Capítulo 10
Mis ojos están fijos en la pared, pero en realidad no estoy viendo nada en específico. Estoy mirando, pero no observando. De mi cabeza no puede salir Kim Tae-hyung y lo que hicimos hace unos días, en la mañana, como si no fuésemos más que dos adolescente que por primera vez se quedan solos en casa de sus padres y no pueden esperar más para comenzar a tocarse. Sólo que no somos adolescentes, ambos somos adultos que saben lo que hacen. Y estoy comprometida con Bae Seo-hyuk porque todavía no he tenido la valentía para terminar con él.
Al parecer el recuerdo de Tae-hyung dándome placer sobre la misma cama donde estoy sentada es muy fuerte, tanto como para hacer que me olvide a ratos de que Seo-hyuk también está poniéndome los cuernos. O era lo suficientemente fuerte, porque hace unos veinte minutos que ya ha llegado mi prometido y lo único que siento en el ambiente es tensión y el asqueroso olor dulce de aquel perfume de la secretaria. Y en mi cabeza hay una mezcla de sensaciones, siendo las que más predominan la lujuria y la rabia.
Pero no puedo hacer nada más que esperar a que Seo-hyuk confiese, dado que yo tampoco me he atrevido a hacerlo.
— Creo que ya me dormiré, cariño. —comenta cuando entra a la habitación, rascándose la nuca.
Se le ve bastante adormilado, bastante más de lo común, y me pregunto si es que anduvo haciendo algo más aparte de trabajar. Algo más como tener sexo con alguien, o algo así. Siento que me hierve la sangre cuando lo veo dejarse caer sobre el colchón y acurrucarse dándome la espalda.
Ya no dormimos abrazados como antes.
Lo observo hasta que su respiración se hace más profunda y sé que se ha dormido. Cuando apenas regresé Seo-hyuk era el mismo novio atento de siempre, pero con el pasar de los días fue como si su interés en mí se fuese apagando. Y no es que me guste recibir atención todo el tiempo, sino que hay muchas cosas que no puedo hacer completamente sola por culpa de mi tobillo lesionado. Una de esas cosas es ponerme pijama.
Con dificultad me levanto y comienzo a quitarme la ropa para al fin descansar. Cuando estoy poniéndome la camiseta siento mi celular vibrar sobre la mesa de noche. Me siento en la cama y estiro mi mano hacia él.
"Te extraño, ¿cuándo nos veremos de nuevo?"
Giro levemente mi cabeza para mirar a Seo-hyuk, quien sigue profundamente dormido, y comienzo a teclear una respuesta. El número de Kim Tae-hyung sigue sin agendar, pues no quiero arriesgarme a que mi prometido lo encuentre de casualidad en mis contactos, y su chat permanece archivado para que no se vea cada vez que abro la aplicación de mensajería.
Me convertí totalmente en lo que aborrecía: una infiel. Y por una razón no puedo desligarme de Bae Seo-hyuk, como si mi mente no me lo permitiese y me obligase a mantenerme a su lado, aun sabiendo que ambos tenemos a alguien más.
"Ven a recogerme mañana"
Mi respuesta es corta, pero insinúa muchas cosas. Sin embargo, tengo algo en mente y no pienso revelárselo a Tae-hyung hasta mañana cuando nos veamos.
Después de varios días lo veré. Un cosquilleo aparece en mi estómago y me siento nuevamente como una adolescente. Y es que el efecto de Kim Tae-hyung sobre mí es ese, a pesar de no ser el hombre más romántico, ser bastante serio e inspirarme un poco de miedo al no saber si realmente es un psicópata que me persigue en su auto.
Vuelvo a dejar el celular sobre la mesa de noche y me acomodo para dormir, mirando hacia el lado contrario a Bae-suk e intentando tocarle lo menos posible. Trago saliva, pensando en qué fue lo que nos ocurrió realmente para llegar al punto en el que estamos. ¿Cómo es que, si nos amábamos tanto, terminamos poniéndole los cuernos el uno al otro?
Justificaría mis acciones respaldándome en que él lo hizo primero, pero es lo más inmaduro que podría hacer. Además, me había prometido no hacer lo mismo, pero terminé cayendo en la tentación de todas formas. Aquella tentación de cabello rizado y ojos penetrantes llamada Kim Tae-hyung.
— ¿Oh Yang-mi? —la voz de Seo-hyuk me hace sobresaltar.
Oh Yang-mi. Esa es la chica que estuvo durmiendo sobre mi sofá hace un par de noches. ¿Por qué mi prometido está murmurando su nombre estando dormido? Cierro los ojos, intentando conciliar el sueño, pero el simple hecho de haber escuchado eso me irrita.
Decidida, tomo mi almohada y una manta y me voy en dirección a la sala para dormir en el sofá. Si la chica pudo dormir cómodamente ahí, ¿por qué yo no?
· · • • • ✤ • • • · ·
— ¿Estás segura de que quieres ir? —me pregunta Tae-hyung mientras conduce su auto— Deberías tener reposo...
— Segurísima. —afirmo.
Nos quedamos un momento en silencio, hasta que Tae-hyung se detiene a media cuadra de distancia del lugar a donde iremos. Me le quedo mirando sin entender.
— Deberíamos llegar separados para que nadie sospeche de nosotros. —me explica.
Asiento con cabeza al momento que mi boca se abre ligeramente. Claro. Después de todo, Kim Tae-hyung es una persona famosísima que no debería arriesgarse a ser visto con junto a alguien porque la gente podría esparcir rumores, y yo... Y yo estoy comprometida con alguien más.
Abro la puerta del auto para bajarme, pero la mano de Tae-hyung me detiene, como si eso fuera una costumbre ya.
— Dame un beso antes de irte. —sus ojos me miran brillantes.
Mi corazón se acelera violentamente, sintiendo como si tuviese trece años y recién fuese a dar mi primer beso, a pesar de ya haber dado varios, y que entre esos varios esté incluido también Kim Tae-hyung. Porque ese es el efecto que provoca en mí y de alguna forma eso está comenzando a ponerme en alerta.
Porque no debería, no es correcto. No debería estar sintiendo más que calentura por él, porque la noche después de que tuvimos sexo, mientras intentaba conciliar el sueño, era lo que me había prometido a mí misma, porque sigo creyendo que mi corazón está ligado de alguna manera a Bae Seo-hyuk, aunque estemos cada día más distantes el uno del otro.
Cierro la puerta por precaución y me acomodo el cabello antes de acercarme lentamente a sus labios tibios, que me reciben gustosos, con la intención de darle un beso corto, de esos como los que le das a tu novio cuando te despides rápido y no tienes tiempo de algo más. Pero su mano acercándome a él desde la nuca hace que cada vez se vuelva más intenso y que nuestras respiraciones se vuelvan un poco más pesadas. Llevo mis manos a su pecho con la intención de alejarlo, pero, cuando siento sus dedos acariciando mi pierna cubierta únicamente por una media negra, siento mi cuerpo comenzar a arder y agarro su chaqueta en dos puños para acercarlo aún más a mí.
— ¿Y si mejor vamos a mi casa? —susurra contra mi piel cuando comienza a darme besos húmedos en el cuello.
Suelto un suspiro tembloroso al imaginarlo nuevamente sobre mí, moviéndose de esa manera tan salvaje, y los músculos de mi vientre se contraen, haciéndome apretar los muslos. Muslos que en este mismo momento están siendo apretados por la mano de Tae-hyung, subiendo mi falda negra tableada cada vez más. Y la idea me parece tentadora, sobretodo porque últimamente mi cuerpo no ha estado recibiendo la atención que solía con Seo-hyuk.
— Debes trabajar hoy.
— Esa falda que traes me está volviendo loco. —me muerde suavemente, a lo que suelto un jadeo.
— Vamos. —insisto.
Con pesar, lo alejo de mi cuerpo, y antes de bajarme me encargo de retocarme el brillo labial que se había corrido gracias a los labios salvajes de Kim Tae-hyung, porque, aunque lleve cubrebocas, nadie sabe si tendré que quitármelo. Abro la puerta bajo la atenta mirada del chico a mi lado y salgo sin decir nada más.
Espero a que el auto arranque para comenzar a caminar con un poco de dificultad. Sólo debo llevar la bota ortopédica una semana más y agradezco ya haber dejado de sentir dolor.
Después de un par de minutos llego al set de hoy: un campus universitario. Me muevo lentamente hasta el sector donde están montadas las cámaras y las luces, pero me quedo de pie a un par de metros, viendo a Kim Tae-hyung llegar por otro lado y con un andar despreocupado, ignorándome completamente.
¿Por qué me siento mal?
— ¿Seo Moon-ssi? —una voz suave detrás de mí me hace sobresaltar.
Me giro, encontrándome a una chica bastante pequeña. Jin-seo me mira de arriba hacia abajo y se detiene en mi bota ortopédica.
— Supe que te habías torcido el tobillo. —estira su mano hacia mí para ayudarme a caminar, lo que no dudo en aceptar y comenzamos a dirigirnos hacia donde están todos— ¿Qué haces aquí, de todas formas? Deberías estar en casa descansando.
Suelto un suspiro cuando llegamos a una silla de plástico destinada al equipo y me siento en ella.
— Estaba volviéndome loca ahí encerrada, así que decidí venir, aunque no pueda trabajar.
Me mira con los labios fruncidos, expresión que la hace ver sumamente tierna.
— No deberías. —se acomoda los grandes lentes redondos— Quizás si necesitabas compañía podrías haberme llamado. —el tono de voz seguro que había estado empleando hasta ahora comienza a desvanecerse al terminar la frase.
No puedo ocultar mi sorpresa, lo que aparentemente la hace poner más nerviosa y fija sus ojos en el suelo.
Por un momento me quedo sin saber qué hacer, pero reacciono y busco mi celular en mi bolso, se lo tiendo.
— No tengo tu número, pero te llamaré a la próxima si me lo das.
Su mano pequeña lo acepta y teclea sobre la pantalla. Después de eso nos quedamos un momento en silencio, lo que no me parece incómodo porque cuando todo el mundo me ha odiado en este lugar ella es la única que me ha dado palabras de apoyo. Y eso lo valoro demasiado.
— Oye —dice de repente—, ¿y qué ha pasado con la persona del auto negro?
Formo una línea con mis labios. Supiera todas las cosas que me han pasado y que realmente no he podido decirle porque me tenía que pasar toda la tarde con Tae-hyung.
— Bueno, me torcí el tobillo escapando de él. —me encojo de hombros.
Y el hecho de revelar lo sucedido me hace sentir un peso menos encima, porque me sentí en confianza de decirlo puesto que ella es la única que sabe lo que me ocurre con aquel auto negro.
Sus ojos se abren un poco, demostrando lo impresionada que está.
— ¿Qué? —niega con la cabeza e inmediatamente cambia de tema— ¿Sabes? He visto ese auto todos los días, aquí donde estamos grabando.
Trago saliva y mi corazón se acelera. Es la primera oportunidad que tengo para demostrarme a mí misma que aquel loco no es Kim Tae-hyung.
— ¿Y lo viste hoy?
— Sí.
Suelto el aire que tengo acumulado en los pulmones y me siento mucho más relajada.
— Espera, no. Eso fue ayer.
Un jadeo sale de mis labios. Busco a Tae-hyung con la mirada y lo veo conversando con Don Seung, el otro chico que forma el trío amoroso del drama, se le ve bastante serio, de la misma manera en la que siempre me habla a mí. Su mirada se desvía del rostro del chico y por un momento se encuentra con la mía. Me estremezco de sólo pensar que es él la persona que va dentro del auto negro.
Y no puedo evitar sentirme estúpida. ¿Por qué, si ya tenía mis sospechas, lo besé? Y no sólo eso, sino que también me acosté con él.
Porque es como un imán. Me siento constantemente atraída hacia él, como si no pudiese evitarlo. Como si el hecho de que sea un potencial psicópata no sea razón suficiente para aborrecerle más de lo que hacía antes, cuando todavía no nos conocíamos. Como si eso no fuese suficiente para mantenerme alejada de él.
Es más, pareciera que le atrae más a mi subconsciente.
Alejo mi mirada de la suya al instante, lo que en mi cabeza parecieron minutos, y me concentro nuevamente en Jin-seo.
— Escucha —continúa—, podemos buscar la forma de que lo atrapen. No quiero que esto siga ocurriéndote, no es bueno.
— ¿Y cómo haremos eso?
Un ruido estruendoso interrumpe a la chica que acaba de abrir la boca para hablar. Busco con la mirada lo que está ocasionándolo y me doy cuenta de que es un chico que está gritando. Se acerca al set caminando de una manera bastante agraciada y da la sensación de que es más liviano que una pluma.
Y cómo no, si es uno de los chicos más delgados que he visto en mi vida. El pantalón negro que trae se le ciñe perfectamente a las piernas que, a pesar de ser bastante delgadas, se ven trabajadas, y viste un abrigo negro encima de una camisa blanca. Su cabello oscuro se balancea al ritmo de sus pasos y me quedo un momento hipnotizada mirándolo.
— ¡Ya vine, corazón! —exclama, levantando los brazos.
Busco entre la gente a la chica con la que está hablando, pero lo único que veo son caras confundidas.
El chico se acerca aún más y se detiene frente a Kim Tae-hyung, y no duda en abrazarlo efusivamente.
Así que son amigos.
Tae-hyung se aparta un poco avergonzado, pero con una gran sonrisa en los labios.
— No puede ser. —escucho que Jin-seo ahoga un gemido a mi lado.
— ¿Qué? —pregunto sin apartar mi vista de la escena.
— Es Park Ji-min. Siento que voy a tener un infarto, debo ir al baño.
Y se aleja sin decir nada más ni esperar una respuesta de mi parte.
Park Ji-min. Por supuesto que sé quién es Park Ji-min, pero acostumbro a verlo con el cabello teñido de rubio y sin cubrebocas. Probablemente, si me lo hubiese encontrado frente a frente en la calle, no lo hubiese reconocido nunca.
Me quedo mirando cómo conversan animadamente bajo la mirada curiosa de sólo algunas personas, incluyéndome, porque el resto parece retomar sus actividades como si nada hubiera pasado. Y al rato veo a otro chico acercarse. Es más alto, también de cabello oscuro, pero más corto, viste jeans negros ajustados y chaqueta negra, detrás suyo viene un pequeño camión de café de esos que le llevan a los actores famosos cuando están rodando un drama.
Y sé que el camión es para Kim Tae-hyung, pues es el único famoso en el electo. Don Seung y yo estamos recién debutando.
— Sé que es algo tarde, pero trajimos esto para ti, hyung. —comenta el chico más alto con una sonrisa.
Y sé, aunque no puedo verle todo el rostro, quién es él.
— Gracias, Kookie. —responde Tae-hyung, poniendo sus manos sobre los hombros del más alto.
De repente, Park Ji-min comienza a mirar a su alrededor, seguramente buscando a la persona que le mira tan fijamente, y sus ojos dan con los míos. Me dedica una mirada curiosa y luego sus ojos desaparecen cuando me sonríe de una manera que podría hacer suspirar a cualquier chica, incluyéndome. Le dice algo al oído a Tae-hyung y, a pesar de que este comienza a negar con la cabeza, emprende camino hacia mí, siendo seguido por los otros dos.
— Hola. —dice cuando llega frente a mí— Soy Park Ji-min.
— Seo Moon. —respondo con un asentimiento de cabeza.
— Así que tú eres la compañera de Tae. —sus ojos me miran de arriba hacia abajo.
Quito la mirada hacia el lado, sintiendo que mis mejillas comienzan a ponerse rojas. Algo bastante extraño, pues casi nunca me pasa. De reojo veo a Kim Tae-hyung que está de pie a un lado de Ji-min, con su típica expresión impasible, y a Jeon Jung-kook viéndome de manera bastante curiosa.
— Hyung, ¿no crees que se parece a alguien que conocemos? —suelta de repente el más alto.
Me llama la atención su comentario, por lo que vuelvo a poner mis ojos sobre ellos.
— No. —responde Tae-hyung inmediatamente.
Ji-min se me queda mirando, con los ojos entrecerrados.
— Creo que ningún rostro se podría comparar al suyo. —concluye.
Kim Tae-hyung carraspea, captando la atención de todos.
— Supongo que deberían irse, ya vamos a comenzar.
Ji-min me dedica una última mirada y se da media vuelta para irse.
— Adiós, Moon. —y la manera en la que pronuncia mi nombre me hace estremecer.
Al igual que la forma tan informal de referirse a mí.
· · • • • ✤ • • • · ·
Tae-hyung me carga hasta el edificio, caminando rápidamente por la lluvia que había decidido comenzar a caer casi de manera torrencial. Durante el camino de vuelta había estado en silencio, aunque siempre está en silencio. Sólo que esta vez lo sentía diferente, como si hubiese tensión entre nosotros. Pero tampoco quise preguntarle para saber si ocurría algo.
Cuando abro la puerta del apartamento comienzo a quitarme inmediatamente el abrigo. Tae-hyung entra detrás de mí y se quita la chaqueta.
El rodaje había sido suspendido por la lluvia que tomó por sorpresa a todo el mundo y que parecía no querer detenerse.
— Al parecer llamaste la atención de Ji-min. —dice de repente.
Así que eso es lo que le ocurre y la razón de su extraño silencio. Comienzo a recoger mi cabello mojado, dándole la espalda, y lo miro por encima de mi hombro con una pequeña sonrisa.
— Lo sé, soy irresistible. —respondo en tono juguetón.
— Ji-min le coquetea a cualquier cosa que se mueva.
Me giro hacia él, olvidando mi cabello y dejándolo suelto.
— ¿Ah? —pregunto, con el ceño fruncido.
Me quedo esperando a que responda algo, pero no lo hace, así que emprendo camino hacia la cocina para hervir agua y hacerme una infusión. Escucho los pasos de Kim Tae-hyung detrás de mí.
— Lo siento, no quise decir eso.
— Pero lo dijiste, sunbae. Quizás será mejor que te vayas...
— ¡No! —me interrumpe con un tono de voz preocupado— Lo siento, Moon, no quise decir eso.
Me cruzo de brazos y alzo una ceja esperando a que continúe hablando.
— Lo siento. —repite— Es sólo que —suelta un suspiro— estoy harto de compartirte y no quiero que más personas se metan entre nosotros.
— ¿Compartirme?
— Llevo un tiempo esperando a que seas sólo mía, Moon.
Una mezcla entre enojo y ternura se apodera de mí. El hecho de que piense de una manera tan posesiva sobre mí me molesta, pero al mismo tiempo siento que mi corazón se ablanda por el hecho de que esté esperando a que seamos sólo los dos.
Niego con mi cabeza.
— Mira, Tae-hyung, no creo ser capaz de...
Voy a seguir hablando, pero el ruido de la puerta de entrada abriéndose me interrumpe, haciéndome abrir excesivamente los ojos. De pronto siento que mi corazón acelerado se me va a salir por la boca.
— ¡Ya estoy en casa, cariño! —escucho a Seo-hyuk anunciando su propia llegada.
Holis!
Sólo paso a decir que agradecería que pudiesen dejar su voto, realmente es muy importante para mí <3
Les quiere <3
-Nini
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro