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Capítulo 11

— ¡Ya estoy en casa, cariño! —escucho a Seo-hyuk anunciando su propia llegada.

Trago saliva, mirando a Kim Tae-hyung, quien también me mira, con los ojos muy abiertos. ¿Qué se supone que hace Bae Seo-hyuk en casa a esta hora? No debería llegar en, por lo menos, dos horas.

Me abrazo a mí misma cuando siento que el cuerpo me comienza a tiritar y me alejo de Tae-hyung cuando intenta acercarse a mí para darme contención. Tengo claro que en este momento todo se irá a la mierda.

Y en verdad, es algo que debería haber ocurrido antes, el hecho de que Seo-hyuk y yo terminemos nuestra relación, pero era algo que estaba aplazando. Quizás porque soy muy cobarde como para afrontar la ruptura de esta relación de años.

— Llegué antes porque el edificio de la empresa comenzó a colapsar con la lluvia. —comentó, todavía hablando solo.

A los pocos segundos la cabeza de Seo-hyuk se asoma por el marco de la puerta de la cocina, primero sonriendo, aunque aquella sonrisa desaparece rápidamente al verme acompañada. Da un paso hacia adentro, con el ceño ligeramente fruncido, y comienza a pasear sus ojos entre Tae-hyung y yo.

Por un momento los tres nos quedamos en silencio. Kim Tae-hyung, porque realmente no tiene nada que decir, yo porque no sé qué decir y no sé qué estará pasando por la cabeza de Bae Seo-hyuk.

El hervidor que está detrás de mí suena, indicando que el agua ya está lista, pero no me atrevo a moverme, sobretodo porque en este momento Seo-hyuk ha comenzado a mirar fijamente a Tae-hyung. Él sabe desde un principio que somos compañeros de trabajo, e incluso alguna vez, cuando recién me anunciaron que yo había sido la elegida para el papel, había bromado conque aquel chico le quitaría la novia, así que, teniendo eso en cuenta, puedo imaginarme lo que está pensando en este momento. Lo cual, tampoco está muy alejado de la realidad.

Kim Tae-hyung y yo nos besamos, y luego tuvimos sexo en mi propia cama, pero aún así mi corazón no quiere soltar a Seo-hyuk.

— Sabía que estabas rara desde hace un tiempo —comienza mi novio y al mismo tiempo la cara se le comienza a poner roja—, pero ¿esto, Moon?

No respondo nada. No tengo nada que decir. Me ha pillado y no voy a inventar excusas.

El cuerpo tenso de Kim Tae-hyung se acerca levemente hacia mí. El chico se mantiene mirando el piso, con las manos entrelazadas frente a su cuerpo.

— ¿Cómo es que te importó tan poco nuestra relación? —continua, soltando de repente una risa amarga— No puedo creerlo, al parecer todo te vale mierda.

Me mantengo mirándolo a los ojos, en silencio, y noto que los suyos están cristalizados, pero no sé si es por tristeza o rabia. Apostaría más a la última.

— ¡Responde algo, perra! —grita Seo-hyuk de repente, haciéndome sobresaltar.

— ¡¿Qué te pasa, imbécil?! —salta Tae-hyung a mi lado, poniéndose frente a mí para protegerme.

— ¡Tú no te metas!

Pero yo no necesito que nadie me proteja, puedo y necesito afrontar mis problemas sola. Pongo la mano sobre el hombro de Tae-hyung y le hago un gesto para hacerle entender que me deje las cosas a mí, todo bajo la mirada furiosa de Seo-hyuk. El castaño se hace a un lado y yo doy un paso al frente.

De pronto, el olor a perfume dulce me inunda las fosas nasales y siento cómo la sangre comienza a hervirme. Hice algo malo, pero no fui la única en la relación. Miro fijamente a Seo-hyuk, que sigue gritando cosas que no estoy escuchando, pero que hacen que Tae-hyung apriete los puños a mi lado.

— Te engañé, Seo-hyuk, pero tú también lo hiciste. —respondo con calma— Esto no se trata de quién engañó a quién primero, pero al menos yo no inventaré excusas.

Se queda callado y me mira con el ceño aún más fruncido.

— ¿De qué estás hablando?

Eso parece ser la gota de rebalsa el vaso.

¿Cómo es que no es capaz de reconocerlo?

— ¿Cómo que de qué estoy hablando? —respondo apresuradamente. De pronto el corazón ha comenzado a latirme muy fuerte— ¡¿Por qué no lo aceptas si ya lo sé?!

Se queda callado y los con los ojos muy abiertos.

— ¿Crees que soy estúpida? —continúo— Cada día llegas con olor a mujer e incluso dices el nombre de la secretaria esa cuando duermes. —me acerco un par de pasos más— ¿Hace cuánto no me tocas, Seo-hyuk? —susurro, pero sé que Tae-hyung puede escuchar todo, puesto que la cocina es pequeña— Al parecer has estado muy ocupado follándote a esa zorra.

El rostro de mi novio se desfigura con cada palabra que pronuncio y está a punto de acercarse más hacia mí, pero la mano de Tae-hyung, que se ha puesto detrás de mí, lo detiene por el hombro. Con la respiración agitada, Seo-hyuk me mira consternado.

— Moon —pronuncia con cuidado—, la secretaria esa que dices tú es hija de la prima de mi madre. Somos familiares. ¿Cómo crees que sería tan enfermo? —niega con la cabeza frenéticamente— Yo no soy como tú, yo respeto esta relación.

La verdad parece caerme como un balde de agua fría. Me quedo en silencio, sin ninguna expresión, mirándolo fijamente. Ahora sí que no tengo nada más que decir.

— La única zorra aquí eres tú. —susurra, acercando su cabeza a la altura de mi rostro.

De pronto su cuerpo es obligado a retroceder un par de pasos porque Kim Tae-hyung le ha pegado un empujón.

— Suficiente, no soportaré que la sigas tratando mal.

Me toma por la cintura y me ayuda a caminar hacia afuera de la cocina. Camino más rápido de lo que lo haría sola gracias a la bota ortopédica. Me guía hasta la habitación, donde debajo de la cama todavía reposa mi maleta a medio hacer.

— Guarda tus cosas, Moon. Te sacaré de aquí.

Sunbae... —susurro.

— Moon —me interrumpe—, no dejaré que te siga tratando mal. Te irás conmigo ahora.

Asiento con la cabeza y saco la maleta a medio armar para continuar guardando mis cosas. No tengo cuidado en que la ropa quede ordenada, sino que sólo la tiro dentro. Saco otro bolso y guardo todos mis zapatos. Y, finalmente, en otro bolso guardo las cosas sobrantes que son importantes para mí.

Tae-hyung se acerca a mí y toma los bolsos junto con la maleta. Me toma suavemente por el hombro y caminamos de vuelta la sala.

En este momento no soy capaz de procesar todo lo que está ocurriendo.

Seo-hyuk sigue de pie en el mismo lugar donde lo había dejado Tae-hyung, y cuando nos ve aparecer no dice nada. Únicamente me mira a mí, con unos ojos llenos de resentimiento.

— Me iré. —le aviso— Quédate con todos los muebles de mierda y ten. —le devuelvo el anillo de compromiso que hasta ese momento todavía llevaba en el dedo.

Salgo acompañada de Kim Tae-hyung, que sé que le dedica una mirada asesina antes de irse, y cuando ya han pasado varios minutos y nos encontramos en su auto en dirección a su apartamento, mis ojos se llenan de lágrimas. Sólo puedo pensar en todos los momentos felices que tuve junto a Seo-hyuk, todas las cosas que hicimos juntos, nuestras primeras y mejores veces haciendo algo.

Me dedico a mirar por la ventana cuando mis lágrimas no aguantan más en mis ojos y comienzan a resbalar por mis mejillas. Miro hacia afuera sin ver realmente, porque lo único que veo es un recuerdo que mi mente repite una y otra vez.

Aquel recuerdo en el que me reencontré con Bae Seo-hyuk después de tantos años. Cuando yo había ido a visitar a mis padres para darles la noticia de que iba a poder estudiar actuación después de haber sido rechazada un par de veces en la universidad. Tenía que, además de rendir la prueba de admisión, aprobar una audición. Estaba tan contenta, que había comprado un pastel y había tomado el tren para viajar desde Seúl a casa de mis padres que queda en las afueras de la ciudad, y no me había dado cuenta cuando, por no ver realmente por donde caminaba, había tropezado con un chico mucho más alto que yo y que, por suerte, había alcanzado a agarrarme antes de caer, por lo que el pastel quedó intacto.

Cuando miré hacia arriba vi el mismo rostro del chico que había sido mi amigo toda la vida, pero esta vez convertido en un hombre. Tenía el mentón más definido y el cabello peinado de una manera bastante elegante.

Me quedé sin habla por un momento, admirando en lo que se había convertido, por lo que quedé como estúpida cuando tuvo que repetirme más de una vez si me encontraba bien. Bae Seo-hyuk no me había reconocido en aquel momento, quizás porque mi rostro también había cambiado, había aprendido a maquillarme mejor, y, pese a ser muy delgada, mi cuerpo era ya el de una mujer. Pero cuando Park Sun-hee apareció detrás de nosotros, porque yo la había invitado a celebrar, la expresión de Seo-hyuk cambió repentinamente. Me había mirado de arriba hacia abajo como si estuviese impresionado y luego me hizo una reverencia al mismo tiempo que el rostro se le ponía completamente rojo.

Más tarde, cuando había salido sola de casa de mis padres para recorrer el barrio en un momento en que Sun-hee había pasado a la casa de los suyos, me encontré con él nuevamente, que de una manera muy poco casual estaba parado en la acera del frente. Y me acerqué, a pesar de que su presencia me ponía nerviosa, algo que nunca había ocurrido en años anteriores, y cuando llevábamos un buen rato conversando me invitó a tomar algo en la noche.

El pueblo donde viven mis padres es pequeño, por lo que hay un supermercado grande, tres farmacias y un bar. Ese fue el bar al que fuimos juntos y en el que el dueño nos miró curiosamente toda la noche, pues nos conocía de niños, sabía que habíamos sido amigos, y en ese momento nos estaba viendo de manera diferente.

Aquella fue una noche normal, pero Bae Seo-hyuk me hizo sentir especial con cada mirada que me dedicó.

— Ya hemos llegado. —la voz de Kim Tae-hyung interrumpe mis pensamientos.

Me limpio las lágrimas rápidamente y me bajo del auto. Estamos en un estacionamiento subterráneo lleno de autos de lujo. Ni siquiera me fijé en el camino, por lo que no sé en qué barrio estoy exactamente. Cuando Tae-hyung saca mis cosas del maletero del auto caminamos hasta un elevador, donde presiona el botón seis.

No me sorprendo al ver que cuando se abren las puertas del ascensor hay solo una puerta de madera. Es la única que hay en todo el piso. Tampoco me sorprendo cuando veo que la sala, lo primero que encuentro cuando Tae-hyung abre la puerta, es por los menos tres veces más grande que la sala del apartamento donde vivía con Seo-hyuk. Y que, al igual que la sala, todo es excesivamente grande.

— Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. —ofrece, dejando mi maleta y bolsos en el reluciente piso de madera oscura.

— Realmente no quisiera molestar, sunbae. Buscaré un lugar para quedarme y me iré pronto.

Se posiciona frente a mí y me agarra suavemente del mentón para que le mire a los ojos. Su rostro, por alguna razón, se ha tornado impasible, al igual que cuando no nos conocíamos tanto y me hablaba desde la frialdad.

— Moon, quédate. Realmente no uso mucho este lugar y no le vendría mal un poco de vida.

Me quedo en silencio, mirándolo, pero no puedo evitar que las lágrimas comiencen a salir nuevamente. Desde que dejé mi casa que tengo un nudo en la garganta y el estómago revuelto.

Su expresión se suaviza y me acaricia la mejilla con la yema de sus dedos.

— Sé que probablemente quieras estar sola, y lo entiendo. Así que quiero que sepas que el hecho de que te quedes aquí no significa nada, no tienes que sentirte obligada a estar en una relación conmigo ni nada por el estilo. —hace una pequeña pausa— Aunque, de todas maneras, mi sentimientos por ti no cambiarán.

Cierro los ojos al sentir más lágrimas cayendo y sé que estoy haciendo un pequeño puchero con los labios. Me zafo de su agarre, pero para rodearlo con mis brazos y esconder mi rostro en su pecho. El latir de su corazón hace que todo se me olvide por un momento y cuando me abraza de vuelta me siento mínimamente reconfortada.

— Por favor, no me dejes sola. —pido, con la cabeza escondida en su ropa.

Y pido eso porque sé que si él se va yo continuaré pensando en Bae Seo-hyuk, recordando todas las cosas que hicimos en algún momento y en cómo fui lo suficientemente estúpida para arruinar todo.

Una de las manos de Kim Tae-hyung me acaricia la cabeza.

— No te dejaré, Moon. 

· · • • • ✤ • • • · ·

Luego de enseñarme el apartamento completo y pedir que me sienta como en casa, me dedico a acomodar la poca cantidad de ropa en el espacioso armario de la habitación de visitas, la cual es una habitación bastante grande, tiene una cama matrimonial y varios muebles de madera oscura que combinan con el suelo.

La lluvia sigue cayendo de manera torrencial y hace unos momentos atrás había comenzado una tormenta eléctrica, por lo que el cielo se ve completamente gris, al igual que mi corazón.

Unos golpes en la puerta me hacen sobresaltar y al instante entra Tae-hyung. Después de que lloré frente a él, había cambiado totalmente su actitud, se había mostrado preocupado por mí e incluso se había ofrecido a prepararme una infusión que me ayudaría a calmarme y sentirme mejor. Eso es lo que trae ahora en las manos. Se acerca hasta mí y me tiende la taza de porcelana extremadamente cara.

— Pediré cena, ¿qué quieres comer? —pregunta cuando doy el primer sorbo.

Me encojo de hombros.

— En realidad, no tengo apetito.

Hace una mueca extraña con los labios y mira el suelo por un momento.

— Por favor, Moon, déjame cuidarte.

Suelto un suspiro antes de volver a dar un sorbo a la taza y decido hacer un esfuerzo, a pesar de tener sólo ganas de vomitar, sólo para no hacerlo sentir mal.

— Está bien. —acepto— Comeré lo que tú quieras comer.

Mira un momento hacia el techo.

— ¿Te gusta la comida italiana?

Asiento con la cabeza. Aunque en realidad no se me apetece comer absolutamente nada, siento que el estómago me ruge al imaginarme un plato de pasta.

Kim Tae-hyung me regala una pequeña sonrisa y me indica que vayamos hacia la sala, donde me hace sentarme sobre el sofá con mi pierna herida sobre la mesa de café.

— Por ahora es importante que reposes, ¿sí? No volverás al set hasta que te quiten eso. —señala mi bota ortopédica.

Asiento con pesadez y me quedo sentada mientras saca su celular para hacer el pedido. Como realmente no tengo nada más que hacer, me dedico a mirar a mi alrededor, y mis ojos caen sobre un sobre color blanco hueso que está sobre la mesa de café, justo a un lado de mi pie, y que por alguna razón me llama bastante la atención. Veo a Tae-hyung concentrado tecleando en su teléfono, así que no dudo en acercarme y tomarlo, sólo por curiosidad.

"Han Mi-suk

y

Min Yoon-gi

Lo invitan a su boda

No tengo que seguir leyendo más. El nombre de Han Mi-suk resuena en mi cabeza y recuerdo aquella vez que encontré su perfil en Instagram. Había estado en lo correcto cuando pensé que era la prometida del amigo de Kim Tae-hyung, pero todavía me causa intriga el porqué la vez que la mencioné, Tae-hyung pareció molestarse.

¿Se llevarán mal? Me pregunto por segunda vez. Quizás lo hacen y sólo ha sido invitado a la boda por ser amigo cercano del novio. Es una pena cuando los amigos de tu novio no te agradan.

— Todo listo. —anuncia Tae-hyung, todavía sin mirarme— Llegará en veinte minutos.

— ¿Irás a una boda? —pregunto, alzando el sobre que tengo en la mano.

En parte lo hago porque me da curiosidad y porque de esa manera pienso menos en Bae Seo-hyuk.

Los ojos de Tae-hyung viajan hacia el sobre y se queda un momento en silencio. Aunque no lo demuestra, creo que se ha molestado, pero sólo me regala una sonrisa que realmente no llega a sus ojos y se acerca a mí para sentarse a mi lado.

— Qué chica curiosa. —toma el sobre en mis manos y lo abre para leerlo.

Su rostro nuevamente se ha vuelto impasible, lo que me hace pensar que fui demasiado imprudente.

— Lo siento, no quise...

— ¡Oh, no! —me interrumpe— Me preguntaba si, sólo si quieres en realidad, te gustaría ir conmigo. Puedo llevar una pareja.

Su invitación me toma por sorpresa, por lo que me quedo un momento en blanco. Hace un par de horas me dejó en claro que no es necesario que esté con él de manera amorosa, por lo que quizás me está invitando como una amiga.

Quizás eso no estaría mal para mí.

— Claro. —respondo después de unos segundos de silencio— Iré contigo.

Me regala nuevamente una sonrisa que no llega a sus ojos y deja el sobre en otro mueble, un poco alejado del sofá, dándome la sensación de que no quiere que vuelva a tomarlo. Así que me quedo en mi lugar, mirando hacia la nada, hasta que llega la comida y Tae-hyung trae mi plato para ponerlo sobre mis piernas.

Como no aparento tener mucho apetito, decide tomar el plato él y darme la comida en la boca, lo que provoca que nuevamente se me forme un nudo en la garganta y se me dificulte tragar con normalidad. Quizás estoy destinada a recordar a Seo-hyuk con cualquier cosa y esa es mi paga por haberlo engañado.

Cuando terminamos de cenar, Tae-hyung sugiere que me vaya a dormir y me asegura que él también lo hará. Me encierro en la habitación de invitados y me pongo el pijama, pero al cabo de un par de horas sólo consigo dar vueltas sobre la cama con los ojos abiertos como platos en la oscuridad, porque cada vez que los cierro veo el rostro de mi exnovio.

Después de pensarlo varios minutos, me levanto de la cama y salgo de la habitación. El apartamento está oscuro, únicamente iluminado con las luces de la calle. No sé exactamente qué hora es, pero camino silenciosamente hasta la habitación que Tae-hyung me había mencionado que era la suya y toco un par de veces la puerta. Entro con cuidado cuando recibo una respuesta adormilada. Kim Tae-hyung me mira con los ojos levemente hinchados a través de la oscuridad. Su cabello alborotado por culpa de haber tenido la cabeza apoyada en la almohada me inspira ternura.

— ¿Puedo dormir contigo esta noche? —pregunto, casi susurrando. En parte porque todo está en total silencio y porque me da un poco de vergüenza preguntar eso.

Se incorpora levemente en la cama y la abre para que yo me meta dentro. Me acerco en silencio y me recuesto a su lado, manteniendo una distancia ridícula teniendo en cuenta de que hace un par de días atrás tuvimos sexo. Me quedo mirando el techo, aunque sé que él me mira fijamente.

— Creo que la infusión no te ayudó. —comenta, un poco divertido.

La molestia que había provocado yo al haber tomado la invitación a la boda de su amigo había desaparecido a la hora de la cena.

Giro mi cabeza para mirarlo y sólo le sonrío. Por un momento nadie dice nada.

— ¿Puedo abrazarte? —pregunta de repente.

Asiento casi sin pensarlo. Mi cuerpo en este momento añora contacto físico como si fuera el único método de consolación ante la tristeza que está sintiendo mi corazón.

Tae-hyung se arrastra hasta mí y me rodea con uno de sus brazos, pasándolo por mi cintura. Apoya su nariz en mi sien y siento que respira el aroma de mi cabello.

Por algún motivo la situación se me hace tierna, teniendo en cuenta que la vez anterior que estuvimos en una cama lo tenía sobre mí moviéndose de manera salvaje. Cierro los ojos, disfrutando del calor que me transmite su cuerpo y siento cómo poco a poco comienzo a relajarme.

— Voy a cuidarte, Moon. —lo escucho susurrar antes de quedarme dormida. 

Siento la tardanza! No tenía muchos ánimos de escribir, pero ya me siento mejor 

Espero que hayan disfrutado del capítulo!

¿Qué opinan de lo que pasó con Seo-hyuk? ¿Y qué opinan de la actitud de Tae?

Por favor, no olviden votar

Les quiere <3

-Nini

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