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Alec Benjamin - The Boy In The Bubble
Porque ustedes lo pidieron y me gusta complacer muchas veces, comenten un montón, dejen sus sexys estrellas y compartan con sus amigos lectores 7u7 Así me recompensan.
¡Disfruten!
Je, je,je c;
Es fácil romper la confianza de alguien, es fácil perder a quien quieres por una mentira, y sé que cuando se lo diga lo voy a perder, voy a romper su confianza porque confío en mí desde el principio y le mentí en la cara, le mentí para protegerme a mí misma, porque el dolor y la pena es muy grande.
Intenté durante años olvidar mis emociones, intenté guardar todos mis recuerdos con él en un cajón y funcionó por un tiempo, pero no lo logre, no fue satisfactorio. Fue un fracaso.
—¿Y Axellen? —pregunta Sam cuando vamos saliendo del hospital.
—Tenía algo que hacer algo importante —relata Clary— . Me avisó que no podía venir. ¿A ti te dijo algo Hailee?
Niego con la cabeza. Tuve que haberlo asustado, algo ocurrió, lo vi en sus ojos cuando le dije que lo amaba, lo vi en sus ojos, lo vi en su alma. Mi pecho se contrae con dolor, lo recupere y fue efímero, fue algo pasajero porque ahora todo va a cambiar, no es estúpido, sacará sus propias conclusiones, buscará sus propias respuestas.
—No hay nada de malo en tus análisis —dice Clary, retomando el tema de mi pérdida de memoria—. No entiendo entonces.
Me encojo de hombros.
—Bueno, ya vendrán después —se acerca y deja un beso sonoro en mi mejilla— . Debo irme, pero te veré luego. ¿Está bien?
—Seguro, gracias por acompañarme.
—Fue un placer.
Sonríe y se despide de la mano de Sam y la veo caminar, hasta que su cabellera roja se pierde en la distancia. Cierro los ojos y echo mi cabeza hacia atrás, mientras me abrazo a mí misma.
—Dijiste que no le confesaste nada. ¿Por qué estás tan desanimada?
Volteo a verlo.
—Le dije que lo amaba.
—¿Y eso qué?
Frunzo el ceño y resoplo.
—¿Le has dicho a Mayrah que la amas o al menos que la quieres?
—Le he dicho que me gusta y que es importante para mí, pero a todos nos afecta de distintas maneras el amor, Desty.
—No lo entiendes, Axellen sabe que algo oculto, se lo confirme anoche y. —Hago una pausa, suspirando con desgano—. Todo se va a ir a la mierda, si no es ahora, lo hará más adelante, pero no será un final feliz, no será uno de cuentos de hadas.
Su mirada se llena de pena y me rodea por los hombros, atrayéndome a su costado y besando mi cabello.
—Bueno, te acompañaré a emborracharte, porque Mayrah y yo también vamos de picado al final.
—¿Tan mal están?
Asiente y comienza a caminar conmigo.
—Cada vez es más celosa de Clary, sin razón o motivo alguno, y ella también guarda secretos, Hailee.
—Los secretos solo destruyen.
—Lo hacen.
Me deja en mi trabajo y dice que no piense mucho sobre las cosas, pero no puedo dejar de pensar lo mismo una y otra vez, no cuando la oficina de Axellen está vacía, no cuando sé que mis propias mentiras van a quitarme lo que tanto quiero.
Reviso diversos correos, entre ellos está la respuesta de la editorial, diciendo que todo está listo y me dicen la fecha en la cual saldrá el libro, sonrío; al menos es una cosa buena que ha ocurrido durante el día. Las horas se pasan en una abrir y cerrar de ojos, me concentro en cada artículo que tenía que redactar y revisar por decimocuarta vez.
—¿Quieres dormir hoy aquí? —pregunta Lachlan.
Le sonrío y niego con la cabeza.
—Quiero terminar esto primero y dejarlo listo.
Asiente y besa mi cabeza, para luego irse, dejándome sola en el edificio, término de hacer las cosas y salgo del edificio, camino hacia mi auto y suelto un grito de terror cuando a través del vidrio veo a alguien detrás de mí, volteo asustada y dejo salir un suspiro de alivio cuando veo quién es.
—Darel.
Sonríe de lado, guardando las manos en sus bolsillos delantero.
—Lamento asustarte.
Le devuelvo la sonrisa.
—No te preocupes.
Asiente y detalla mi rostro.
—Sigues igual de hermosa que siempre.
—Gracias.
Ninguno dice nada y la tensión nos invade, nos llena por completo. Él suspira y clava sus ojos verdes en mí, mirándome con arrepentimiento y carraspea antes de hablar.
—Lamento lo que ocurrió la última vez, no tengo excusas para haber hecho lo que hice, ni para decir lo que dije.
—Estabas dolido.
—Y eso no me justifica.
Asiento.
—Solo quiero decir adiós. —Frunzo el ceño y él se apresura a explicar—. No me voy del país es solo que esta fue una etapa larga, y lo mejor es cerrarla por completo y seguir cada uno su camino, y no puedo hacer eso si no me disculpo por lo que hice. Y ahora que no te tengo, me he dado cuenta de cada fallo y cosa que hice, mereces ser primera y no segunda Hailee, y no te di eso.
—Ambos cometimos errores.
—Lo hicimos.
Le sonrío de lado y lo abrazo, sus manos rodean mi cuerpo y estrechan con fuerza, lo escucho oliendo con profundidad mi cabello, era una de las manías que siempre tenía y hacía.
—Espero que alguien te ame como mereces ser amado, Darel.
—Y yo espero que estés con la persona que ames y seas feliz.
Sonrío y asiento, alejándome de él. Su mano acaricia mi mejilla y deja un beso en esta.
—Fue un gusto conocerte, Hailee.
—Igual, Darel.
Se despide con un asentimiento de cabeza y lo veo irse, alejándose y montándose en su auto. Dejo salir un largo y sonoro suspiro, lamo mi labio inferior y me monto en el auto, cierro mis ojos con fuerza y apoyo mi cabeza al manubrio. No todo fue malo con él, hubo muy buenos y fantásticos momentos, y siempre estaré agradecida con él por estar ahí para mí.
Coloco el auto en marcha y tarareo la canción de la radio, el abuelo me manda un mensaje diciendo que salió con los enanos y que dejó comida para mí, sonrío. Ahora pasa más tiempo con los enanos. Miró el auto de Axellen en toda la entrada de mi casa y aparco el mío detrás del suyo. Bajo del auto con mis cosas y a medida que me acerco lo observo sentado en la banca de columpio, tiene el cabello desordenado y mira hacia el suelo.
—¿Axellen?
No responde, doy un paso hacia él, dejando mi bolso en la silla que está cerca y me coloco enfrente de él. No levanta su mirada hacia mí y eso me está colocando cada vez más nerviosa.
—¿Ax...?
—No puedo decir que te amo, porque no tengo ni la menor idea si lo que siento es amor, porque nunca antes había sentido lo que siento justo ahora y no sé, no tengo idea de nada, esto es nuevo, todo esto es nuevo y no sabría decir lo que siento —dice con la voz ronca y rota. Mi corazón da un vuelco al escuchar las palabras y doy un paso hacia atrás, como si hubiera recibido un golpe en la cara—. Pero sí así se siente el amor, si el amor es sentirse protegida con esa persona, si lo es sentir que ninguna distancia, miedo o persona puede separarlos, entonces si te amo, te amo con todo mi corazón, aunque justo ahora no tengo idea de que es lo que estoy diciendo. —Hace una pausa y veo como sonríe con tristeza, mientras que mi corazón se rompe cada vez más mientras recita cada palabra que hace años dije—. Porque a tu lado me siento feliz, me siento completa y soy joven y dicen que el amor en esta etapa es como una estrella fugaz, y quizás sea así para algunos, pero sé, que, sin importar el tiempo, la distancia o si nos olvidamos el uno del otro, cuando nos volvamos a reencontrar nuestros corazones volverán a latir desesperados por el otro, porque nos pertenecemos y siempre lo haremos.
Una amarga risa sale de sus labios y pasa una mano por su rostro. Se coloca de pie y sus ojos dan con los míos, hay una tormenta desatándose dentro de ellos y yo estoy en todo el medio, estoy en el punto más fuerte.
—Somos sempiternos, siempre seremos D&A. ¿No es así, Hailee?
Horas antes...
Mi cabeza duele desde hace horas, he estado toda la madrugada despierto, leyendo mis viejos cuadernos de música, leyendo como escribía canciones para D. Dejo salir un suspiro y paso mis dedos por la cuerda de la guitarra, la afino y veo la página que escribí hace años, cuando estaba en Canadá. Carraspeo y comienzo a cantar en voz baja.
Apareces en mis sueños y robas mis suspiros,
Tus labios sobre los míos se sienten reales,
Y la sensación persiste al despertar.
¿Quién eres?
¿Dónde estás?
¿Por qué mi corazón late rápido cuando te intento recordar?
Quédate esta noche,
Antes de volver a desaparecer.
No recuerdo tu voz, tu rostro o tus ojos,
Pero mi cuerpo si recuerda tu piel.
No desaparezcas,
No lo hagas, por favor.
Te necesito,
Eres mi otra mitad,
Eres mi complemento.
¿Quién eres?
¿Dónde estás?
¿Por qué mi corazón late rápido cuando te intento recordar?
Toco mal la guitarra y gruño, dejándola a un lado, son las siete en punto cuando veo el reloj en la pared. En cada cuaderno, en al menos una hoja hay una D escrita, busqué sobre la mujer que Sam dijo, pero cuando hablé con ella por teléfono, solo dijo que yo no era nada de ella, porque me gustaba alguien más, pero jamás le dije quién era.
Te amo.
Hailee, su voz, su rostro, el recuerdo con su voz sigue siendo claro. Fue tan sencillo responder con aquello, fue tan fácil, se sintió conocido. Y tengo una idea de la verdad, tengo una idea que he ido creando desde la primera vez que la besé, pero no quiero aceptarlo, no quiero aceptarlo porque será doloroso.
Dos toques fuertes y seguros resuenan en el lugar cuando golpean la puerta, me levanto con pesadez en el cuerpo del sillón, dejando todas las hojas desparramadas sobre la mesa del centro. Abro la puerta y sonrío amplio al ver quien es, no tardo en reírme y darle un abrazo.
—¡Abuelo!
—¡Allek! —dice, mencionando mi segundo nombre, siempre ha preferido el segundo nombre—. Menos mal que estás aquí muchacho, porque no sé qué hubiera hecho si no estuvieras, no recuerdo en dónde es que trabajas.
—No te preocupes. —Miro hacia los lado—. ¿Y la abuela gruñona?
Resopla.
—Esa bruja encantadora me envío a buscarte, se quedó haciendo el desayuno para ti.
Arque una ceja.
—¿Quiere que vaya a desayunar allá?
Asiente.
—Años sin tenerte cerca, así que anda, muévete y arréglate, o se volverá loca al ver que no llegamos.
Rio entre dientes y asiento, me ducho rápido y arreglo antes de irme con él, aún tengo tiempo antes de ir a casa de Hailee para ir al médico. Me bajo del auto cuando llegamos, una casa grande y pintada de azul me da la bienvenida, es bonita.
El abuelo me da una palmada en la espalda y caminamos juntos hasta la entrada, donde abre una mujer de cabellos blancos y ojos cafés me sonríen con amor y me estrechan entre sus brazos con fuerza. Rio sobre su cabello porque es más pequeña, beso su frente cuando se aparta y me mira con dulzura.
—Mira que grande y hermoso, estas mi amor.
—Tu sigues igual de hermosa que siempre, abuela.
Sonríe con modestia y me arrastra hacia la cocina, mostrando las diferentes cosas que ha hecho para ambos.
—No sé si tus gustos cambiaron.
—Los hot cakes están bien.
Asiente con la cabeza y me pide que me siente, lo hago y me sirve. Mientras como me pregunta sobre cómo me fue en la universidad, como me va en la vida y le cuento. Muy pocas veces la he visto en persona, la mayor parte del tiempo hablábamos por teléfono y Skype, ella muy rara vez iba a Canadá, en serio no tolera a mi madre.
—Eres un niño inteligente, estoy orgullosa de ti —dice y da un apretón en mi mano.
—Y también eras un niño travieso antes —recuerda el abuelo, entrando en la cocina y haciendo una ademán con la mano para que lo sigamos a la sala—. Rompiste más de un jarrón cuando eras bebé.
Rio.
—Y te gustaba andar desnudo por la casa.
Me carcajeo y dejo caer en el sofá negro de la sala, la viejita gruñona se sienta a mi lado y le pide al abuelo que traiga el gran álbum, no tarda mucho en llegar con un álbum, donde descubro varias fotos mías de bebé.
—Eras muy curioso de pequeño, casi un chismoso de lo peor, pero con esos lindos ojos que tienes, era imposible estar enojada contigo mucho tiempo.
—Eras una alcahueta.
Se carcajea y asiente.
—Eres mi único nieto, sería imposible no consentirte.
Le sonrío y beso su cabello, los ojos verdes del abuelo me explican algunas de las travesuras que hice, como atarme la cortina del baño en los brazos y tirarme del tejado, y por eso a los cinco terminé con las costillas lastimadas y un brazo roto.
—Hubieras visto la cara de la víbora de tu madre —dice la abuela—. Parecía a punto de volverse loca, pero parecía desconcertada al verte reír y decir que la televisión era una mentirosa.
—¿La televisión?
Asiente.
—Viste en la televisión a un niño volar —relata el abuelo—. Y tú lo seguiste.
Me carcajeo y golpeo mi frente con mi mano. Que idiota era, pasa las fotografías y mis ojos captan una en especial, salimos Sam, Hailee y yo, los tres sonriendo y con disfraces, todos de comida, Sam es una banana, Hailee una manzana, y yo soy una naranja.
Me rio porque tenemos cara de pubertos, y estamos haciendo muecas raras en las demás fotografía.
—Ellos eran muy lindos niños. Y ella. —Señala a Hailee—. Me agradaba de manera sobrenatural.
—¿Por qué?
—Porque tu madre la detestaba y nunca voy a entender porque la odiaba tanto si era un amor de niña.
—Lo sigue siendo —confirmo.
Ella voltea a verme y arquea las cejas.
—¿La buscaste al regresar?
—Algo así.
Se ríe entre dientes y niega con la cabeza.
—Tu madre debe de estar hecha una fiera al saber que están cerca..
—Esta vez no somos solo amigos, estamos juntos.
—Siempre han estado juntos, cielo —dice mirando las fotografías y pasándolas—. Creo que por eso tu madre la odiaba tanto, porque era tu novia, aunque cuando eran amigos también le desagradaba.
Volteo a verla. Ella sigue comentando algunas cosas con alegría mientras ve las fotografías, pero no la escucho, mi mente sigue en lo que dijo, lo repito en mi cabeza una y otra vez. Parpadeo confundido y niego con la cabeza, creyendo haber escuchado mal. Coloco mi mano sobre el álbum para que deje de pasar las fotos.
Sus ojos me observan confundidos cuando voltea a verme.
—¿Qué dices?
Ladea la cabeza y frunce el ceño.
—Que en esa foto fuimos a la playa...
—No, sobre Hailee.
Intercambia una mirada con el abuelo y él asiente, ella se acomoda en el sillón y me mira con temor antes de comenzar a hablar:
—Tu madre me prohibió que mencionara a Hailee cuando te mirara o cuando habláramos; si lo hacía, ella iba a evitar que te viera, tu madre es muy manipuladora y capaz, cielo. Pero Hailee Belova era tu novia, la niña por la cual habías perdido la cabeza y por la cual tu madre la perdía.
—¿Mi novia...? —pregunto en un susurro y señalo las fotografías—. ¿Ella?
Asiente.
—Ambos se detestaban al principio —dice el abuelo y volteo a verlo—. Ella te llamaba dientes de latas por tu ortodoncia y decías que eras una niña tonta, después te empezó a gustar y no sé cómo, pero terminaron siendo amigos y luego novios. Mira...
Se levanta y busca al dentro de unos cajones, para luego volver y pasarme otro álbum de fotos, busca una en especial y los dos salimos sonriendo, ella tiene un lindo vestido azul que combina con sus ojos y está a mi lado, parecemos de fiesta.
—La llevaste a tu baile de graduación, ambos ya habían comenzado a salir, ella tenía quince y tu diecisiete, era a escondidas de tu madre y siempre que escribías algo sobre ella, usabas su segundo nombre, ¿cómo es que era?
—Destiny —añade la abuela— . Decías que ella era tu destino, y ambos usaban la palabra sempiterno, siempre me decías que lo de ustedes sería eterno y siempre se amarían. —Ríe un poco—. Era muy tierno verlos juntos.
Trago saliva con fuerza y me levanto del sillón, paso las manos por las hebras de mi cabello y cunado intento hablar, ninguna palabra sale de mis labios. Termino maldiciendo entre dientes al caer en cuenta que ella ha mentido, al caer en cuenta, que le importó una mierda cuando le pedí que fuera sincera conmigo.
La abuela intercambia una mirada con el abuelo y se levanta, mirándome con tristeza.
—No lo sabías.
—Siempre desafías a mi madre —digo en un susurro ronco—. ¿Por qué no me dijiste de Hailee?
Me mira con pena, con tristeza. Y quiero decirle que no me observe así, que ella pudo evitar mirarme así, pero no lo hizo, ocultó todo, mintió, hizo lo que los demás hicieron también. No fue capaz de hacer la diferencia.
—Porque ya te había llevado lejos, si te alejo de Hailee, ¿por qué no te habría alejado de mí también? —Hace una pausa y se levanta, mirándome con compresión—. ¿Hailee no te contó quién era?
Niego con la cabeza.
—Creí que era solo mi mejor amiga y ella no lo desmintió.
Te amo.
Me ha amado siempre, pero mintió. ¿Por qué no confió en mí? ¿Por qué prefirió mentirme? ¿Por qué no fue honesta del principio? La hubiese escuchado, hubiese escuchado hasta el final, pero no lo hizo.
No puedo evitar sentirme traicionado, no puedo evitar sentir rabia, dolor. Confíe y me engañaron.
—Debe tener sus razones hijo —dice el abuelo—. Tu madre la detestaba a muerte, por eso tuvo tanta prisa en sacarte del país cuando perdiste la memoria, sabía que, si no recordabas a Hailee, no estarías junto a ella.
—Por eso no quería que volviera —susurro.
—Ella no quiere que recuerdes, porque sabrás que te alejó a la única persona que has amado con toda tu alma. Y si recuerdas, no se lo perdonarías nunca, no cuando ella ya te había dicho que iba a aceptarla.
Cierro los ojos con fuerza y tallo mi rostro.
Traición,
Confianza rota.
Ambas me mintieron, gruño y no puedo evitar sentirme herido, no puedo evitar querer gritar, mandar todo a la mierda. Sam también mintió, el abuelo, me vieron la cara de estúpido. Sollozo, sollozo y duele, confías en las personas, le tomas la mano para que te guíen y te mienten, te miran a la cara y dicen que todo está bien, cuando la verdad es que nada está bien.
—Cariño...
No escucho nada y salgo de la casa.
Te amo.
Entro en el auto y me voy, me alejo de allí a toda velocidad.
—Puedes confiar en mí, cielo. Yo lo hago contigo.
—Lo sé, pero no sé si confíes en mí al saber lo que tengo que decirte.
Las piezas se unen y me rompen, me destrozan el alma. Manejo hasta el lugar al cual ella me llevo el día de las ferias, no hay luciérnagas, pero estoy solo. Grito y maldigo, caigo de rodillas y sollozo. Todos han mentido, todos han dicho lo que quieren decir y ya, cada quien dijo la mentira que lo protegía.
Caí ante ella en el pasado y caí ante ella ahora en el presente.
Mi madre me alejó de quien quería.
Mi mejor amigo siguió la mentira de quien amaba.
Mi teléfono suena y el nombre de Clary brilla en la pantalla, miro como se cae la llamada y le escribo diciendo que tengo algo que hacer, y lo entiendo, ella también lo sabía, por eso me dijo lo del hombre que había olvidado a su esposa.
Cierro los ojos con fuerza.
≪—¿Qué tanto ves que pareces idiota? —pregunta Sam y voltea hacia atrás, después sonríe y toma un sorbo de la botella de alcohol, para después con una sonrisa en los labios caturrear—: Aquí vamos por segunda vez.
Frunzo el ceño e intercambio una mirada de Clary, quien está sonriendo y bebiendo de su botella.≫
Soy un imbécil. No quise aceptarlo aquella noche cuando la bese, no quise hacerlo porque duele, porque no quería creer que fue capaz de verme a los ojos y mentirme. Marco un número en el teléfono y lo llevo a la oreja, muerdo mi labio con fuerza y suspiro cuando atienden.
—Las mentiras siempre salen a la luz.
—¿Axellen?
—Sé todo, madre. Sé sobre Hailee, sé que me alejaste de ella, y decías que estabas protegiéndome todo este maldito tiempo.
—Cariño, puedo explicarlo —dice rápido y asustada—. Puedo decirte porque hice lo que hice, debía de hacerlo, ella fue la culpable de tu accidente, todo es culpa de ella y de su familia.
—¡Me mentiste! —grito y la escucho sollozar—. ¡Lo hiciste todos estos años! ¡Inventaste mentira tras mentira y cuando te enseñé la fotografía de ellos, no dejaste que papá hablara porque sabías que iba a decirme la verdad!
—Hijo...
—¿Cómo pudiste mentirme para que fuera quien querías que fuera? ¿Qué madre se aprovecha de la amnesia de su hijo para sacar provecho?
La escucho sollozar y hago lo mismo, también sollozo junto a ella, porque duele saber la verdad. Porque duele saber que cada vez que me vio confundido, que cada vez que me vio enojado, que me vio llorar porque no entendía lo que soñaba, no se toco su corazón para aclarar lo que pasaba.
—Hijo. —Es la voz de papá, es ronca y calmada—. Tienes que tranquilizarte.
—¿Lo dices como padre o como psicólogo? —inquiero y no responde—. Porque sabías de mis sueños, de mis recuerdos borrosos y no me ayudaste a recordar, solo atrasabas todo.
—Lo lamento, Axellen.
—Yo también, papá.
Cuelgo y me hago un ovillo en el suelo, abrazo mis piernas y mando todo la mierda. Todos se pueden ir a la mierda con sus mentiras, con sus engaños. El teléfono vibra entre mis dedos, hay llamadas de mis padres, de los abuelos y un mensaje de Clary.
Clary: Salió bien en los exámenes, no tiene nada malo en la cabeza, pero estaba extraña hoy. Deberías hablar con ella, Ax. Ten un lindo día, te quiero.
Dejo salir un suspiro pesado y me acuesto en el césped, mirando el cielo azul.
Hailee.
Te amo.
Mintió. ¿Ahora que es cierto?
Tienes que escucharme por completo, y debes saber, que solo tenía miedo de sufrir, tenía miedo de la lastima con la que me verías, de las respuesta que quiero y la vez no quiero saber.
También quiero respuestas, D.
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¿Qué pasará? 7u7
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