-hyuk seguirme y se detiene a unos pocos pasos de mí cuando comienzo a desvestirme para ponerme el pijama.

— ¿No me dirás nada?

Me termino de sacar la blusa y me giro para mirarle.

— Estaba en un bar y me olvidé de llamar.

Sí, y mi celular tiene la pantalla rota, por lo que está inutilizable, porque, además, tengo un celular nuevo que equivale a tres veces el precio del mío, pero he sido demasiado perezosa como para empezar a usarlo. Pero eso tú no lo sabes.

Suelta un suspiro y susurra mi nombre antes de acercarse más y tomarme por el mentón.

— Lo siento, sólo estaba preocupado. —susurra.

Sus palabras me tranquilizan un poco, mas no me hacen olvidar todo lo que ocurrió ayer. Mis ojos vagan por su rostro hasta llegar a sus labios. Siento su tacto caliente en mi piel y algo vuelve a removerse dentro de mí. Cierro los ojos a medida que me acerco a su rostro y junto nuestros labios para finalmente besarle.

Me acepta gustoso, poniendo su mano libre sobre la piel desnuda de mi cintura y apegándome a su cuerpo. Paso mis manos por detrás de su cuello y me encargo de eliminar todo el espacio restante entre nosotros. Siento un calor agradable crecer dentro de mí, por lo que comienzo a guiarnos hasta la cama, donde, sin dejar de besarnos, hago que se siente y me subo sobre él.

Mi lengua se mete dentro de su boca y acaricia la suya, primero de una manera suave y después más bruscamente, lo que provoca que el beso comience a subir de intensidad. Mis manos comienzan a recorrer su pecho por sobre su camiseta y luego comienzan a bajar hasta llegar al borde de esta. Necesito tocarlo urgentemente. Meto mis manos y finalmente me encuentro con su piel caliente. Suelto un jadeo al sentirle. Mis manos se sienten inquietas y las muevo hasta el broche de mi sujetador.

Estoy a punto de desabrocharlo cuando unas manos me toman por las muñecas.

Bae Seo-hyuk interrumpe el beso y aleja mis manos de mi espalda, obligándome a ponerlas a cada lado de mi cuerpo. Me quedo un momento descolocada, mirándole con los ojos muy abiertos y la respiración agitada.

— ¿Qué ocurre? —pregunto.

Me encargo de mirarlo bien. No está en las mismas condiciones que yo, su respiración no está acelerada, sus mejillas no están sonrojadas y tampoco tiene una erección ni nada por el estilo.

— Sólo estoy cansado, cariño. Quizás mañana.

Mi boca se abre levemente. Bae Seo-hyuk jamás me había negado sexo de reconciliación. Jamás me había negado tener sexo. En ningún momento. Porque siempre tenía ganas. Me levanto de su regazo y frunzo el ceño cuando siento una sensación extraña crecer en mi pecho.

No entiendo qué es lo que está pasándole, por lo que sólo me queda la opción que llevaba ya rato pensando y que me negaba a creer. Está engañándome y se está acostando con esa secretaria nueva que tiene, la misma que estuvo ayer en mi sofá.

Me giro y abro una de las puertas del armario para sacar una blusa limpia y ponérmela. Después saco un bolso deportivo y comienzo a guardar una muda de ropa de la manera más rápida que puedo.

— ¿Qué haces? —pregunta.

Sé que no se ha movido y que sigue sentado en la cama, así que me apresuro en cerrar el bolso y emprender camino hasta la puerta de salida. Ahora le escucho perseguirme y se detiene a un par de metros de mí cuando me siento en el suelo para ponerme nuevamente los zapatos.

De un momento a otro la borrachera se me ha quitado.

— Moon, ¿adónde vas?

Me pongo de pie y me giro a mirarle antes de abrir la puerta.

— Pasaré la noche afuera.

Y salgo sin esperar a que me responda. Camino apresuradamente hacia el elevador y me sorprendo de verle a mi lado nuevamente, pero mantengo la vista fija adelante.

— No entiendo qué tipo de pataleta es esta.

Aprieto la mandíbula.

— Quizás deberías ir a descansar, cariño, —no puedo evitar que el sarcasmo invada mis palabras— debes estar demasiado cansado.

El elevador llega a mi piso y no pienso dos veces antes de subirme. Me apresuro de tocar inmediatamente el botón para cerrar las puertas y suelto el aire cuando me quedo sola. Quisiera gritar y ponerme a llorar, igual que una niña, pero suprimo todos esos impulsos y en cambio me quedo inexpresiva. Cuando llego a la primera planta camino inmediatamente hacia la calle y tomo el primer taxi que pasa.

Voy hacia el único lugar donde me van a acoger.  

· · • • • ✤ • • • · ·

— Lo siento, no puedo concentrarme. —me paso las manos por el cabello en señal de frustración.

Hemos grabado unas veinte veces la misma escena y no puedo concentrarme en que salga bien. Había pasado el fin de semana en la casa de Park Sun-hee y no estoy mentalmente preparada para fingir que no ha estado pasando nada últimamente en mi vida.

Kim Tae-hyung se acerca a mi y me pone la mano sobre el hombro. Se supone que debemos grabar una escena romántica, pero no puedo concentrarme ni meterme en la piel de mi personaje. Estoy totalmente frustrada, y eso que son sólo las once de la mañana.

— Tú puedes, Moon-ssi. —me susurra.

Niego con la cabeza.

No puedo. No si estoy pensando en Bae Seo-hyuk y en que ni siquiera me ha llamado para preguntarme dónde estoy.

Quizás está con esa secretaria desde que me fui y han estado en mi propia cama...

— Señor Hwang, quizás sea mejor que dejemos descansar a Moon. —escucho a Tae-hyung.

Lo escucho alejarse para hablar en privado con el director. Me quedo en mi lugar, mirando el suelo y siendo consciente de que estoy arruinando el esfuerzo de muchas personas al no poder separar mi vida privada del trabajo. Unos pies pequeños se acercan a mí y sé que se trata de Jin-seo.

— Ten. —me habla con su voz suave.

Levanto la vista y me encuentro con una vaso de poliestireno con un líquido amarillo que desprende vapor. Supongo que debe de ser algún tipo de hierba, o eso es lo que puedo distinguir dado el olor.

— Esto te ayudará a calmarte. —me explica cuando ya le recibí el vaso.

Asiento suavemente con la cabeza. No me atrevo a mirarla, pues me siento culpable porque hoy no hemos podido avanzar nada con el rodaje.

— Seo Moon-ssi, no te preocupes. —sigue hablando con su voz calmada— Todos tenemos problemas personales. Además, eres nueva en esto, estás por debutar, con el tiempo irás aprendiendo a separar las cosas. Eres una buena actriz, no lo dudes.

Veo que se aleja a paso calmado. Por alguna razón sus palabras me tranquilizaron un poco, pero ese momento de paz se esfuma cuando veo al resto del equipo de grabación mirarme fijamente. Están molestos conmigo.

— Moon-ssi —el rostro de Kim Tae-hyung aparece nuevamente en mi campo de visión—, hablé con el señor Hwang y he conseguido que tengamos el resto del día libre. Todos. Pero con la condición de que pasemos el resto de las horas de trabajo juntos. —se remoja los labios con la lengua— Podemos ir donde quieras, si es que no quieres quedarte aquí...

— Gracias, sunbae. —le interrumpo.

Doy un sorbo a mi infusión mientras escucho que el director anuncia el final de la jornada laboral. Las miradas de odio sobre mí se transforman en sonrisas. Gracias a mis errores pueden tener el resto del día libre y llegar temprano a casa. Tae-hyung y yo nos quedamos parados, viendo cómo la sala se vacía y nos vamos quedando solos.

Estamos parados a unos pocos metros, pero por primera vez su presencia se me hace tranquilizadora. Y es que de sólo pensar todo lo que ha hecho por mí en los últimos días me hace cambiar totalmente mi opinión sobre su personalidad.

Cuando ya he terminado el contenido de mi vaso lo tiro en un basurero cercano y vuelvo a ponerme a un lado de Tae-hyung. Los dos permanecemos en silencio por largos minutos, pero esta vez no me parece incómodo.

— ¿Estás bien? —pregunta, rompiendo el silencio— Quiero que sepas que puedes contarme cualquier cosa...

Levanto la vista hacia su rostro. Sigue hablando sobre algo que no tengo idea porque dejé de prestarle atención y sólo puedo mirar sus labios rosados moviéndose. Es como si todo pasara en cámara lenta, pero mi corazón late más rápido y fuerte de lo normal, tanto que lo escucho con claridad en mis oídos. Doy un par de pasos en su dirección y pongo una de mis manos en su nuca, atrayéndolo hacia mí.

Cierro los ojos y siento sus labios impactando suavemente con los míos.


Holis!

Aquí les va un nuevo capítulo <3

Bueno, espero que lo hayan disfrutado, la cosa está comenzando a ponerse buena uwu

No olvides de votar y comentar!

Les quiere <3

-Nini

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