Capítulo 13
El colchón se hunde a mi lado y mis ojos se abren, aunque como mi cabeza está tapada por las mantas no puedo ver nada.
— Moon, ¿estás bien? —pregunta Kim Tae-hyung.
Respondo con un sonido afirmativo, pero no salgo para verle. De pronto siento su mano sobre mi espalda, lo que me hace sobresaltar un poco, y me acaricia despacio. Puedo sentir su calor entre las mantas y eso de cierta manera me relaja.
— ¿No te has levantado hoy? —pregunta nuevamente.
Niego con la cabeza, aunque no me pueda ver.
Kim Tae-hyung había salido en la mañana para ir a trabajar y acaba de volver. No sé qué hora es ni cuántas horas han pasado desde que se fue, pues no me he levantado y me la he pasado todo el día durmiendo.
Cuando duermo no siento tristeza.
— ¿Quieres que te dé un abrazo?
Asomo mi cabeza levemente para verle, pero la luz me deja encandilada por un momento. No está totalmente claro, pero lo está más que debajo de las mantas. Lo primero que puedo distinguir es el cabello rizado de Tae-hyung y, por alguna razón, sólo el hecho de verlo provoca mi primera sonrisa del día. Una sonrisa pequeña, pero, después de todo, sonrisa.
También me sonríe, aunque en su expresión puedo ver que está preocupado por mí, y estira sus manos hacia mí, así que me incorporo con un poco de dificultad porque tengo el cuerpo entumecido por haber estado tanto tiempo en la misma posición y gateo hacia sus piernas, donde me dejo caer con cuidado, quedando sentada como una bebé. Inmediatamente sus brazos me rodean y escondo mi rostro en su cuello. El olor de su perfume caro me embriaga y vuelvo a sonreír.
Por un momento ninguno de los dos dice nada, quedándonos sumidos en un silencio cómodo en que me siento protegida y consolada. De pronto, Tae-hyung suelta una risa que me hace sobresaltar.
— Te respiración me hace cosquillas. —su cabeza se inclina en dirección donde está mi rostro y se aleja ligeramente de mí.
Me río también, muy despacio, y entonces me mira con una sonrisa en los labios y con los dedos me acaricia la mejilla.
No sé si es por un momento de debilidad emocional o porque me está haciendo sentir cosas que nunca pensé por él, pero siento que la cara me comienza a arder, lo que es muy extraño, pues no suelo ruborizarme nunca.
— Me alegra escucharte reír. —murmura, recorriendo todo mi rostro con sus ojos.
Mis ojos se abren ligeramente ante su comentario y escondo nuevamente mi rostro en su cuello al sentir que el ardor en mis mejillas se intensifica. Mi corazón acelerado golpea contra mi pecho amenazando con salirse y cierro los ojos con fuerza al escuchar que suelta por segunda vez una risa.
— Qué linda eres. —murmura, apretando su abrazo.
Me quedo en silencio, sin saber qué contestar y sin saber por qué mi cuerpo está reaccionando de esta manera. Decido cerrar los ojos un momento para que mi acelerado corazón se calme y así también apaciguar el sonrojo de mis mejillas.
— ¿Quieres salir a distraerte? —su pregunta me hace levantar la cabeza.
Sus ojos castaños me miran con intensidad.
Aplano los labios. Quizás no sería una mala idea, pero alguien podría vernos juntos en la calle, y eso sería un gran problema. Aunque, de todas maneras, ya no debo seguir escondida bajo las mantas de una cama, pues eso sólo hará que empeore.
Termino por asentir con la cabeza.
— Bien, pero primero necesito tomar una ducha. —sentencia.
Me deja con cuidado sobre la cama y lo veo entrar en el baño, cerrando la puerta detrás suyo. Trago saliva y recuerdo la ducha que tanto me llamó la atención ayer, y luego mi mente comienza a divagar, imaginándome a Kim Tae-hyung desnudo bajo el extravagante chorro de agua.
¿Realmente habrá espacio para dos personas en él?
Agito mi cabeza lentamente, intentando alejar aquellos pensamientos, pero se me hace imposible hacerlo cuando escucho correr el agua. Por mi mente pasan montones de escenarios donde el agua caliente escurre por mi cuerpo.
Un suspiro tembloroso sale de mis labios.
¿Por qué intento olvidar mis sentimientos teniendo sexo?
¿Cómo estaría entonces si estuviese completamente sola?
No habrías terminado tu relación con Bae Seo-hyuk.
Antes de darme cuenta, estoy de pie frente a la puerta del baño. ¿Debería tocar? Claro que sí, estaría invadiendo su privacidad de otra manera, pero algo dentro de mí me dice que no lo haga. Aplano los labios y cuento hasta tres para decidirme a entrar, y termino contando hasta diez porque todavía no me atrevo.
Debo apresurarme si voy a hacerlo.
Mi mano ligeramente temblorosa toma el pomo de la puerta y lo gira. Una bruma producto del vapor del agua caliente me abraza de manera sofocante, pero no me detengo y me adentro en el baño después de cerrar la puerta suavemente.
La ducha extravagante, sin cortinas ni puertas corredizas, se alza frente a mí y el cuerpo trabajado de Kim Tae-hyung está dentro del gigantesco chorro de agua, dándome la espalda, y me detengo un momento a apreciar cómo el agua recorre su cuerpo. Me remojo los labios antes de comenzar a quitar mi propio pijama, terminando por la bota ortopédica, cuyo broche de velcro termina por alertar a Tae-hyung de mi presencia detrás suyo.
— ¿Moon? —pregunta, mirando por encima de su hombro con los ojos entrecerrados por culpa de las gotas de agua que mojan sus pestañas.
Antes de poder arrepentirme camino hasta él, intentando pisar lo menos posible con mi pie dañado, y me meto debajo del chorro de agua, justo detrás de su cuerpo. Lo abrazo por la cintura y apoyo mi mejilla sobre su espalda, sintiendo el agua caliente recorrer mi cuerpo también.
— Yo también necesito tomar una ducha. —murmuro, sin estar segura de si realmente me escucha, pues el sonido del agua es bastante alto.
Se queda un momento quieto, casi de manera tensa, pero a los pocos segundos termina girándose lentamente y nuestros pechos quedan pegados. El cabello oscuro se le pega al cuello y el rostro por culpa del agua, y me mira con dificultad por el agua que cae sobre nosotros. Por alguna razón, sus brazos no me rodean en un abrazo ni sus manos se apoyan en alguna parte de mi cuerpo.
Trago saliva, sintiéndome cohibida por mi desnudez porque de pronto siento que estar en la ducha juntos es un acto mucho más íntimo que tener sexo, y termino por bajar la vista de sus penetrantes ojos.
Quizás no debí atreverme a tanto.
Siento sus dedos tomarme por la barbilla para levantar mi cabeza. Me obliga a verlo a los ojos nuevamente, aquellos ojos penetrantes que en este mismo momento está comenzando a ponerme nerviosa.
— No debiste venir. —susurra.
Aplano los labios, sintiendo una sensación extraña en mi estómago. Decepción. No debí venir sin preguntarle primero. Suelto mi agarre de él, dispuesta a irme, y mis manos comienzan a caer a los costados de mi cuerpo, pero a medio camino son sostenidas por las de Tae-hyung y las levanta para que vuelva a abrazarlo. Lo miro sin entender.
— No es bueno que te quites la bota. —explica.
Sus ojos me recorren el rostro y terminan por posarse en mis labios. Se acerca lentamente y agarra mi labio inferior con sus dientes, robándome un suspiro. Cierro los ojos, disfrutando de cómo comienza a chuparlo, y de pronto sus manos me estrujan el trasero con fuerza, provocándome dolor y placer al mismo tiempo. Mis manos se aferran a sus hombros y un gemido sale de mi boca, en medio de nuestro beso, y aprovecha para meter su lengua.
Me toma por la cintura y con cuidado nos hace girar para finalmente dejarme contra la fría pared. Sus manos bajan por mis caderas y me toma por los muslos, alzándome hasta dejarme a su altura. Su boca continúa devorándome, como si me necesitara, y de pronto siento rozar algo mi entrepierna.
No tengo que mirar hacia abajo para saber de lo que se trata, así que sólo estiro mi mano derecha y agarro su miembro con seguridad para comenzar a masturbarlo. Ahora es él el que comienza a gemir, intensificando su agarre en mis muslos, dándome más de ese dolor exquisito que recientemente me he dado cuenta de que me encanta.
Interrumpe nuestro beso para meter su rostro en mi cuello y yo siento mis labios arder porque seguramente están hinchados. Mi mano sigue moviéndose, ahora a un ritmo un poco más rápido que hace que Tae-hyung suelte pequeños gemidos. Sus dientes se entierran dolorosamente en mi cuello cuando paso su miembro por mi entrada y un gemido se me escapa, uno que se alarga cuando empuja hacia adelante con sus caderas y termina por penetrarme lentamente.
Me veo obligada a afirmarme de sus hombros nuevamente cuando comienza a embestirme sin piedad. Su ritmo rápido y marcado comienza a volverme loca. Tae-hyung apoya su frente sobre la mía y me siento incapaz de cerrar los ojos porque los suyos están mirándome fijamente, transmitiéndome todo el deseo que siente.
Pequeñas gotas de agua caliente caen por su cabello, aterrizando en mi pecho, y siguen deslizándose, provocándome una cierta sensación de cosquillas. El cuello me arde en el lugar donde mordió hace un momento atrás y la espalda baja comienza a dolerme por el impacto continuo contra la pared. Sus caderas chocan contra mi pelvis y mi espalda contra la pared. Pero no me importa, porque estoy hipnotizada con sus ojos profundos, tanto así que me sorprendo cuando de pronto sale de mí y termina afuera. Por un momento mete su cabeza en mi cuello y respira agitadamente.
— Lo siento. —murmura contra mi piel.
Y no entiendo a lo que se refiere, pero tampoco tengo tiempo para preguntar porque me acomoda entre sus brazos, corta el agua de la ducha y salimos apresuradamente hacia la habitación. Nuestros cuerpos chorrean por no haber sido secados con una toalla, aunque no parece importarle y me recuesta sobre la cama, metiéndose entre mis piernas. Apoya cada mano al lado de mi cabeza y me mira desde arriba, pasando sus ojos por mi rostro y luego por mi cuello. Se remoja los labios y se acerca lentamente hacia mí.
Cierro los ojos, pensando que me besará, pero sus labios rozan mi clavícula y me da un escalofrío por todo el cuerpo. Continúa dando ligeros roces contra mi piel y un suspiro escapa de mis labios cuando tira su aliento caliente contra uno de mis pezones, su boca lo envuelve y comienza a succionarlo. Mi espalda se arquea involuntariamente y dedos se enredan en su cabello mojado.
De pronto se aleja de mí. Abro los ojos para mirarlo, pero no encuentro su rostro en el mismo lugar de antes, sino que tengo que levantar la cabeza para ver que se acaba de acomodar entre mis piernas, con su cabeza entre mis muslos. Me quedo sin aliento un momento cuando comienza a dar pequeños besos cerca de mi entrepierna y mis ojos revolotean hacia arriba al sentir la calidez de su boca tan cerca de ahí.
Y me apena admitir que el hecho de tener a alguien con el rostro en ese lugar es una experiencia nueva para mí.
Mis manos se aferran a la sábana y mi cuerpo se tensa la primera vez que pasa la lengua, de abajo hacia arriba. La segunda vez que lo hace, se me escapa un jadeo. Y cuando estoy esperando la tercera vez, no pasa nada.
— Mírame, Moon. —pide— Y relájate.
Así que abro los ojos y le miro desde arriba. Sus ojos siguen igual de intensos, aunque el hecho de tenerlos justo entre mis piernas lo hace más excitante, y no deja de mirarme cuando su lengua me acaricia por tercera vez. Intento relajar los músculos de mi cuerpo, pero sus labios se cierran sobre mi clítoris y un nuevo espasmo me recorre, acompañado de un gemido ahogado.
Hay algo en la manera en la que intercala los movimientos de su boca y su lengua, con dedicación, y también en la manera en la que me mira mientras gimo su nombre que me hace llegar rápidamente al límite. Vuelvo a cerrar los ojos y apoyo la cabeza sobre el colchón, sintiendo que un temblor en las piernas y un cosquilleo en el vientre.
Siento sus manos sujetarme de los muslos cuando se intentan cerrar de manera involuntaria y un gemido sale de mis labios producto de la sensación del orgasmo que estoy teniendo y el dolor que me provocan sus dedos enterrados en mi piel.
Esto es lo más maravilloso que he experimentado en mi vida.
· · • • • ✤ • • • · ·
— No sé cómo puedes tomar eso. —murmura Tae-hyung, mirándome con cierto desagrado.
Bajo la vista hacia mi bebida que reposa sobre mis piernas, sujetada por mis manos, y hago una mueca con los labios. El café negro siempre me ha gustado y desde siempre me ayudó a mantenerme despierta cuando ya no podía aguantar las ganas de dormir. Me acomodo sobre el asiento del auto y termino por encogerme de hombros.
— Cada uno, con sus gustos, sunbae.
Tae-hyung arruga los labios.
— ¿Cuándo comenzarás a decirme por mi nombre?
— ¿Debería hacer eso?
Justo paramos en un semáforo, así que se acerca lentamente hacia mí, hasta estar muy cerca de mi rostro, con una sonrisa arrogante en los labios.
— Cuando estoy entre tus piernas lo haces. —susurra.
Mis ojos se abren un poco. Miro alarmada a mi alrededor, pero nadie en los autos continuos parece prestarnos atención, además de que el auto de Kim Tae-hyung tiene las ventanas oscurecidas, y por un momento evito su mirada, sintiéndome un poco estúpida, así que me deja un pequeño beso en la comisura del labio. Abro la boca, volviendo a mirarlo aún más impresionada que antes y siento que mi cara comienza a arder.
Ya nos hemos besado dentro de su auto antes, ¿por qué me impresiona tanto que lo haga?
Quizás porque cada vez me siento más diferente con respecto a él.
— Sabes amargo. —se aleja de mi rostro cuando cambia la luz y se remoja los labios.
Aplano los labios, fijando ahora mi vista en la ventana.
Amargo.
Mi vida se ha vuelto amarga en unas pocas horas, pero ¿antes no lo era?
Le doy un sorbo a mi bebida y se me escapa una pequeña mueca de desagrado al sentir lo extremadamente amarga que está. Solía pensar que era una mujer feliz y que tenía una relación parecida a las de los dramas. ¿Era así? Antes de que me dieran el papel de Park Yu-yeon me dedicaba a trabajar en lo que fuera, porque en todas las audiciones me rechazaban, aunque Bae Seo-hyuk me animaba siempre a seguir adelante.
¿En qué momento se me cruzó por la cabeza que podía engañarme con otra mujer?
Cuando comenzó a comportarse extraño.
¿Por qué lo hizo?
— Llegamos. —anuncia Kim Tae-hyung, sacándome de mis pensamientos.
Agito la cabeza para despejar mi mente y me dedico a mirar hacia afuera. No sé dónde estoy y no puse atención en el camino hacia acá, pero distingo que no es un barrio rico. Tae-hyung se baja del auto y trota hasta mi puerta para ayudarme a bajar, y cuando me deja sobre el suelo puedo obtener un mejor panorama del lugar.
Es un barrio residencial común y corriente que está ubicado sobre un pequeño cerro, y en la cima hay una vista espectacular de la ciudad de Seúl. Los cientos de edificios y casas se ven diminutas e insignificantes desde aquí, y el hecho de que el cielo comience a ponerse anaranjado por el atardecer lo hace aún más mágico.
— Antes de debutar vivía por aquí cerca —murmura mientras avanza hacia una baranda que protege el camino de un pequeño precipicio— y a veces venía a este lugar a pensar o imaginar cuánto cambiaría mi vida cuando me volviera famoso. O, a veces, sólo a admirar la belleza del paisaje.
Me acerco hacia él y me pongo a su lado, apoyando mis manos en la barra metálica. Cierro mis ojos, disfrutando del viento primaveral que me acaricia el rostro. El ambiente realmente es muy tranquilo.
Y entonces me imagino a un Kim Tae-hyung adolescente, de pie donde mismo está ahora, con otro peinado, una altura más baja y un rostro más aniñado, mirando hacia el horizonte con los ojos brillantes, justo como ahora, y soñando con un mejor futuro, uno en el que sería famoso. Aunque probablemente, nunca se imaginó la fama que llegaría a alcanzar realmente. No conozco mucho a Kim Tae-hyung, pero podría apostar a que aquel chiquillo hubiese delirado de la emoción y hubiese sonreído de oreja a oreja.
Y por un momento pienso en mí. No llegaré a ser ni la mitad de famosa, pero ¿qué haré entonces? ¿Cuánto cambiará mi vida si tengo éxito?
Me giro hacia Tae-hyung para agradecerle por haberme mostrado este lugar, porque sé que es algo bastante personal, pero veo que se está alejando en dirección a su auto.
— ¿Ocurre algo? —pregunto desde mi lugar.
Cuando se gira a verme su rostro está impasible, como tantas otras veces, pero ahora puedo sentir cierto grado de frialdad que me hace doler ligeramente el corazón. Abre la puerta para entrar.
— Creo que sería mejor que volviéramos a casa. —y se sube.
Me quedo unos segundos sin entender qué ha pasado, sin saber por qué de pronto su actitud cambió de manera tan drástica, y sobretodo, sin saber por qué se ha dado media vuelta y me ha dejado aquí siendo que siempre me carga al bajarme y subirme al auto.
Alejo los pensamientos de mí. No puedo esperar a que siempre me ande trayendo en brazos. Y quizás hasta lo olvidó. Así que intento dibujar una pequeña sonrisa en mis labios, a pesar de que mi corazón duele un poco, y me pongo en camino hacia el auto.
— ¿Está todo bien, Tae-hyung? —pregunto una vez que estoy dentro.
Tiene la cabeza gacha porque está mirando algo en su celular y ni siquiera me mira cuando le hablo. Por un momento me hace creer que no me ha puesto atención.
— Sólo no dejas de sorprenderme, Moon. —susurra de repente, dejando de lado su celular y poniendo el auto en marcha.
Holis!
It's me, again
Siento la demora en la publicación del capítulo y siento el lemon kk que escribí, pero es que realmente me costó mucho escribir todo :(((((
Pregunta: ¿no les parece conocida la última escena?
(Pista: Imposible capítulo 5, historia de Min Yoongi jiji)
Ojalá no les de cringe mi manera de escribir de antes jeje
Les quiere <3
-Nini
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