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5 Seconds fod summer- Easier

SAM

Estoy nervioso, estoy tan inquieto que mi estómago se retuerce con fuerza y la sensación de ardor se desliza por mi tórax. No sé qué voy a decir, no sé qué mentira debo decir.

Mentiras, mentiras y más mentiras es lo único que ha salido de mi boca en los últimos días. Estoy harto de ser tan mentiroso, pero es necesario, hay un supuesto plan, y digo supuesto porque no sabemos qué haremos después, solo sabemos que necesitamos que Hailee esté bien, que esté segura.

Dejo salir un suspiro y salgo del auto, caminando con calma me deslizo hacia el interior de la casa, todo está callado y mi cuerpo se estremece.

Subo hasta la habitación de Hailee y no la encuentro, solo veo una rosa parecida a la de la bella y la bestia, con el ceño fruncido me acerco al objeto y veo la tarjeta en la mesa de noche, cuando la tomó y leo las palabras el pavor recorre mi cuerpo con violencia.

Está no es la letra de Axellen, conozco la letra de ese imbécil y está no lo es.

—¡Zanahoria! —exclamo a todo pulmón y espero unos segundos. No obtengo respuesta.

Bajo corriendo las escaleras y saco mi teléfono de mi bolsillo al confirmar que el auto está estacionado delante del mío.

Me meto en la aplicación de rastreo y veo que el teléfono de Hailee está en su auto, salgo de la casa y con la llave de repuesto abro el auto y, efectivamente, su teléfono está en el asiento de copiloto, lo desbloqueo y busco entre las llamadas y mensajes algo que me diga dónde puede estar y no hay nada, solo llamadas del abuelo, mías y Clary, entre las de la oficina.

—¡Maldita sea! —grito al borde de la histeria.

Paso las manos por la hebras de mi cabello y tiro de ellas con violencia. Esto no puede estar pasando. ¡Mierda, no! Saco mi teléfono con las manos temblando y llamo al abuelo, sintiendo como el pánico va creciendo a cada segundo.

—¿Hailee está contigo? —inquiero cuando contesta.

—No, debe de estar en la casa, dijo que iría hacia allí después de su cita con el psicólogo.

—Mierda, mierda...

—¿Qué está pasando, Sam? —cuestiona en un tono de voz preocupado.

—No está, bien, no está en casa, están las malditas llaves, el auto, todo y ella no está.

—¿Cómo que no está, Samuel?

—¡No está, Lukyan! —exclamo exasperado y con la voz temblando—. Su psicólogo me llamó para decirme que le propuso lo de la hipnosis y no parecía convencida, y ví que venía hacia la casa por medio de la aplicación. ¡PERO ELLA NO ESTÁ AQUÍ!

Escucho al abuelo maldecir en russo y también lo haría si supiera el idioma, salgo del auto dando un portazo y me muevo inquieto por el lugar. Esto queríamos evitar, queríamos evitar perderla de vista, por ello tenía el rastreador en su teléfono, por ello ahora la acompañaba a todos lados, para evitar que estuviera sola.

Pero no pude acompañarla a su cita con el psicólogo, no podía, debía ir a un juicio y creí que estaría bien.

—¿Llamaste a Clary? —inquiere el abuelo, intentando mantenerse calmado pero noto el tono quebrado de su voz—. Quizás está con ella.

—Clary está con sus padres, acabo de dejarla, abuelo. Es imposible que esté con ella.

—Quizás fue a ver a Ali y se le olvidó las llaves.

Suspiro con pesadez.

—No es hora de visitas, son las nueve de la noche, casi diez.

—Piensa, Sam. ¿Dónde podría estar, Hailee?

Busco entre mis memorias un lugar y lo encuentro, ha ido allí en los últimos días. Le digo al abuelo que lo llamaré después y me introduzco a mi auto para comenzar a conducir. Me debato entre llamar a Axellen o no hacerlo a medida que me acerco al lugar, si no está allí, debo llamarlo, debo decirle que no la protegí como se lo prometí cuando vino a casa a decirme que tenía una pista, cuando me dijo lo que pensaba que podía haber ocurrido.

Estacionó el auto en el lugar y bajo del auto, hay luciérnagas por todos lados pero no está ella, no hay ninguna figura que me deje saber que Hailee está aquí. ¡Maldición! No debí haberla dejado sola después de lo ocurrido en el estacionamiento, no debí hacerlo y lo hice creyendo tener todo bajo control. Con mis dedos temblando saco mi teléfono del bolsillo para llamar a Ax, pero el nombre de Clary sale en la pantalla y contesto.

—¡Sam!

—No está aquí, no está —murmuro derrotado y con las lágrimas saliendo—. No está.

—El abuelo ya me colocó al tanto de todo —dice con rapidez y pánico en la voz—. Sam debes venir, hay que ir a la policía.

—¿Qué sabes?

Escucho al abuelo maldiciendo en el fondo, parece pelear con una mujer a todo pulmón y una de las cosas que entiendo es cuando vocifera: son imbéciles, tienen mierda en el maldito cerebro.

—¿Clary?

—Lo vieron, una vecina vio cómo un hombre entraba a la casa y luego salía con Hailee entre sus brazos, ella creyó que eras tú Sam. Pero no pudo ver bien su rostro.

Mi cuerpo se estremece y mi mente repite que salieron con Hailee, se la llevó, el hijo de puta se la llevó. Clary dice que estará en la policía para levantar la denuncia de secuestro, no respondo y cuelgo, para proseguir a buscar el número de Ax entre mis contactos y llamarlo.

—¡Sam! Estaba a punto de llamarte —dice exasperado—. Está muerta, Lissa está muerta, la mataron, pero la señora Hamilton pudo hablar conmigo, ella fue manipulada Sam. ¡Ese bastardo en un psicópata! Estoy a punto de abordar mi avión para ir hacia Australia, debemos decirle a Hailee todo, está en peligro, ¿Entiendes? En verdadero peligro.

Un sollozo sale de mis labios y niego con la cabeza.

—¿Sam? —cuestiona preocupado y al no obtener una respuesta clara añade—. ¿Dónde está Hailee, Sam?

—Se la llevo, Ax.

—¿Qué?

—La han secuestrado.




HAILEE BELOVA.

Mi cabeza duele, palpita con violencia y cuando intento abrir los ojos todo es demasiado borroso, parpadeo varias veces y un sollozo sale de mis labios al entender, estoy en un sótano y tengo miedo, pero tengo más miedo de la figura enfrente de mi.

Sus ojos cafés hacen que un escalofrío recorra mi espalda y la sonrisa que crece en su boca provoca espasmos en mi cuerpo. Quiero gritar, quiero huir pero me siento demasiada cansada. Veo su enorme figura acercarse, intento moverme pero algo detiene mi movimiento, cuando veo hacia mis manos percibo las cadenas y el sonido que hace.

—Te he extraño, mi amor —susurran y unas grandes manos toman mis tobillos, jalandolos y logrando que deje de estar sentada para estar acostada.

Un sollozo sale de mis labios al sentir el cuerpo del hombre sobre el mío, siento como su respiración está en mi mejilla, cierro los ojos con fuerza y dejo salir los sollozos. Una punzada de dolor atraviesa mi cabeza y se va volviendo más intensa, mientras que voy perdiendo la fuerza en mi cuerpo, estoy inmóvil, indefensa, no puedo moverme y protestar cuando siento la boca del sujeto en mi cuello, solo puedo sentir los latidos desesperados de mi corazón, solo puedo llorar en silencio mientras mi alma se rompe en cientos de fragmentos.

Es el monstruo, me tiene acorralada, me ha vuelto su prisionera.

Cuando siento su mano por debajo de mi camisa, casi llegando a la altura de mis pechos algo suena, algo lo coloca alerta y hace que se aleje de mi. Veo su enorme figura por encima de mí y lo escucho mascullar entre dientes, creo que es un timbre lo que suena.

Sus ojos se clavan en los míos y pronto veo que saca algo de su bolsillo, es un inyectadora. No tengo posesión sobre mi cuerpo y solo cierro los ojos al sentir el pinchazo, recibiendo la oscuridad que rápidamente me rodea.

*Se va lentamente mientras se ríe*


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