Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

43

Au/Ra - Assassin

He perdido la cuenta de todas las veces en las que he despertado y vuelto a caer inconsciente, hay muchos espacios en blanco en mi memoria mientras busco en ella algo que me diga que es lo que ocurre conmigo, pero no hay nada. Parpadeo varias veces mientras me incorporo sobre la superficie blanda, todo a mi alrededor gira y debo sostenerme con fuerza del borde para no caerme.

Me siento exhausta.

Una arcada sube con rapidez por mi garganta y pronto un líquido amargo sale de mi boca con ímpetu, mi cuerpo se dobla hacia adelante por inercia y mis pies son empapados por la sustancia.

Un ataque de tos me azota luego de expulsar solo agua de mi cuerpo, limpio mi boca con el dorso de mi mano y gimoteo cuando algunas arcadas se hacen presente, pero no soy capaz de expulsar nada, quizás es porque solo he tenido líquido en mi estómago. La primera vez que vomité, expulse comida, ahora no hay nada sólido en mi estómago.

Apartó la mirada del suelo y barro el lugar con ella. Estoy en una habitación, ya no estoy en el sótano de hace unas horas, es un espacio grande que está amoblado por una cama matrimonial en el medio, las paredes tienen algunos cuadros de paisajes, hay un pequeño sofá al lado de la puerta del cuarto y una entrada que deja ver el pequeño baño del lugar. Temblando me levanto de la cama, mi cuerpo entero es como una hoja de papel.

Cuando salgo de la habitación trago con fuerza al ver el lugar, es como una casa de muñecas, todo está en su lugar y es escalofriante. Las paredes están pintadas de celeste y no poseen ningún cuadro, hay un mueble blanco cerca de la pared enfrente de mis ojos y a su derecha una mesa de madera con cuatro sillas acolchonadas, debajo de mis pies hay una alfombra blanca, a mi izquierda hay unas escaleras que han sido modificadas para ser un librero también.

Una pequeña mesa que está cerca del mueble llama mi atención, en especial, el marco negro que hay sobre ella con una fotografía. Me acercó rápidamente y cuando tomo el retrato todo bajo de mis pies da vueltas. Está Henry, Ali y yo, la fotografía es reciente, fue tomada en la presentación de Ali y nunca nos dimos cuenta de que nos están observando, fotografiando. Solo sonreímos creyendo estar a salvo.

—Se ven hermosos.

Mi cuerpo se tensa y volteo hacia atrás, aferrandome al cuadro con fuerza e intentando no gritar, intentando que mis piernas no me suelten, porque la voz me aterra, me da escalofríos y arcadas. Miro hacia los lados desesperada —asustada— y no veo a nadie, el pánico se desliza por mi sistema como un veneno mortal y quiero correr lejos.

Tengo miedo.

El dolor de cabeza comienza con pequeñas punzadas en mis sienes y me siento debil, como si toda mi fuerza estuviera siendo drenada. Debo acercarme al sofá y sostenerme de el para no caer.

—Supongo debes tener hambre, cariño —dije la voz ronca y el asco cubre mi cuerpo—. Solo he podido suministrarte suero para que estes bien y claro, algunos calmantes para que te tranquilices.

Mis ojos buscan desesperadamente por el lugar y cuando doy con las pequeñas maquinas negras y el destello de una luz roja es cuando me doy cuenta de que me están observando por una cámara y la voz se escucha a través de la bocina que hay junto a está.

Mi cuerpo se siente cada vez más pesado y mi cabeza duele demasiado, mi visión es borrosa por las lágrimas, las cuales caen por mis mejillas sin esperar un segundo. Gimoteo cuando siento el dolor apoderándose de mi pecho, respirar es difícil, el aire es como una ola de fuego para mis pulmones y un sollozo abandona mi boca, mientras que mi cuerpo cae como un peso muerto en el suelo.

—H debes calmarte. ¿Qué te hizo ese imbécil para que me tengas miedo?

Quiero que se calle, no quiero escuchar su voz y por ello tapo mis oídos. El dolor, la tristeza, todo me golpea con violencia, todo se acumula en mi cuerpo como una bomba de tiempo y quiero quitar, quiero —necesito— dejar salir todo.

—Amor —ronronea y lloro con más fuerza—. Concéntrate en mi voz y cálmate.

No aguanto, no resisto y grito:

—¡Basta! —vocifero mientras soy un manojo de emociones mezclada con el llanto—. ¡Callate!

—Respira, cariño, respira.

Mi garganta se desgarra mientras sigo gritando y tapo mis oídos, mientras suplico que se detenga, su voz me está destrozando como si me estuvieran golpeando. Todo se va derrumbando a mi alrededor y el piloto automático quiere hacerse cargo de todo. Mi pecho se contrae con fuerza mientras intento respirar, mientras intento tomar el control de mi cuerpo, de mi mente.

—Recuerdame, H, recuerda mi voz.

—No —gimoteo.

—Recuerda mi rostro.

—Detente —suplico con la voz rota.

—Recuerda mi tacto, amor.

Lloro con más fuerza.

—Recuerdame, Hailee.

Un grito desgarrador sale de mi cuerpo y roba todo mi aire, no dejo de gritar mientras que mi mente va dejando salir a flote los recuerdos, mientras que todo comienza a tener sentido. Se une, se arma la imagen completa y quiero detenerla, no quiero, no quiero ver más, no quiero sentir, por favor, basta. Suplico para mis adentros.

Soy una niña, estoy en Minnesota y camino por las calles, voy saltando mientras que mis dos coletas se mecen hacia los lados por el movimiento, cuando estoy frente a la puerta de mi antigua casa, escucho risas provenir de adentro, una es la de mi madre, la otra no es la de papá. Mis ojos se dirigen hacia el garaje en busca del auto de mi padre y no lo encuentro. Inquieta abro la puerta y me deslizo por la casa en completo silencio.

Huele a humo de cigarro, asomo mi cabeza hacia la sala y veo a mamá, está encima de un hombre y su vestido cae hasta su cintura y el hombre la toca. Mi pequeño cuerpo se paraliza en el lugar y cuando estoy a punto de gritar, los ojos del hombre se fijan en mí, son cafés y tengo miedo. Comienzo a retroceder y mi espalda choca contra la mesa pequeña de la entrada, haciendo que el jarrón favorito de papá se caiga y parta en miles de pedazos.

Mamá se levanta del cuerpo del hombre y sus ojos me miran con horror, antes de que diga algo salgo corriendo en dirección de las escalera y escucho su grito resonando por toda la casa, está mencionando mi nombre, hay ira en su voz. Sé que dijo que quería que regresara más tarde, pero Anne iba a salir con sus padres. Antes de que pueda cerrar la puerta mi cabello es jalado, un grito de dolor se escapa de mis labios al sentir el ardor desplazándose por mi cuero cabelludo y mi cuerpo es tirado contra el suelo con violencia, robándome el aliento.

—¡¿Qué haces espiando?! —grita enfurecida y el olor a alcohol se filtra por mi nariz, robándome una mueca de asco.

—Yo-yo...

Un golpe es insertado en mi mejilla derecha, sollozo a la vez que me hago un ovillo en el suelo, intentando protegerme con mis manos.

—¡Te he dicho que no tartamudees! ¡Odio cuando tartamudeas! —grita en mi cara.

—¡Lo siento! —bramo y cuando me atrevo a abrir los ojos me aterro.

En su mirada no hay amor, no hay calidez, no es mi madre, no es quien me arropa en las noches, ni quien me dice que me ama, ella no lo es y tengo miedo, tiemblo y sollozo. Un grito queda ahogado en mi garganta cuando su mano se aferra con fuerza en mi antebrazo y me levanta del piso, no dejo de llorar y como si no pesara nada, me lanza hacia la cama, me hago una bola en la superficie blanda, sintiendo el dolor en cuerpo y el ardor en mi mejilla.

Quiero a mi papi.

Quiero al abuelo Luky.

—Eres una estúpida —masculla. Su mano se acerca a mí y toma con fuerza, apretando sin ningún signo de compasión. Está haciéndome daño—. No salgas de tu cuarto, no hables, no respires, no hagas nada o te vas a arrepentir, Hailee.

Gimoteo del dolor y asiento repetidas veces con la cabeza. Ella no me suelta sino que hace más presión y sus uñas comienzan a lastimarme, las siento clavarse en mi piel y chillo, me remuevo en la cama y logro zafar de su agarre, colocando una gran distancia entre ambas. En medio del llanto la veo mirarme con odio y no dice nada cuando sale del cuarto y azota la puerta.

Un sollozo sale de mis labios y niego con la cabeza. Mi madre no era así, ella me amaba, ella nunca me lastimó, no lo hizo. Gimoteo mientras estoy en el suelo y mi cabeza está a punto de estallar, por el lugar se escucha un silbido y lloro con violencia, comienzo a desconectarme, comienzo a recordar..

Tengo miedo, mi cuerpo está temblando demasiado y no dejo de llorar. Papá está otra vez lejos de casa, otra vez tuvo que viajar y aunque le supliqué que me llevara con él, no pudo hacerlo. La cobija cubre la mitad de mi rostro y mis ojos están fijos en la puerta, la luz del pasillo se refleja un poco en el suelo y veo una sombra detenerse enfrente de mi puerta, me cubro con la cobija por completo y escucho.

Escucho la manija siendo girada.

Escucho el chirrido que hace la puerta al ser abierta.

Escucho los pasos acercándose a mi.

Mamá debe de estar dormida, otra vez tuvo que haberse quedado dormida. Una parte de la cama se hunde y sollozo, es el monstruo, otra vez está aquí, otra vez va a querer lastimarme. Siento como intentan quitarme la cobija y dejo salir un grito mientras lucho para que no lo hagan.

Quiero a mi papi.

Quiero a mi abuelito.

Mamá ayudame.

Intento gritar cuando me quitan la cobija pero una mano se posa sobre mi boca, cubriendo y haciendo presión.

—No, no, no amor, no debes gritar.

No hago caso y grito, grito aunque no se pueda escuchar mi grito, me muevo con desesperación en la cama mientras siento como el monstruo toca mi pierna y va subiendo. Lloro con desesperación y mi cabeza comienza a doler, el dolor es fuerte, es agotador y algo húmedo pasa por mi cuello.

—Hueles y sabes delicioso, Hailee.

Alzo mis manos y las llevo hacia el rostro del monstruo, entierro mis uñas en su piel y lo escucho gruñir, asustada y aterrada hago más presión y cuando mueve su mano lo muerdo, lo hago con toda mi fuerza y lo escucho gritar quitándose de mi cuerpo, dándome una salida. Sin pensarlo dos veces bajo las escaleras y me escondo en el sótano, todo está oscuro pero dentro del armario no podrá encontrarme.

Llevo mis manos hacia mi boca cuando escucho el silbido, es él, está cerca.

Grito y comienzo a golpear cuando abren la puerta del armario, no dejo de gritar y moverme aún cuando me abrazan con fuerza. Gimoteo del dolor, del miedo y sollozo. Una fragancia se desliza por mi nariz y la reconozco, es la colonia de mi padre.

—Tranquila, cielo, papá ya está aquí.

Dejo salir un suspiro tembloroso y dejo que me alce y cargue hasta la planta superior, todo mi cuerpo duele por la posición en la que me encontraba y papá me deja con cuidado sobre el mueble, mientras se arrodilla enfrente de mi. Sus ojos azules me observan con preocupación y sus manos acunan mi rostro, limpiando las lágrimas que se deslizan por mis mejillas.

—¿Otra vez tuviste una pesadilla? —inquiere en voz baja.

—No-no fue una pesadilla. El monstruo vino, papi.

Mi padre frunce el ceño y voltea hacia su izquierda. Sigo su mirada y mi madre está de pie, mirándome con preocupación y niega con la cabeza en dirección de papá.

—Ayer vió una pelicula de terror, eso tuvo que haberla asustado —dice mamá con calma.

—¡El monstruo vino! —grito desesperada y asustada. Papá voltea a verme, mirándome con tristeza y confusión en la mirada—. No miento, papi, me quiere lastimar, no dejes que me lastime.

—Hailee —escucho decir a mamá y mi cuerpo se tensa.

Pronto la veo estar enfrente de mi y quiero echarme a llorar, sus ojos me dan miedo, no quiero que me vea, quiero ver el azul de mi padre.

—Fue una pesadilla, cielo —musita cerca de mi rostro y me echo a llorar, mi cabeza duele, no fue un sueño, fue real—. Viste la película aún cuando te dije que no la miraras.

Mentira, no me dijiste nada, estabas con el monstruo en el cuarto.

Sollozo y niego con la cabeza, el dolor se está intensificando, está siendo cada vez más fuerte.

—Él monstruo...

—Solo es tu imaginación —dice con seguridad y toma mi rostro entre sus manos—. Dormida te escabulles hacia el sótano, no es la primera vez, cariño.

Frunzo el ceño y quiero negar pero no puedo hacerlo, hay mucha seguridad en sus palabras y poco a poco el dolor en mi cabeza va disminuyendo y se calma por completo cuando veo a papá agacharse a mi lado y tomar mi mano. Sus ojos me observan con dolor y terror, hay algo en ellos que hace que quiera llorar.

Papi, creeme.

—Voy a hacer el desayuno —dice papá y toma mi mano entre las suyas—. Sube a darte un largo baño y luego me vas a contar todo. ¿Está bien, cariño?

—Yo la ayudaré —dice mamá antes de que pueda responder y veo la desconfianza en los ojos de papá—. Ve, amor.

Quiero decirle a papá que no se vaya pero no soy capaz de decir nada, él me mira directo a los ojos por unos segundos antes de levantarse y dejar un beso en mi frente. Muerdo mi labio inferior y dejo que mamá me guíe hacia el cuarto de baño. Me desviste y ayuda a meter en la bañera cuando el agua está tibia, sus manos acarician mi cabello y su voz tararea una canción de cuna.

—Solo ha sido un sueño —dice mientras saca el jabón—. No fue real, cariño.

—Mami, el monstruo...

—No existe —dictamina y sus manos acunan mi rostro—. Tienes una gran imaginación, Hailee, podrías llegar a ser una escritora muy famosa por todo lo que creas en esa cabecita.

—No-no lo estoy imaginan-nan... —Tapo mi boca con mis manos y cierro los ojos con fuerza en espera del golpe, a ella no le gusta que tartamudee.

—¿Por qué te detienes, hija? —inquiere en voz baja.

—Lo siento, no quise tartamudear —musito.

—¿De qué hablas, cariño? —cuestiona y veo la confusión en sus ojos cuando la miro—. Estás asustada, es normal que lo hagas.

La observo confundida.

—No te gusta que tartamudee, mami.

Ella sonríe y niega con la cabeza, no dice nada y me ayuda a terminar de bañarme y luego a envolver en la toalla. Sus manos acarician mis mejillas y me ve con amor, quiero llorar y ella seca las lágrimas que salen de mis ojos.

—Tienes una enorme imaginación, hija.

Gimoteo y dejo salir los sollozos, mis manos están en mi pecho y hacen presión, el corazón me duele, mi alma está sangrando. ¿Por qué? ¿Por qué? El dolor en mi cabeza sigue igual de intenso y abrumador, no he dejado de temblar y tampoco de llorar, no he dejado de hacerme un ovillo en el suelo mientras mi propia mente me destroza.

No es real, no es real, no es real. El monstruo no es real, es falso, es mi imaginación. Repito las mismas palabras mientras estoy sentada afuera de la casa, estoy temblando, estoy queriendo irme pero no puedo, soy grande, soy valiente y papá dice que debo superar mis miedos, pero cuando veo al abuelo bajando del taxi, toda mi escasa valentía se va por un caño y corro en su dirección.

Busco el refugio en sus brazos y dejo que me cuide mientras papá no está, dejo que me aleje de casa porque no quiero estar allí, el monstruo está allí, está en el sótano, lo he escuchado silbando.

—¡No quiero! —grito.

—¡Tranquila, tranquila! —escucho la voz de papá y sollozo mientras dejo que me abrace.

Cuando abro mis ojos, veo el azul de su mirada y sollozo. Solo fue una pesadilla, no fue real, nada fue real, es solo mi imaginación, soy muy imaginativa, soy creativa, eso dice mamá, no es real. Ella no me hiere, ella no me golpea cuando papá se va de viaje, no es cierto, es mi mente la mentirosa, no mi madre. Limpio las lágrimas de mis mejillas y papá pregunta si se puede quedar a mi lado, le digo que sí y pronto soy envuelta por sus brazos, pronto me da un lugar en el cual refugiarme.

Mi cabeza duele, hay algo que estoy olvidando pero no sé qué es y cuando intento recordar, es doloroso, mi cabeza duele más cuando lo intento y por ello lo ignoro y dejo a un lado. Me iré, iré a otro país, dejaré todo atrás.

Dejaré de imaginar.

Llevo las manos hasta mi cabeza cuando los recuerdos dejan de caer en mi mente como si fuera lluvia, ya no lloro, tampoco grito, solo intento que la tristeza no me consuma, que le dolor en mi alma no crezca lo suficiente como para lastimarme. Gimoteo como si fuera un bebé y dejo salir un suspiro tembloroso.

No era mi imaginación.

No era muy creativa

Si había un monstruo.

Sigue existiendo y es el hombre que baja por las escaleras, es el hombre que me mira con una sonrisa en su asquerosa boca. Me levanto con torpeza del suelo y mi cabeza palpita con violencia, todo da vueltas y aun así, lo miro directo a los ojos, siguen siendo del mismo tono, siguen dándome escalofríos, él me hirió, me lastimó.

Él era el monstruo y Halsey era la mentirosa.

—Supongo, hermosa Hailee, que ya me recuerdas —dice con una sonrisa en sus labios y siento asco.

No respondo y doy un paso hacia atrás cuando da un paso en mi dirección. Una de sus cejas se arquea y sonríe mientras mete sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón. Parpadeo varias veces e intento decir algo pero el miedo ya ha consumido cada parte de mi cuerpo, paralizándome y anclandome al suelo.

—Dime, Hailee —musita en un ronroneo lleno de diversión—. ¿Quién soy?

Las lágrimas han vuelto a llenar mis ojos y deslizarse por mis mejillas, mi labio inferior tiembla y un cosquilleo recorre mi cuerpo. Sé quien es, ahora lo sé todo y es doloroso. Decirlo en voz alta solo hará que todo se haga más real y ni mi propia mente podrá salvarme del dolor que azota cada parte de mi ser.

—Eres el monstruo —logro musitar con la voz temblando y con el alma sangrando—. Eres Tyron Starks.   


N/A

Buenaaaaaaaaaaas personitas de internet.

¿Impactadas?

Je, je, je

Dejen muchooooos comentarios y estrellitas, sobre todo, lo primero, necesito saber sus opiniones <3 

No tengo mucho que decir, así que...

*Se va lentamente*

#NoLectoresFantasmas

¡Cambio y fuera!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro